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Agrupaciones nuevoleonesas de cultura

Agrupaciones nuevoleonesas de cultura

Tal y como sucede en muchas ciudades del orbe – grandes y pequeñas–, en Monterrey existen grupos de ciudadanas y ciudadanos que se reúnen para comentar, intercambiar información, enjuiciar e incluso reflexionar sobre diversos sucesos de la vida política, económica, social y cultural de Nuevo León, de México y del mundo. Unos con mayor regularidad y organización que otros, estos grupos se juntan en cafés, restaurantes, oficinas y locales escolares; lo hacen motivados por dos sentimientos: la amistad y la inquietud intelectual. De una u otra manera, la raíz profunda de todos ellos se encuentra en la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, nacida en 1942. En este año se conmemora su 75 aniversario.

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Consciente de la presencia de otros grupos semejantes, como la Sociedad Numismática de Monterrey y Cadena Ciudadana de la Cultura, Vuelo presenta en seguida la trayectoria y el palpitar de cuatro agrupaciones, cuyos miembros reflejan de alguna forma, su interés por seguir el fluir de los acontecimientos de nuestro tiempo. §

Academia de la Lengua Viperina

/ Héctor Jaime Treviño V.

Hablamos mal del presente, pero más mal del ausente.

Hace ya unos años que en charlas con algunos compañeros, sobre todo con Armando Leal Ríos, Cronista de Linares, siempre nos invadía la sensación de vacío al no tener interlocutores. Al llegar a cierta edad, la gente va llenándose de sabiduría, de cosas buenas y una que otra mala, por lo que requiere de interlocutores para platicar. Esto es muy común en la región noreste y en todo México. Tal vez en todo el mundo. Así es como se reúne la gente por profesiones, por oficios, en diversos lugares como restaurantes, clubes, bares, cantinas, cafés, peñas literarias o taurinas y de otras actividades.

Notábamos que había la necesidad de un tipo de peña o agrupación en donde se hablara de asuntos culturales y de temas que son nuestra pasión como la historia o la crónica y que pudieran aderezarse, además, con pláticas sobre política o cultura general, comentar los sucesos del día y, por qué no, lo muy clásico del norestense: contar chascarrillos y cuentos picosos.

Resulta que al leer libros de historia de la Revolución Mexicana, sobre todo uno del general Manuel W. González –en dos tomos–, que se publicaron por entregas en el periódico El Porvenir, y que se llama Con Carranza, me causó mucha admiración, porque había un grupo de jóvenes revolucionarios muy inquietos, liberales, jacobinos y algunos socialistas. Por cierto, W. González escribió posteriormente otro libro titulado Contra Villa.

Entre ellos estaba José Eráclito Santos, apodado “El Cabezón” por obvias razones, y que muy joven fue gobernador del estado de Nuevo León. Estaba también el profesor –que luego llegó a general– Jesús Garza Siller, maestro de matemáticas del Colegio Civil, fundador la Sociedad Astronómica de Nuevo León, quien hacía grandes exhibiciones con un par de telescopios que consiguió del gobierno del general Bernardo Reyes, llegando a subir a los techos del Colegio Civil a 500 personas para observar las estrellas. Era gente inquieta. Estaba además David G. Berlanga, excelente profesor; él fue Secretario de Educación en San Luis y Secretario General de Gobierno en Aguascalientes; don Justo Sierra lo becó a México al salir de la Escuela Normal de Coahuila, y trabajó con Filomeno Mata en aquel periódico tan hermoso que era El Diario del Hogar. Luego fue becado a París, ciudad en la que algunos dicen que fue compañero de Lenin, donde perfeccionó sus estudios magisteriales; era un muchacho joven pues no llegaba a los 30 años.

En esa brillante generación hay que agregar a Federico Montes, quien fue uno de los que defendieron a Madero cuando los huertistas irrumpieron en el Palacio Nacional y mató a dos de los que agredieron al Presidente. Él siguió en el ejército federal y precisamente en Monterrey se escapó con un montón de gente, se llevó las ametralladoras y enrumbó hacia la Cuesta de Mamulique, llegó a Sabinas Hidalgo y ahí se cambió al Ejército Constitucionalista.

También estaban Manuel W. González, más tarde secretario del general Pablo González, el ingeniero Guillermo Castillo Tapia y Vicente F. Escobedo, entre otros. ¿Qué hacían todos ellos cuando no estaban en combate? Se reunían alrededor del fogón a platicar sobre cuestiones de cultura, de política… Lógicamente enderezaban sus críticas al clero católico, pues ellos eran jacobinos, a raíz de que el clero había tomado participación decidida por Victoriano Huerta. Obviamente, ellos estaban muy resentidos con la mayor parte del clero, salvo con el sacerdote Rodríguez, de Hidalgo, N. L., quien fue el único que se integró a la lucha revolucionaria y que tomó las armas.

Platicaban de todo. David G. Berlanga se paraba y peroraba discursos de carácter socialista; “Chucho Melenas” que era Jesús Garza Siller y el “Cabezón” Santos, encabezaron las turbas que entraron a los templos católicos de Ciénega de Flores, Monterrey, Salinas, y de otros pueblos, sacaban las imágenes religiosas, las fusilaban, las arrastraban, quemaron confesionarios e impulsaron la destrucción del templo y convento de San Francisco en el regiomonte. Ese era el fervor jacobino. Era gente muy dada a la ideología liberal y algunos hasta de izquierda como Berlanga.

El general Manuel W. González escribió en uno de sus libros que “…la palomilla descansaba, se alimentaba y adquiría nuevos bríos para continuar su obra de alegría y escándalo, convirtiendo en salón de sesiones la afamada cantina de don Pancho Shereck.” A estas reuniones el culto periodista revolucionario Vicente F. Escobedo “Ego”, las llamó de la “Academia de la Lengua Viperina”, donde se trataban asuntos de política, de la revolución, de cultura, se criticaba a los jefes, se mofaba de los presentes y de los ausentes, pero también donde se decían poesías y entonaban bellas canciones.

