8 minute read

Resultados de las reformas coyunturales

Aun en las peores circunstancias de este penoso proceso, el gobierno cubano consiguió preservar los logros esenciales de la Revolución: ninguna escuela u hospital fue cerrado, a la vez que se garantizaba una mínima canasta familiar de productos alimenticios indispensables a precios subsidiados. En esas condiciones, la inmensa mayoría de la población se vio obligada a acudir a diferentes formas de resistencia que espontáneamente generó las más creativas actividades para suplir ingresos y resolver los múltiples problemas surgidos con las drásticas restricciones alimenticias, del transporte, la electricidad y en otros rubros básicos de la vida cotidiana.

Las principales ciudades cubanas, que carecían de electricidad durante muchas horas diarias, quedaron coloreadas ya no sólo por emergentes medios de locomoción como la bicicleta o el "camello" -denominación popular de los largos camiones de carga habilitados para el transporte público-, sino también por un sinnúmero de actividades hasta entonces desaparecidas como los "paladares" (restaurantes privados), "boteros" (choferes) y "merolicos" (vendedores) ambulantes. Entre las secuelas de este marcado deterioro del nivel de vida de la población cubana también estuvo el desplome de muchos servicios sociales y el ensanchamiento del mercado negro.

También como consecuencia de la crisis se incrementaron como nunca antes las salidas ilegales hacia Estados Unidos, en particular desde el verano de 1994, cuando Cuba decidió despenalizarlas, permitiendo a más de treinta mil personas abandonar el país en endebles embarcaciones. Esta oleada descontrolada, favorecida por la ley norteamericana de "Ajuste Cubano", obligó al gobierno de Washington a firmar con su homólogo de La Habana nuevos acuerdos migratorios en 1994 y 1995.

El entendimiento abrió la puerta otra vez a la migración legal a partir de la concesión de más de veinte mil visas anuales por concepto de reunificación familiar y sorteo. Además, Estados Unidos se comprometió a devolver los emigrantes recogidos en alta mar, a la vez que se autorizaban vuelos chárter desde su territorio a Cuba. El resultado fue la disminución del flujo ilegal de cubanos a Estados Unidos, aunque no desapareció totalmente.394

Resultados de las reformas coyunturales

En las complejas circunstancias del “periodo especial”, el gobierno cubano adoptó, a partir del segundo semestre de 1993, una serie de disposiciones dirigidas a impulsar el desarrollo de las industrias turística y farmacéutica, como fuentes principales para obtener recursos externos,

394 Según el censo de 1990 en Estados Unidos vivían entonces más de un millón de cubanos. Arboleya, op. cit., p. 219.

junto con varias reformas coyunturales ajenas al modelo socialista existente. Nos referimos a la libre circulación del dólar y la apertura de tiendas en esa moneda (de agosto de 1993); a la autorización del trabajo por cuenta propia, incluyendo permisos para alquilar habitaciones particulares a visitantes extranjeros (9 de septiembre de 1993); la reinauguración de mercados agropecuarios y de bienes artesanales e industriales regidos por la oferta y la demanda (19 de septiembre de 1994) y la promulgación el 5 de septiembre de 1995 de una nueva ley de inversiones, que abrió al capital extranjero casi todos los sectores económicos del país.

A ellas hay que agregar la cooperativización de las dos terceras partes de la agricultura estatal, sustituidas por las llamadas Unidades Básicas de Producción Agropecuaria. Todas estas medidas, no sólo estaban encaminadas a paliar los graves efectos de la crisis sobre la precaria economía familiar, sino también destinadas a superar, en el más breve plazo posible, las difíciles condiciones del llamado "período especial".

Sin duda esas disposiciones tuvieron éxito, pues permitieron salir de los momentos más críticos, sacar al conjunto de la economía de su atolladero y paulatinamente ir reanimando sectores agrícolas, industriales y de servicios. Prueba de ello es que el PIB creció entre 1994 y 1998 a un promedio anual del 2,2%, llegando en 1999 al 6,2%; el mismo año en que el turismo alcanzó el millón y medio de visitantes extranjeros -eran sólo 200 mil en 1986-;395 mientras el número de empresas mixtas operando en Cuba pasaba de cuatro en 1990 a casi cuatrocientas una década después. El excedente de circulante en manos de la población fue absorbido parcialmente y se consiguió un relativo equilibrio monetario interno; el peso cubano se revalorizó frente al dólar y el déficit presupuestario estatal se redujo a límites aceptables, pues a fines de los noventa representaba sólo un 3% del PIB.396

También desde 1995 se produjo una gradual recuperación de producciones tradicionales, como el níquel, el tabaco y la pesca. A ellos debe añadirse el significativo crecimiento de la extracción de petróleo crudo y gas, que ya en el 2003 permitió generar una parte apreciable de la electricidad con producción nacional –algo más del 50%-, a pesar de que trece años antes sólo representaba el 4%.397

395 En el 2004 se llegó a los dos millones de turistas. “Nota del Ministerio del Turismo”, Granma, La Habana, 17 de enero de 2005. p. 1. 396 Hans Jürgen Burchardt: “El camino de salida de Cuba hacia el nuevo milenio”, en Karl Kohut, María del Carmen Barcia y Günter Mertins (eds.): Cien años de independentismo de Cuba. II Simposium Cuba-Alemania; Mesa Redonda Neus Folge, no. 14, Erlangen, Alemania, Universidad Católica de Eichstät, 1999, Vol 2, pp. 200 y ss. 397 Jorge Alonso, op. cit., p. 75. p. 6.

