Postales Escolares. Libro 2022

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POSTALES ESCOLARES DE AYERY HOY

Libro-memoria colectiva

Foto Museo en Portafolio del Museo de las Escuelas

Índice

▪ Camino a la escuela

▪ Nuestros objetos. Abrimos nuestros maletines

▪ ¡Recreo!

▪ Recreos colectivos

▪ Algunas historias, anécdotas, poemas

▪ Museo en portafolio, una ronda de recuerdos

▪ De cómo surge “Postales escolares de ayer y hoy”

▪ Propuestario, algunas de las propuestas que dieron lugar a estos escritos

Camino a la escuela…

Yo nací en Boedo, calle CASTRO 1327 hasta que tuve 10 años.

Era un conventillo, mi abuelo era el dueño por eso teníamos una habitación más y la cocina más grande. Una sola pileta para lavar todo, una sola ducha, un solo baño y había muchos inquilinos.

No teníamos ningún juguete pero no los necesitamos porque la calle y el pavimento eran nuestros, jugamos a infinidad de juegos, algunos mixtos. No pasaban autos, solamente el autito de la policía y les avisábamos a los varones porque le sacaban la pelota, dado que rompían los vidrios de las casas.

La calle era el patio, pasaban pocos coches, jugábamos con aros de mimbre para embocar, sacábamos hojas del paraíso y perseguíamos mariposas.Ala tarde cuando ya te vestían jugábamos a las figuritas…

Delia González

Nací en Honduras entre Salguero y Bulnes, lleno de conventillos, fue la etapa más hermosa de mi vida, jugar en la calle, jugar con varones, me hice muy futbolera. Juntaba figuritas con brillantes y sin brillantes. Iba al colegio público a la mañana y a la tarde a la escuela judía. “

Silvia Fisher

Nací en Caballito. Acontecía la fogata de San Juan. Jugábamos al carnaval.Yjugaba en la terraza desde donde veíamos las tribunas de Ferro. Mi papá me acompañaba caminando las siete cuadras, siempre tenía cosas serias para compartir durante las 7 cuadras y a mí me aburría…

Cristina Quadrelli

Viví en la provincia, mi papá trabajaba en el tren entonces yo era pasajera gratis.

Lita deAngelis

Empecé yendo sola con mi mamá hasta que fueron naciendo mis hermanas e íbamos caminando de la mano.Yla más chica inauguró el jardín de infantes. íbamos y veníamos juntas. Salíamos a jugar a la calle, a tirar la bolita, al tinenti y por supuesto a la rayuela. En los carnavales todo el mundo jugaba, los adultos más adentro de las casas y los chicos afuera, nos baldeábamos todos. De más grandes tratar de pasar sin que un muchacho te tirara una bombita era imposible. En la secundaria iba sola en colectivo al colegio y era toda una hazaña

Yo nací en un pueblito forestal, VillaAna. Mi papá tenía, como buen libanes, un comercio de Ramos Generales.Alos cuatro años vinimos a BuenosAires porque si nos quedábamos allá a mi hermana la tenían que mandar pupila a una escuela en la ciudad y no queríamos.Yo me sentía muy distinta porque era hija de comerciantes y las otras chicas tenían otras formas de vida, yo vivía más en mi casa porque era una mujer y ellas iban al club, tenían la vida que yo hubiera querido tener. Recuerdo que nos prohibían que nos juntáramos con los varones. Estando en quinto año yo me animaba más e iba a una confitería a la vuelta de la escuela a reunirnos. Hasta que la directora lo prohibió, había muchos “no”.

Mi infancia la pasé en Chascomús, la pasé muy lindo hasta que tuvimos que trasladarnos porque papá se enfermó. Vinieron años de incomodidad y dolor, había que acostumbrarse a otra escuela, otras amigas…

María del Carmen Fernández

Mi casa estaba enAlmagro sur.También vivía en un conventillo cercano al Hospital Ramos Mejía. Recuerdo los juegos en la calle y cómo contábamos los pasos hasta la comisaría. En algunas casas tenían animales de granja…

Yo nací en Barracas, en un conventillo justo frente al loquero. Después nos mudamos a Wilde, hacía tanto frío afuera como adentro en la escuela, era una casa chorizo. Después hice la secundaria y el servicio militar.

