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La receta del éxito está en la capacitación continua

¿Por qué invertir en la formación interna?

Los resultados exitosos de las empresas muchas veces se reducen a qué tan capacitados pueden estar los colaboradores para poder innovar y llevar la delantera frente a la competencia, se trata de una prioridad estratégica.

Ahora bien, la formación interna también es salario emocional y los trabajadores que antes se consideraba exclusivamente como “recursos”, ahora se consideran de alto valor como personas.

Es así como las nuevas políticas están encaminadas a cuidar a los colaboradores y brindarles una oferta laboral atrayente, la cual permita que sus colaboradores puedan crecer tanto laboral como personalmente.

Seis de cada diez trabajadores buscan capacitarse por fuera del trabajo, según la revista Forbes.

Hoy en día, la capacitación constante es un tema predominante para cada profesional. Desarrollar habilidades tanto técnicas como blandas y estar en continuo aprendizaje, enriquece su hoja de vida y aporta a su progreso profesional, además de impulsar el desarrollo integral, también termina convirtiéndolo en un talento valioso para el empleador.

Asimismo, es clave para las empresas capacitar o formar internamente a sus colaboradores. Este proceso debe ser un componente necesario para las áreas de gestión humana, pues esto permite el crecimiento de la empresa a la par con la motivación laboral y personal.

Dado que, es de esta manera que las empresas pueden mostrar a sus colaboradores que tienen capacidades para desarrollar, las cuales, son ampliamente valoradas y que, además, están comprometidos con su progreso personal a largo plazo.

El estancamiento y la desmotivación del colaborador se percibe en su desempeño, el cual termina por afectar el rendimiento de la empresa.

Esta es la fórmula perfecta para la fuga de talento, que termina por convertirse en pérdida monetaria para las compañías.

Es importante entender que la capacitación interna es una inversión fundamental y representa desafíos imperantes.

Pues, significa planear con antelación las disciplinas a desarrollar de los trabajadores y que estas vayan acorde a los objetivos de la empresa.

Es deber de la compañía realizar el seguimiento de esas disciplinas e idear la mejor manera para medir el rendimiento de los colaboradores, la clave es comprender las necesidades y expectativas que permitan la motivación personal.

De esta forma, hay bastantes vertientes y enfoques para la capacitación profesional, que los empleadores pueden poner en marcha:

Capacitación técnica:

Son las diferentes formaciones especializadas, que están relacionadas con las habilidades específicas de un campo o conocimiento puntual.

Son vitales a la hora de mantenerse a la vanguardia para el desempeño eficiente en los entornos laborales que se actualizan de manera constante.

Capacitación en habilidades blandas:

Se centra en el desarrollo de habilidades interpersonales, las cuales son primordiales para el buen entorno laboral.

Tienen un impacto significativo en el rendimiento laboral y ayudan a construir relaciones positivas y un ambiente de trabajo óptimo.

Capacitación laboral:

Este tipo de formación se realiza directamente en el lugar de trabajo y se enfoca en brindar a los colaboradores las habilidades necesarias para desempeñar las tareas propias de su quehacer laboral.

Capacitación en seguridad y salud laboral:

Es la formación sobre la prevención de accidentes y lesiones, respuesta a emergencias y la promoción de prácticas de trabajo seguras.

Es esencial para la protección y seguridad de los colaboradores, además de cumplir con las regulaciones y normativas establecidas.

Capacitación en desarrollo de carrera:

Ayuda a los colaboradores a alcanzar su máximo potencial y a avanzar en la trayectoria profesional dentro de la compañía.

Incluye la identificación de objetivos de carrera y la planificación del desarrollo de las áreas laborales en las cuales se encuentra el trabajador.

Capacitación en liderazgo y gestión:

Estas capacitaciones se dirigen particularmente a los colaboradores que realizan roles de liderazgo o de supervisión.

Abarcan habilidades como la toma de decisiones, delegación de tareas, gestión del tiempo y resolución de conflictos.

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