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Adolfo Segovia, Pablo Lugt


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El padre Adolfo Segovia, el rabino Pablo Lugt y el imam Walter Calieri buscaron similitudes y diferencias que las religiones tienen sobre algo propio a la condición humana: la esperanza. En el año 2008, por iniciativa del entonces rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana se creó La Mesa Interrreligiosa por el Bien Común; con el objetivo de promover, estimular y desarrollar actividades tendientes a valorizar las identidades. La Mesa –única en el país que depende de una universidad– la integran nueve denominaciones religiosas, todas abrahámicas.
Convocados a debatir sobre la esperanza y cómo esta es tratada por los distintos credos, los religiosos destacaron que “la Mesa se creó no como cátedra o curso, sino, como una idea de mancomunión de creencias. Por eso el símbolo de una mesa, con todos en derredor, de estar juntos, achicar diferencias y accionar por el bien común.” Los tres religiosos coincidieron en que “el ideal es intentar buscar el equilibrio, estar lo más al centro, respetar al otro, saber que la diferencia nos enriquece y que tenemos la capacidad de aprender sin perder la identidad de cada uno”.
Desde el punto de vista de las religiones, ¿la fe y la esperanza son lo mismo?
PADRE ADOLFO SEGOVIA: Es interesante ver la relación que se establece entre la fe y la esperanza humanas, qué lógica hay entre ellas y cómo se retroalimentan. Son diferentes y van de la mano. Más aún: es la diferencia la que les permite complementarse y sostenerse de manera mutua. Ahora, el mensaje cristiano no es solo “informativo”, sino también “performativo”: el creyente experimenta el cambio que produce en sí el anuncio de la Buena Noticia. Al creer en esa palabra la vuelve activa, y se revela un horizonte de sentido que actúa dándole un marco orientativo para entender su presente y prever su futuro. Por ejemplo: al creer que Dios lo ama de verdad, a pesar de sus defectos y pecados, puede resignifcar su pasado, sus heridas, sus fracasos y recapitular su historia produciendo en ella una verdadera transformación que permite esperar un futuro mejor. RABINO PABLO LUGT: La fe y la esperanza son dos cosas distintas. Ejemplo: Alguien se está por caer de un precipicio y queda colgado de una rama y escucha la voz de Dios que le dice: “Hijo mío, déjate caer que yo te voy a agarrar”. La fe es que ese hombre se deje caer y crea que Dios lo va a sostener. La esperanza es el motor, que por ejemplo, en nuestro caso, el pueblo judío, sostuvo a nuestros antepasados, esclavos en Egipto, 400 años con la esperanza que Dios prometía una tierra y un futuro hogar. Esperanza es el motor que sostuvo a decenas y millones de judíos, no judíos, independientemente de cualquier raza, credo o color; seres humanos, durante la Segunda Guerra Mundial, el motor que pudo sostener a la humanidad en ese tiempo fue la propia esperanza. Fé y esperanza están relacionadas. La palabra en hebreo para esperanza es Tikvá, aparece muchas veces a lo largo de la Biblia, tiene la misma raíz etimológica que la palabra Metuká, que signifca dulce. Esperanza y dulce van de la mano. Nuestro saludo de comienzo de año es Shaná Tová Umetuká que signifca año bueno y dulce. Esto no quiere decir que nos quedamos sentados esperando que sea bueno y dulce, sino que la esperanza es lo que nos debe motivar. Ser nosotros protagonistas de nuestra vida y no meros espectadores.
