Los espectros / El discernimiento – Ophélia Pinto da Cruz

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Los espectros *

El discernimiento

l e t e a

Ophélia Pinto da Cruz

Los espectros

El discernimiento

Ophélia Pinto da Cruz

Traducción del portugués:

Aurora Sánchez Cardoso

Imágenes de portada y contraportada:

National Finnish Gallery

Edición y diseño:

Gerardo Daniel Jiménez

Los espectros y El discernimiento por Ophélia Pinto da Cruz se distribuyen bajo una Licencia Creative Commons Atribución‐NoComercial 4.0 Internacional.

Losespectros

Piscando como a palavra escuridão, seu coração é uma garrafa transparente pela qual vemos vidrosamente nossos funerais

"Ah, a paciência, a paciência, a paciência" ouvimos ele cantar.

O terror e a esperança são as mesmas fendas, as sílabas que a respiração sublinha incessantemente, o candelabro intermitente que nossos passos desenham.

¿Sonríen al mismo tiempo la arena y la memoria?

La memoria es mucha gente asomándose por un balcón, una geometría de hilanderas burlonas, riendo y persiguiéndose por los patios y escaleras de una casa, habitada sólo por la llovizna, rompiendo las cerámicas de una aristocracia antigua, jarrones y vasijas nubladas de cuando el sol se desangraba por las ventanas.

Os dilúvios nos procuram um segundo nome,

E a chuva busca uma escuridão que a apaga,

Como uma sonâmbula pelos cômodos

De uma casa abandonada.

Passam a se tornar os contornos de nossas ilhas,

Passam a se tornar a areia de nossas mãos,

E o que diremos então, dos naufrágios tácitos sucessivos

Que chamamos de coração, balanço de infortúnios

Com os quais desenhamos nosso rosto,

E as paisagens e as horas apagam todos os dilúvios, todos os mapas.

El carrusel lluvioso de mis muertos es el corazón de tu voz y los árboles.

La muerte deja sus manuscritos en la ventana, para que la tarde se lleve sus párrafos junto con los jardines olvidados y las hortensias que nunca crecieron.

La brújula que rompieron los cuervos en tus manos, fluye bajo los párpados de unas navegantes sonrientes, ¿y no guardaban en sus retinas ellas también los guijarros que soltaba el desierto?

As flautas não desenham trilhas que cruzam uma floresta transparente e conectam nossas veias com os caules do hera?

Somos uma pinta no rosto do inferno.

Hospedamos fantasmas que não sentimos.

Procuramos assobiar levemente as melodias irrepetíveis que nos desfolham interiormente.

Inventamos imagens

porque somos ecos do irrepetível?

El amanecer es más el silencio que estos juegos de la luz y el polvo, y tu cansada introspección más una enfermera cansada con las manos llenas de agujas termómetros y escalpelos, y los distantes duraznos que se desprendían de tus labios distraídos: la risa de las pacientes y la risa de tu sangre vacía: las estrellas que sembramos cuidadosamente en tus venas rotas.

No caisão, as ciganas vêm brincar, brincam em círculos ao redor dos suicidas.

Ouço em minhas mãos a morte da chuva.

Sobrevivemos em uma das águas‐fortes que os incêndios perdoaram.

De quem são os olhos que consumimos?

De quem é a insônia que nos desfolha?

El mar es alguien que va a solas junto al sol, las nubes son unas ciegas abstractas, notas al margen, el mar que busca en sus ojos el horizonte, la punta del infinito entre sílaba y sílaba, hablando con sus más antiguos árboles, las etimologías que va diluyendo el párpado del agua.

Sua voz hipnotizava os relâmpagos

e com eles juntava

fragmentos de torres derrubadas para desenhar novos olhos aos cegos

Desenhava no ar um salgueiro

e sentia uma floresta desenterrar‐se em minha memória.

