Conclusiones finales El machismo y la violencia de género contra las mujeres tiene impacto en las condiciones de vida de las mujeres migrantes, mismas que señalaron según el levantamiento realizado con Cáritas, el haber sido víctimas de comentarios machistas y misóginos. Además, solo el 37% de ellas, recibieron apoyo por parte de grupos de asistencia humanitaria (ONG, Fundación, Cooperación) y de otros/as migrantes. En cuanto a las insinuaciones sexuales a cambio de transporte, vivienda, alimentos y albergue, estas fueron reportadas de igual manera por mujeres y hombres. Si bien es cierto, que la vulnerabilidad a la que están expuestos hombres, mujeres y diversidades sexo genéricas en sus trayectos está determinada por su condición migratoria, las mujeres se enfrentan a mayores riesgos y amenazas como son los tratos y comentarios machistas y misóginos. En cuanto a las condiciones laborales se evidenció que en promedio el empleo masculino es mayor al empleo femenino y, las mujeres que trabajan perciben en promedio menos ingresos que los hombres. En el país a nivel nacional en enero de 2022, el ingreso laboral promedio de un hombre con empleo fue de $402,5, mientras que para una mujer con empleo fue de $343,6 mensualmente (INEC, 2022). Mientras que los ingresos mensuales de la población femenina en situación de movilidad humana en promedio son de $171,5 y la población masculina $202. Es decir, los ingresos de las personas en situación de movilidad humana en promedio son la mitad de lo que ganan las personas ecuatorianas, lo que profundiza aun más la realidad y precariedad de las mujeres migrantes y refugiadas. La brecha salarial se percibe como una expresión de violencia de género estructural, ya que es un problema que no ocurre únicamente en una sola ciudad o a nivel de país. Sin embargo, también ocurre violencia directa en el ámbito laboral, la cual tiene diferentes expresiones y vivencias de hombres y mujeres. Los hombres que han sido violentados en los espacios de trabajo principalmente son agredidos dentro de las instalaciones del trabajo por parte de sus jefes/as, lo cual se explica por la tendencia social a naturalizar o usar la violencia como forma para afrontar el conflicto. Mientras que las mujeres han sido agredidas con mayor frecuencia en otros espacios laborales de forma privada, situación vinculada a la condición íntima que socialmente se da a la violencia contra la mujer en dinámicas relacionales, incluso en las laborales.
ANÁLISIS DE GÉNERO DESDE EL ACOMPAÑAMIENTO QUE REALIZA LA PASTORAL SOCIAL CÁRITAS ECUADOR MOVILIDAD HUMANA
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