Nuestros objetos. Abrimos nuestros maletines…

Conociste todas las veredas y jardines de las quince cuadras, de ida y vuelta, para ir y volver "de la nueve", viviste rondas, rayuelas, saltar la soga y brincar con Solita y sola. Borraste pizarrones, temblaste ante la inspectora y la tabla del 9, lloraste con la regla de tres simples directas inversas hasta que "le pescaste la vuelta".

Llevaste la bandera el 20 de junio en la Plaza de Lanús y si, se te cayó, eras flaquita ...decían las maestras. tantas vivencias, miedos, desolaciones, angustias y placeres.

Fuiste mi segunda piel, la más sensible, la entrañable, la que guarda las manos de má y los zurcidos sobre los zurcidos para vestir con decoro y prolijidad la pobreza.

Te empoderabas los lunes con el almidón Colman que el domingo te dejaba impecable, tieso, ajustado en un hermoso moño en la cintura.

Ay... mi amado guardapolvo blanco, cuanto amor, ternura y alegría te guarda mí corazón.

Sos mi pasado tan presente, sos la que ahora soy, pasaste rápido, lo suficiente para dejarme alas e intentar volar, siempre volar.

Cobijo
de la infancia
Mabel Burkun

Domingo 12 de junio, atardecer, descubro que no cumplí con mi “tarea para el hogar”, describir algún recuerdo de mi vida escolar.

Mi recuerdo es de papel rayado, que el tiempo le dio su tinte color sepia y tapas blandas. Es mi cuaderno de primer grado que mi madre conservó desde el año 1950. En sus páginas descubro que ya en setiembre escribía con lapicera de pluma cucharita y tinta azul, que mi mamá me ayudaba haciéndome algunos dibujos, que me enseñaban religión y que era muy prolija.

Le preguntaría si sentía que lo quería mucho y por eso lo cuidaba tanto.Ysi me veía como una nena feliz.

Delia González

Mi cuaderno

Empiezo por la sorpresa de haber encontrado un cuaderno mío, (poco antes de tener la consigna) ya que no soy de guardar ese tipo de cosas, ej. Los cuadernos de mis hijos GUSTAVOY LAURA, no los guarde.

Hacerle las preguntas que me surgen al hojearlo.

¿Por qué no tenía amigxs? ¿por qué no recuerdo el rostro ni los nombres de compañerxs y maestras?

Quizás influía el malestar o algo más de la conducta de mi madre que sufría de “parafrenia” cosa que me avergonzaba mucho. Me pregunto si el cuaderno notaba que me gustaba haberlo

encontrado y ver los mapas, si él se daba cuenta del placer que tenía al hojearlo.

¡Hola tintero!

1950 - 4to.grado

Estrenamos escribir con tinta, llega Isolina, la portera, con una gran botella de aceite Cocinero, llena de un extraño líquido azul marino, que llenará tu blancura de loza esmaltada.

-Tengo preparadas una lapicera de madera, y dos plumas relucientes, la "Cucharita" y la "Cucharón" en una bolsita de tela, que me hizo mamá, y te escucho:

-Moja tus plumas, querida, y traza tu futuro!

- ¿Sí gracias, estás decidido a acompañarme por este camino lleno de sueños y posibilidades?

Las manchas,en mis dedos contestaron rotundamente que Sí.

El objeto elegido es mi bolsita de tela.

Mi bolsita de tela, hecha por mamá con los restos de una sábana, tiene mi nombre bordado en punto yerba por sus hábiles e incansables manos.

Me acompañó en los desayunos escolares de la primaria, rondando los años setenta.

Guardaba la taza que esperaba diariamente el mate cocido dulce y caliente junto con un pancito que para mí sabía a gloria. ¡Yni hablar de los esperados viernes que traían una factura cubierta de membrillo!

Mi bolsita y yo recorrimos un tramo escolar juntas, hoy guarda un juego de lotería que disfrutamos con mis nietos. Mañana… ¿qué nuevos caminos le tocará transitar?