El equilibrio de tus gimnastas lluviosas, La Posibilidad, el mar y tus arrozales en llamas, La Fortuna, el desleído astrolabio de tus escribas de amaranto, el lento desfile de tus edificios de cenizas, el invierno del sí y el no, el teatro que cruzan unos astros distantes, trazado en tu pecho por unas araucarias pensativas, vienen cruzando descalzas el puente de tus latidos, la vitrina de los tordos y tu circunspección cansada.

Aguardam o último piscar dos impérios

e os vales errantes avançam

seguindo os corações destroçados de suas almas

Decifro a álgebra destes labirintos com uma lupa e um ábaco compartilhados pelos mortos e os juncos

Tornamo‐nos uma garoa abstrata

Entre os átomos de uma salamandra

vejo os caminhos que levam da água e das árvores a ti.

Eu me tornava o vento atravessando a flauta de um cinocéfalo.

Lees

la estrofa de una trovadora medieval: "Tus amuletos eran unas ascuas pasajeras, calles lluviosas asoladas por la sangre y la noche ciega".

Traza en sus trémulas páginas la grulla que rompió las ventanas de tus iglesias, los mosaicos de una redención de agua.

Unos latidos a los cerezos lluviosos y otros a las capillas desiertas:

Capillas derruidas donde jugaban las hijas de las hilanderas, bajo la lluvia y con los labios rotos.

O fogo cujo alfabeto

meus pensamentos não sabem escrever, a pupila de Mefistófeles plantada como um penhasco esperando sob cada um dos meus passos errantes, ela era um barco como todas as sonâmbulas, ela nos percebia como ondas e garoa.

A água só sabe dizer adeus?

Todas las cosas que soltamos

detrás de los párpados de los muertos: el firmamento frente al cual todas nuestras percepciones son un balcón, el equilibro de las ciudades que se lleva el llanto, unas luces que se ríen al otro lado de nuestro corazón.

Esta nieve son mis retinas apagadas, el corazón que comparten nuestras muchedumbres que se desvanecen.

Eldiscernimiento

Com os astros que reúne seu insônia, e o sonho desfará as datas e as árvores onde nos sentávamos a desenhar janelas onde os mortos pudessem descansar.

Aqui abrevio todas as minhas tempestades, até isso tem trazido mais tempestades.

Buscam o brilho da manhã no último olho de vidro que as cidades soltaram.

Aqui fala uma aurora boreal que copia o teatro de sombras do insônia, e nos traz imagens limpas, sem abstrações.

Las imágenes idílicas de un mundo falso y las manos que cuentan trémulas

las monedas y los días.

La adolescente reza antes de morder una manzana.

La convalecenciente acaricia unas flores falsas, recorriendo los días en que su madre caminaba por unos largos jardines soleados y por su corazón indeciso: la melancolía es el color de una linterna mágica, flotando como una luna rechazada.

Essas pirâmides desmoronando‐se

são uma pálpebra se abrindo, o olhar de um morto caindo para fora das oscilações do esquecimento,

mas a época não é nenhuma bandeira

e é todas as paradoxos

aqui a chama é uma voz pálida, o fragmento de um império que fala como um coro de pessoas devastadas.

Enumera frente al espejo

los colores de la indiferencia y la impaciencia, la desdicha que comparte nuestras imágenes, la expresión que los días

van tejiendo en nuestros rostros,

el asco y la angustia de una crónica mentirosa,

las concordias falsas que recogen nuestro cabello y nos leen en voz alta los nombres y los días de una gente que no existe,

Sigo os relâmpagos desordenados

dentro do meu crânio, aponto as imagens que desenterram.

Aponto imagens que abraçam essas pobres gladíolas que caem de jardins ambulantes, como se minha respiração se enchesse de estrelas extraviadas.

Sou o que sussurram umas bússolas quebradas e umas pinturas abandonadas na chuva.

¿Era ceguera o amanecer nuestra serenidad?