Es de ahí de donde yo obtengo el nombre y la filosofía para fundar nuestra Academia de la Lengua Viperina y aprovechamos una situación muy interesante. Nos reuníamos esporádicamente a tomar café, el profesor José Mario Elizondo Montalvo, el ingeniero Jesús Chapa Garza, el contador Leonardo Villarreal García y yo. ¿Dónde se reunía esta incipiente peña cultural? Pues en el Restaurante “Al”, al oriente de Monterrey, y para poder platicar a gusto nos íbamos al local anexo. Luego se integraron otras personas: Armando Leal Ríos, Martín Saláis, Jesús Iruegas, Guadalupe Hinojosa, Juan Alanís, el ingeniero Lupito Lozano, Rogelio Velázquez de León, Carlos González Rodríguez, “Panchito” Alvarado –que siempre anda en todos estos cenáculos en donde se habla de libros, de historia–, Jesús Osorio Morales y otros más. Este grupo empezó a crecer y se hablaba de temáticas diversas, sin un orden del día establecido, como hasta ahora; se contaban chistes, chascarrillos… En ese mismo local se reunía otro grupo de 10 a 12 personas; nosotros éramos al principio cuatro, así que ellos eran los amos y señores de ese local anexo del “Al”. Entre éstos estaba “La Varilla” Garza, padre de un muchacho beisbolista profesional con el mismo apodo, y otros personajes que todavía van ahí. Alejandro “La Varilla” Garza era un tipo largo, flaco, beisbolista de toda la vida. Pero llegó un momento en que se nos fueron acercando otros, por lo que ellos ya no pudieron estar ahí.

Los invitamos a que se unieran y alguno se incorporó; ahora, ellos siguen siendo menos de diez y se juntan ya no en el local anexo, sino afuera. Nosotros nos apoderamos por completo del espacio en que sesionamos. Y en las pláticas, en los comentarios, fue surgiendo –desde un principio que éramos cuatro– lo que ahora es la Academia de la Lengua Viperina, porque no dejábamos títere sin cabeza.

De ahí surgió la idea de un servidor sobre el lema:

Hablamos mal del presente, pero más mal del ausente.

Es así como en un par de horas componemos y recomponemos el mundo. Si nos falta algo, nos queda pendiente para la siguiente sesión. Todos los puestos son vitalicios, es una democracia dirigida, es decir, una dictadura. Les evitamos a los socios las ideas profanas eleccionarias. Un servidor es el presidente vitalicio desde la fundación de la Academia de la Lengua Viperina, el 8 de marzo de 2003; el profesor y licenciado José Mario Elizondo Montalvo es el secretario; el ingeniero Jesús Chapa Garza es el tesorero, (de no sé qué, porque tesoro nunca hay). El único gran tesoro es la plática, el comentario, el conocimiento. El encargado de Relaciones Exteriores fue Leonardo Villarreal García, hasta hace poco que por asuntos de salud dejó de asistir.

Llegó un momento en que el grupo fue creciendo tanto, que se requería una llamada de atención para iniciar las sesiones, y como Martín Saláis Cantú tiene la virtud de la puntualidad, en cuanto daban las nueve de la mañana él tomaba una cuchara y con ella sonaba un vaso para llamar la atención. Destruyó varios, porque es muy efusivo. De modo que para evitar más pérdidas para el “Al”, decidimos llevarle una campana. Lo nombramos Campanero Oficial. Él fue el que marcó por mucho tiempo el inicio de las sesiones, y cuando alguna “víbora” salía de viaje –o de aquí mismo, en la ciudad– encontraba una campana, se la traían y regalaban a Martín. Él tiene una colección de campanas muy diversas. En muchas ocasiones le criticaron que adelantaba la hora y yo decía con mucha autoridad: “Es que aplicamos el uso horario de Abasolo, N. L., y ese uso horario es el que se respeta en la academia”. Así sea media hora más tarde o media hora más temprano, Martín Saláis tenía la autoridad como Campanero Oficial, de llamar a asamblea cuando él lo decidía. Además, tenía otra cualidad: como le interesaba escuchar lo que se está diciendo, cuando alguien hablaba sin pedir la palabra, daba unos manazos en la mesa y le llamaba la atención. Todo mundo se callaba. Hoy lo suple el profesor Javier Castillo Moncada, “El Charro”, a quien nombramos Cronista Auxiliar de Abasolo, Nuevo León.

En son de broma, se afirma que los vientos frescos de la democracia han llegado a la Academia, pues se hará la elección del nuevo presidente el 18 de octubre de 2048, a las diez de la mañana, y ya hay un candidato: el ingeniero Enrique Garza Valdivia, gran matemático de 89 años de edad.

No hay una temática preestablecida; hemos querido darle este sesgo de que estemos enterados de los sucesos históricos por medio de un buen nacionalismo, no un nacionalismo mal entendido; lo hacemos vía las efemérides; para ello, el secretario, el profesor José Mario Elizondo Montalvo, consiguió un libro que escribió Francisco Javier Alvarado; en ese libro se basa el profesor Elizondo para su gustada sección “Efemérides”, de la que nosotros decimos que es la sección que todos esperamos pero que nadie escucha. De allí se hacen discusiones, surgen comentarios y hasta críticas al famoso libro de Panchito por algunas erratas que le encuentran, a tal grado que la gente ha propiciado en broma que se haga otra edición de las puras erratas. Hemos tenido otras secciones como “Qué tal el Napo”, donde los participantes se autoelogian por alguna actividad realizada, o la actual “Péguele a la piñata”, y la piñata es el Presidente de la República Enrique Peña Nieto.

Participan en el anuncio de eventos los dirigentes de las agrupaciones como la Asociación Estatal de Cronistas Municipales “Don José P. Saldaña”, el Patronato Cultural de “La Fama”, Santa Catarina, N. L., la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, A. C., la Academia de Investigación Histórica y Regional, el Club del Tango, la Sociedad Musical “Agustín Lara”, el Grupo Bohemio “El Gallinero”, entre otros.