Noe Saleh

Estos días de frío gélido me recordaron los días invernales en Wilde. Creo que eran más fríos. La esquina de casa era la calle Belgrano, adoquines unidos por pastito verde. La de mi casa Cnel. Lynch, de tierra, pura tierra con anchas zanjas. Las herraduras de los caballos en la calle Belgrano sacaban chispas y había en zanjas y pasto, con escarcha, mucha. Por esa calle arbolada iba a mi escuela Nro. 8. Caminaba unas seis cuadras.Allí hacía tanto frío como afuera. Pantalón corto, bufanda, medias tres cuartos con rombos, zapatos Gomicuer. Éramos muy pobres, no lo relato como una tristeza sino como una foto. Fuimos a vivir de una pieza en un conventillo en Barracas, frente al Loquero, Vieytes 468 a Wilde a una casita en construcción, dos habitaciones y un baño de material. Cocina de maderas y chapa separada del resto. Nunca volví a comer tortas fritas y facturas con sabor a lluvia en chapas de zinc.Todo esto para decir que mi deseo más imperioso, en esa pobreza, era un compás. Esos en caja azul de tela con muchos elementos ubicados prolijos en pequeños huecos forrados. Ese que tenía mi compañero, el hijo del Dr. Cantoni.

Tenía un compás. Mi compás era tosco, de lata, había que ponerle un lápiz para hacer los círculos. El otro tenía minas de lápiz, en un tubito tapado por un corchito.Ysi le daba vuelta el portaminas, se mojaba en tinta china y hacía círculos perfectos de tinta negra. Tenía un compás. Mi compás era tosco, de lata, había que ponerle un lápiz para hacer los círculos. El otro tenía minas de lápiz, en un tubito tapado por un corchito.Ysi le daba vuelta el portaminas, se mojaba en tinta china y hacía círculos perfectos de tinta negra. Un día helado, al volver de la escuela encuentro una caja azul tirada entre los pastos. Rápido la levanto y la guardo, sin abrirla, en la valija de cuero con los útiles.

Un compás

¡Es un compás! pensé.Ycomencé a temblar…casi no podía caminar ni hablar…

Cuando llego a casa, mi vieja conocedora de mis regresos con incidentes, pregunta qué me pasó.Abro la valijita y le doy la caja azul.

- ¡Me encontré un compás!

- ¿Dónde?

- En la vereda, entre el pasto… - ¿Dónde?

- Cerca de la peluquería de Nino. Mi madre abre la caja azul, me mira.

- Es una navaja Solingen, Negrito. La guardo acá y se la damos a papá cuando vuelva. Lloré hasta ahogarme, mucho y sin consuelo. No era mi compás, era una navaja.

Pasaron más de 60 años y aún conservo vivo el recuerdo de la cajita azul.

Es ésta y no es un compás, es sólo una navaja Solingen.

La vincha más deseada

Vos decías (Ricardo) que de niño deseabas tener un compás, pero no te lo podían comprar.Tu relato me hizo acordar que yo, de niña, quería unas vinchas de lana que se había puesto de moda entre las chicas, pero en casa no alcanzaba ni para la lana. Las deseaba con una

desesperación indescriptible. Un día, mi abuela, que tenía 24 nietos y hacía lo que podía, nos regaló una vincha tejida a mí y a mi hermana. Cuando leí tu relato, me hizo acordar a esa vivencia. No deseaba otra cosa en el mundo más que esa vincha.

Silvia Fischer Imágen del Museo de Las Escuelas

¡Recreo!

Pasear por el patio del colegio con mi mejor amiga.

Jugar a la ronda.

Cambiar figuritas de brillantes.

Comer galletitas.

Jugar a la mancha.

Mi primer recuerdo es en el recreo largo. Nos daban el desayuno, mate cocido solo o con leche. Los miércoles con un pancito alemán. En mí juventud traté de buscar un pan alemán como ese, nunca pude lograrlo.

Ninguno pudo igualar ese “sabor” del pancito alemán de los miércoles en el recreo largo.

(Escuela Provincia de Mendoza- Barrio La Paternal)

María del Carmen Simari

Patio enorme de baldosas rojas, helado, con un mástil tan alto que no alcanzaba la mirada, y al final una bandera que se perdía en la lejanía.

Fiestas patrias con frío y tomando distancia, guardapolvos duros de almidón Colman.

