2 minute read

Vocalía de Piedad

Next Article
Calvario

Calvario

V o c a l í a d e P i e d a d

V i e r n e s S a n t o e n m i m e m o r i a

Advertisement

De entre todas las fotografías familiares que mis padres guardan en un pequeño arca de madera, hay tres, todas ellas realizadas durante distintas mañanas de Viernes Santo, que tienen un valor sentimental muy alto para mí. La primera, de 1983, en la que mi padre y mi tío posan junto con mi abuelo, hermano mayor aquel año, delante del trono de Nuestro Padre Jesús; la segunda, de 1992, en la que aparezco con poco más de dos años, vestida con mi túnica morá en puerta de casa, luchando contra el sueño para no perderme ni un detalle de la procesión; y la tercera, de 2017, año en que alcé de nuestro Titular y en la que aparezco con mi padre junto al trono de Jesús. Estas tres fotografías, tomadas con 34 años de diferencia, están anudadas estrechamente por el hilo invisible que es el tiempo: tres generaciones distintas unidas bajo la devoción a Nuestro Padre Jesús, la cual se viene transmitiendo de padres a hijos, de abuelos a nietos, desde hace 424 años. ¿Qué tiene la imagen de nuestro Titular, qué nos transmiten sus ojos misericordiosos y su mano apaciguadora, cada vez que le presentamos nuestros gozos, nuestros temores nuestras ilusiones?

Desde estas líneas, quiero compartir una poesía, una oración, que mi madre escribió hace ya bastantes años y que me enseñó de niña, que refleja el sentir de todo un pueblo por Nuestro Padre Jesús, el Nazareno:

“Como te quiero Jesús, por todo lo que me das; a cambio, qué poco pides, solo que ame a los demás.

Tú cuidas a mi familia que para mí es lo más grande. Nos das unión y salud, que es lo más importante.

Bajo tu mano divina, pongo yo todas mis penas; tú les vas quitando peso, las haces más llevaderas. Mis labios, agradecidos, te rezan un Padre Nuestro, mientras mis ojos contemplan tu rostro sagrado y bello.

Viernes Santo, Madrugá, sales con la cruz a cuestas; todo el pueblo se emociona y el Niño Perdido suena.

Por muchos años que viva mi dulce Señor Jesús, siempre van a faltarme días para darte gratitud.”

Cristina Utrilla Fernández-Bermejo

Vocal de Piedad de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno

This article is from: