Gobernando los Andes
El fortalecimiento del poder político del virrey Como hemos podido ver, la incertidumbre motivada por el debate jurídico-teológico sobre la soberanía de la Corona se amplificaba a causa de la escasa capacidad de control efectivo sobre el agitado virreinato peruano. Los varios organismos y centros de poder, en algunos aspectos eran muy independientes y, a menudo, actuaban impulsados por objetivos internos que no siempre se correspondían con los intereses ni con las directrices de la Madre Patria80. Un importante centro de poder lo constituían las audiencias81, que eran tribunales con funciones consultivas, además de judiciales, pero en los casos en que el cargo de virrey estaba vacante, estas asumían la regencia, como en el caso del virrey Blasco Núñez Vela, cesado por los oidores de la Audiencia de Lima en setiembre de 154482. La situación de la justicia en el virreinato era realmente crítica, como afirma Toledo cuando explica lo «poco temida y respetada y con falta de ejecución» que se encontraba. Los condicionamientos de los núcleos de poder tenían demasiado peso, «porque el rico y poderoso le parecia que para él no debía haberla». Los súbditos pobres que demandaban justicia contra los poderosos no tenían ninguna esperanza de conseguirla. A los propios oidores, y «a todos en general», parecía que el hecho de deliberar en un juicio contra un poderoso habría acarreado el peligro de que «se levantase la tierra que estaba acostumbrada a libertad y exenciones, y que la justicia en ella se había de echar con hisopo, como agua bendita»83. Los más afectados por esta imposibilidad de obtener justicia eran los indios, que «osaban pocas veces pedirla»84, especialmente contra el poderoso círculo de los terratenientes, que se enriquecieron rápidamente al concederles la Corona tierras y mano de obra, y que no querían renunciar a sus privilegios. Los encomenderos también recibían el apoyo de los cabildos, consejos municipales a los que pertenecían como miembros, por ser ciudadanos residentes o vecinos. Con estos centros de poder, los virreyes se vieron obligados a pactar 80 Ots CapdequÍ, El Estado español en las Indias, cit., explica cómo la posibilidad de conflicto entre poderes en las Indias fue una precisa elección estratégica de la Monarquía, causada por la desconfianza en los mismos: de este modo actuarían de freno y de control el uno del otro, única opción a disposición de un monarca que estaba demasiado lejos. 81 Ibíd., p. 44 y ss. 82 Núñez Vela fue desplazado porque se le consideró demasiado activo en la aplicación de las Nuevas Leyes. Desembarcado en el norte del Perú, se enfrentó con Gonzalo Pizarro en Añaquito, donde fue muerto por los encomenderos rebeldes el 18 de enero de 1546. Cf. Hemming, La fine degli Incas, cit., pp. 256-257. 83 Toledo, «Memorial», p. 77. 84 Ibíd., p. 78.
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