CONSEVACIÓN Y ABANDONO DE ANDENES

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MARÍA BENAVIDES Introducción Esta ponencia propone una comparación entre las referencias a andenes de la primera época colonial y datos del siglo XX. Para el período colonial, se citarán varios autores, tales como el Inca Garcilaso de la Vega (1960 [1604]), el corregidor Juan de Ulloa Mogollón (1965 [1586]), y el Padre Bernabé Cobo (1964 [1653]); y se señalará la preocupación de la misma población andina por los andenes irrigados, según se observa en los mitos del siglo XVI de Huarochirí (Ávila, 1966 [1598]) y en los escritos del siglo XVII de Guaman Poma de Ayala (1983 [1607?]). Para la época moderna, se hará referencia a las observaciones de O. F. Cook, biólogo de la National Geographic Society y miembro de la expedición de la Universidad de Yale al valle del Urubamba, de 1915 (Cook, 1916); a los comentarios de Coolman (1985b, 1986) y de Treacy (1994c) sobre reconstrucción de andenes en la década de 1980 y al estudio de Fonseca (1986) sobre el desmantelamiento de andenes en el valle de Cañete. El objeto del trabajo es enfocar la andenería desde un punto de vista histórico y social, y responder a la preocupación de algunos estudiosos que sostienen que, al perderse la andenería como tecnología, se estaría perdiendo o empobreciendo la cultura tradicional andina. En esta ponencia, las referencias a andenes y a riego están estrechamente ligadas, ya que los andenes que se comentan son mayormente andenes irrigados: sea en el valle del río Urubamba, en el departamento de Cuzco (Cook, 1916), como en el valle del Colca (Treacy, 1994c), ubicado en la vertiente occidental de los Andes Centrales, que tiene una temporada de lluvias corta, escasa e irregular. En ambos casos es indispensable el riego, porque se debe sembrar antes de que empiece la temporada de lluvias (diciembre-marzo) para tener un período de crecimiento suficientemente largo y poder cosechar antes de las heladas más fuertes de junio y julio. Se considera que los andenes controlan la temperatura del suelo y reducen la intensidad de las heladas por efecto de la humedad retenida, la irradiación de calor de las paredes de piedra y por el aumento de la turbulencia del aire frío que baja de los nevados (Treacy, 1994c). Los andenes consisten en aterrazamientos en laderas, por medio de paredes que contienen una acumulación de tierra agrícola; en los casos que se comentan en esta ponencia, fueron utilizados en su gran mayoría como tierras irrigadas artificialmente, sea por medio del control de escorrentía o por canales de riego (Cook, 1916; Treacy, 1994c). Se puede sostener que en la vertiente occidental andina, el aspecto primordial de la agricultura es el riego, y que la andenería es el aspecto secundario, dependiente del primero. Este argumento se apoya en la evidencia de que aun cuando se aban52

donan los andenes, o inclusive cuando se les desmantela, se conserva la infraestructura de distribución del agua (Fonseca, 1986), como también numerosos ritos ligados al culto a las fuentes y a los nevados. Es posible que la existencia de canales de riego, a su vez, haya fomentado la ampliación de la andenería original (Moshe Inbar, comunicación personal, abril de 1997). Sin embargo, es improbable que haya habido una importante ampliación de la andenería, a partir de la invasión española en el siglo XVI, en que se inició la catástrofe demográfica que redujo a una décima parte la población andina (Cook, 1981).

Foto 1. Andenería actual en San Juan de Iris (vista desde Laraos).

Andenería y riego Como es bien sabido, el maíz, cultivo de gran prestigio en los Andes, necesita un período de 7 meses para poder madurar en las zonas que se ubican a una altura mayor de los 2,500 m (Mitchell, 1976). En el siglo XVI, la mayoría de los sembríos de maíz en la zona andina se encontraban entre los 2,500 y los 3,500 m, justamente por ser estas las zonas agrícolas andinas que reciben la mayor precipitación anual, y que quedan más cerca a los deshielos de los nevados. Los ríos andinos por lo general corren en el fondo de valles profundos y sus aguas no son aprovechables para el riego de las laderas altas, que son regadas por medio de canales que se surten de los deshielos y de las lluvias en la puna, es decir, de los bofedales, lagunas y riachuelos de altura. Según Murra (1975), por chacra se entiende tradicionalmente tierras irrigadas, mayormente para maíz. En efecto, en las visitas a la Provincia de Collaguas de los siglos XVI y XVII, se hace la diferencia entre chacras de maíz y quinua,


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CONSEVACIÓN Y ABANDONO DE ANDENES by CÉSAR GUILLERMO GONZÁLEZ DELGADO - Issuu