JAQUE AL REY: DE LA PSICOLOGIA PATRIARCAL A LA PSICOLOGIA FEMINISTA Tomado de: Revista Costarricense de Psicología, N2 24, págs 11-29, 1996. Mirta González Suárez El artículo analiza los inicios de una psicología, marcada por el androcentrismo y, por ende, por la discriminación de las mujeres. El feminismo se plantea desde sus diversas posiciones, como el motor no solo de la crítica a la psicología patriarcal sino como reformuladora de teorías y constructora de una nueva alternativa, centrada en el análisis de género y en la ruptura de las estructuras de dominación. Finalmente propone medidas a las diversas instituciones relacionadas con la psicología, con el objetivo de lograr una acción profesional igualitaria. I.
Una psicología androcéntrica
La búsqueda de explicaciones que nos permitan comprender las acciones y pensamientos propios y de los demás, es uno de los intereses propios a lo humano. Este interés básico se ha construido desde diversos marcos, tales como la lógica de lo cotidiano, la filosofía, religión, y, en este siglo: la psicología. El contexto académico plantea una forma específica del conocimiento que denomina como científico, y la psicología no ha estado exenta de esta problemática. Afirma Maria Ángeles Durán que la ciencia se ha construido desde el poder y que el poder ha puesto la ciencia a su servicio, y también se ha construido de espaldas a la mujer ya menudo en contra de ella». (Durán, Maria Ángeles, l982, p.9). El desarrollo científico se realiza por personas concretas, con sus intereses y perspectivas particulares e igualmente, es fomentada (y financiada) de acuerdo con la valoración establecida por grupos específicos. La psicología presenta por su tema de interés central - el análisis del pensamiento y la acciónuna contradicción intrínseca: por un lado la preocupación por las relaciones humanas incluyendo en éstas aspectos emocionales, criterios de salud mental, canales de comunicación ha sido históricamente considerado como una de las habilidades entrenadas sobre todo en mujeres, pero, por otro, el desarrollo teórico de lo anterior -por medio de la exclusión de espacios- ha sido desarrollado, al menos hasta las tres cuartas partes de este siglo, por hombres. Estos hombres, con acceso a las estructuras de diseminización del conocimiento por medios oficiales -i.e. universidades, congresos, etc., - a diferencia de los grupos excluidos- cuentan con los recursos instrumentales para presentar sus teorías y metodologías como «científicamente correctas». Igualmente, las posibilidades que se derivan de la concentración exclusiva del desarrollo científico les permite escoger temas de investigación, elaborar metodologías alternativas, incluir o no en su grupo a otros investigadores y, finalmente, dar a conocer los resultados obtenidos. Así se construye - con algunas mujeres excepcionales que generalmente se incorporan dentro de corrientes psicológicas desarrolladas por hombres, y desde allí, proponen revisiones y aportes- un saber que necesariamente se encuentra imbuido por las vivencias más íntimas de
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