La esperanza como motor a la acción…
RABINO PABLO LUGT: En hebreo, fe se dice Emuná de ahí la palabra amén, como respuesta a cada una de nuestras oraciones. El amén de “así sea” es la fe en lo que nuestra boca pronunció, se haga realidad. Podríamos decir que la esperanza es una hermosa respuesta a muchos interrogantes difíciles. La esperanza solo pide que creas en ella. La esperanza quiere que la recibas. Es mantener en alto el ánimo hasta que la ayuda llegue. Cada vez que un día no resulte tal como lo hemos planeado, la esperanza está allí, como una reconfortante guía que ayuda a comprender. La esperanza es un lugar callado y personal donde siempre puedes encontrar refugio. Es la cálida y bienvenida convicción de que las posibilidades maravillosas existen. La esperanza es la suma de todas esas cosas fantásticas y basta saber que cuando lo único que nos queda es la misma esperanza, todavía es mucho lo que tenemos. PADRE ADOLFO SEGOVIA: Esta esperanza puede ser considerada como un freno si no estamos advertidos que puede ser usada como excusa para no comprometerse y quedarse inmóvil ante los desafíos. Pero también puede ser motor cuando nos ayuda a vencer los temores que nos paralizan. Los cristianos creemos en la





Resurrección de Jesucristo, en el triunfo de la Vida; y esperamos que ese acontecimiento ya esté tocando y transformando nuestra historia y nuestro futuro. Reconocemos que la sociedad actual no es nuestro ideal; esperamos una sociedad nueva, hacia la cual estamos en camino, aunque ya anticipando algunos de sus benefcios. Por eso tomamos fuerza de la esperanza para trabajar en la transformación histórica de la realidad.
IMAM WALTER CALLERI: En nuestro caso, pienso que el Creador es el único que puede dar esperanza al esperanzado. Para nosotros los musulmanes, fe es imam. En cuanto a la defnición del término árabe que alude a la esperanza se dice rayá y está relacionada con el temor reverencial. Hay una imagen de un pájaro volando, que, si una de sus alas no está balanceada, no podría volar. Aunque parezca difícil de entender, son dos términos que van a la par, la esperanza y el temor reverencial. Justamente, para que el creyente pueda avanzar en su camino espiritual. La esperanza nos permite mover en procura de eso que nos promete Dios, pero el temor nos impide apartarnos de ese camino en cuestiones sutiles, estériles o pecaminosas. Se ayudan una a otra. Ha habido prueba científca para constatar la esperanza: consistió en poner en unos frascos de vidrio, con agua hasta la mitad. Pusieron dentro a ratoncitos y calculaban cuánto tiempo podían sobrevivir sin ahogarse pataleando. Aguantaban 15 minutos. En una segunda prueba, se los puso a los ratoncitos en el agua y cuando estaban a punto de sucumbir, los sacaban del agua, dejaban que se repusieran, los secaban, los alimentaban y los volvían a tirar al agua. En ese caso, han estado pataleando hasta 60 horas y alguno llegó hasta las 81 horas. Es decir, quedó demostrado científcamente que la esperanza de que iba a llegar ayuda los mantuvo vivos todas esas horas…
¿El islam cree en una salvación, en una vida mejor después de la muerte?
IMAM WALTER CALIERI: En ese sentido, el islam comparte el mensaje de las religiones anteriores. Por cuestiones de fe creemos que hay una vida después de la muerte. Creemos que el hombre va a ser juzgado después en un tribunal en el Día del Juicio Final y de acuerdo de cómo fueron sus acciones va a ser premiado

o castigado. Para nosotros solo hay esas dos opciones. Tiene que ver con que las buenas obras excedan a las malas, ese balance va a defnir cuál va a ser la suerte fnal. Una de las defniciones del islam, es el sendero recto, es decir, el no tomar un atajo, esto de bregar contra nuestros deseos.
¿Hay similitudes en la esperanza en las distintas religiones?