Busca los tordos que enterraste en la luna de tu arpa.

Ama las montañas que enterraron nuestro rostro.

El horizonte y mi mano eran una sola mujer cansada, sonriéndole a las hojillas blancas de unas flores que no sabe cómo se llaman, percibiéndolas como si fueran una vaga música, entrevista apenas entre el rumor de la lluvia, el horizonte y mis pasos son una calle adonde vienen a pensar las fugitivas de la fiebre y el desierto.

A mulher ia de túmulo em túmulo deixando amuletos de erva e vidro e à noite falava com os mortos que despertava. Encontrou debaixo do ninho dos corvos

uma serpente cortada em pedaços sussurrando palavras religiosas.

Olhe para si, ao sair da tempestade traz consigo as chaves enferrujadas de um mundo que já não existe.

Os sinos tocavam ao desmoronar dos templos, meus antepassados eram sombras carregando velas ao longo das colinas escurecidas.

El fruto que pierde; la muerte que busca, el mar que describe tus aretes nublados.

El mar es una muchacha ciega sentada frente a mí, llamada por todos tus manuscritos quemados, trazada por tus tordos cansados, la distante mirada de tu astucia, los cerros a los que regresa el firmamento de la paciencia, los anillos de un planeta que no importa, la luz que recuerda sus hijas perdidas entre la llovizna, el mar perdiendo sus satélites, una pantalla de llovizna rota, las sombras que caminan entre el granizo.

Falava como todas as nossas infâncias se confundindo

numa única debandada sépia de pombos, sustento uma vela de vidros quebrados entre o rosto gasto da madrugada, que vem enterrando meus passos sob seus olhos, as raízes mais órfãs dos parques de ladrilhos estremecem em minhas pálpebras.

O fogo do choro traça um apanhador de sonhos que pendurarei na testa da decomposição, uma ilha são todas as pontes destruídas.

El asesino es el más arrinconado de los pobres diablos,

el más desesperado de los perdedores,

el más vacío de los más superficiales,

el resentimiento nos va volviendo

una tierra seca para sus interminables soles vacíos.

La vergüenza es un sol y una penumbra,

una habitación y un ojo,

un espejo roto y sus luciérnagas imperceptibles,

un péndulo y una peca,

el invierno y los vaivenes que llevan los meses en su pecho.

Ela vinha pelo caminho dos girassóis em chamas, e sorria como a anemia, astro que segue minhas mãos, erguendo‐se a leste dos jardins negros, ah, encha seus buquês de margaridas com o fogo dos tordos que treme em meus olhos.

Alguma de suas almas percorrerá estas casas, enchendo os corredores e os espelhos com suas fotografias.

Una aporía

detiene a los pensadores eléatas, mientras el agua

sigue cayendo en los cántaros y los astros resuenan dentro de su incertidumbre.

Triste lumbre del deseo

caminando hacia las barrancas donde no dejan de sonar los diluvios

¿son las letras una variante del polvo?

¿o han crecido como hiedra en el ojo de dios?

Umas cinzas nos olhos dos cavalos

caem como sonâmbulas viajantes.

Dormida no deja de escribir la muerte, el agua, el aire, la tierra, el fuego, han dibujado en mí unas manos vacías.

Allá, donde se pierden los colores y la ceguera, hay una montaña que nos bebe sombra por sombra.

Las liebres tañen el laúd como en los cuentos infantiles y en los aquelarres.

SOBRELAAUTORA

Ophélia Pinto da Cruz (Coímbra 1997‐2021) fue poeta, guionista y maestra de educación básica. Escribió los poemarios inéditos Los espectros (2018) y El discernimiento (2020), de los cuales presentamos aquí unos extractos. Asimismo, es autora del guion de cortometraje Neurosis (2021), actualmente en proceso de producción. Su familia se reserva la causa de su temprano fallecimiento.

Mayo2023 México

l e t e a

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