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Moneyboys vuelve a casa por Navidad
Moneyboys
POR: TEO PLANELL
Hijo de un mundo globalizado, el debut a la dirección del cineasta taiwanés C.B. Yi -incluido en la prestigiosa sección 'Un Certain Regard' del festival de Cannes- plantea una historia de redención personal, al tiempo que posa su mirada en el siempre peliagudo mundo de la prostitución masculina.


en moneyboys el paso del tiempo importa. Las personas y relaciones cambian, la soledad se hace insoportable y la violencia está presente allá donde va Fei, el protagonista, obligado a regresar a su pueblo natal tras años sin visitarlo. Es el universo del cineasta taiwanés C.B. Yi, cuya biografía cuenta con ciertos paralelismos con el protagonista de su ópera prima. “Pasé mi infancia en un pueblo junto al mar, mi adolescencia en un pequeño pueblo austriaco, y como estudiante llegué a vivir en Viena y Pekín antes de inscribirme en la Academia de Cine de Viena. Tuve la infancia más despreocupada que puedas imaginar, y la recuerdo con nostalgia. Encuentro huellas de aquellos años en las primeras películas de Hou Hsiao-Hsien, e incluso en la obra del maestro japonés Yasujirô Ozu, en cuyas películas percibo el calor y el amor que experimenté en mi infancia. Era un pueblo de pescadores en el que las puertas de las casas estaban siempre abiertas y los niños nos acercábamos a la orilla del mar a jugar con cangrejos y coger conchas”.
Años más tarde C.B. Yi fue apadrinado por Michael Haneke en la escuela de Viena: “Allí conocí a personas que me abrieron los ojos a otra manera de mirar la vida. Sorprendentemente acabé recibiendo clases de dirección del Profesor Haneke, y aprendí a apreciar el trabajo de maestros como Bresson, Tarkovski, Kubrick, Bergman, Hsiao-Hsien, Ozu, Imamura o cineastas actuales como Wes y Paul Thomas Anderson”. Fue en ese momento cuando comenzó a idear el que ocho años después acabaría siendo su primer largometraje. Moneyboys surgió de una conversación con un chico aspirante a actor en la que éste le contó que, para ganarse la vida y mantener los cuidados de su madre enferma, ejercía la prostitución. Las palabras del joven impresionaron al director y se quedaron resonando en su cabeza. Y así, mientras en paralelo terminaba sus estudios, fue dando con este relato de tres jóvenes de la industria del trabajo sexual masculino en Taiwán y su proceso de autodescubrimiento: para los protagonistas el vacío que intentan saciar se parece más a un pozo sin fondo que a la gloria prometida por un capitalismo despiadado, romántico y fantasma.
Fei trabaja en la prostitución ilegalmente desde hace tiempo y conoce la cara oscura del mundo en el que se mueve. Pero, aún así, no ha llegado a plantearse dejarlo. Un evento traumático del pasado conectado con su trabajo como chapero le hizo alejarse de su familia y conocidos, así que el impacto de volver a las calles que conoció durante su infancia es enorme. Más aún si el amor de su adolescencia, Han Xiaolai, aparece una mañana entre la multitud, tocando para los transeúntes una canción que significó muchas cosas para ambos. Fei no estaba preparado para volver a encontrarse con la persona a la que amó, la persona que conoce sus vulnerabilidades como nadie, y por tanto también su culpa. La culpa que arrastra a día de hoy y que late intensamente desde su vuelta a casa. “La elección entre dejar ir el pasado o convivir con él es uno de los temas centrales de Moneyboys. Pero cuando escribía el guión tenía varios temas en mente, también la necesidad de sacar el coraje necesario para ser feliz. O la idea de que no siempre les haces un favor a las personas que quieres, ni por supuesto a ti mismo, cuando te sacrificas por ellos. ¿Hasta qué punto puedes estar ahí para tus seres queridos sin hacerte daño a ti mismo? Esos son los temas que me interesa tratar en mis películas. Yo no intento dirigir el pensamiento de los espectadores, pero sí estimularlo y fomentar el diálogo. Y, para mí, el mensaje de la película, si es que se puede hablar en esos términos, está contenido en el flashback de la última escena: ese es mi llamamiento a todos los Feis de este mundo”.
Más allá de los mensajes escondidos tras sus imágenes, Moneyboys, con producción compartida entre Austria, Francia, Taiwán y Bélgica, es una pieza cinematográfica visualmente cautivadora. Escenas clave para el desarrollo de la historia se cuentan a partir de planos secuencia omniscientes y respetuosos, con un arrojo narrativo envidiable en un debut cinematográfico. La estética en la que se mueve la película es contenida e inmersiva, y su naturaleza digital, lejos de despersonalizarla, la sitúa a la fuerza en el tiempo, encapsulando un momento muy concreto en la vida de unos personajes perdidos, que se desviven haciendo esfuerzos activos por olvidar que el amor es lo único que nunca tuvo sentido. “Desde que me hice consciente de mi habilidad para la creación visual quise aprenderlo todo sobre las cámaras y la iluminación, para depender lo menos posible de otros. Un año después de estudiar con Haneke me aceptaron en el master de Christian Berger, el que es su Director de Fotografía habitual. Los movimientos de cámara y el montaje a menudo crean dinámicas artificiales, superficiales, que distraen de esos momentos cautivadores que se registran con la cámara. Encuentro mucho más fascinante trabajar junto a los actores a partir de un plano secuencia, moverlos relacionándose entre sí, de manera que los diferentes tiros de cámara y encuadres vayan definiendo la escena. Esto crea una serie de dinámicas visuales que no interrumpen la continuidad emocional de la escena. El silencio también cobra una enorme importancia en mis películas. Rara vez existe una vinculación real entre dos personas si hablan todo el rato y no se enfrentan juntos al silencio”.
MONEYBOYS (8 julio) Austria, Francia, Bélgica y Taiwán / 2021. Avalon. 118 min. Dirección: C.B. Yi. Reparto: Ko Kai, Chloe Maayan, Yufan Bai, J.C. Lin, Qiheng Sun. Happy Together (Hong Kong. 1997) De Hong Kong a Argentina. Wong Kar-Wai firma esta historia de amor gay, que ya es un clásico.
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