Arjé N9

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Aleida Lliraldi Daisy Valls Odaliz de León Julia del Prado María Eugenia Caseiro Karyon Kuma REVISTA N9 https://revistarje04.wixsite.com/mysite-1/publicaciones



Arjé Dirección y Edición Karyon Kuma

Consejo Editorial María Eugenia Caseiro Karyon Kuma

Autores Invitados Aleida Lliraldi Daisy Valls Odaliz de León Julia del Prado Ilustración y Diseño Karyon Kuma

6240 SW 139th Ave. Miami, FL. 33183 USA

Karyon Kuma Aby y el Globo Sabio………….4 El Ballet de los Yaquis………….42. María Eugenia Caseiro La Niña de los Sombreros……… 8 Boda en el Bosque………….…..12 Canciones………………………..26

Odaliz de León Los Libros de Papel de Odalita…..16 Mi Caballo Emperador…………..18 Alondra, Mi Ardillita Rojiza……...20

Aleida Lliraldi Leo y Su Pasión Por Los Camiones de Basura…22

Daisy Valls Cuentos Cortos: La Lámpara Encendida………30 Juguemos……….……………..32 Una Nueva Colección…………33

Julia del Prado Arreglo…………………….36 Gato Verde………………….38. El Patio y La Escoba…………40

Arjé N 9 ¡Pintemos…!………………………..47

2022

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Imagen de portada. Cantata para Marina, Libro Rayitos de SoL. Arjé, publicación con registro en Creative Commons Diseño de Portada: Karyon Kuma https://revistarje04.wixsite.com/mysite-1/publicaciones

Arjé expresa su agradecimiento a los escritores invitados que nos acompañan, inspiran y alientan.


Aby y El Globo Sabio Karyon Kuma

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Aby y el Globo Sabio Karyon Kuma

L

leva Aby un globo rojo a todas partes.

Es un globo curioso que mira desde lo alto el paisaje de Ciudad Coral, y es tan, pero tan rojo que parece un melón en el cielo, y Aby salta y brinca para ver flotar a su globo entre las nubes y la espuma de los aguaceros. En Ciudad Coral hay un parque, pero los aparatos están rotos. Como en todos los pueblos costeros existe un espigón que acompaña la vida de los lugareños, y aunque todos la llaman Ciudad Coral, en realidad es una antigua villa pesquera del litoral cubano con casas de madera y diminutos jardines divididos por trillos que terminan en la misma orilla del mar. Desde las alturas el Globo Sabio roza las copas de los árboles o las veletas de las casas y saluda las blancas rocas, entonces, cuando menos lo espera, asciende, se pierde de vista; y es que el viento se lo lleva y eleva y eleva lejos, muy pero que muy lejos… ¡Globo Sabio dónde vas! Siempre que se va el Globo Sabio regresa, gira, y sigue bajando en zigzag como una culebra; pero ayer voló demasiado lejos porque fue en busca de Tusives el erudito que vive en una cabaña y por allá se lo encontró mamá Teca, la Tojosa silvestre que cuida sus pichones en el naranjo de la casa de Aby. Demasiado lejos y chiquito se veía el globo en el cielo perdido entre las nubes más altas donde sólo llegan los papalotes que se van a bolina. _Este globo se lo voy a llevar a mis pichones Tico y Teco _dijo la paloma volando a la casa verde que tiene entre las ramas del naranjo; los dos polluelos abrieron los ojos y comenzaron a picotear aquella esfera que flotaba. _ ¡Cuiqui…, cuiqui…! _exclamaron los polluelos en su idioma del bosque que quiere decir ¡Qué semilla más grande…! _ ¡Cueque…, cueque…! _dijo mamá Teca, que en idioma del campo quiere decir ¡No..., no todo en este mundo es para comer hijos míos! Entonces pasó su ala cálida y suave por las cabezas de los hijos y explicó cosas muy importantes que todos los pichones y los niños deben saber. Pero tan bajito habló 5 Revista Arjé N9


mamá Teca que se durmieron sus polluelos y soñaron con el globo creyendo todavía que era una enorme y sabrosa semilla que servía su mamá en unos platicos de hojas verdes, sentados muy tranquilos en sus sillas de ramas verdes, con baberos verdes y cucharas de cogollo tierno, pues todo, absolutamente todo en la casa de mamá Teca, era un paraíso de clorofila, la sustancia verde de las plantas. Verdes son los muebles, las camitas y las sillas de los pichones, verdes son los adornos que cuelgan y brillan, verdes los tronquitos de madera que sirven de juguetes y hasta los libros de los pichones son de hojas verdes ensartadas donde anotan las maravillas que encuentran en el amplio mundo. _ ¡Cuaca…cuaca! _espabiló mamá Teca, que en el lenguaje silstre quiere decir ¡No se duerman en clase hijos míos! Mamá Teca sacó sus espejuelos de debajo del ala y se los colocó en la punta del pico y dijo: _Escuchen atentamente: hay muchos tesoros y cosas en este mundo, uhm… sí, ya lo creo ¡Para conquistar, para contemplar y para crear! Repitan conmigo: _ ¡Para conquistar, para contemplar y para crear! _repitieron los polluelos. _Y así aprendemos a confiar en nosotros mismos ¡Uhm…! espero que no se me haya quedado nada por decir. Mamá Teca buscó en su memoria de paloma silvestre todo lo que se podía hacer con las cosas del mundo. _ ¡Ejem, ejem…! Bueno ésta es la clase de hoy, y que esta enseñanza no se olvide y sea de gran utilidad. _ ¡Muiqui…, muiqui…! _dijeron los polluelos en el lenguaje del bosque que quiere decir: ¡Mamá, mamá… y cómo haremos cosas tan complicadas a la vez! _ ¡Neque…, neque…! _Dijo mamá Teca que en el lenguaje silvestre significa: ¡Ah…! porque las cosas se hacen unas primero y otras después, y pronto aprenderán a volar solitos y podrán cambiar el mundo, contemplarlo y cuidarlo y hasta hacer combinaciones. _ ¡Piqui…, piqui…! _dijeron Tico y Teco, que en el lenguaje del campo significa ¡Difícil, difícil…! no sabemos qué son las combinaciones. _ ¡Liri…, liri…! _dijo mamá Teca, que en el lenguaje de los bosques significa “unir esto con esto y esto con esto otro”, así hacemos el mundo más cómodo y adecuado para todos ¡Eso significa combinaciones! Debajo estaba Aby mirando su globo pasar del pico de Teco al pico de Tico y hacía señales para que supieran los de la casa verde que era de él aquella bola de aire color melón. El niño los llamaba con todas sus fuerzas y además invitaba a que, si lo deseaban, podían venir a pasear sobre su sombrero de alas anchas y ser amigos para toda la vida, pero a pesar de su esfuerzo no lo escuchaban y veía cómo mamá Teca 6 Revista Arjé N9