En cierta ocasión organizamos un homenaje a humoristas nuevoleoneses; entre ellos estuvo “El Conde de Agualeguas”, licenciado en matemáticas Juan Jaime Gutiérrez y González, humorista, actor, declamador, quien fue uno de los primeros hombres que en Nuevo León supo de computación… manejó aquellas computadoras enormes, verdaderos armatostes, que había antes. Lo homenajeamos, le dimos su diploma, pero apareció el siguiente miércoles y no volvió a fallar. Se quedó como en su casa, lo cual le agradecemos; él cierra las sesiones de la Academia de la Lengua Viperina con un humor extraordinario, porque siempre nos está recreando con sus personajes y chistes, muy propios de Agualeguas y de la región. Verdaderamente “El Conde” tiene mucha gracia; además, se ha revitalizado, porque él lo dice: “Me obligan a no estar repitiendo y a buscar otro tipo o darle otras salidas a los chistes.”

Es una gran ventaja en la Academia haber tenido personajes como el ingeniero Lupito Lozano, el doctor Carlos Alatorre, Jesús Iruegas que en su momento nos comentó que con la Academia se había revitalizado y había visto la vida de otra manera. Iruegas, un mes antes de fallecer, me dijo: “Héctor Jaime, estoy muy agradecido con la Academia de la Lengua Viperina porque me permitió vivir cuatro años más”.

Una de las frases que manejamos en la Academia es que quien vaya a nuestras reuniones tiene seis meses más de vida por cada sesión que asista, y tal parece que es cierto.

El doctor Alatorre me dijo en muchas ocasiones que él revivió con la Academia de la Lengua Viperina. Claro, hacía la guasa de que tenía que escaparse de la sujeción de su señora para ir a las sesiones.

Emotivo con sus declamaciones, eterno enamorado de la maestra Carolina Montemayor Martínez desde sus mocedades, a ella le dedicó poemas y piropos.

Nos hemos nutrido, también, con otra gente que le gusta declamar, un arte que ya se está perdiendo. Tales son los casos de Leonel Garza, empresario sabinense, y de Mario Valdez, hombre culto y de gran sensibilidad, quien nos leía poemas extraordinarios de su autoría.

Esta Academia es un divertimiento para todos nosotros, porque aparte de escuchar de cultura y de tantos temas, la gente sale relajada. ¿Por qué los días miércoles son las reuniones? Porque es el día que quiebra la semana. La gente sale fortalecida, se siente que revivió y lista a llegar al fin de semana a tambor batiente, además nos ahorramos el pago del siquiatra o del sicólogo.

La única oposición para que sesionáramos los miércoles, fue la del profesor y licenciado Napoleón Nevárez Pequeño, porque resulta que él estaba ocupado ese día. Siempre ha pugnado para que las cambiemos al jueves. Nosotros le contestamos que precisamente sesionamos los miércoles para que no vaya. Pero cuando va siempre es muy bien recibido el buen Napo, porque siempre pone mucha sal y pimienta, y siempre habla como Martín Saláis de su municipio. Si alguien conoce de Hualahuises es por Napoleón. Si alguien conoce de Abasolo es por Martín Saláis. Si alguien conoce más datos de Zaragoza es por Emma Reya, o de Parás por Mirtha Hinojosa, o de Marín por Elda Feliz, o de General Treviño por Aarón Cadena. Mario Elizondo no deja de hablar de Pesquería.

Nosotros aprovechamos para hacerle la burla a Mario, de que Pesquería siempre ha sido la colonia más amolada de Apodaca. Lo mismo a Martín Saláis cuando le decimos que El Carmen es el dueño de Abasolo. Incluso, hay unos letreros que dicen: “Se vende Abasolo, informes en El Carmen”. El maestro Saláis todavía se enoja, se exaspera. Pero no pasan de ser buenas bromas de los compañeros cuando tratamos estas cuestiones.

Otro ciclo fue: “Titanes de la oratoria nuevoleonesa”, al que fue Hernando Castillo Guerra, quien también se quedó con nosotros. César Lucio Coronado, excelente en oratoria. Adrián Yáñez Martínez, maestrazo, y Ramiro Estrada Sánchez, hombre del buen decir, humanista, culto, conocedor como nadie del tema del cine mexicano, de la historia de las canciones, enamorado eterno de su terruño zacatecano; él también se quedó en la Academia.

Se partió de la idea de que tenemos que revivir estas dos grandes actividades que eran parte de la formación de los jóvenes en las escuelas: la oratoria y la declamación. En algún momento se abandonaron y creo que hay que fortalecerlas, revitalizarlas. Alguna gente creía que estas actividades son cosa fácil, y no; para ser un buen orador, para ser un buen declamador, se requiere mucho talento para manejar las frases adecuadas; por eso hicimos este homenaje a los titanes de la oratoria nuevoleonesa. Igualmente homenajeamos a personajes interesantes de la crónica deportiva, principalmente a don Salvador Meza, quien fue un gran personaje en esta actividad, hoy dominada por “terroristas verbales”; pero, además, él tuvo mucho qué ver con el espectáculo de este país. Era publicista de “Así es mi tierra”, aquel programa radiofónico y luego televisivo, donde estuvo con grandes artistas de la época. Incluso, Casa “Madero” lo patrocinaba. Fue un gran pozo de sabiduría. Este hombre escribía dos columnas diarias en el Regio.com y una página completa en este mismo diario, a sus 87 años. Algo fabuloso. Además, alguien decía que don Salvador era muy especial, que no cabía en ningún círculo o agrupación, y resulta que estuvo mucho tiempo con nosotros en las “Víboras”. Iba con su hija Gloria y fue muy propositivo, expuso ideas, cambios, hasta unos días antes de morir.

Siguiendo el ejemplo de don Salvador hay que seguir activos, no debemos sentarnos. Es una de las cualidades de la Academia. Les decimos que no hay que sentarse, que no hay que acostarse. Muchos de los que asisten están jubilados, sí, pero hay que seguir haciendo la tarea, hay que seguir haciendo cosas para avanzar en la vida. En el momento en que uno se sienta, se acuesta, ahí se queda. Ejemplos los tenemos: compañeros que se jubilan hasta con menos edad, resulta que ya están llenos de achaques, enfermos, algunos ya murieron por dejarse, por no cultivarse. No digamos que sean unos especialistas en la historia o en la crónica o en lo que ahí se habla, tampoco que se pongan a trabajar en un horario riguroso; hay maneras de continuar haciendo cosas en esta sociedad, en este Monterrey, en este Nuevo León, que a pesar de todos los pesares sigue siendo hermoso. Es nuestra ciudad, es nuestra casa. Hay que voltear hacia esas hermosas montañas. Creo que hay mucho optimismo. Y lo que sobra en la Academia de la Lengua Viperina es optimismo.

