s MARTES 25 DE FEBRERO DE 2020
AL CENTRO
la vida, y que quedaron simplemente calificadas como lesiones. –Llama la atención cómo, a pesar de tu situación tan difícil, nunca dejas de hablar de las otras, de otros casos de mujeres agredidas. –Esa conciencia no la tengo de ahora, la tuve siempre. Yo antes me pronunciaba mucho en contra del acoso callejero, porque no es normal. También siempre me pronuncié en contra de las expresiones que denigran a los indígenas o a la población negra. Ya antes de por sí tenía esa empatía, ahora mucho más. –Eres muy fuerte. –A veces. Pero las autoridades creen que porque estoy viva ya todo está bien. ¿Entonces tenía que morir para que me hagan justicia? No tienen idea de lo que es tratar de reconstruirte, recoger cada pedazo de tu cuerpo todos los días y saber que ni siquiera así vas a recuperar lo que tenías antes. “Este es un proceso que va durar muchos años y consta de muchas cosas, de cirugías, de terapias. No sé qué hubiera hecho sin el apoyo de mis padres y mi hermana. “Y justo cuando sentía que iba avanzando, la semana pasada él vuelve a agredir, ahora divulgando en los portales de noticias de Oaxaca –que lo encubren y defienden– comunicaciones mías, cosas muy privadas. No sé qué espera la fiscalía para geolocalizar desde dónde está haciendo esas filtraciones.” –¿Tienes algún mensaje para el gobierno? –Que se están viendo muy lentos. Necesitamos que se nos escuche, no nada más que nos oiga. Que nos miren. Necesitamos que los organismos de derechos humanos se involucren más, más fuerte. Que los organismos internacionales también volteen a vernos, porque el gobierno sólo va a actuar bajo presión. –¿Dónde quedó tu saxofón? –En Oaxaca. (Vuelven a correr las lágrimas.) Antes de venir lo quise abrir pero no pude, su estuche quedó todo salpicado y dañado por el ácido. Pero ahora escucho mucha música. De momento, Chopin. Me da mucha paz. “En cuanto a volver a tocar… el tema es complejo, porque no por el hecho de que pueda hablar quiere decir que voy a poder volver a tocar. No sé si voy a tener la misma embocadura, si con estas cicatrices mi boca va a poder abrazar y amoldarse a la boquilla. Me pregunto si valió la pena estudiar tanto, cuando ahora ni siquiera tengo ganas de tocar mi saxofón.”
Ilustración: VICDANIELS
sólo le onista
13