PADRE ADOLFO SEGOVIA: No lo sé. Lo que escucho últimamente, y me agrada, es que si el ser humano puede llegar a esperar de Dios es porque en el fondo es Dios el que todavía espera en él, es en realidad Dios el que cree en el sujeto humano y por ello le abre la posibilidad de creer y esperar. IMAM WALTER CALIERI: No he profundizado en la idea de comparar. Creo que el mensaje es el mismo en todas las religiones. RABINO PABLO LUGT: Palabras como miedo, dolor, pena, rabia, tristeza, alegría, esperanza… representan es lo mismo en el mundo católico, musulmán o en el judío, porque son conceptos intrínsecos al ser humano. Lo que puede variar es el camino de cómo la transitamos. El sentimiento es el mismo. Pensaba en esto de la esperanza también vinculada al pueblo judío, que incluso el himno que tiene Israel es el Hatikva, la esperanza. El himno se crea en el Primer Congreso Sionista en 1897. Era la esperanza de volver a la tierra ancestral.
¿Las religiones están “obligadas” a impregnar esa esperanza a su feles?
PADRE ADOLFO SEGOVIA: La palabra “obligación” puede signifcar obligación moral libremente aceptada o imposición, en el caso de la religión va unida al amor y, por lo tanto, a la libertad. Sería un contrasentido imponer “esperanza”. Suele suceder que los feles son los que dan esperanza a los ministros religiosos que vemos en ellos la obra de Dios: solidaridad, servicio, heroísmo, entrega… ellos nos dan motivos para seguir esperando.


IMAM WALTER CALIERI: Nosotros creemos que la esperanza es un deber para el creyente. El mismo Dios dice en el Corán que hay que creer en sus promesas, y al mismo tiempo, habla del castigo del cual tenemos que protegernos porque hay dos opciones: paraíso o inferno. La cosa es simple. Aunque hay una visión del inferno como castigo eterno, el fuego sería una purifcación para quienes hayan cometido errores. RABINO PABLO LUGT: Desde nuestro el punto de vista, el último versículo del Salmo XXVII dice: “ten esperanza en Dios, anímese y fortalezca su corazón, confía en Dios”. Ahora, que eso sea una obligación, es otra cosa. Como Rabino, tengo la impronta, tengo que inspirar, motivar a que mis feligreses, en ciertos momentos, tengan esperanza. A reconfortar a una familia que está pasando un momento de duelo, a celebrar y acompañar a una familia que ve su hijo a los 13 años entra al Bar Mitzvá, fortalecer los lazos de unión y amor cuando una pareja se casa. No lo tomo como una obligación, sino como parte de mi vocación rabínica e intentar transmitir determinados valores para poder acompañar el ciclo de vida en lo que es nuestra propia tradición. Cuando comenzó la pandemia y se iba extendiendo, en mi caso, hice más de 400 llamados telefónicos a la gente de mi comunidad para saber cómo estaban. Cuando levantaban el teléfono y escuchaban mi voz me decían “no sabe lo bien que me hace”. Una de las cosas que la pandemia expuso fue sacar la vida comunitaria de los edifcios de culto, –la mezquita, la iglesia, la sinagoga– y la trasladó a la casa.
Ahora, nosotros rompimos la barrera de hacer comunidad sin ir a la sinagoga porque estuvo cerrada, nos adaptamos para intentar estar más cerca de los nuestros. Creo que la esperanza tiene que ver con eso: aproximarnos más los unos a los otros. Siempre digo que para construir un muro para que nos separe o un puente para que nos una, se necesitan los mismos materiales.

¿Con lo ocurrido con el COVID-19, creen que puede cambiar la mirada de la gente hacia la religión?
IMAM WALTER CALIERI: Considero que es una de las señales de la hora de los últimos tiempos, que están profetizadas. Una admonición bastante seria, nos ha llevado a muchos a cambiar nuestra perspectiva de cómo será la vida de aquí en adelante. Esto va implicar cambios de cómo vamos a manejarnos a partir de este momento.