A catorce años de su fundación, la Academia de la Lengua Viperina sigue sesionando sin interrupción, todos los miércoles en el Restaurante “Bistro”, entre las calles de Morelos y Naranjo, en el Barrio Antiguo, después de mucho tiempo de reunirse en el Restaurante “Regio” de la avenida Gonzalitos. §

Sociedad Cultural “Virginia Treviño de Collins”

/ Erasmo Torres López

(El 12 de mayo de 2012, la Sociedad Cultural “Virginia Treviño de Collins” conmemoró su XV aniversario. Ese día, su presidente, licenciado Erasmo Torres López, leyó el texto siguiente durante la velada cultural realizada con ese motivo en el Colegio Civil de la Universidad Autónoma de Nuevo León. En 2015, el licenciado Torres López dejó la presidencia de la sociedad y meses después sus integrantes eligieron formalmente una mesa directiva, al frente de la cual quedaron tres universitarios: Carlos Ruiz Cabrera como presidente, Joel Jaime Villarreal Gutiérrez, como secretario y María Ernestina del Ángel Segura como tesorera. Ellos la dirigen en la actualidad.

Como ha sucedido antes, cada lunes a las 6.00 de la tarde, llevamos a cabo nuestras reuniones en el Café “York” del Hotel Quinta Avenida, con excepción del primer lunes de cada mes, que sesionamos en el local de Cadena Ciudadana de Cultura. Ahora, los consocios cubrimos una cuota mensual para solventar situaciones emergentes, como sucedió al fallecer el inolvidable maestro Israel Cavazos Garza, en cuyo velorio y sepelio estuvimos presentes. En cada sesión nos regimos invariablemente por el siguiente orden del día: 1. Lista de presentes 2. Acuerdos anteriores. 3. Efemérides regionales y nacionales. 4. Lectura de textos, aportados y leídos por los consocios. 5. Eventos políticos y culturales del mundo, de México y de Nuevo León, expuestos y comentados libremente por los consocios. 6. Asuntos generales.

Así como algunos consocios, por diversas razones se han alejado de las reuniones, a las que asisten de manera intermitente, otros nuevos se nos han agregado, enriqueciendo la vida de nuestra organización cultural. Cabe señalar que en la actualidad, dentro de las asociaciones, colegios, sociedades y grupos de esta naturaleza, la nuestra destaca por llevar el nombre de una mujer: Virginia Treviño de Collins.) Joel Jaime Villarreal Gutiérrez, secretario

La Sociedad Cultural “Virginia Treviño de Collins” es una agrupación dedicada al cultivo de las manifestaciones culturales, en especial la historiografía y la literatura y tiene su origen en las conmemoraciones de 1996 de los 400 años de la fundación de Monterrey, luego del diplomado de historia y crónica municipal que en 1997 organizado en 1997 por el licenciado Carlos González Rodríguez, cronista de Garza García, investigador y promotor cultural. En este encuentro participaron como expositores distinguidos autores locales destacando entre ellos el maestro, historiador, investigador y cronista municipal de Monterrey, don Israel Cavazos Garza.

Al diplomado concurrieron cerca de 200 amantes de la historia y se llevó acabo en el auditorio del Museo Metropolitano de Monterrey. Al concluir ese diplomado, don Esteban Valdez Salazar ex sacristán de la Iglesia Santa Engracia, de San Pedro Garza García, buscó a sus compañeros de diplomado para continuar reuniéndose y hacer comentarios sobre diversos tópicos de la historia. En un principio, esto sucedió en algún café del centro de Monterrey, por ejemplo en el que funcionó la arcada del museo metropolitano y otras en “Sanborns”, empezaron a reunirse. Respondieron al llamado de don Esteban Valdez, el periodista José Óscar Ortegón Pérez, el contador público Jaime Villarreal, el ingeniero José Guadalupe Lozano, el señor Esteban Ovalle, el contador público Pedro Nabor González Cárdenas, el señor Martiniano Garza de la Cruz y la señora Silvia Báez, entre otras personas. Este grupo, decidió en 1998 empezar a reunirse en el Restaurante “Alf ”, los lunes a las 6:00 de la tarde; desde entonces ha sido una constante la reunión en lunes y a esa hora, aunque el lugar ha variado. Al poco tiempo, el hombre que le dio el impulso inicial al grupo, don Esteban Valdez, luego de una operación quirúrgica y ya jubilado como sacristán, emigró a su natal Totatiche, Jalisco, donde fue designado cronista oficial del municipio y sobre el que ha escrito su historia. De él conservamos el interesante opúsculo titulado Un sacristán en Monterrey.

Al dejar don Esteban nuestra ciudad, el grupo fue presidido por el periodista Oscar Ortegón, quien lo hizo durante varios años. Además de los ya mencionados, a los que podemos considerar como fundadores del grupo por ese tiempo también asistían al café de los lunes el cuentacuentos Nacho Carrillo, el escritor Juan Manuel Carreño, los poetas Luis Pardera Salinas y Claudia Hinojosa, el inquieto, inteligente y además invidente Juan Guillermo González Treviño, la licenciada Blanca Treviño, funcionaria del INEGI, la escritora Blanca Nelly Reyna Treviño, la poeta del verbo encendido Graciela Vázquez, la licenciada en enfermería Cristina Isabel Pirino, el señor Pablo Guerra y su esposa Francis, el señor Daniel Olguín y su esposa, el señor Cuitláhuac Delgado, sensible y fino como poeta, quien asistía acompañado de su hija, el ingeniero Nicolás Villanueva, el licenciado Luis Mario Garza, originario de Sabinas Hidalgo, el historiador Sergio González de León y su esposa la profesora Rosalinda Oyervidez, el profesor Sergio Ernesto Aguilera, pedagogo y líder de pedagogos, el señor Fernando Gómez, el profesor Emilio Medellín, radicado en Juárez, Nuevo León, en donde hace años fue regidor por el Partido del Trabajo. Mención especial merecen los señores Raúl Gómez Garza, Aurelio Cervantes, Pedro Celso Covarrubias, Alfonso González de León y el profesor Héctor Treviño Flores, quienes ya no están entre nosotros, pero los conservamos en nuestra memoria.