salía, daba una vueltecita y volvía al nido y cada vez se iba más y más lejos con sus pichones enseñándolos a volar fortaleciendo sus alas que se abrían y rizaban. _ ¡Neni…, neni…! _dijo mamá Teca, que en el lenguaje del bosque significa ¡Miren ese niño, siempre está en su patio debajo del naranjo! _ ¡Chirimoyas! _pensó Aby_, mamá Teca no me escucha, tendré que buscar a mis amigos. Aby desconsolado buscó a sus amigos Alga, Jose, Carmen, Emy, Dany y Mandy para llamar a doña Teca…, y cuando ya estaban debajo del naranjo unieron sus voces ¡Ah…! y ustedes niños lectores, igual ayudarían a llamar así: _ ¡Mamá Teca…, por favor, podría usted traer al Globo Sabio! Mamá Teca ahora está repochona en un sofá de hojas verdes, y al escuchar voces, enciende su lamparita de retoños que tiene en el portal del naranjo para ver de dónde vienen tales gritos pues le parece haber escuchado su nombre muy clarito, y al fin se asomó al balcón, cruzó sus patitas, se volvió a poner sus grandes gafotas y quedó decidiendo un pensamiento muy complicado, pues decidir es lo más complicado del mundo y todos los días tenemos que tomar muchas decisiones. _ ¡Mamá Teca! _explicaron los pequeños_, extrañamos al Globo Sabio. Podría venir con sus pichones a pasear en el sombrero de alas anchas. Mamá Teca quería decidir si quedarse con el Globo Sabio para sus polluelos o devolverlo y remeneó la colita, se quitó las gafotas y se las volvió a poner. Pensó y pensó, pues decidir es lo más complicado del mundo, y así estuvo largo rato hasta que dijo a sus hijos: _ ¡Vuelen! _dijo mamá Teca, que en el lenguaje del bosque significa lo mismo que en el nuestro_. Tico y Teco, escuchen bien, todo se aprende poco a poco: Ahora que ya saben volar solos y pueden remontar las nubes donde llegan los cometas y los globos parejeros, vayan y entreguen el Globo Sabio a los niños y conozcan lo que es el gran tesoro que es tener amigos. Y así hicieron los dos pichones que descendieron muy dispuestos llevando el Globo Sabio, confiados en su habilidad de volar. Qué contentos se pusieron los niños y qué feliz se sintió Aby el amigo de todos los pájaros llevándolos para siempre en el sombrero. El Globo Sabio recuerda _La voz de uno solo muchas veces no es suficiente para que nos escuchen. _Decidir es difícil pero muy valioso para cada uno. _La libertad y la amistad son grandes tesoros. (Obra: Rayitos de Sol, Barcelona 2015)

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La Niña de los Sombreros María Eugenia Caseiro

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La Niña de los Sombreros María Eugenia Caseiro Dedicado a esa niña que se fue

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n una casa encantada vivía una encantadora

niña llamada Cappelinna. Era Cappelina una niña hermosa, tierna y alegre a quien le gustaban mucho los sombreros. Cappelinna soñaba con tener sombreros de todos los estilos y colores y se imaginaba luciéndolos. Sombreros de invierno, de verano, de otoño, de primavera, ¡muchos sombreros! Cappelinna viajando en el tren de los sombreros. Cappelinna dormida… ─¡Cappelinna despierta!─ Cappelina en su andar de mariposa, recorre los jardines del sueño. Se escapa de la ciudad, huye del ruido. Y se va de paseo, y se arregla elegante, y se posa en todas partes con su falda rosa. Busca la luz de los colores, juega… Cappelinna salta. A veces se cansa, pero poco, muy poco porque Cappelinna es música, y la música no descansa. Cappelinna en la brisa, en el agua del lago, en el tiempo encantado, se cubre con su manto de sombreros. Cappelinna se deleita en sueños llenos de sombreros que descubren ante ella el infinito. Quiere detener la enorme cantidad de sueños que se alejan. Se precipita en una carrera para atraparlos. Y allí está la niña alegre nadando en un mar de sombreros con las manitas ávidas para tomarlos todos, pero flota, flota escoltada por una estela de espuma; espuma del mar de los sombreros. Entonces despierta

en su cuarto, sobre la camita de sábanas revueltas.