En ese espacio hacíamos los recreos. En lugares estratégicos las maestras controlaban. Ubicadas siempre en el mismo lugar.

Recreo de gofio y palitos. Figuritas y simulcop. Peleas. Corriendo vamos a los baños donde también hay maestras.

Otros recreos en los pasillos del primer piso, grados grandes con niños grandes.

Recreos a veces tristes.

Estaba solo, o la lección había fallado, o el examen de matemáticas, o la pregunta que no había podido responder.

Recreos donde el grupo de amigos nos trasladábamos juntos. Quizá con miedo, quizá por afecto, juntos, siempre juntos.

Recreo de la primaria en Wilde. Escuela nueva, recién inaugurada, tan lejos en el tiempo, tan cercana en la memoria.

(Escuela 8 Wilde Pcia de BuenosAires.Año 1956/60)

Recreos de mi primaria en el campo

Mucho verde. Pocos chicos. Rondas. Pelota compartida entre varones y chicas.

Trepar al molino para ver quién primero llega arriba.

Desafíos de carreras.

Las maestras tomando algo con los caseros de la escuela.

Cerco de alambrado.

Graciela Domínguez

Recuerdos de mis recreos de infancia

Tengo muchos y hermosos recuerdos de mi viejísima escuela.

Don Juan tocando la campana para salir al recreo.

Los varones que, como siempre, jugaban a la pelota.

Ynosotras, las chicas, contándonos cosas, jugando a la soga, a la rayuela.

Ylo más importante: la directora, Elise Mepta, que siempre usaba un tapado negro con piel y era muy autoritaria.

Sonaba la campana, cada uno en su lugar, a la segunda campanada cada uno a su aula.

Momentos inolvidables. Quería mucho a la vicedirectora, en cada recreo me desataba el moño, iba corriendo hacia ella para que me lo volviera a hacer.

Los recuerdo como algo maravilloso.

(Escuela N 35 Berisso)

Marta Geber

Apuro

Para tocar la campana

Las campanas me fascinan

Dale nena, atame el moño por favor

¡Uh! no limpié mis zapatos

blancos

Me pica el almidón

Compartimos el sandwichito

Dame tu tita yo te doy un caramelo

Margarita tiene un agujero en la media

YCarlos no se lava las orejas

Traje un bollo de papel

¿Les decimos del huevo podrido?

Que cara tiene la vice, pero es buena

¡Uno, dos, tres,cigarrillo 43!

¿Murió Foley? cómo puede pasar…

Llegar a la escuela con el bollito del elástico en el bolsillo del delantal era garantía de ser la más buscada en el recreo. Elástico nuevo, 3 metros de juego y risas aseguradas. La farolera tropezó con la farola de palacio que se comió una milanesa y de postre el arroz con leche. Rondas cantadas, girar y girar hasta que suene la campana.

Cuando estaba en 7mo grado se pusieron de moda los patines de cuatro rueditas, metálicos, con unas correítas que ajustaban las zapatillas.Tanto insistimos que nos dejaron usarlos, sólo en un recreo. ¡Toda una conquista para nosotras!Así recorríamos el patio haciendo piruetas que a veces terminaban en un porrazo y volvíamos al aula con las rodillas raspadas pero el corazón contento planeando nuevos desafíos para el día siguiente.

Noemí Saleh

1. Hacer pajaritos con las flores del ceibo.

2. Pasear del brazo con mi amiga compañera.

3. Correr a los chicos que me trataban de hacer bullying hasta alcanzarlos y asustarlos.

4. Hacer rondas con las compañeras.

5. Charlar, charlar.

6. Evitar cruzarme con mi hermana mayor que yo y muy madura que vivía controlando lo que hacía.

7. Volver a saludar a la señorita Marta, mi maestra de 1 grado y contarle alguna situación.

8. Cambiar figuritas.

Recreo
Emilce Hare

Juegos Ala mancha

Rayuela Alas estatuas

Bolsa de pelotas El elástico

Conversaciones

Canciones

Compartir golosinas

Juegos de mesa que prestaba la maestra

Un, dos, tres, coro, coronita es… Alas escondidas

Rondas de canciones

La farolera.

