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Reportaje: Lectura en voz alta en la Secundaria

Lectura en voz alta en la enseñanza secundaria en Dinamarca

Texto: Jette Sindbjerg Martinsen Traducción: Christina Berg Jakobsen

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En lo que respecta a la lectura, actualmente estamos en un período de transición en la educación juvenil en Dinamarca. Nunca habíamos tenido una generación juvenil que leyera tan poco, pero al mismo tiempo, nuestras expectativas y demandas de lectura enfocada en jóvenes entre 15 y 19 años nunca habían sido tan grandes. Afortunadamente, hay maneras de remediar esta paradoja, y como muestra el final de este artículo, ¡es una cuestión de usar la lectura en voz alta también en la e d u c a c i ó n secundaria!

Pero hay que empezar con la escuela primaria. El estudio más grande realizado hasta ahora en Dinamarca (2017) sobre hábitos mediáticos con niños de 3° a 7°, muestra que los niños daneses leen significativamente menos que antes. Especialmente las chicas han perdido terreno. En 2010, el 68% de las niñas leían regularmente, mientras que en 2017 esa cifra se redujo al 59%. Alrededor de la mitad de los niños leían regularmente tanto en 2010 como en 2017, pero en 2017 se registró que un 35% de los niños casi nunca leen, mientras que para las niñas es el 25%. Cada dos años, la lectura de los niños en edad escolar se evalúa a nivel nacional, y en 2019, estas pruebas del Departamento de Educación también mostraron una disminución en la alfabetización de los niños. Este descenso lector se explica, entre otras cosas, por la competencia de redes sociales y servicios de transmisión/streaming como Netflix y HBO. Al mismo tiempo, los niños obtienen su primer teléfono celular cada vez más jóvenes. En 2016, los niños tenían un promedio de 8.5 años al recibir un celular que les abre el acceso a Internet. Y a menudo, este acceso es sin límite, a menos que los padres intervengan y hablen con sus hijos sobre cómo comportarse en línea y cuántas horas pueden pasar conectados.

Cuando dirigimos nuestra atención a la educación juvenil, reconocemos este panorama. Muchos de nuestros estudiantes solo de mala gana abren un libro en su tiempo libre (y posiblemente también en su trabajo escolar). De hecho, un quinto

de los daneses entre 15 y 19 años nunca lee ficción. Muchas generaciones mayores tampoco lo hacen, pero para los jóvenes que se están educando, la consecuencia es que no desarrollan el vocabulario, el mundo del pensamiento y la capacidad de leer en profundidad que exige la lectura de ficción. Una forma de lectura con la que podrían fortalecer su capacidad para otros tipos de lectura y escritura en los programas de educación juvenil. La lectura también es un acceso directo al dominio de las palabras y a la sabiduría, y a los jóvenes les faltará mucha competencia si no la aprovechan. Además, muchos estudios muestran que no obtienes el mismo beneficio de la lectura en pantalla, por lo que el beneficio de sumergirte en un libro de papel antiguo es excelente.

Inmersión y Concentración: las competencias heridas por la era digital

Entonces, ¿qué nos enseña la investigación sobre cómo salir de esta situación en que la lectura en la educación juvenil en Dinamarca está bajo presión? ¿Y qué hacemos concretamente en la enseñanza? Hacemos muchas cosas diferentes. Por ejemplo, los instructores de lectura en las escuelas hacemos tests/pruebas de nuestros estudiantes, para detectar a los estudiantes con dificultades de lectura y en lo posible ofrecerles lecciones de lectura individuales y especializadas. En muchas

Los investigadores usan términos como “lectura de andamios”, “lectura dialógica” y “lectura compartida”. Conceptos cuya idea puede resumirse como un retorno a la certeza infantil de que la lectura hace que el mundo sea aún más grande cuando se habla juntos del texto.

escuelas, como en la escuela primaria, se introducen “cintas/clases de lectura”, donde los estudiantes tienen que leer ficción autoseleccionada por hasta 45 minutos todos los días o, por ejemplo, tres veces por semana, sin conversar, sin computadores. La idea es reforzar algunas de las competencias que son difíciles para nosotros en la era digital: inmersión y concentración.

