¡Cuidado con las falacias!
Prof. RENZO CAVANI
(texto escrito a partir del artículo «Ciência do direito tributário e discussão crítica», de Humberto Ávila, publicado en Revista de direito tributário atual, n. 32, pp. 159-197 – no citar este texto, remitirse al original)
«El diálogo, por tanto, solo es posible cuando ninguna de las partes está impedida de ingresar en la discusión bajo la alegación de no ser seria. Como recuerda Popper, “no se puede tener una discusión racional con alguien que prefiere dispararte a ser convencido por ti”. Por esa razón, la discusión científica debe atenerse a los argumentos expuestos y a su fuerza, manteniéndose lejos de cuestiones personales. Argumentación implica convencimiento (Überzeugung), y no persuasión forzada (Überredung). Simplemente no hay discusión crítica cuando no se distingue lo que es importante de lo que no es; cuando se confunde el argumento con aquel que lo utiliza; cuando se recibe la crítica de modo personal; o cuando se desprecia a quien tiene visiones conflictuales. De allí el por qué la discusión crítica debe ser pauteada por la abertura a la crítica en lo relativo a los puntos de partida escogidos, al procedimiento de investigación adoptado y a los resultados obtenidos, así como por la humildad, libre y espontánea, de todos sus participantes» (p. 164). De esta manera, «importa realzar que el empleo de falacias impide o dificulta la discusión crítica, por comprometer la racionalidad y la justificación del discurso. En efecto, el uso de las falacias atinentes al objeto de la discusión hace que esta pierda su foco por medio de la introducción de elementos impertinentes, sean ellos relacionados a la persona del interlocutor, sean referentes a aspectos secundarioso periféricos al mérito del debate. El empleo de falacias relativas al lenguaje impide la comunicación en razón de la vaguedad y de la equivocidad de los términos o expresiones utilizadas. El recurso a falacias que conciernen a la prueba de la veracidad de los argumentos simplemente bloquea la justificación de los argumentos por el uso de presunciones. Y la manipulación de las falacias que se refieren a la validez de los argumentos no permite que estos puedan servir de fundamento para las conclusiones. En suma, el uso de falacias compromete la discusión crítica, por sustituir la racionalidad por la emoción o por la creencia. Todo esto implícitamente. Por eso mismo las falacias son conceptuadas como “errores en el raciocinio que no implican el uso explícito de una forma inválida” o como un argumento “cuya conclusión es inválida, aunque parezca válida”» (p. 162).