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Y se sienta, y se pone de pie, y camina, y se mira al espejo, y se sacude el sueño cuando se lava la carita para luego ponerse un nuevo vestido con encajes y un sombrero nuevo. Entonces Cappelinna vuela, vuela con nuevas alas a un sueño despierto. Alguien le ha dicho que a su colección le falta un sombrero. Ella no lo puede creer, y se apura, y se apura, y se a encontrarlo. Pero quien le ha dicho tal cosa, le niega la manera de hallarlo. ─No es posible ─dice aquella voz que desconoce que para Cappelinna no hay imposibles. ─No es posible ─repite la voz, y la niña exige una respuesta, no quiere oír más esa frase tan débil y fea… ¡Fea, fea y fea! Y pregunta dónde, dónde está ese sombrero. ─Está en la luna y no puedes ir a buscarlo ─Cappelinna soríe con el gesto pícaro de un diablillo ¡Vaya tontería!, ella sí puede. Esta noche nuestra niña no ha de dormir en su cama. Cappelinna se ha dispuesto a un viaje muy, muy largo, y viaja, y viaja, y viaja en el enorme espacio, el espacio infinito que una vez le mostraron los sombreros. Cappelinna se ha ido a la luna con todos sus sueños. Sí, Cappelinna se ha ido, se ha ido la niña… a buscar el sombrero que le falta. María Eugenia Caseiro. (De la serie “Cuentos de la tía Mary”, Miami, 2003)

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¡Qué pura, Platero, y qué bella es esta flor de camino! Pasan a su lado todos los tropeles –los toros, las cabras, los potros, los hombres-, y ella, tan tierna y tan débil, sigue enhiesta, malva y fina, en su vallado triste, sin contaminarse de impureza alguna. Platero y Yo Juan Ramón Jiménez

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Boda en el Bosque María Eugenia Caseiro

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Boda en el Bosque María Eugenia Caseiro

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ariposa y Silvestre crecieron amando y conservando la

naturaleza. Sus padres los enseñaron desde muy pequeñitos, que debían respetar las leyes naturales para que la vida en nuestro planeta se prolongara y tuviese mejor calidad. Mariposa y Silvestre se casaron en el bosque. El Señor Don Golondrino, amigo de estos jóvenes y guardián del medio ambiente, leyó en el libro de la Ley de la Naturaleza, las palabras mágicas que sirvieron para casar a los novios, y para que además, se respetaran y se amaran siempre, lo mismo que respetaran y amaran siempre a la Madre Naturaleza. A la boda asistieron los animalitos del bosque, las florecillas lucieron colores radiantes, y el sol alumbró la mañana mientras la brisa movió las campanillas silvestres, para que se completara la armoniosa música de la naturaleza, y se esparciera el delicado aroma de bosque, que había sido muy bien cuidado por todos evitando así que alguien prendiese fuego en él, sin percatarse de apagarlo muy cuidadosamente; para que nadie se atreviera a herir, maltratar o causar la muerte a un animalito; para que nadie talara despiadadamente los árboles o tomara más frutos de los que necesitasen verdaderamente para comer. Por eso después de la ceremonia, pudieron comer frutas y disfrutar a plenitud la magia de la naturaleza, porque habían suficientes de todas cuantas se servían para satisfacer sus necesidades. Bebieron el agua del arroyo que, como todos habían aprendido a no arrojar desperdicios en ella, se conservaba cristalina, pura y fresca; tan fresca, que no necesitaban de ninguna otra para calmar la sed.

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La naturaleza es un tesoro y toda persona, en especial los niños que representan el futuro, deben amar la naturaleza y conservarla para que todos podamos disfrutar de sus maravillas por siempre. Por eso Mariposa y Silvestre fueron muy felices, porque no sólo se amaron y respetaron entre ellos, sino que además, siempre amaron y respetaron a la Madre Naturaleza y, cuando fueron naciendo sus pequeños hijitos, a todos les enseñaron de la misma forma en que ellos habían aprendido a vivir en el bosque; un bosque agradecido que les ofrece siempre sus mejores regalos naturales. María Eugenia Caseiro (De la serie “Cuentos de la tía Mary”, Miami, 2003)

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“Los poetas son hombres que han conservado sus ojos de niño.”

León Daudí

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Los Libros de Papel de Odalita Revista Arjé N9 Odaliz de León

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Los Libros de Papel de Odalita Odaliz de León (Para mi boquita de rosa)

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i casita es de guayaba

mi cama de caramelo, mis muñecas son de almíbar y mi sombrilla de hielo. Los sillones son de crema y la mesa es de naranja la tinaja es de melcocha de mandarinas las plantas.

las ventanas son de fresas de chocolate el pijama la bañera es una dona una azucena es mi almohada. Mis globos son de algodones y mis zapatos de flan la mochila es de cereza de guanábana el diván. De platanito el vaquero y el fantasmita de miel, los que sí son verdaderos, son mis libros de papel.

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Mi Caballo Emperador Odaliz de León

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Mi Caballo Emperador Odaliz de León

Ahí viene mi caballo

Emperador es su nombre y enamorado él está de la potranca salvaje que se llama Antigüedad.

trotando por el corral con garbo y bien elegante como él no hay otro igual. Su cabellera es de plata sus ojos son de aceitunas su cola llega a la luna y su boca es un primor.

Ayer noche se escaparon, la talanquera rompieron se fueron a ver el cielo y a darse un beso de amor. ¡Ay que caballo más tierno mi caballo Emperador!

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Alondra, Mi Ardillita Rojiza Odaliz de León

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Alondra, Mi Ardillita Rojiza Odaliz de León

La Ardillita de mi patio viene todas las mañanas me revisa las tareas y me tiende a mí la cama.

Mi ardillita es muy brillante inteligente y precisa, chiquitina, escurridiza, cantarina y juguetona.

