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HAAi la rave global
HAAi
Una serie de EPs -los primeros autoeditados en Coconut Beats, y otros dos que sirvieron de puesta de largo en Mute Records- ya nos ponían sobre aviso de las capacidades de Teneil Throssell. Pero han sido sus colaboraciones recientes con Jon Hopkins, Fred Again o Romy XX las que confirman el salto en el estatus de HAAi, su definitiva ascensión a la aristocracia de la electrónica global. Instalada en Gran Bretaña, donde ha convertido las fiestas Coconuts Beats en un referente para Dalston y la noche londinense en general, sus orígenes australianos lejos de resultar un problema se han convertido en una de sus principales bazas como DJ y como productora también: HAAi ha hecho de la diversidad sonora una seña de identidad de sus sesiones, en las que el techno característico berlinés se confunde con sonidos globales y las últimas tendencias del clubbing. Y de alguna forma ese sello está también presente en Baby, We're Ascending (Mute / [PIAS], 2022), un álbum de ritmos acongojantes y espíritu psicodélico, que representa para nuestro tiempo algo muy similar a lo que el mítico Immunity de Hopkins venía a ser hace una década ya.

IMOGENE BARRON FOTO:

Madrid a los veinte
Por: Dani Costas
Todos aquellos que me conocéis sabéis que soy una de esas personas que se apuntan a todo. Resulta de lo más sencillo convencerme para animarme a los planes más espontáneos, y soy siempre la primera en arrastrar a mis amigos a cualquier concierto o idea random improvisada que se me ocurra. Entre los muchos planes que tenía para el verano pasado estaba acudir como público al Observatorio, un festival que tiene lugar en una pequeña población perdida en los Ancares de León, Balboa, y que hasta entonces había celebrado dos ediciones. En 2021 y dadas las circunstancias del momento, se estrenaba en versión XS, una edición renovada y adaptada a la estricta normativa COVID que enmarcaba ese verano de 2021. Por algún motivo me despertó mucha curiosidad e interés el festival. El caso es que cuando llegó el momento en que decidí que quería ir y se lo comenté a mi amiga Kim, mi fiel compañera de aventuras, buscamos en la web de Observatorio los abonos para el festival pero habíamos llegado demasiado tarde: para entonces ya estaba todo vendido. La verdad es que casi hasta el día de hoy se creó muchísimo hype alrededor de esa edición 2021 del Observatorio, tanto por parte del público que tuvo la suerte de acudir como por los comentarios de los artistas que tocaron allí. Hace unos días me sorprendió encontrarme un comunicado del Observatorio en rrss, en el que, con toda la transparencia del mundo, básicamente pedían al potencial público que se acercara a esta nueva edición 2022, explicando lo mucho que les estaba costando hacer sostenible el proyecto. Fue una sorpresa que un festival que había funcionado tan bien el verano pasado y con un cartel tan apetecible, reconociese las enormes dificultades para vender entradas, sobre todo porque lo habitual es que, por muy mal que vaya un evento, la táctica sea siempre contraria. Y aunque pocas veces estamos acostumbrados a este tipo de comunicados por parte de los promotores, creo que la sinceridad por parte del Observatorio es muy necesaria: en un verano saturadísimo de planes, eventos, conciertos y festivales como este, se está convirtiendo en norma que la lista de invitados sea más larga que la de entradas vendidas. Me da muchísima pena que este verano tenga que quedarme una vez más con las ganas de ir a Balboa, ya que las fechas coinciden con conciertos de mi gira, pero os animo a todos a vivir la experiencia. No solo esta en concreto, sino la de cualquier festival de pequeño aforo o concierto en salas, porque el verano de 2022 va a resultar decisivo para la mayoría de ellxs.