Recuerdos de los recreos de mi infancia

Yo vivía en una zona alejada de las grandes ciudades, Zapala. Los recreos, si no había mucho viento, los hacíamos en el patio.

Jugábamos al tinenti, a la soga, a las escondidas… pero lo que más recuerdo, el cielo celeste, rodeado de altas y nevadas montañas. Conservo una hermosa imagen de mis maestras y compañeros.

Hasta hoy tengo contacto con ellos. Era un grupo muy compacto y de buenos sentimientos.

Recreos de mi infancia

Amaba los recreos, jugábamos al elástico para ver quiénes pasaban las diferentes etapas y además jugábamos a un juego que era de a 4. La idea era cantar una canción y si alguna paraba se cruzaba en diagonal y si se equivocaba salía, hasta que solo quedaba 1.

También jugábamos a la rayuela.

Estela Fuchs

Recreos colectivos

Estábamos en Zapala, el cielo celeste, y la Cordillera de LosAndes.

Nuestros recreos se hacían al aire libre. Sonaba la campana, liberándonos de las tareas del aula por un breve tiempo.

Se armaban los grupos: tinenti (payana), las chicas competían con el elástico subiendo niveles, a pesar del almidón del delantal.

Otros jugaban al huevo podrido, a la rayuela, competencia del… , y rondas.

Pero también jugaban al cigarrillo 43 y a la mancha estatua. La campana despiadada volvía a sonar… El lugar nos espera para los próximos desafíos de recreos.

Betty, Lita, Noemí, Estela F.

Tocó el timbre y salimos apuradas para jugar a las figuritas con brillantina y cambiarlas.

Se nos acerca Susana y nos invita a hacer una ronda y cantar La farolera.

Otro grupo de chicos, jugando al fútbol, nos echan del lugar, pero resistimos.

En un rincón tres compañeros juegan a las cartas y al dominó.

Las maestras paradas en el patio, vigilando y aprovechando a corregir los cuadernos.

Graciela, Emilce y Estela
C.

En los días de escuela en aquellos años 50 usábamos los guardapolvos almidonados que mamá nos planchaba con hermosos moños en la cintura. Llegados los años 50 y los guardapolvos de nylon, tanto niños como nosotras llevábamos esos cómodos guardapolvos que aliviaban la tarea familiar de nuestras madres que ya salían a trabajar fuera del hogar.

Uno de los recreos iba unido al inolvidable recuerdo de la portera y la magia de la campana. Ella se encargaba de servirnos el mate cocido, solo o con leche, acompañado de un pancito tierno, ningún otro pan pudo igualar ese pancito tierno. Los recreos nos permitían jugar a la soga, al tinenti, intercambiar figuritas, las brillantes eran las más buscadas, para los varones era fútbol y bolita.

Teníamos amigos especiales con los que formábamos un grupito y nos contábamos nuestros pequeños secretos de niños.

Corríamos en el patio durante el recreo hasta la primera campana, ahí nos frenábamos, y en la segunda entrábamos al aula.

El juego tenía que esperar hasta el próximo recreo, era el momento de prestar atención y aprender.

Ricardo, Luisa, Marta

G

Algunas historias, anécdotas, poemas…

era un tiempo de corazón

delantal blanco venteando el aire

restas sumas

divisiones y multiplicaciones

hamacando el viento

compañeras de colegio

sorteando miedos

risas en cajitas custodiando

rayuela y bolitas

figuritas con brillantinas

balero impredecible en los patios

era un tiempo

para crecer en libertad

mi timidez arropada de infancia trenzas desparejas y solas asomaban en puntitas de pie en su memoria

Amis compañeras
de la primaria
Alba Estrella Gutiérrez

Confesión

Parte de mi escolaridad la pasé en un Hogar para niños, subvencionado. Entiéndase Hogar acá como refugio familiar para algunos alumnos que por distintas razones no tenían una vivienda común. Había un régimen de pupilos, medio pupilos y externos: era mi caso, ya en ese entonces era lo que hoy se denomina jornada completa. Entrábamos a las 8 y salíamos a las 5 de la tarde. Obviamente desayunábamos, almorzábamos y “tomábamos la leche” a la tarde que, al igual que a la mañana, era mate cocido con leche con pan de “fonda” (flor de pan con mucha miga). La excepción del mate se producía en los actos escolares:TOMÁBAMOS