Esa ardillita rojiza de cola muy alborotada se sabe todas las tablas es demasiado aplicada.

Mi ardillita es una mona que se esconde en los huequitos cuando vienen mis amiguitos a jugar en la poltrona

En lectura es muy veloz, de geografía ni hablar, en aritmética es un as física la aprobó.

Ella se llama Alondrina y vive en mi corazón es mi mejor amiguita, con carita de melón.

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Leo y Su Pasión Por Los Camiones De Basura Aleida Lliraldi

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Leo y Su Pasión Por Los Camiones De Basura Aleida Lliraldi

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sta es la historia de un niño con mucha

imaginación, nombrado Leo, que vivía con su mamá, su papá y su abuelita. Leo le daba vuelo a su mente muy a menudo, a pesar de su corta edad inventaba personajes, les cambiaba el nombre a los animalitos, dibujaba formas y las comunicaba entre sí, haciéndolas partes de su vida diaria, pero Leo tenía una pasión muy especial: eran los camiones de basura, de reciclaje o de cualquier otro objeto que fuera familia de esos monstruos rodantes. Todos los martes cuando los camiones pasaban por su casa para recoger los desperdicios o los reciclables, Leo dejaba lo que estuviera haciendo y corría a pararse frente a la ventana para ver pasar aquel contenedor inmenso con sus enormes brazos de metal moviéndose con lentitud mientras volteaba los tanques y le daba vida a sus palancas. También miraba al chofer de aquel carro inmenso y a sus ayudantes para de alguna manera decirles adiós, el niño soñaba con ser grande y manejar uno igual. Leo tenía muchos carritos, ambulancias, bomberos, policías pero ninguno de recoger basura. Él también quería ser mecánico, arreglar las ruedas y motores de todos sus carros, siempre estaba con su maletín de herramientas desarmándolos y armándolos. Llegó navidad y Leo solo le hizo un pedido a Santa Claus, él solo quería un camión de basura que fuera grande. Santa, en vista de que Leo era un niño estudioso y bueno le concedió su deseo y la noche de navidad, el pequeño vio junto al árbol iluminado un solo regalo grande y envuelto en un lindo papel. Su emoción era tanta que no atinaba a abrirlo, al fin, con la ayuda de sus padres, quitó el papel y abrió la caja donde se encontraba el flamante camión que él soñaba.

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Tenía pedales, espacios para colocar basuras y reciclaje, además de un botón que lo hacía caminar y entonaba música. Leo se subió a su camión verde y blanco y se sintió feliz como nunca. Después de rodarlo por toda la sala lo miró y pensó en cómo lo desarmaría en el futuro y lo volvería a armar. Así se quedó dormido inclinado sobre su nuevo compañero de aventuras. Al día siguiente llegó su mejor amiguito y vecino con el regalo que Santa le había dejado para mostrárselo a Leo, era un pequeño camión de basura azul y naranja, con diminutos tanquecitos y un minúsculo hombrecito plástico sentado al timón. Leo, que en ese momento ya tenía casi desarmado su gran camión, se quedó fascinado con el juguete de Luisito, como se llamaba su amigo. Dejó lo que estaba haciendo y se puso a manipular manualmente las minúsculas piezas del carro de basura de Luisito que miraba entusiasmado todas las partes que armaban el regalo de Leo. Cuando avanzó la tarde, su amigo, para tristeza de Leo, recogió el camioncito y se fue a su casa. Leo entonces, a duras penas, armó su voltete y lo dejó arrinconado en una esquina de la sala. Al otro día, cuando Luisito llegó con su nuevo juguete, Leo le dijo: —vamos a hacer un trato, una semana yo me quedo con tu camioncito y tú te llevas el mío, pues me he dado cuenta que la cosas pequeñas son más difíciles de armar y componer, sobre todo para mí que quiero ser ingeniero mecánico cuando sea grande. El pequeño, lleno de felicidad le dijo: —trato hecho, a mí me encanta todo lo que sea electrónico pues quiero ser ingeniero eléctrico. Ambos coincidieron en que los camiones de basura grandes o chiquitos eran muy importantes para aprender y trabajar en la vida, por lo que cada tarde se divertían desarmándolos y componiendo sus partes. Años después, ya en la Universidad, se reían recordando la original idea de aquel feliz intercambio semanal, mientras a través de la cerca le decían adiós al amigochofer, que ciertos días, a la misma hora, pasaba cerca de ellos recogiendo o reciclando objetos

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“Hay dos regalos que debemos ofrecer a los niños: Uno es raíces, y el otro es alas

Juan Salvador Gaviota Richard Bach

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Canciones

María Eugenia Caseiro 26 Revista Arjé N9


El robocito María Eugenia Caseiro

S

naf, snef, snif,

le chirriaban las piernitas, clap, clep, clip, le sonaban los bracitos. Strack, streck, strick, crujía su cuerpecito, snaf, clep, shrick, se quejaba el robocito. Un tornillo flojo, un alambre suelto, un sensor ocioso, y un shift descompuesto. Snaf, snef, snif, le chirriaban las piernitas, clap, clep, clip, le sonaban los bracitos. Strack, streck, strick, crujía su cuerpecito, snaf, clep, shrick, se quejaba el robocito.

Un cable cruzado, un disco invertido, un filtro quemado, y el código perdido. Snaf, snef, snif, Snaf, snef, snif, le chirriaban las piernitas, se movía el robocito, clap, clep, clip, clap, clep, clip, le sonaban los bracitos. coordinaba los pacitos. Strack, streck, strick, Strack, streck, strick, entre aburrido y contento, snaf, clep, shrick, crujía su cuerpecito, repetía el movimiento. snaf, clep, shrick, se quejaba el robocito. Pero la memoria Pero la memoria funcionaba bien. funcionaba bien ¡Como el robocito y las coordenadas nos vamos a mover! no llegó a perder.