Pero la incesante subida del precio del petróleo, junto a un parque industrial obsoleto e ineficiente, hizo incosteable la producción azucarera cubana, al perder lo que Zanetti calificó en forma gráfica como “esa suerte de invernadero que habían representado sus especiales relaciones dentro de la comunidad de Estados socialistas”.398 La caída de precios y volumen de las exportaciones azucareras se reflejó en la evolución de los ingresos, que pasaron de 4 313 millones de pesos en 1990 a 2 259,2 millones al año siguiente; mientras la cosecha disminuía bruscamente de 7 millones de toneladas en 1992 a 4, 3 millones en 1993, resultado este último que se mantendría en ese entorno durante casi una década.399

Para adaptarse a las duras reglas del mercado mundial, en 2002 se adoptó la dura decisión de paralizar definitivamente las labores de casi la mitad de las fábricas de azúcar (71 ingenios), que fueron desmantelados. En junio de ese año, el gobierno anunció la traumática reubicación de más de cien mil trabajadores de esa industria, en la llamada Tarea Álvaro Reynoso, para adiestrarlos en nuevas labores. Muchas plantaciones cañeras fueron destinadas a la siembra de otros cultivos o simplemente abandonadas. El resultado de estas disposiciones, que aspiraban a estabilizar la producción de azúcar en 4 millones de toneladas, fue catastrófico, al extremo que en 2005 la cosecha sólo alcanzó 1, 2 millones de toneladas, la producción de un siglo atrás.400

No obstante, el balance algo más positivo de la economía nacional permitió algunas sensibles mejoras en la esfera social y la reactivación de la solidaridad cubana con otras naciones. Por ejemplo, se logró garantizar, e incluso en algunos índices elevar a niveles superiores, la calidad de la educación y la salud pública, a pesar de la falta de algunos libros y medicinas que se padecieron en los noventa.

Ese panorama más alentador, que dependía en lo fundamental de las aportaciones del turismo y las llamadas "remesas", trasferencias familiares de dólares provenientes del extranjero, tenía sus límites, pues solo beneficiaba a una pequeña parte de la población. Otro elemento negativo fue que la combinación de la dolarización de la economía y la política monetaria restrictiva -que condujo a disminuciones ostensibles del salario real-, dio por resultado la inevitable aparición de ciertas desigualdades, debilitando el modelo de equidad característico del socialismo cubano.

La creciente articulación del turismo con el resto de la economía, que permitió la transferencia de capital para reactivar las producciones nacionales, trajo beneficios inmediatos. De esta manera, la participación de la industria autóctona en el abastecimiento del mercado turístico

398 Zanetti: Esplendor y decadencia del azúcar en las Antillas Hispanas, op. cit., p.427. 399 Ibid., pp. 427 y 432. 400 Ibid., p 439.

nacional pasó en una década del 12% al 70% (2003), lo que estuvo asociado al alcance de estándares de calidad internacional para esas producciones, entre ellas bebidas alcohólicas, refrescos, jabonería, perfumería, alimentos y otros.

También se pudo ir mejorando las telecomunicaciones y los medios masivos de difusión con la instalación de nuevos servicios telefónicos y el aumento de las horas de transmisión de la televisión y de la tirada de periódicos y revistas. Además, debe agregarse la reducción del desempleo llegó a alcanzar el 8,3% en 1995-, cuya tasa fue de 1,9% en el 2004, que permitió a Cuba recuperar su lugar con una de las más bajas del mundo.401

A pesar de esos reveladores ritmos de crecimiento y el gradual ascenso de la eficiencia económica -ya al finalizar 1999 la productividad del trabajo subió un 5,4%-, ellos no compensaban todavía los negativos impactos acumulados por las severas restricciones de los años más críticos del "periodo especial" (1991-1994) y el ineficaz desempeño de la producción azucarera; así como los efectos derivados del deterioro sistemático en los términos de intercambio: se calcula un 18% en comparación con 1998, motivado en lo fundamental por la persistente caída de los precios de las exportaciones tradicionales, así como el desproporcionado incremento del de los combustibles. Todo ello ocasionó un estancamiento del crecimiento económico que se venía registrando a finales de los noventa en términos del PIB, por lo que en el 2002 este fue sólo del 1,1%, aunque ya en el 2003 se alcanzó un 2,6% y un 5% en el 2004.402

A ello hay que añadir que durante el gobierno de George W. Bush se desarrolló una política todavía más agresiva contra Cuba, fruto en gran medida de su estrecha relación con la Fundación Nacional CubanoAmericana (FNCA) -fundada en 1981 según el esquema del “lobby judío”y aliada a los sectores más conservadores de Estados Unidos. Por eso, no solo se mantuvieron vigentes las medidas punitivas de las leyes Torricelli y Helms Burton, sino que el 20 de mayo de 2004 el presidente Bush dio a conocer una nueva serie de disposiciones contra Cuba, que incluyeron duras restricciones a las visitas familiares y al envió de dinero a la Isla, las que fueron respondidas con varias contramedidas, entre ellas el retiro del dólar de la circulación nacional, sustituido por el peso convertible.

También este mandatario amplió las trasmisiones radiales y televisivas contra Cuba y alentó con recursos a la disidencia interna. En reacción, el gobierno cubano convocó un referéndum, celebrado en el 2002, que por

401 “El empleo en Cuba no tuvo año bisiesto”, Trabajadores, La Habana, 3 de enero de 2005, p. 6. 402 “Informe sobre los resultados económicos del 2003 y el plan económico y social para el año 2004” de José Luis Rodríguez, ministro de Economía y Planificación”, Granma, La Habana, 25 de diciembre de 2003, p. 3.

This article is from: