El discurso fundamental de los derechos humanos —en su forma más secular— emergió, a partir de la Ilustración, conectado con el reconocimiento de la subjetividad y la libertad del individuo en relación con el Estado. Ello implicó cierta ruptura con los fundamentos morales de los derechos humanos y la negación de su raigambre en el derecho natural. Este escrito pone en evidencia las limitaciones de un enfoque puramente secular de los derechos humanos e intenta demostrar qué fuentes del conocimiento moral contribuyeron de manera decisiva a la construcción de una noción de derecho natural, la cual, posteriormente, contribuyó al surgimiento de los derechos humanos como los conocemos hoy en día.