CHOCOLATEALIGUALQUE EN LOS CUMPLES, un manjar por aquel entonces. La cuestión fue que me enteré por la maestra del grado que para la fiesta de la Independencia no tendríamos chocolate. Estaba en 5º grado y por mi cuenta caminando más de 15 cuadras me fui a la fábrica donde mi mamá era bombonera, como siempre traía a casa “cascarillas”, le pedí una bolsa para llevarla al instituto y festejar el 9 de julio como correspondía. Cuando entré al Hogar me recibió el Director que vivía allí, ya fuera del horario escolar, con entusiasmo por lo que había hecho. En el día del acto los chicos no se dieron cuenta de lo que estaban ingiriendo, supongo que los grandes sí, pero a esa edad quién diferenciaba esas cosas…Yo estaba orgulloso de haber hecho feliz a decenas de compañeritos, ese día, donde los únicos que sabíamos cómo venía la cosa eran el Dire y quien escribe esto. Nunca supe si otros conocían el “engaño”, tampoco recibí ningún regalo ni obsequio. Hoy a más de 60 años de ocurrido del hecho me regalé el recuerdo para los que están leyendo esto que constituye finalmente una auténtica confesión. Espero que no me delaten…

Hacía frío, 19 de junio de 1949, en la puerta de entrada de la Escuela, estábamos mi maestra de 5to. Srta. Raquel y yo.

Ella me guiñó un ojo, para darme la tranquilidad que yo no tenía desde el día anterior.

Sí, fue cuando me dijo: "DeAngelis, mañana izás la bandera de la entrada, a las 8 hs. luego entraremos al patio en un Acto de homenaje a nuestro pabellón.

Casi no pude dormir aquella noche, mi gran preocupación era no poder llegar al final del mástil junto con el fin de la canción "Aurora".

Ala derecha e izquierda nuestras filas de 5to. y 6to. hacían la guardia de honor y madres y padres formaron un grupo solemne y respetuoso.

...Ycomenzaron los acordes, y mis dedos helados, aferrados fuertemente a las cuerdas, fueron impulsando, despacito, a la bandera. La ví comenzar a ondear hasta que sentí que había llegado al tope, justo en el instante que el coro remataba:"¡del sol nacida, que me ha dado Dioooossss"!

Regresé a mi fila, en ese momento se elevó un murmullo, exclamaciones y risas, me volví y veo a la Srta. Raquel tratar de emerger del lienzo celeste y blanco, que se había precipitado desde su altura...

¡Claro!... yo me había olvidado de atarla al soporte!

Me encontré con los ojos brillantes de mamá, -todo está bien- decían...en tanto, un estruendo de aplausos dejaba escapar la sorpresa y alegría de todos los corazones.

Lita deAngelis

Museo en portafolio, una ronda de recuerdos…

Una ronda de conversación

El papel secante, los manchones de tinta, el mito de usarlo para subir la temperatura para faltar a la escuela. Los recuerdos de un abuelo que usaba la pizarra pequeña y recordaba sus primeros escritos. El limpiaplumas, los retazos de tela utilizados para hacerlos de forma casera, el recuerdo de las madres cosiendo y haciendo más de uno para repartir entre las amistades. La educación religiosa, diferentes experiencias y recuerdos. Los vasos telescópicos de antes y los de ahora, regalos para nietas/os con sus personajes favoritos. El mate cocido con leche que gustaba a algunas/os y a otras/os no, el carrito que traía el desayuno. El gusto por el momento de labores para unas y el disgusto para otras que hacían un intercambio para hacer la tarea de literatura a cambio de los bordados. El aroma del maletín de cuero que impregnaba todos los objetos, incluso las manzanas que llevaban para comer en el recreo.También el aroma de la fábrica de galletitas en el camino a la escuela. Un maletín con agujeros por donde se caían todas las cosas. El recuerdo de las escenas de juego con el elástico en los recreos de la primaria. La cajita de carpintería y el recuerdo de los padres. Las figuritas de brillantes. El recuerdo desde el ser docente también y los reclamos laborales. El libro Corazón que pasaba de un hermano a otro. El recuerdo de la escolaridad en Italia y varios objetos que eran iguales o parecidos.

