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Nuestros objetos. Abrimos nuestros maletines…
Conociste todas las veredas y jardines de las quince cuadras, de ida y vuelta, para ir y volver "de la nueve", viviste rondas, rayuelas, saltar la soga y brincar con Solita y sola. Borraste pizarrones, temblaste ante la inspectora y la tabla del 9, lloraste con la regla de tres simples directas inversas hasta que "le pescaste la vuelta".
Llevaste la bandera el 20 de junio en la Plaza de Lanús y si, se te cayó, eras flaquita ...decían las maestras. tantas vivencias, miedos, desolaciones, angustias y placeres.
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Fuiste mi segunda piel, la más sensible, la entrañable, la que guarda las manos de má y los zurcidos sobre los zurcidos para vestir con decoro y prolijidad la pobreza.

Te empoderabas los lunes con el almidón Colman que el domingo te dejaba impecable, tieso, ajustado en un hermoso moño en la cintura.
Ay... mi amado guardapolvo blanco, cuanto amor, ternura y alegría te guarda mí corazón.
Sos mi pasado tan presente, sos la que ahora soy, pasaste rápido, lo suficiente para dejarme alas e intentar volar, siempre volar.
Domingo 12 de junio, atardecer, descubro que no cumplí con mi “tarea para el hogar”, describir algún recuerdo de mi vida escolar.

Mi recuerdo es de papel rayado, que el tiempo le dio su tinte color sepia y tapas blandas. Es mi cuaderno de primer grado que mi madre conservó desde el año 1950. En sus páginas descubro que ya en setiembre escribía con lapicera de pluma cucharita y tinta azul, que mi mamá me ayudaba haciéndome algunos dibujos, que me enseñaban religión y que era muy prolija.
Le preguntaría si sentía que lo quería mucho y por eso lo cuidaba tanto.Ysi me veía como una nena feliz.
Delia González