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Entrevista Jesús Carmona

E n t r e v i s t a

J e s ú s C a r m o n a G a r z á s

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Visitamos a nuestro hermano Jesús Carmona Garzás, esta vez no en la ermita de la Paz como es costumbre, sino en su casa situada en la calle Misionero Eusebio Ortega Torres con vuelta a la calle Dehesa. Hemos cambiado el lugar de encuentro apenas quinientos metros, esos quinientos metros que han separado sus dos casas durante toda una vida.

Entramos en su casa, y tras el amplio hall de entrada nos encontramos con una empinada escalera que nos conduce a la vivienda. Nos espera en una amplia sala de estar repleta de recuerdos: fotos familiares y de la cofradía se reparten la estancia, presidida por un gran cuadro con la fotografía de N.P. Jesús y la placa conmemorativa que le entregamos el día de su homenaje. Tomamos asiento y comenzamos a preguntarle sobre su trabajo para la cofradía durante tantos años, recordando su paso por distintas juntas directivas y por el puesto de sacristán de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Paz.

¿Qué te motivó a ser miembro de la Junta Directiva de la Cofradía?

Siempre estuve muy interesado desde pequeño en los asuntos de la Iglesia y de la cofradía en particular, pero el punto de inflexión fue perder mi vara para alzar de Nuestro Padre Jesús por lista. Resulta que alcé el año anterior de la Virgen pero el domingo de Ramos me olvidé de ir a confirmar al Cabildo y me fui al cine. Aún recuerdo que mi vara la subastó Paquito Lozano y se la llevó por 2.500 pesetas.

¿Y cómo sacristán? ¿Cómo fueron tus inicios?

Por echarle una mano a Eloy empecé yendo los viernes, dejándole a él que abriese los domingos para la Eucaristía, ¿quién iba a pensar que estaría tantos años? Recuerdo bajar a la Parroquia a por las formas y el vino de misa para que lo tuviese allí Eloy para el domingo, y que las ropas del cura y los útiles eucarísticos se los llevaban las vecinas del barrio para limpiarlos.

Cuéntanos más cosas de estos años. ¿Con que te quedas?

Sobre todo con haber estado con Nuestro Padre Jesús todos estos años. Recuerdo perfectamente cómo nos enseñó a vestirlo la madre María Antonia q.e.p.d., que bajábamos a que nos peinaran el pelo a la peluquería de Casilda en la calle las Mínimas. La adquisición de los pasos del Cirineo y las Mujeres, a D. Faustino Sanz Herranz con él mantuve una muy buena relación, el cambio de recorrido por el incremento de hermanos de la cofradía que supuso el cambio del encuentro de la Verónica del Altillo a la casa del Piva, en fin tantas cosas que ahora no puedo enumerar.

¿Y de la Iglesia de la Paz? Tú estuviste trabajando para la Cofradía durante muchos años en los que aún permanecía allí la congregación de las RRMM Carmelitas Descalzas.

Claro, la Iglesia al igual que la cofradía ha cambiado mucho. Recuerdo el confesionario que estaba allí en medio y no lo utilizaba nadie: ¡allí creo que nadie se ha confesado nunca!, por lo que lo cortamos y lo colocamos en la pared para que no estorbara. Recuerdo también cuando hicimos la obra de la sede para poder utilizar ese espacio, que hasta entonces era un palomar. Como no, de subir las túnicas y demás enseres al coro mientras las varas y tronos iban a las cocheras de la calle Padre López. Algo que quizá no sepáis es, que hicimos un acuerdo de cesión de la Iglesia con la Parroquia, ya que entre otras cosas, querían que pusiéramos el suelo de madera a lo que yo personalmente me opuse totalmente. Menos mal que los moraos nos quedamos con la Iglesia, de lo contrario, no sé cómo estaría hoy en día la Paz. La mayoría de gente, tampoco conoce que en el huerto del convento, más o menos a la altura de la cafetería de la estación de autobuses, había una ermita hexagonal que mandó construir el marqués de Santa Cruz.

¿Has estado ligado a la Iglesia de alguna otra forma o sólo a través de la Cofradía?

Todo lo que he hecho en la Iglesia ha sido por y para Jesús, pero estudié dos años en el seminario menor que estaba en la calle de la Mata de Ciudad Real y tres en el mayor, que por entonces se encontraba en la calle Alarcos. Recuerdo que estando yo allí fuimos a colocar la primera piedra del seminario actual y que coincidí con dos obispos: D. Emeterio Etxeberría y a la muerte de este con D. Juan Hervás que fue su sucesor.

Centrándonos más en Jesús Carmona como morao, fuera del trabajo que has desarrollado estos años, ¿eres morao de nacimiento?

Por supuesto, soy morao desde antes de nacer, me apuntó mi abuelo Emilio Garzás, alias Mochales, dos días antes de que naciera. Mi abuela decía: y si es chica ¿qué tienen que hacer? (entonces las mujeres no podían pertenecer a la cofradía), pues que lo borren respondió mi abuelo.

¿Perteneces a alguna otra Cofradía?

A San Isidro Labrador. De Semana Santa, solo a Jesús.

¿Qué destacarías de nuestra Cofradía sobre las demás?

Simplemente que es la mejor de España, no de Daimiel, sino de toda España.

¿En qué te basas para esta afirmación tan rotunda?

Me baso en todo: en Nuestro Pare Jesús, que no hay otro igual, nuestros pasos, nuestra organización, nuestro número de hermanos, nuestro momento de la salida de Jesús con el Niño Perdido que sin duda es el momento más especial. Recuerdo que estando en la junta nos hermanamos con los “californios” de Cartagena, y fuimos allí a su procesión ya que nos decían que eran más de 12.000 personas. Fue un chasco absoluto, había mucha gente eso sí, pero eran siete u ocho procesiones a la vez y no ese número de gente, con una desorganización…. vamos que como nuestra procesión ninguna.

Por último, ¿Qué aspectos crees que deberíamos mejorar en la Cofradía?

Los mismos que ha habido que mejorar siempre: la asistencia al Septenario, al primer cabildo, misa… pero eso nunca va a cambiar, ya que son los propios miembros de las juntas directivas los que cuando dejan su cargo, ya no asisten. La implicación de los jóvenes, algo que ahora es todavía más difícil porque nadie se quiere implicar en nada.

Nos despedimos de Jesús Carmona Garzás hasta el domingo, ya que como todas las semanas nos vemos en la eucaristía. No importa que pasen los años, el estado físico o la climatología, él siempre estará en la Iglesia, su Iglesia, la Iglesia de su Jesús Nazareno.