Durante un breve tiempo Jaime Villarreal presidió las reuniones del grupo; al renunciar éste, integrantes del mismo cubrieron las diversas asignaciones del puesto y las reuniones continuaron como siempre todos los lunes a las 6:00 de la tarde, situación que no se interrumpió ni cuando azotó a la ciudad la influenza AH1N1, –tiempo en el que se limitaba la asistencia a lugares públicos– En esos días de pandemia acudimos al café poco tiempo y en una ocasión la asistencia del colaborador Javier Garza Williams, de Joel Villarreal, de Juan Manuel Carreño, Nicolás Villanueva, de Alfonso González de León y del poeta trotamundos originario de Baja California reconocido por su seudónimo Martin Vernet, cuando nos visitó de improviso el reportero impar Gerardo López Moya entrevistando a todos los presentes, incluyendo a los pocos parroquianos que se habían atrevido a ir al café en esos días de pandemia. Entre esos asistentes se encontraba el actor cómico conocido como “Pinolillo” quien a sus 70 y tantos años aún lograba pararse de cabeza apoyando sus manos en los respaldos de dos sillas colocadas respaldo contra respaldo. Esto lo captó la cámara de Taller Abierto, el programa dirigido por López Moya en el canal 28. Reseñar todos y cada uno de los sucesos que en el transcurso de 15 años han tenido lugar en el desarrollo de nuestras acciones sería prolífico, mas no quiero dejar de mencionar a la autora Griselda Zárate, quien nos habló en una ocasión de la heroica mujer que fue Andrea Villarreal y de sus indagatorias en los archivos estadounidenses, en compañía del maestro Ismael Vidales, que trató el tema de las muy diversas acepciones con que el mexicano alude a la palabra madre.

Durante la celebración de la Feria Internacional del Libro que cada año lleva a cabo el Tecnológico de Monterrey, donde escritores e intelectuales cubanos que acudían a dicha feria nos acompañan en el café, contando en ocasiones con la presencia de los cónsules cubanos; recordamos al licenciado Eulogio Rodríguez Villares y a Luis Abraham Quiranter. También recibimos a la hermana de nuestra compañera Francis, la religiosa sor Rosa Margarita Valdez, religiosa de la Congregación de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado, quien nos narró su experiencia en África, en la región de Zambia, donde sus habitantes luchan no por vivir, sino por sobrevivir.

Además, en alguna ocasión el escritor y líder sindical universitario Carlos Ruiz Cabrera nos ofreció una plática sobre el Movimiento Estudiantil de 1968. Asimismo, han estado también entre nosotros los integrantes de la agrupación política “Venustiano Carranza”, de Monclova, Coahuila, presidida por el licenciado Enrique Leal Muñiz, quien nos habló del propósito de la agrupación de mantener viva la memoria de los creadores de la obra jurídica de 1917. Durante varias reuniones, el maestro Sergio Ernesto Aguilera Mejía nos ilustró sobre el pensamiento complejo de Edgar Moral; él se convirtió también en el orgullo ilustrativo durante las pláticas de nuestro consocio, el ingeniero Nicolás Villanueva, quien disertó sobre el punto exacto de la fundación de Monterrey y acerca de la obra de Velázquez, “Las Meninas”; igualmente tuvimos la ocasión de escuchar al gran maestro de la Logia, el contador Carlos Díaz Cabrera, quien nos ofreció una visión general de lo que es la masonería: una agrupación plural integrada por elementos de muy diversas y diferentes tendencias sociales, políticas, religiosas e ideológicas.

Un momento especial en la vida de nuestra sociedad fue cuando el querido compañero Cuitláhuac Delgado, ya mencionado antes, diseñó el logotipo de nuestra organización, mismo que seguimos admirando. Nuestro agradecimiento creció cuando los socios decidieron imponer a la agrupación el nombre de “Virginia Treviño de Collins” y autorizaron la modificación del logotipo a efecto de agregarle las iniciales de doña Virginia Treviño de Collins. Muchas gracias a nuestro compañero Cuitláhuac Delgado.

No podemos dejar de resaltar las obras realizadas por nuestros compañeros y socios como son los casos de Ariel Núñez, quien escribió sobre “El Pípila”; del ingeniero José Guadalupe Lozano, quien desde hace tiempo ha venido escribiendo sobre la Ciudad Universitaria de Nuevo León, por lo que bien merece ser designado cronista oficial de la misma. Nuestro consocio, el historiador coahuilense Sergio González de León, autor de varias e importantes investigaciones en torno al Estado de Coahuila.

Debemos mencionar igualmente las obras de nuestro compañero Pedro Nabor González Cárdenas, Historia de dos templos y también El mestizaje en el norte de Nuevo León, donde aborda e investiga este tema en cuatro municipios: Villaldama y Bustamante, entre otros. Nuestro consocio y muy querido amigo Abel Moreno López ha realizado igualmente una importante aportación intelectual, destacando La Ley Electoral de Nuevo León de 1825 a 2007.

Durante el diplomado sobre la historia municipal, organizado por el Centro de Información de Historia Regional, destacó la participación del licenciado Raúl Collins Treviño, quien recientemente en conjunto con el ingeniero Villarreal en Sabinas Hidalgo, expuso una interesante plática tuvo oportunidad de reseñar el surgimiento del registro civil en Nuevo León.

Pero sin duda la más hermosa y destacada labor es la que realiza, desde hace ya mucho tiempo, el compañero Abel Moreno Gómez, quien propone ciclos de películas y festivales de poesía y lectura a través de la Cadena Ciudadana de Cultura.

Por muy diversas razones, nuestra sociedad se ha visto precisada a cambiar de sede; actualmente nos reunimos en el Restaurant “York”, del Hotel Quinta Avenida, en Calzada Madero esquina con Galeana, donde sesionamos como siempre los lunes a las 6:00 de la tarde.