Pero incluso dentro de la propia enseñanza, la investigación indica que con enfoques relativamente simples (si somos consistentes) podemos aumentar el beneficio de la lectura de los estudiantes. Un método es equipar a los estudiantes con una variedad de estrategias y guías de lectura que los hagan conscientes de

los beneficios de la lectura antes de comenzar a leer un texto. No se trata de leer de las páginas 1 a 23, sino de trabajar activamente con la comprensión de un texto siguiendo las instrucciones del profesor. Hay muchas formas de hacerlo, pero a menudo estas estrategias se dividen en tres etapas: antes, durante y después de la lectura. Antes de la lectura, por ejemplo, el alumno puede activar su conocimiento previo del tema, el texto, el autor. El profesor puede dar a los estudiantes listas de palabras clave y discutir el significado de estas, o se les puede pedir a los estudiantes que identifiquen las palabras clave basadas en títulos, ilustraciones, repeticiones, etc. Durante la lectura, se les puede pedir a los estudiantes que hagan listas de palabras que no entienden y que creen nuevas frases con estas palabras. Pueden formular preguntas para el texto o se les puede pedir que en común encuentren respuestas a preguntas clave en el texto. Después de leer, pueden resumir brevemente la acción, visualizarla en un dibujo o dar un breve resumen para sus compañeros en un video. Estas estrategias ayudan a que el texto se pegue.

Pero también leer en voz alta en la enseñanza es cada vez más importante en estos años, práctica que antes se consideraba una pérdida de tiempo, o una simple diversión, porque se esperaba que los estudiantes hubieran leído el texto en casa. Los investigadores usan términos como “lectura de andamios”, “lectura dialógica” y “lectura compartida/shared reading”. Conceptos cuya idea puede resumirse como un retorno a la certeza infantil de que la lectura hace que el mundo sea aún más grande cuando se habla del texto juntos.

Específicamente, la lectura en voz alta funciona mejor en la enseñanza cuando el profesor (preferiblemente para un grupo más pequeño de estudiantes) lee en voz alta con pausas bien elegidas en lugares donde se intensifica el texto, y los estudiantes tienen la oportunidad de comentar. Les permite tomar posesión del texto en una “lectura dialógica” donde la experiencia, y no necesariamente el análisis, tiene significado. El profesor funciona como un abridor de texto al hacer preguntas genuinas y abiertas. El profesor pregunta sobre situaciones, personas y palabras en el texto que extrañan a los estudiantes o con las que se identifican y generalmente sigue las pistas que dejan las reacciones de los estudiantes. En Dinamarca, incluso las bibliotecas actualmente ofrecen muchos cursos de lectura compartida, y los cursos son muy populares. Cuando la lectura en voz alta también está ganando protagonismo en la educación juvenil, no solo los estudiantes de escasos recursos educativos se benefician de ella. Se beneficia toda la comunidad de lectura, tanto los lectores competentes como los lectores no entrenados.

Sin embargo, el regreso de la lectura en voz alta enfatiza la importancia de continuar leyendo textos en voz alta entre sí durante toda la vida. Por ejemplo, continuar leyendo en voz alta a nuestros hijos y hablando con ellos sobre los textos, incluso cuando saben leer por sí solos. De esta manera, les damos una preparación lingüística que les ayuda a hacerse ciudadanos democráticos porque saben expresarse sobre el mundo y empatizar con el destino de los demás.

Christina Berg Jakobsen, catedrática y consejera de estudiantes en el Instituto “Gentofte Studenterkursus” en Hellerup, Dinamarca. Es instructora de lectura y enseña español e inglés como lenguas extranjeras.

Jette Sindbjerg Martinsen, catedrática del Instituto “Nørre Gymnasium” en Copenhague. Da clases de danés y español. También es instructora de lectura y está haciendo un máster en la pedagogía de idiomas extranjeros.

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