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Nubecitas María Eugenia Caseiro

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ubecitas pintorescas

me han venido a visitar porque como el arco iris se han querido colorear. Nubecitas de colores me han venido a visitar porque todos los matices han salido a pasear. Nubecita de violeta, nubecita de azafrán, nubecita de magenta, nubecita de coral.

Nubecitas pintorescas me han venido a visitar porque como el arco iris se han querido colorear. Nubecitas de colores me han venido a visitar porque todos los matices han salido a pasear. Nubecita de violeta, nubecita de azafrán, nubecita de magenta, nubecita de coral. ¡Nubecitas pintorescas me han venido a visitar!

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La Lagrimita María Eugenia Caseiro

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ayó una lagrimita

sobre la tierra fértil y allí una semillita nació porque la suerte de la semilla estaba en la pena que al niño el llanto ocasionaba. El niño en su tristeza no vio que la semilla se convertía en planta porque su lagrimita gentil alimentara a la pepita tierna que crecía y verdeaba. El día en que dio fruto la planta verdecida el niño cayó en cuenta que su lágrima, viva, no se esfumó en la tierra, le sirvió de alimento a aquella semillita.

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Cuentos Cortos Daysi Valls

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La Lámpara Encendida Daysi Valls

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e dejado la lámpara encendida al lado de mi cama.

Cuando me duermo un río pasa por mi cabeza, entra por una oreja y sale por la otra. Llueve y un caballo rojo de crin rizada bebe en una punta del arco iris y hace ruidos y burbujas con sus belfos en el agua, solo para divertirse. Desde lejos, bajo un árbol frondoso lo estoy mirando y me quedo quieto, quietecito, no vaya a ser que se espante. Si me muevo, de seguro relincha y sale trotando en una veloz carrera.

Y me enojo porque él se irá a la montaña azul donde van los caballos que se escapan del sueño.

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Juguemos Daysi Valls

J

uguemos, pero no ladres.

Eres Nadie y yo Odiseo, y vienes conmigo a navegar entre las islas para llegar a Ítaca, nuestro patio, donde repartiremos los tesoros y el botín de guerra. Tú me dará un dragón de mar; yo te daré un caballito de aguas, Tú, el olor de la Lluvia; yo, el silbido del viento. Tú, el silloncito de madera; yo, el oso de nariz azul. Tú, el carrito de bomberos; yo, los patines, la Bicicleta, el columpio de la mata de mangos, mi gato barcino y hasta la patineta. Te daré todo lo que tengo, pero no me pidas la rosa amarilla con polvo de estrellas que mamá dejó anoche sobre mi almohada.

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Una Nueva Colección Daysi Valls

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Una Nueva Colección Daysi Valls

Papá

me ha regalado una nueva

colección de postalitas. Y cuando mamá pase por aquí le mostraré el dragón y el dibujo en colores de los jardines colgantes de Babilonia, también los del gato abisinio y la Puerta de los leones. Cuando ella venga recogeremos los anones de ojo e iremos a ver las vacas negras y las manchadas comiendo su pasto, y los toros mugiéndole a la sombra de la tarde que empezará a caer. “Pongámosle agua al arroyo de la colina, que se ha quedado seco”, le diré al oído. Y tú irás con nosotros, Sísifo, por si perdemos el camino de regreso.

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“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres

.”

El Principito Antoine de Saint-Exupéry

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Arreglo Julia Del Prado

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Arreglo Julia del Prado

Los tres van hacia la mar: la princesa raptada, el dragón enamorado y el ogro gentil. Se le ve a la princesa en los hombros del ogro, bien protegida. La alianza de los tres es única para salvar a la dama de seres malvados. Se dirigen hacia la mar que el dragón conoce perfectamente, desde su orilla él toca fuertemente el tambor de hojalata. Nemo lo escucha y acude con el Nautilus. Ahora todos están a buen recaudo, en el fondo de los mares del Pacífico. Nemo con su fortaleza, es el director de esta odisea.

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Gato Verde Julia Del Prado

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Gato Verde Julia del Prado

El

cariño fluye entre juegos, cantos, alboroto de esos niños con ese gato enorme verde que decidió ser vegetariano, come césped, pura hierba en ese llamado Parque de la Fiesta. Los invita a subir a su lomo, a galope, a galope. Cada niño recibe además una dulce lamida, se imaginan, de tal lengua. A ellos no les importa. Sigan, sigan -les dice- en su lenguaje gatuno. Miau Miau Miau. Pero que Miau tan sólido y sonoro. Se escucha más allá del parque. Cansado, un momento les pide chepa. Y va a la fuente a beber agua, Agua, mucha agua. Los quiere tanto a los chicos, que luego los carga hacia el tobogán, el columpio y el subibaja. Ellos ríen. Llega la noche y al Gato verde, le sobra felicidad en aquel Parque de la Fiesta, ahora ronronea en siesta.

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El Patio Y La Escoba Julia Del Prado

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El Patio Y La Escoba Julia del Prado

La cucarachita Martina y su Ratón Pérez viven en una casita que tiene un patio adornado de macetas y jarrones con flores diversas de variados colores, ella barre y barre todos los días con música, es como se conoce hacendosa y vivaz. Le encanta recibir a sus amigos con alegría, charlar, beber un pisquito, un licor de café o un té piteado, si es posible y mejor en este patio. Ratón Pérez cucarachita y le corresponde con atenciones, por eso desde lo alto Martín aplaude a su de Porres, el santo barre los aires de su casa para que vivan muchos años en los corazones de su rinconcito hablador.