Al inicio de 2010 y a raíz del fallecimiento de la señora Virginia Treviño de Collins a sus casi 102 años de edad, nuestra agrupación decidió adoptar su nombre en honor de quien fuera una incansable promotora social y cultural.

En el año 2012, el día 2 de enero, celebramos la primera reunión de ese año y ese día festejamos el cumpleaños número 89 del maestro Israel Cavazos Garza, quien tuvo como invitado especial al doctor Antonio Aguilar, quien expuso el tema “El acta de la fundación de Monterrey”.

Quiero resaltar que nuestra Sociedad Cultural “Virginia Treviño de Collins” ha estado presente y participado en diversas reuniones, congresos y eventos que han organizado la Asociación Estatal de Cronistas Municipales, la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, así como la Secretaría de Extensión y Cultura y escuelas preparatorias de la Universidad Autónoma de Nuevo León. También han participado sus miembros en los ciclos de conferencias organizados por la Universidad de Montemorelos. §

Colegio de Cronistas e Historiadores de Nuevo León “Israel Cavazos Garza”, A.C.

Carlos González Rodríguez

Quienes creamos aquel mes de mayo de 1999 el Colegio de Cronistas, lo hicimos a sabiendas de que era necesario hacer algo distinto. No fue una forma diferente de hacer las cosas, queríamos ir más lejos.

Con mucha antigüedad y gran carga anecdótica, la Sociedad de Historia dio cabida a grandes historiadores desde los años 40 del siglo XX. Resulta ocioso decir sus nombres, los recordamos a través de sus obras de investigación y análisis de los hechos históricos.

En el año de 1987 los profesores Héctor Jaime Treviño Villarreal y Celso Garza Guajardo impulsaron la creación de un organismo que agrupara a los escasos cronistas designados. Así, en aquel año se creó de manera informal la llamada Asociación de Cronistas del Estado de Nuevo León. Años después se le agregó el nombre del cronista de Monterrey, don José P. Saldaña, y se inició el proceso para que sus miembros fueran cronistas oficiales.

El primer presidente designado fue el maestro Celso Garza Guajardo y el mismo día de su nombramiento se integró una mesa directiva. Se fijaron algunos estatutos y reglas a seguir en aquel pacto no oficial, pues el organismo se oficializó de manera pública años después, cuando a través de un instrumento público pasó por la fe de un notario público. Yo formé parte de este organismo hasta el año de 1997. Fui presidente en el periodo 1996- 1997.

El día 1 de mayo de 1999, a invitación expresa, un grupo de cronistas y su servidor, decidimos crear un organismo que agrupara no sólo cronistas oficiales, sino que se abrieran las puertas para aquellos que escribían preciosas crónicas y realizaban profundas investigaciones.

Aquel 1 de mayo, fuimos atendidos por un excelente anfitrión: el maestro Martín Saláis Cantú, cronista de Abasolo y dueño del Centro Social “Monarca”, ubicado en la comunidad de Agua Fría, en Apodaca, Nuevo León.

A la convocatoria acudieron más de 50 personas. Ahí se planteó la idea de crear aquel organismo. Entre los entusiastas oradores –porque hubo varios– destacaron los maestros Hortencia Camacho y Héctor Jaime Treviño Villarreal. Se fijaron algunos lineamientos para que el organismo funcionara; entre los que recuerdo: la apertura para todo aquel que deseara ensanchar sus conocimientos de historia y quisiera hacer crónica, las puertas estaban abiertas, y vale decir que siguen así.

Haciendo un paréntesis, recuerdo que como presidente de la Asociación Estatal de Cronistas, había convocado a realizar diplomados abiertos para aquellos que desearan explorar junto con nosotros en el campo de la historia. Aquello fue un éxito rotundo y la cantidad de personas que acudieron fue grande.

El cambio de mesa directiva de aquella asociación, modificó la política de apertura, pues quienes no fueran cronistas oficiales no podían asistir a las reuniones, política que respetamos mucho, pero que no compartimos. Hoy veo que muchos de aquellos asistentes –lo expreso con satisfacción– hoy son excelentes cronistas no oficiales. Algunos bajo la directriz de compañeros integrantes del recién formado Colegio, aprendieron a volar solos y han realizado e impreso excelentes trabajos.

El Colegio decidió que un consejo directivo permanente fuera quien le fijara la directriz; así, a finales de 1999 acudimos a protocolizar lo que denominamos Colegio de Cronistas e Historiadores de Nuevo León, A.C. Aquel consejo quedó integrado como sigue: maestra Hortencia Camacho Cervantes, licenciada Concepción Hinojosa Velazco, señora Leticia Montemayor de Lazo, señora Bertha Villarreal de Benavides, profesor Héctor Jaime Treviño Villarreal, doctor Héctor Barbosa Alanís, Señor Gaspar Bustillos Muñoz, maestro Francisco Sepúlveda García y licenciado Carlos González Rodríguez.

De aquel Consejo, algunos de sus miembros ya no nos acompañan, al haber desistido de este propósito. Se formó entonces una mesa directiva que decidió que el que suscribe la encabezara como presidente.

Seguiría para el periodo 2002-2003 la maestra Hortencia Camacho y posteriormente la licenciada Concepción Hinojosa. Durante la gestión de la señora Leticia Montemayor de Lazo (2006-2007) se decidió por el Consejo, imponer el nombre del maestro Israel Cavazos Garza a nuestro Colegio y crear la Medalla al Mérito Histórico con el mismo nombre.

En el año 2000, como tributo a la memoria de quien había sido simpatizante de este movimiento, el profesor Celso Garza Guajardo, quien falleció el día 9 de enero de aquel año, creamos la medalla con su nombre y efigie, y decidimos en junta de consejo que el día 13 de mayo, aniversario del natalicio de nuestro homenajeado fuera fecha para marcar nuestro festejo más importante.

