Los conflictos entre adolescentes son habituales en el aprendizaje, pero su intensificación puede derivar en violencia. Esta obra cuestiona los enfoques educativos lineales que simplifican el conflicto y propone, desde los principios de la física cuántica, una nueva forma de observar estas interacciones. La autora plantea que los jóvenes actúan como un "prisma", donde cada conflicto se descompone en múltiples realidades posibles. Utilizando simuladores experimentales, el libro ilustra el espectro completo de situaciones de conflicto y la superposición de estados en la interacción interpersonal.