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El Ballet De Los Yaquis Karyon Kuma

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urante muchos meses estuvo lloviendo a cántaros en Ciudad

Coral y la humedad se había apoderado de todas las casas y los armarios, por tal motivo, en el cuarto de Aby las cajas de cartón de sus juguetes se habían despegado. _ ¡Oh…! _dijo el niño_, todo se ha estropeado. _Se han roto las cajas de tanta humedad _comentó Mandy_, la del dominó, las damas y el parchís. _Y hasta la del ajedrez que me regaló tío Abdulio para cuando sea grande _se sorprendió Aby_, todas están cuarteadas. Los juguetes sobresalían de sus fundas como compuertas de barcos con mercancía desbordada. _ ¿Qué puedo hacer? _Aby lamentó que sus juguetes ya habían perdido hasta el color_. Los echaré en el baúl de madera y ahí no se partirán ni perderán. Lanzó todo al baúl que estaba cubierto de polvo y allí los juguetes quedaron resguardados de la humedad. Las fichas se mezclaron con restos de objetos que a veces van a parar a las cajas donde los niños les encuentran una segunda utilidad. _ ¡Un barrio nuevo! _se regocijaron las fichas. Doble Tres encontró un vistoso sombrero que combinaba con sus elegantes puntos, y para verse mejor, se paró frente a un espejo partido que estaba en un rincón del baúl. _ ¡Qué espléndido sombrero he hallado! _admiró la ficha luciendo una tapa de botella sobre su cabeza. Doble Tres se miró de perfil y dio un pasito atrás. _Tac, tac… _taconeó_. Un poco de adorno no viene mal pues el mundo debe ser alegre y elegante y eso hace la vida más animada. Frente al aumento del espejo su cintura cuadrada no se notaba tan chata por lo que se sintió muy atractiva y esbelta, así que decidió salir a pasear y merendar algunas polillas. _ Muy buenos días tenga usted señora, y buen provecho. Saludó el señor Alfil que a la vez se apartaba para dar paso al yaqui Pepino el bailarín absoluto que con inigualable destreza practicaba un salto de cabriole para estrenar La danza de las polillas en la sala de El Tablero. _Mi nombre es Doble, de apellido Tres. _Pues señora Tres, luce usted una bella prenda _comentó el Alfil. _En este pueblo donde nos han traído hay reliquias asombrosas estimado Alfil _cuchicheó Doble Tres. _Buena noticia, pues algunos cambios no vendrían mal. 43 Revista Arjé N9


_Los yaquis van a estrenar su nueva pieza hoy mismo _comentó la ficha_, y allí estará el respetado crítico de arte, mi primo Doble Blanco. _ ¿Asistirá usted? _ ¡Oh, sí! ¿Y usted? _Si hallo una corbata que se ajuste a mi largo cuello. He visto a la Torre probarse un reloj plástico para tener horas puntuales; creo que no se perderá por nada del mundo el programa. _A decir verdad _interrumpió el señor Dado reluciendo brillos de escarcha de uñas pegados en una de sus caras_, en nuestro anterior vecindario estábamos como uniformados. _Como dije _continuó el Alfil que ya había escogido como corbata un fino cordón de zapato_, no me lo quiero perder, el maestro Doble Nueve estremecerá la sala con su piano, espero tener suerte y ocupar primera fila. _La danza de las polillas será una pieza muy estimada _halagó el señor Dado por otra de sus seis caras. Todos los juguetes se emperifollaron para asistir al ballet de los yaquis quienes ya terminaban de perfeccionar sus movimientos en barras. _ ¡Qué gran corona para un rey! _chilló alguien. Del montón de juguetes se abría paso una vieja batería de linterna que explotaba de humedad por lo que arrastraba su enorme cola descompuesta y en el otro extremo llevaba pegado un antiguo dedal. _ ¡Inclinaos! _dijo la pila gris seguida de su cola plateada _. Yo, Su Majestad Egolitio soy el rey de Fichalandia! ¡Venid, inclinaos! _reclamó el engendro. Egolitio, al ver que su andar entre los juguetes era engorroso y lleno de irregulares senderos, hizo llamar a las piezas de parchís y una vez presentadas de cinco en cinco y por grupo de colores, las usó como adoquines para aplanar el camino. ¡Pin, pan, pan! con un palito chino que usaba de cetro, Egolitio las comenzó a clavar sobre un calcetín roto que usaría como alfombra real. _ ¡Ay…, Ao…, Hui! ¿Pero qué hace este rey insensato? _Se quejaban las indefensas fichas de parchís. _ ¡Abrid paso! El palito chino que empuñaba el gris proyectó una sombra que oscureció todo el paisaje colorido que empezaba a tomar vida en el viejo baúl. Los rostros sonrientes que habían estado dormidos, despertaban, y los más madrugadores habían soltado hacía poco sus cuerdas. _ ¡Aquí, venid, os ordeno! _dijo Egolitio galopando sobre un caballo de ajedrez_. Pueden llegar enemigos a mis fronteras; rodearemos Fichalandia con un ejército de soldados ¡Alistaos al completo! _ ¡Ni el desayuno hemos podido tomar en paz! _comentó Doble Tres. _Es Su Majestad Egolitio quien decide y ordena en Fichalandia _dijo por su tercera cara el señor Dado muerto de terror. Aprovechó Pepino un salto de escape para huir al ver que el gris batía las fichas y las golpeaba con su lanza. _ ¿Qué pretende el insensato? _decían. 44 Revista Arjé N9