El día 13 de mayo de 2000, en el patio central del Museo Metropolitano de Monterrey, en ceremonia presidida por las autoridades municipales, otorgamos la primera edición de la medalla “Celso Garza Guajardo” a los maestros Jorge Mascareñas Valadéz, –editor del periódico Semana Regional de Sabinas Hidalgo– a la señora Leticia Montemayor de Lazo, por su eficiente trabajo organizando muestras artesanales y gastronómicas en coordinación con el Instituto de Enseñanza Técnica y Administrativa del Norte, A.C, en las cuales se buscaba que al menos participaran 12 municipios, eventos por lo regular llevados a cabo en las arcadas del Museo Metropolitano de Monterrey; el tercer recipiendario fue el licenciado Horacio Alvarado Ortiz, por su programa televisivo “Reportajes de Alvarado”.

Después creamos las medallas “Juan Bautista Chapa”, para aquellos cronistas anónimos, y la Medalla al Mérito Deportivo “Daniel Bautista Rocha”, además de los trofeos “La Lámpara de Oro” y el “Micrófono de Oro”, buscando con ello además de reconocer a aquellos que se lo han ganado, un estímulo para vincular el trabajo de la crónica y la historia con nuestro organismo, sin perder la reflexión crítica e ir al fondo de las verdades que nos deparan los archivos.

En este Colegio evitamos la repetición de trabajos hechos por otros, no abusar de las redes sociales que apabullan con tanta información, en ocasiones carentes de verdad y certeza. Preferimos el panfleto, algo escrito, capaz de crear conciencia y no fomentar la cultura de lo efímero.

El Colegio, en palabras de nuestro integrante, profesor Héctor Jaime Treviño, es persistente, no claudica, no deliran nuestros miembros por un nombramiento oficial. Nuestra antigua puerta se ha convertido en un portón enorme para todo aquel que desee indagar y hacer crónica del municipio que más le guste de la geografía de Nuevo León.

Tuvimos la gran fortuna de que el maestro Israel Cavazos Garza nos honrara siempre con su apoyo y simpatía: fue y será siempre nuestro guía. Sobre este Colegio él llegó a manifestar su satisfacción al encontrar en nosotros “…este amor por la historia y que aquí está un grupo del que ya salieron sucesores nuestros, esto vale tanto para mí.”

Seguimos creyendo que cronista es aquel que escribe crónica. El nombramiento oficial no hace cronistas. Se debe estudiar y escribir, el historiador es como el genealogista, debe investigar, debe ir a los archivos, no hay de otra. §

30 aniversario de la Asociación de Cronistas “José P. Saldaña”

Hernán Farías Gómez

En 1986 bajo la presidencia del licenciado Héctor Jaime Treviño Villarreal en la Sociedad Nuevoleonesa de Historia Geografía y Estadística (SNHGE), se concibió la idea de una asociación de cronistas. La inquietud que se plantearon un grupo de historiadores fue la siguiente: si nosotros investigamos la historia remota de Nuevo León, ¿quién se encarga de la historia que está ocurriendo actualmente en los pueblos, municipios y comunidades?

Con esta idea latiendo en aquellos fundadores de la crónica, a partir del 1 de enero de 1986 realizaron un recorrido por los municipios del estado, logrando el nombramiento de 37 cronistas para mayo del mismo año, en ardua labor de visitar a los alcaldes para explicarles qué es un cronista y la importancia de nombrarlo en cada municipio. Es justo reconocer la dedicación de Héctor Jaime Treviño Villarreal, de su fiel escudero, profesor José Raymundo Retta, el apoyo de la licenciada Leticia Martínez Cárdenas, directora entonces del Archivo General de Nuevo León, la colaboración de Jesús Ávila Ávila y de Carlos Gómez, entre otros. Los más entusiastas colaboradores en la SNHGE fueron don José P. Saldaña y don Ramón Cárdenas Coronado.

El primer cronista que recibió nombramiento del Ayuntamiento de Hualahuises (y el único) fue Napoleón Nevárez Pequeño, el 28 de enero de 1986. Fallecidos don José P. Saldaña, Celso Garza Guajardo y don Israel Cavazos nombrado cronista de Monterrey y dejar esa función en Guadalupe, fue, hasta su reciente fallecimiento, el decano de los cronistas. En los siguientes meses de 1986 fueron nombrados: Armando Leal Ríos en Linares, Juan Alanís en Santiago, Hortencia Camacho en Anáhuac, María Luisa Santos en Villaldama, don Ambrosio Guajardo en Salinas Victoria y Aureliano Tapia Méndez de la Arquidiócesis de Monterrey.

La idea de una asociación estatal de cronistas cristalizó con una reunión el 30 de mayo de 1987 en la Hacienda San Pedro, en Zuazua, Nuevo León, sede actual del Centro de Información Histórica Regional de la UANL, obra de Celso Garza Guajardo, donde se acordó la fundación de la Asociación Estatal de Cronistas de Nuevo León “José P. Saldaña”. Esta fecha es la referencia oficial que hemos tomado para conmemorar aniversarios anteriores, generalmente por lustros, para dar testimonio memorable se colocó una placa a la entrada de la Hacienda.

Sin embargo, fue hasta después de dos años, el 27 de mayo de 1999 que se concretó la integración legal del Acta Constitutiva, con la Escritura Pública número 54,088 de las Notarías Públicas Asociadas Núm. 60 y 130 en Monterrey, Nuevo León, y acatando el Protocolo: “Comparecieron los señores profesor Celso Garza Guajardo, profesor y licenciado Jesús Iruegas Zavala, licenciado Napoleón Nevárez Pequeño, arquitecto Juan Alanís Tamez, maestra Lilia Idalia Alanís García, maestra María Luisa Santos Escobedo, profesor Francisco Arredondo Cano, profesor Israel Cavazos Garza y monseñor Aureliano Tapia Méndez, dijeron que tienen propalado un acuerdo para constituir una Asociación Civil, el cual formalizaron al tenor de los siguientes Estatutos:

Destaco sólo algunos temas de mayor importancia, con la promesa de publicar en nuestra página web (aecmnl.org) y de Facebook (aecmnl / fecebook) el Acta Constitutiva íntegra.

El artículo 1° establece que la asociación se denomina: Asociación Estatal de Cronistas Municipales de Nuevo León “José P. Saldaña”, nombre que irá seguido de las palabras “Asociación Civil” o de sus iniciales “A.C.”. Los Artículos 2°, 3° y 4° determinan el domicilio en la ciudad de Monterrey, con duración de 99 años, cuyo objeto es: “Agrupar a todos los cronistas municipales de Nuevo León para promover y estimular las investigaciones históricas y el asentamiento, ejercicio y difusión de las crónicas, así como el intercambio de estos conocimientos y experiencias entre los agrupados.” El Artículo 7° establece “las clases de cronistas asociados: activos (u oficiales), benefactores, honorarios y eméritos” y explica cada uno.