Entiendo que la pandemia es una señal de arriba. En base al libre albedrío, Dios le dio al ser humano la categoría de corona de la creación, que no se la dio a ningún otro ser, lo cual implica también responsabilidades. El puso a nuestra disposición todos los bienes de la naturaleza y eso implica una responsabilidad de la que vamos a tener que dar cuenta en el Día del Juicio Final. Vamos a estar esperanzados si hemos hecho las cosas bien o, lo contario, si somos responsables de incendios, catástrofes a la ecología, gente que actúa como si fueran dueños de las cosas y nosotros, no somos siquiera dueños de nuestros cuerpos, son préstamos que nos han hecho para que el espíritu viaje en él. PADRE ADOLFO SEGOVIA: Es un elemento muy impactante de la realidad que siempre está infuyendo en los cambios de mirada; y una pandemia incluye ingredientes particulares que se multiplican con las redes sociales. Ahora, con respecto a las religiones, creo que ante una amenaza a la salud hay respuestas con elementos mágicos, omnipotentes, negacionistas, depresivos, y esperanzados. Eso sí, es necesario distinguir la esperanza activa y realista de la falsa esperanza de los “brazos cruzados” que espera resignada el desenlace fatal para poder quedarnos con la mirada esperanzadora y mantener a raya a las miradas insanas.
EL TÉRMINO RELIGIÓN EN SU ACEPCIÓN ETIMOLÓGICA SIGNIFICA RELIGAR, ATAR, UNIR… POR ESO DECIMOS QUE SOMOS SUJETOS, ES DECIR QUE A ALGO SIEMPRE NOS SUJETAMOS. HASTA EL ATEO SE ATA A LA CREENCIA DE QUE DIOS NO EXISTE. POSIBLEMENTE LA ESPERANZA SEA UNA DE LAS ÚNICAS CREENCIAS UNIVERSALES DONDE TODOS COINCIDIMOS.
¿Cómo impacta en los feles el no poder asistir a sus templos?
PADRE ADOLFO SEGOVIA: Algo que he podido constatar: el deseo de volver a reunirse, encontrarse con los amigos de la comunidad, vivir el clima de celebración y la contención propia de las asambleas, extrañan recibir la comunión eucarística, los cantos y la oración comunitaria, entre otros. RABINO PABLO LUGT: Siempre que hay situaciones de peligro, donde el ser humano se ve acorralado, la religión es un centro de atracción. Pasa determinada situación y se llena la sinagoga, o las iglesias están colmadas e igual en las mezquitas y a las dos semanas se olvida. Algo que la pandemia trajo es que fue democrática: no distinguió continentes, países, razas, religiones… estamos todos en la misma. La gama de actividades religiosas, sociales, culturales, hoy en día, desde que comenzó la pandemia, vía Zoom u otra plataforma es mayor a la que dábamos el año pasado, la participación de la gente aumentó. Por otro lado, la persona que es creyente lo seguirá siendo antes, durante y después de la pandemia y el que no es creyente, también. Como hombre de fe tengo la esperanza de que nosotros podamos repensar qué tipo de mundo queremos para nosotros, para nuestros hijos y nuestros nietos.
El 2020 fue un año apocalíptico…
IMAM WALTER CALIERI: Tal cual, diría que fue un año apocalíptico. RABINO PABLO LUGT: Sin embargo, el mundo no se terminó. A la semana circulaban videos de cómo los animales ganaron lugar en las calles vacías, aguas cristalinas en Venecia, aire limpio en megaciudades… entonces, no es que bíblicamente estaba predestinado. Creo, sí, que es una oportunidad que tenemos de, en términos futbolísticos, parar la pelota, levantar la cabeza y ver el panorama para ver qué jugada podemos hacer para ganar el partido. Si no lo sabemos aprovechar vamos a perder por goleada. El término religión en su acepción etimológica signifca religar, atar, unir… El ser humano es naturalmente religioso, es decir: siempre se ata a algo y eso a lo que se ata lo considera la norma suprema de su vida. Por eso decimos que somos sujetos, es decir que a algo siempre nos sujetamos. Hasta el ateo se ata a la creencia de que Dios no existe. Posiblemente la esperanza sea una de las únicas creencias universales donde todos coincidimos. g





