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Lauv manual de autoayuda
de la parte oscura de los créditos del boys de Charli XCX a telonear a Ed Sheeran. A veces la vida es así, imprevisible y maravillosa. Pero no todo han sido rosas en el camino al estrellato de Lauv. Creció rodeado de música, aprendió a pulsar el piano desde que era un crío mientras su hermana tocaba el violín y el cello, y con ese caldo de cultivo y al abrigo de MySpace y de la eclosión de las redes sociales, montó su primer proyecto. Hacía poco que había descubierto la guitarra y encontrado su pasión: una banda que incorporara sus referencias de entonces, Never Shout Never, The Ready Set o All Time Low. “En esa época fue cuando me enamoré de hacer música y me di cuenta de las posibilidades que Internet me ofrecía para publicarla y moverla. No tuve éxito en aquel momento pero luego volví como Lauv ocho años después... y aquí estamos”, me cuenta al otro lado de la pantalla del ordenador, desde una habitación de hotel en Londres. Aceptar ese éxito es otra película.
Ari Staprans Leff (San Francisco, 1994) ha tenido que hacerlo, casi a la fuerza, y reconoce que no siempre ha sido fácil. “No supe muy bien cómo procesarlo porque todo pasó demasiado rápido: mi vida de repente llegó muy arriba y yo estaba sentado en mi casa solo, pensando que no me lo merecía, sintiéndome culpable, ansioso… tan obsesionado con mi carrera que me había perdido a mí mismo”. Además de ese boom abrumador y prematuro, de su fulgurante entrada en el pop masivo, en plena efervescencia de popularidad y con How I’m Feeling, su disco de debut, recién salido del horno, tuvo que lidiar con el parón rotundo y seco que supuso la pandemia y los confinamientos. “Sobre todo me jodió no poder salir de gira con este disco, promocionarlo bien… Teníamos muchas cosas ya construidas, con todo el estrés que eso implica, y todo se vino abajo. Pero prefiero quedarme con lo mucho que me apetece ahora tener dos discos para girar. Va a ser la hostia”, confiesa antes de asegurarme que habrá fechas en España.
All 4 Nothing llega, pues, como un bálsamo curativo para Lauv. Su segundo trabajo parte, según él mismo, de una búsqueda de su propia identidad, de reencontrarse con Ari de nuevo y sanar ciertas heridas personales: “Todo el éxito del mundo no significa nada si no estás bien contigo mismo”. Esa querencia por los autocuidados siempre ha estado presente en su música y en la constante interacción en clave de apertura emocional con sus fans, llegando incluso a instalar en sus conciertos una blue box para que los asistentes que lo deseen dejen sus mensajes, sus deseos, sus ansiedades. La idea es que la masa no sea un impedimento para abrirse emocionalmente, como en una terapia de grupo. “En general me gusta compartir con los demás cualquier cosa que sea importante para mí. Y he llegado a la conclusión de que ir a terapia, llevar un diario personal o ayudar a los demás me ayuda mucho a mí. Todos estamos juntos en este mundo y nos necesitamos los unos a los otros. Así que es mi forma de contribuir a esa idea, de ayudar a crear comunidad a quienes me escuchan. Hace poco he descubierto la meditación intelectiva y he montado un par de Twitter Spaces para hacer meditaciones guiadas… me encanta”.
Son progresos que le han hecho llegar a un nuevo lugar para afrontar la composición de su nuevo álbum. Se reconoce una persona hipersensible, con todo lo bueno y lo malo que eso conlleva, y afirma que “viene bien para la creatividad, pero hace también que la vida sea mucho más dramática”. Así que ha tenido que ir moderando, aprendiendo a hacer la justa autoficción y entrando más y más en diálogo consigo mismo. “Ser honesto conmigo mismo es la mejor forma que tengo de hacer música. Hago las canciones en función de lo que siento y si me gustan estoy deseando sacarlas, sin pararme demasiado a pensar lo que la gente vaya a pensar”, afirma convencido. “Como te he dicho antes, y aunque ahora sí me siento con la mente más clara, he pasado por momentos en los que sentía que no sabía hacia dónde iba, estaba perdido y trataba de buscar mi camino. Aún hoy me ocurre, todavía no sé muy bien cómo funciona el equilibrio”. Hey Ari, tema contenido en su nuevo álbum, se adentra en esos pensamientos y emerge como una de las canciones más personales de Lauv. Pero al mismo tiempo también sirve para confirmar que hoy Lauv tiene más dominio sobre sus emociones que en el pasado. “Tengo la suerte de haber llegado a un lugar en mi carrera en que puedo seguir lo que me dicta el corazón. Cada día me siento más cerca de lo que Ari quiere para Ari. Mi música favorita es la que es honesta consigo misma, con lo que eso implica, así que siempre voy a hacer lo que sea más honesto para Ari”. Se ríe cuando le digo que All 4 Nothing, con su fijación en torno al amor tóxico, me recuerda a un The Weeknd que no disfruta de serlo, que prefiere aprender de las relaciones complicadas que romantizarlas. Esa idea sobrevuela el disco.
Muchas de esas canciones ya habían podido escucharse meses antes del lanzamiento, ya sea en directos de Instagram, streamings o vídeos de Tik Tok. Es una estrategia que no nos pilla desprevenidos: ha sido fundamental en la construcción del mito internacional de nuestras dos grandes divas, Rosalía y Bad Gyal, aunque por aquí todavía no tenemos tan normalizada esa estrategia como en EEUU. “Seguramente no sea lo más inteligente, pero para mí sobre todo es divertido. Tengo muy poca paciencia y me cuesta esperar a que salgan las canciones para enseñarlas. Aprovecho cualquier oportunidad para abrir algún directo y tocar algo de lo que estoy haciendo en ese momento”.
ALL 4 NOTHING (VIRGIN, 2022) 26 / Stranger / Kids Are Born Stars / Molly in Mexico / All 4 Nothing (I'm so in Love) / Stay Together / Summer Nights / Time After Time / Hey Ari / Better Than This / Bad Trip / I (Don't) Have a Problem / First Grade CD / DIGITAL / LP
LAUV
POR: DIEGO RUBIO ℓ FOTO: KATE BIEL
El californiano presenta su segundo disco, 'All 4 Nothing' (Virgin, 2022), un trabajo que surge de una crisis personal provocada por un éxito abrumador y repentino e intensificada por el parón de la pandemia, que le impidió girar su primer trabajo. Ahora, reconoce, se siente más Ari que nunca.