Producción colectiva

Desde el equipo de De Mayor a Menor veníamos pensando en la idea de un proyecto que diera lugar a los relatos de vida, la conversación, el intercambio intergeneracional.

Queríamos construir una memoria viva a partir de diferentes consignas y lecturas seleccionadas especialmente para este proyecto.

Propiciar espacios de intercambio con toda la comunidad escolar acerca de las diversas biografías escolares que conviven en las instituciones. La idea era, y es, trabajar lectura, oralidad, escritura e ilustración a partir de distintos recorridos por objetos, tiempos y espacios escolares. La escuadra, la mochila, el cuaderno, los libros, el recreo, el salón de actos, la biblioteca y las lecturas, el camino hacia la escuela, el recreo,entre otros objetos, espacios y experiencias que forman parte de las biografías de cada persona.

De cómo surge Postales Escolares de Ayer y Hoy

Con este proyecto buscamos reflexionar intergeneracionalmente acerca de las experiencias de escolaridad, acercarse a la cotidianeidad escolar de diferentes épocas, observar rupturas y continuidades con la escuela de hoy, encontrar lo distinto y lo parecido en esas vivencias de niñas y niños, docentes, lectores del proyecto, familias y otros miembros de la comunidad.

Trabajamos con una selección temática que llamamos “La escuela en los libros” a la cual se van sumando las lecturas propuestas por lectoras/es y bibliotecarias/os.

Alo largo del año fuimos proponiendo distintas consignas de lectura, conversación, escritura que dieron lugar a la publicación de este libro. El deseo es que las voces sigan circulando, que se abran nuevos espacios de conversación donde las personas niñas y adultas se sigan encontrando.

De cómo surge Postales Escolares de Ayer y Hoy

Consigna de escritura “Las cosas que guardo”

Primero elegir un objeto, una foto o un recuerdo de la época escolar.

Después les invitamos a escribir:

*¿De qué material y de qué época/año es?

*¿Qué historia cuenta este objeto/ fotografía?

*¿Qué le preguntarías a este objeto/ foto? ***

Consigna “Recorridos hacia la escuela”

Les invitamos a seguir buscando recuerdos guardados, algunas huellas en el camino, algunos mundos que siguen allí y nos transportan a nuestras memorias infantiles.

La idea es escribir un pequeño texto sobre sus recorridos de casa a la escuela: cómo eran las veredas, las calles, si iban con alguien o no, cómo era ese camino en las distintas estaciones del año, el frío, el calor…

La entrada a la escuela, quién les recibía, cómo era el momento de la formación, la entrada al aula, el saludo a la maestra, la salida al recreo…

Propuestario

Algunas de las propuestas que dieron lugar a estos escritos

Consigna “¡Recreo!”

Escribir una lista de recuerdos relacionados con sus experiencias acerca del recreo escolar en sus infancias/ adolescencias.

Luego, en pequeños grupos se comparten las producciones escritas individualmente. La consigna siguiente consiste en escribir un texto colectivo: una pequeña escena de ficción en un recreo en aquella época escrita desde el recuerdo de la adultez a la manera del texto Mi jardín de Marjorie Pourchet.

Propuestario Algunas de las propuestas que dieron lugar a estos escritos

Consigna “Una ronda de recuerdos conversados a partir del Museo en Portafolio”

Conversar a partir de los objetos que vamos sacando de “Un museo en Portafolio” del Museo de las Escuelas. Cada cual, en una ronda, elige un objeto y cuenta por qué lo eligió.

https://www.buenosaires.gob.ar/educacion/gestion-cultural/museo-de-las-escuelas/educac ion/museo-en-portafolio

***

Este libro de creación colectiva se realizó en formato pdf en la ciudad de Buenos Aires a los 21 días del mes de diciembre de 2022. Lectoras y lectores del Proyecto De Mayor a Menor.

Proyecto

“De mayor a menor-Arte en vaivén- Postales Escolares deAyer y Hoy”

Ilustración: Susana Di Pietro

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Postales Escolares. Libro 2022 by proyectodemayoramenor - Issuu