Aun en las peores circunstancias de este penoso proceso, el gobierno cubano consiguió preservar los logros esenciales de la Revolución: ninguna escuela u hospital fue cerrado, a la vez que se garantizaba una mínima canasta familiar de productos alimenticios indispensables a precios subsidiados. En esas condiciones, la inmensa mayoría de la población se vio obligada a acudir a diferentes formas de resistencia que espontáneamente generó las más creativas actividades para suplir ingresos y resolver los múltiples problemas surgidos con las drásticas restricciones alimenticias, del transporte, la electricidad y en otros rubros básicos de la vida cotidiana. Las principales ciudades cubanas, que carecían de electricidad durante muchas horas diarias, quedaron coloreadas ya no sólo por emergentes medios de locomoción como la bicicleta o el "camello" -denominación popular de los largos camiones de carga habilitados para el transporte público-, sino también por un sinnúmero de actividades hasta entonces desaparecidas como los "paladares" (restaurantes privados), "boteros" (choferes) y "merolicos" (vendedores) ambulantes. Entre las secuelas de este marcado deterioro del nivel de vida de la población cubana también estuvo el desplome de muchos servicios sociales y el ensanchamiento del mercado negro. También como consecuencia de la crisis se incrementaron como nunca antes las salidas ilegales hacia Estados Unidos, en particular desde el verano de 1994, cuando Cuba decidió despenalizarlas, permitiendo a más de treinta mil personas abandonar el país en endebles embarcaciones. Esta oleada descontrolada, favorecida por la ley norteamericana de "Ajuste Cubano", obligó al gobierno de Washington a firmar con su homólogo de La Habana nuevos acuerdos migratorios en 1994 y 1995. El entendimiento abrió la puerta otra vez a la migración legal a partir de la concesión de más de veinte mil visas anuales por concepto de reunificación familiar y sorteo. Además, Estados Unidos se comprometió a devolver los emigrantes recogidos en alta mar, a la vez que se autorizaban vuelos chárter desde su territorio a Cuba. El resultado fue la disminución del flujo ilegal de cubanos a Estados Unidos, aunque no desapareció totalmente.394 Resultados de las reformas coyunturales En las complejas circunstancias del “periodo especial”, el gobierno cubano adoptó, a partir del segundo semestre de 1993, una serie de disposiciones dirigidas a impulsar el desarrollo de las industrias turística y farmacéutica, como fuentes principales para obtener recursos externos, Según el censo de 1990 en Estados Unidos vivían entonces más de un millón de cubanos. Arboleya, op. cit., p. 219. 394
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