7 minute read

El trabajo

Next Article
Francisco Artacho

Francisco Artacho

En física, decimos que Trabajo es el cambio del estado de movimiento de un cuerpo producido por una fuerza de una magnitud dada. O, en otras palabras, el producto de la fuerza por la distancia. Si nos detenemos en el concepto, advertimos que si no hay distancia recorrida, por más fuerza que se aplique, el trabajo es igual a cero. Agreguemos un concepto más. El trabajo obtenido dependerá además del ángulo de aplicación de la fuerza respecto al sentido del movimiento. Suena lógico: si queremos que el objeto se mueva hacia una dirección determinada, la mejor forma es aplicar una fuerza neta en esa dirección, y no en sentido oblicuo.

Advertisement

La fórmula que resume este concepto es muy sencilla: Fuerza x Coseno del ángulo entre la dirección de la fuerza y la dirección del movimiento x Distancia = Trabajo.

Veamos, ahora, tres consecuencias de las defniciones anteriores. 1- podemos aplicar cualquier magnitud de fuerza sobre un objeto, que si no logramos moverlo, nuestro trabajo no existe. 2- una gran fuerza aplicada para lograr un pequeño movimiento, para la física es igual que una pequeña fuerza aplicada para lograr un gran movimiento.3- se optimiza el trabajo cuando la fuerza se aplica en un vector coincidente con el sentido del movimiento.

Se me viene a la mente mi viejo Fiat 600 del año 1972. Perdí la cuenta de las veces que tuve que empujarlo en la calle. ¿Quién no tuvo alguna vez que empujar su auto rebelde en algún momento? Y lo empujaba lógicamente desde atrás si quería que vaya hacia adelante, o desde el costado si había que mantener la mano en el volante, pero siempre en la dirección del movimiento deseado. Y cuando al fn se movía, había logrado efectuar lo que la física llama trabajo. Podía, en cambio, empujar con toda mi fuerza en sentido perpendicular a la dirección de las ruedas, obteniendo un trabajo igual a nada, al no lograr mover el Fiat. No hubiera sido inteligente, claro, salvo que mi intención en vez de moverlo hacia adelante hubiese sido tumbarlo de costado de una buena vez y poner fn a mis sufrimientos... lo pensé alguna vez, vamos a ser sinceros.

¿Cuantas veces aplicamos nuestra fuerza infructuosamente sin darnos cuenta de que lo hacemos en sentido erróneo respecto al movimiento deseado? ¿Cuantas veces logramos el agotamiento en nuestras tareas, sin advertir que obtuvimos nada de trabajo? ¿Y cuantas veces, en vez de corregir la dirección de las fuerzas, lo único que se nos ocurre es hacer cada vez más y más fuerza, en forma obsesivamente inútil? ¿Y si el objeto a mover es demasiado pesado para las fuerzas disponibles? ¿Y si el camino a recorrer tiene tanto roce que las fuerzas son insufcientes para mover un objeto, por modesto que sea?

Agreguemos, entonces, un término más en la fórmula del trabajo. (En esta parte, los físicos dejan de leer el artículo y buscan mi dirección de correo electrónico para escribirme sus protestas) El término que nos falta para producir trabajo es la inteligencia.

El trabajo es la fuerza inteligente aplicada en una dirección inteligente para lograr el movimiento deseado de un objeto.

¿Por qué fuerza inteligente? Porque estará en relación a la masa del objeto de nuestro trabajo. ¿Por qué una dirección inteligente? Porque de esa forma optimizamos el uso de nuestra fuerza, aplicándola en el vector coherente con el proyecto de trabajo. Nada desanima y agota tanto como esforzarnos y esforzarnos y no lograr mover el objeto de nuestros esfuerzos. La inteligencia nos alivia de ese agotamiento, y nos asegura la posibilidad de realizar el trabajo seleccionado.

Nuestro trabajo está en relación directa con nuestra inteligencia. Aplicar inteligentemente nuestros esfuerzos, concentrar el foco de nuestra atención, usar la fuerza en la medida y dirección correctas de acuerdo al objetivo de movimiento, no aplicar esa fuerza en forma insensata sobre objetos demasiado pesados, no agotarnos en mover objetos en recorridos que no son aptos, medirnos, encausarnos, elegir el objeto y la dirección y el camino. Si el objeto es demasiado pesado, podemos buscar más fuerzas, si el camino es inadecuado lo podemos preparar antes, si la dirección de la fuerza es incorrecta debemos corregir, siempre y cuando el trabajo que esperamos obtener valga el esfuerzo.

Leonardo Da Vinci (1452-1519) escribió, hace más de quinientos años, “si el peso de una superfcie plana se mueve sobre otra similar, su movimiento se verá facilitado por la interposición de bolas o rodillos entre ellos. Si las bolas o los rodillos se tocan al moverse, el movimiento será más difícil que si tal contacto no existiera, porque, al tocarse, la fricción causa un movimiento de signo contrario y ambos movimientos se contrarrestan. Sin embargo, si los rodillos se mantienen separados, será fácil general dicho movimiento”. Algo que ahora nos parece tan sencillo y simple. Y, sin embargo, tantas veces nuestros rodillos rozan entre sí y perdemos fuerza y no avanzamos en el trabajo.