_Creo que el torpe no sabe jugar como Aby _, se quejaban. _Rey insensato…, insensato…, insensato… _repetía Pepino girando y estallando como un fuego artificial al ejecutar saltos prodigiosos como el del paso del gato. _ ¿Y tú, qué haces fuera de fila? _preguntó Egolitio señalando al yaqui. _ ¿Yo? _preguntó Pepino_ ¡Yo soy un artista! Practico La danza de las polillas. _ ¡Su Majestad, tienes que decir Su Majestad! _dijo por su cuarta cara el señor Dado. _ ¡Vamos, vamos! _apuró el gris_. Me aburro, el arte es aburrido y estúpido. A pesar de la interrupción de Egolitio, con sus dieciocho manos el pianista Doble Nueve estremeció con una primera nota musical. Los yaquis movieron delicadamente sus zapatillas y comenzaron a girar, se cargaban, abrazaban o apartaban dando saltos imposibles, contagiando a los espectadores. El maestro Doble Nueve, despeinado y enérgico como un Dios, tocaba a riendas sueltas. _ ¡Basta, basta…! detuvo Egolitio_. En este ballet no hay ningún rey al que le besen las manos ni le anuncien con trompetas. Todas las fichas se retirando hacia atrás y el maestro Doble Nueve paró la ejecución. Los yaquis color ámbar detuvieron los pasos suspendidos tras un giro de arabesco haciendo conteo y luego entre ellos se enlazaron ejecutando el Gran paso a dos; continuaron sin música ni compás, sin la melodía del piano del maestro Doble Nueve, pisaban y aterrizaban sólo por vibraciones, por la fe en el arte y por el impulso natural del alma y la gracia de vivir cuyas notas profundas no se apagan jamás. Pepino giró veloz saltando hacia la atmósfera transformado en una suave traza hecha de polvo de cartón. _ ¡Esto es una burla! _protestó Egolitio_. Durante el baile han osado darme la espalda ¡Menudo atrevimiento! _Jamás a un monarca se le da la espalda _dijo el señor Dado por su quinta cara. _ ¡Al calabozo! _ordenó Egolitio. De inmediato, del grupo de ajedrez, formaron fila los peones blancos y negros y acorralaron a los flexibles yaquis de la primera compañía. El engendro tenía cercados a los artistas y pretendía castigarlos por rebeldes con ayuda de los peones, pues, a pesar de ser cruel y alocado Egolitio era obedecido y esperaba que todos los juguetes fueran sus esclavos incapaces de negarse siquiera a caminar de cabeza si fuera ése su antojo, y cada dos por tres debían inclinarse y aplaudir hasta ponerse los guantes hirviendo. _Pero La danza de la polilla tiene saltos de gato, de escape, de Gran jeté, o gran lanzado _dijo Pepino para hacerlo entrar en razones. _ ¡Yo necesito súbditos y soldados que obedezcan, y jamás me den la espalda! _replicó Egolitio. _Pues nosotros amamos el arte Su Majestad con todas sus formas. Vino la segunda compañía de yaquis color calabaza y danzaron con más revuelo, elevados hacia el espacio y alrededor de todo el público, guiados por Pepino el bailarín absoluto. _ ¡Parad! _volvió a quejarse Egolitio_ ¡Deteneos inservibles mediocres!

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_ ¿Por qué? _preguntó Pepino el valiente. _Me han encerrado entre sus maromas ¿es que acaso pretenden cercar a un rey? ¡Al calabozo Pepino…! ¡Al calabozo he dicho! _ ¡Oh Pepino…! _dijo Doble Blanco_. Qué torpes leyes te encierran, salta felino de gas al fondo del tiempo donde nacen las primeras luces y llévame contigo hasta el principio de las constelaciones ¡Oh Pepino! móntame en la locomotora de tus cintas y precipicios ¿Ves desde ahí los ríos? ¿Ves desde ahí el mar? ¡Oh Pepino! amasa el soplo de vida que nos pertenece y elévate, y elévanos, permanece sostenido por la gracia hasta que el aire se canse de sostenerte; llévanos contigo, oh Pepino, allí donde la eternidad comienza y las musas llenan de voces el silencio, por donde sólo los dioses transitan, más allá de las fronteras de las tribus. _ ¡Subidme a mí! _ordenó Egolitio_ ¿Es que acaso es clásico estar por encima de un rey? ¿Cómo puede haber alguien capaz de elevarse más arriba de mi cabeza? Sólo yo merezco las cumbres y llevar mi figura por encima de todo lo que se haga en Fichalandia ¡Subidme! _ ¡Subidle! _apoyó el señor Dado por su sexta cara. El insensato trepó sobre las diestras compañías buscando altura, arriba, más arriba, pisando los hombros y las cabezas de los bailarines y al llegar a la punta, se abrió la puerta del cuarto de Aby quien llegó junto a Emy y Carmen, Alga, Jose , Dany, Liety, Mandy y Sebastián que traían nuevas fundas para guardar los juguetes. _Estas cajas pueden servirte Aby _dijeron los muchachos. _Gracias amigos míos, estaban haciendo falta. Abrieron el baúl y lo primero que encontraron encima de todas las fichas y juguetes fue la batería descompuesta con el palito chino pegado y el viejo dedal. _Esta batería se ha estropeado _dijeron todos_, y la tiraron a la basura. _ ¿Es idea mía, o parece que están mejor ahí? _preguntó Aby. _Sí _dijeron los niños_, se divierten entre ellos, es mejor dejarlos juntos y nosotros los escogemos a nuestro gusto cuando vengamos a jugar.

El Globo Sabio recuerda: _Aquellos que pretenden ser reverenciados y obedecidos arbitrariamente son seres despreciables que sólo hallarán burla y rechazo. _Nadie puede tomarse la libre potestad para decidir sobre la vida de los demás y estamos en el derecho de impedirlo. _El arte no obedece a órdenes ni delirios de grandeza, es fruto de las criaturas libres que lo hacen público para bien del alma. (Obra: Rayitos de Sol, Barcelona 2015)

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¡Pintemos…! Ilustraciones del Libro Rayitos de Sol Autora: Karyon Kuma

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Cuento: Rayitos de Sol

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Libro Rayitos Cuento: Ende la Sol unión Está la fuerza Revista Arjé N9

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Cuento: Rayitos de sol 50 Revista Arjé N9


Cuento: En la unión está la fuerza Revista Arjé N9

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Cuento: En la unión está la fuerza. 52 Revista Arjé N9


Libro Rayitos SolTres, llegaron los payasos…! Cuento: ¡Un, de Dos, Revista Arjé N9

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Aleida Lliraldi. La Habana, Cuba. Graduada de Periodismo, ha publicado hasta el presente, dos libros de poesía: Junto a la ventana, VITRALES C.E., Miami, 2018 y Entre Mundos sin Nombres, Editorial Dos Islas, Miami, 2021 y Armario de ilusiones (literatura infantil), VITRALES C.E., Miami, 2021. Actualmente retirada, reside en Carolina del Norte junto a su familia y rodeada del amor de sus pequeños nietos.

Daisy Valls, graduada por la Universidad de La Habana, se desempeñó como Especialista Principal en las editoriales Arte y Literatura y Letras Cubanas del Instituto Cubano del Libro, y aquí en Miami como profesora de Español. Ha publicado libros para niños y jóvenes entre los que se encuentran El monte de las yagrumas, El cuento del tomillar, Mi última clase, El club de los caracoles escarlatas, Vueltas de algodón y El potro de los sueños. A este último pertenecen estos pequeños cuentopoemas.

Julia del Prado Morales. Nace en Lima. Poeta, narradora, cronista y docente universitaria. Bibliotecóloga de profesión, recibida en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. De ancestros arequipeños universales. Con nueve libros publicados, tres de los cuales en el campo de la literatura para niños. Uno de micro relatos o nano relatos. El último de Haiku. Y también tiene en su haber libros inéditos. Antologada física y virtualmente en diversos países de América y Europa. Traducida a varios idiomas. Con reconocimientos nacionales e internacionales, entre los cuales destaca dos homenajes, uno de la Sociedad Amantes del País y otro de Viernes Literarios. Poeta del Bicentenario por Puerto de Letras y Ángeles de Papel. Fundadora administradora del Colectivo de Mujeres Manantial desde el 2019.

Karyon Kuma. La Habana. Periodista y escritora cubana (radio, tv, prensa plana). Especialidad: Cine. Sus artículos, críticas, ensayos y obra literaria pueden leerse en revistas y semanarios tales como Cine Guía, Arique, Ekatombe, Primavera Digital, Conexos, entre otros. Obras colectivas: VIAJEROS. Diez poetas hiperbóreos, El Libro de Facebook, Balseros. Libros de poesía: Escorzos, Hamaca de Piedra, Oficios, La Balada del Vacío. Cuento: Decálogo de los Inadaptados, Rayitos de sol. Ensayo: Caos y Metacaos. El concepto de hombre como distracción. Novela: El holocausto de las mariposas, Living in Miami. Labor poética reconocida en el libro América en Cervantes de Ralph Di Franco. Su libro escorzos se encuentra disponible en varias bibliotecas Tomas Isu en Ciudad Habana, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Biblioteca AECID y biblioteca Correo de México, Biblioteca Cervantes y Poetas del siglo XXI. Incursiona en audiovisuales a través de su proyecto Zona Experimental. Reside en Miami y actualmente dirige la revista Arjé junto a la Editorial del mismo nombre. María Eugenia Caseiro (Mariú). La Habana, 1954. Poeta y narradora. Bibliografía: “Pedazos de paisaje”, versión original en español, La luna del perito, Alicante, España 2005 y, en versión bilingüe (español y rumano), Literra, Rumania 2005; “No soy yo”, Poemápolis, Bilbao, España 2008; “Nueve cuentos para recrear el café”, Editions Equi-Librio, Lyon, Francia 2009; “ESCAPARATE, el caos ordenado del poeta”, 2011; “Arreciados por el éxodo”, 2013 “A Contraluz”, 2016; “Antecedentes y Morfología de la Fobia”, 2016; “Arreciados por el éxodo”, 2017; “El Correo de la Mañana” (comedia satírica), Proyecto ICE & Lamparilla S.A., Miami- Barcelona, 2018; “Galeato por un suicida”, 2018; “El Escarmentador”, Cuentos de Azotea, Volumen I, 2018. “E SHÈ BABÍ. Testimonios para deponer lenguagenomas”, Cuentos de Azotea, Volumen II, 2018.

Odaliz De León, nació en Santa Isabel de Las Lajas, Cuba, 1962. Poeta y editora. Estudió Bibliotecología en la ENTB, y Filología en la Universidad de La Habana. Ha visitado varios países, exponiendo su obra poética y sus trabajos audiovisuales. Fue la directora de la organización “Arte Insomne” en Miami durante 6 años. Ha publicado, Kalendario poétiko, 2009, “Un árbol y una flor”, 2011, “Y la soledad sigue asaltándome los ojos”, 2015, y “La ternura es el único animal que me conduce”, 2017. Actualmente trabaja como directora y editora en Por el ojo de la aguja, Editorial.

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