La Sección III. Deberes y derechos. Algunos deberes relevantes como: “Cubrir con puntualidad las cuotas ordinarias y extraordinarias que determine la asamblea general. Acatar los estatutos, los reglamentos y las decisiones de la asamblea general. Concurrir personalmente a las asambleas generales ordinarias y separarse de la Asociación con previo aviso dado con dos meses de anticipación; son, entre otros, derechos exclusivos de los asociados activos: “Concurrir personalmente a las asambleas ordinarias y extraordinarias, con derecho a un voto, ningún asociado tendrá voto de calidad, excepto el presidente del comité directivo o quien funja en esa calidad en caso de empate”. El Artículo 17° indica que “La dirección, administración y vigilancia de la Asociación, estará respectivamente a cargo de: la asamblea general, el comité directivo, el comisario.

A partir de 1987 han presidido nuestra asociación los distinguidos cronistas:

Celso Garza Guajardo (+), 1987-1990. Jesús Iruegas Zavala (+), 1990-1992. Napoleón Nevárez Pequeño, 1992-1994. Juan Alanís Tamez, 1994- 1996. Carlos González Rodríguez, 1996-1998. Lilia Idalia Alanís García, 1998-2000. Aureliano Tapia Méndez (+), 2000-2002. Armando Leal Ríos, 2002- 2004. Leonardo Villarreal García, 2004-2006. Elda Feliz González González, 2006-2008. Emma Reyna García, 2008-2010. Antonio Guerrero Aguilar, 2010- 2012. Armando Leal Ríos, 2012-2014. Carlos Jesús Gómez Flores, 2014-2016. Hernán Farías Gómez, 2016-2018.

El comité directivo deberá estar integrados por: presidente, vicepresidente, secretario, tesorero y comisario; y por los suplentes y comisiones que determine la asamblea general.

Las sesiones de realizan, generalmente el segundo sábado del mes por convocatoria del comité directivo. A partir de julio de 2016 el domicilio oficial de la Asociación está ubicado en la Escuela “Adolfo Prieto”.

Si hacemos un recuento de las actividades de los cronistas de Nuevo León a lo largo de tres décadas, he aquí un resumen: hemos generado crónicas, monografías, investigaciones, congresos, coloquios, simposios, festivales de identidad municipal, participado en sesiones solemnes de cabildo, organizado eventos cívicos en los municipios y a nivel estatal, oradores con temas históricos, conmemoraciones de fundación y de Santo Patrono municipales, rescatado leyendas, tradiciones y costumbres, organizado muestras gastronómicas, colaborado en el diseño de vestimenta típica, difusión de corridos y escudo municipales, creado preseas de reconocimiento como la Medalla al Mérito de la Crónica “José P. Saldaña”, creada en 1995 y la Medalla por la Conservación y Fortalecimiento del Patrimonio Integral de la Hu-

manidad “Juan Bautista Chapa”, creada en 2015; hemos fundado museos, participado en eventos locales, nacionales e internacionales, hemos sido guardianes y defensores del patrimonio histórico, cultural y natural de nuestros pueblos, se han escrito alrededor de un millar de publicaciones, entre libros, artículos y folletos, lo que es sorprendente y positivo. Fue un detonante, dice Héctor Jaime Treviño, considerado el fundador de la asociación, que a partir de 1986- 1987 los cronista hayan empezado a escribir sobre sus pueblos, lo que no sucedía antes, a pesar de que desde 1942 fue fundada la SNHGE.

En este 2017, nuestra Asociación cumple 30 años de fundada, con este propósito integramos un ambicioso programa conmemorativo que comprende participación de los cronistas en la conmemoración del centenario de las Constituciones federal y del estado, con reuniones por regiones municipales para difundir la estructura, contenido y el contexto histórico en que se promulgaron ambas en un inédito proyecto en colaboración con la Fundación “Dr. Ildefonso Vázquez Santos”, institución depositaria del acervo bibliográfico del maestro Israel Cavazos Garza; hicimos un recorrido por sitios históricos emblemáticos de Monterrey el Día del Patrimonio de Nuevo León, el 12 de marzo, donde la sabiduría “del cronista cuente la historia del sitio”, colaboraremos con la Escuela de Artes y Oficios “Adolfo Prieto”, donde se encuentra nuestra sede, en la biblioteca que fue cedida en comodato por CONARTE en julio de 2016. En el programa “Café con historia” retomamos el origen del programa sobre la historia de los municipios, pero difundiendo el rostro actual de los pueblos; también en el mencionado programa celebramos el 10° aniversario el Museo del Noreste (MUNE), publicaremos un libro de semblanzas de personajes de los pueblos, creamos un PIN conmemorativo por el 30 aniversario, organizamos un congreso de historia regional y un homenaje a don Israel Cavazos en coordinación con la Fundación “Vázquez Santos” y el Municipio de Monterrey, y otorgamos preseas a los recipiendarios de las medallas: “José P. Saldaña y “Juan Bautista Chapa”. Planteamos al presidente municipal de Cadereyta Jiménez convertir en un centro cultural la Casa del Primer Cronista de Nuevo León, el Cap. Alonso de León, que llegó por buen camino a ser realidad, gracias a las gestiones del alcalde.

El actual comité directivo está integrado como sigue: presidente, maestro Hernán Farías Gómez, vicepresidenta, maestra María Luisa Santos Escobedo, secretario, profesor Jorge Santiago Alanís Almaguer, tesorero, profesor Adalberto A. Martínez Lozano, comisario, contador público Antonio Flores Treviño, prosecretario, profesor Israel Pedraza Garza y protesorero, don Abel G. Jiménez Garza.

Como lo expresaba en sus crónicas el considerado Primer Cronista de Nuevo León, Alonso de León, palabras inscritas en nuestro escudo y estandarte:

Según lo que tengo visto y andado