Nos enfrentamos todos los días con problemas de trabajo. Que gran virtud posee una organización que aplica inteligentemente la fuerza disponible para mover el objeto elegido a la distancia deseada. Una organización que enfoque el problema de trabajo, lo analice, lo critique, discrimine sus amenazas y potencialidades, decida, y una vez decidido, ejecute, con la certeza de que la fuerza necesaria estará siendo aplicada en el sentido correcto. Nada tiene de inteligente aquella organización o compañía que dilapide sus fuerzas en objetivos de trabajo imposibles. Compañías poderosas y muy fuertes han sucumbido ante la elección errónea de su proyecto de trabajo, o de un objeto desmedido, o ante la aplicación incorrecta del sentido de sus esfuerzos. Proyectos de precaria planifcación, en donde no se evaluó la fuerza disponible y no se aplicó en la dirección correcta, en un camino difcultoso y trabado, fueron destinados a producir un trabajo igual a cero. Otras compañías, que han sabido aplicar sus recursos en forma inteligente, sin dilapidar fuerzas, preparando antes el camino, buscando objetivos a su alcance, dirigiendo las fuerzas en el sentido deseado, lograron éxito en su trabajo.

Nada es todo esto es casualidad. Deberemos contar con el apoyo conceptual, con el sentido común y con la experiencia. Y también, que duda cabe, como dice Tim Cook, CEO de APPLE: "Hay momentos en la vida en las que la resiliencia o la confanza en la intuición parece ser más apropiada, cuando un curso de acción en particular simplemente se siente correcto. Y de manera interesante, he descubierto que, en los momentos más importantes de la vida, la intuición es indispensable para triunfar”.

Quienes asumimos el desafío de llevar a cabo un trabajo, debemos ser inteligentes, ordenados, precisos, tener la dirección clara, el objetivo defnido, la ruta trazada, y nuestra intuición siempre alerta. Nuestra empresa es, sin lugar a dudas, un gran trabajo que asumimos con esperanza, persistencia y sabiduría.

Dice Sun Tzu, (General, estratega y flósofo chino. 544 AC - 496 AC) en su conocida obra El Arte de la Guerra:

“Con una evaluación cuidadosa, uno puede vencer. Sin una evaluación cuidadosa, es imposible vencer. Muy pocas oportunidades de victoria tendrá aquel que no realiza cálculos y evaluaciones antes de la batalla. Si se examina la situación los resultados aparecerán claramente.”

Simplemente, reemplacemos la frase “antes de la batalla” por “antes del trabajo”, y nada puede ser tan certero como esta defnición. ¿Bueno, qué esperamos? A trabajar.

«Nada tiene de inteligencia aquella organización o compañía que dilapide sus fuerzas en objetivos de trabajo imposibles»

Laila Alderisio, Sandra Anadón, Matías Antón, Federico Antonic, Luis Araujo, Victoria Arias, Juan Balaguer, Mariano Balbuena, Ignacio Barrio, Florencia Blanco, Pedro Benitez, Andrea Campagnolo, Ana Carucci, Ariel Centini, Bruno Cesar, Ariana Chavez, Silvina Cudolá, Gonzalo D´Stefano, Eugenio Di Renzo, Salvador Di Stefano, Emiliano Dufourc, Carlos Epstein, Anabella Facco, Javier Flores, Pablo Fondevila, Daniel Franchini, Mariano Galarza, Franco Gazitano, Gisela Gigli, Federico Giordano, Valentina Giordano, Gilda Giordano, Florencia Gonsolin, Damián Graziosi, Claudia Guerrero, Daniel Kowalczyk, Gonzalo Larran, Gustavo Lux, Mariela Martínez, Zoé Mazza Voget, Leonardo Mazzotta, Sonia Molda, Sonia Moreno Bigo, Gisela Moresi, Nicolás Moyano, Emanuel Nardi, Florencia Nieto, Mario Noble, Cintia O'Neill, Carlos Ortego, Daniel Ortiz, Federico Pagliano, Victor Pagliano, Lucía Pedríni, Aldana Pennisi, Alfredo Perino, Bruno Perugini, Gabriel Redolf, Ana Redolf, Marcos Redolf, Carolina Rocco, Cecilia Roldan, Estefanía Román, Evelyn Romberg, Damián Rosado, Juan Carlos Rosado, Vilma Rubio, Juan Rucci, Marcela Salas Cornejo, Yanina Salman, Diego Salvini, Magalí Santiago, Martín Santiago, Cristian Scicchitano, Claudio Scuotri, Belén Silvani, Soledad Silvani, Mauricio Sita, Marcelo Soboleosky, Martín Sottile, Enrique Suriñach, Mariano Todeschini, Pablo Toledo, Mauro Tononi, Damián Trivisono, Federico Vagni, Juan Carlos Verdelli, Sebastián Vettori, Mirta Vieytes, Ivana Vodanovich, Martín Wagner.

Gracias

This article is from: