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La adopción se trata de los niños
by MexicoVIVE

Por: Mónica Aguilar
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Licenciada en Pedagogía en la Universidad Autónoma de Nuevo León. En el 2014 se certificó junto con su esposo como Familia de Acogimiento Familiar, fundaron ABBA ADOPCIÓN Y ACOGIMIENTO FAMILIAR en el 2016. Cuenta con un Diplomado en Adopción y Acogimiento Familiar por el Instituto New Man. Es Coordinadora del Domingo para el Huérfano en México y junto con su esposo fundó CUMESH (Cristianos Unidos por un México sin Huérfanos). Actualmente brinda conferencias y talleres de parentalidad, dirige grupos de apoyo y educación continua para padres por adopción y acogimiento. Por años la adopción ha estado centrada en el adulto, en satisfacer sus necesidades y darle hijos. Sin embargo, a raíz de las reformas legales en las que el niño es sujeto de derecho, la adopción ha sido transformada en una figura legal donde el centro es el niño. Si como sociedad buscamos justificar la adopción para el adulto quiere decir que no hemos entendido la adopción. Si deseamos en verdad beneficiar a los niños, niñas y adolescentes que viven en instituciones, es urgente que entendamos la adopción. La adopción es un acto jurídico por el cual una familia toma como propio a un hijo ajeno. Se realiza con el fin de brindar una familia a las niñas, niños y adolescentes en estado de abandono, desamparo y orfandad, que se encuentran bajo la guarda y custodia del Estado y cuyas circunstancias legales lo permiten. Si nos acercamos a este concepto podemos entender que la adopción no busca dar un hijo a una pareja o persona, sino que busca darle familia a niños, niñas y adolescentes que vienen de una historia difícil. Al acercarnos a la adopción con este conocimiento podemos preguntarnos: ¿Qué necesita el niño?, ¿Tengo lo que necesita para que se sepa amado y protegido?; y no con la idea: “Quiero un hijo ayúdenme a conseguirlo” Según las investigaciones de los últimos 20 años, los niños, niñas y adolescentes en instituciones tienen mayor posibilidad de sufrir abuso y maltrato dentro de la institución y al no haber recibido cuidado de un adulto seguro, es más fácil que repitan patrones de maltrato, abuso y abandono, se involucren con el crimen organizado, sean víctimas de trata de personas, o que sean incapaces de salir al mundo y sólo encuentren trabajo en las instituciones que les albergaron. Por eso es importante que nos concentremos en impulsar el derecho de los niños a vivir en familia y no en el derecho de los adultos a solicitar la adopción. Cuando un niño es adoptado no sólo gana un adulto que le protege, también gana tíos, primos, abuelos, vecinos, padrinos, maestros, amigos y una comunidad que le permite un mejor desarrollo que el que tendría dentro de una institución de guarda y custodia. Sin embargo, los padres por adopción necesitan habilidades de cuidado muy puntuales que no todas las personas tienen, estas habilidades no siempre son encontradas en los solicitantes de adopción, pero, debido a la falta de candidatos con las habilidades necesarias se recurre a los solicitantes disponibles o se deja al niño en espera. Creo que aún la adopción monoparental y

homoparental brindan esperanza para los niños institucionalizados. No es lo ideal, y definitivamente formará una sociedad diferente, pero creo que cada ser humano con habilidades de cuidado puede proteger y enseñar a un niño a cuidar de otros. Y que en el amor y cuidado de un ser humano hacia otro siempre hay destellos de esperanza. Por lo que la pregunta no debe ser ¿Qué adultos deben tener el derecho de adoptar?, sino ¿Cómo logramos que más niños vivan en familias y comunidades sanas? Y creo que es hablando del tema y creando puentes, que podremos cuidar a los niños que están esperando. En México actualmente no existe una ley nacional de adopción, por lo que los requisitos pueden variar de un estado a otro y hay desigualdad de oportunidades para los niños en espera de una familia en todo el territorio nacional. Lamentablemente esto se debe a que buscamos que se favorezca a los adultos en las adopciones y no a los niños, y mientras seguimos siendo oposición contra un punto de vista diferente, los niños crecen sin cuidados apropiados y nadie que les enseñe a ser familia y cuidar de otros. Creemos que el niño está mejor en una casa hogar donde los cuidadores cambian cada 8 horas y donde el niño es uno más, como si eso fuera mejor que el cuidado de una familia de tiempo completo, olvidamos que la adopción le brinda al niño una familia, una comunidad y más adultos que le cuiden. Hay investigaciones que apoyan la adopción homoparental e investigaciones que la rechazan, y hay investigaciones que demuestran que una figura paterna y materna sana optimizan el desarrollo emocional del niño.
Considero que el modelo más sano para un niño es el que está formado por un padre, una madre, una familia extensa y una comunidad emocionalmente sana que acompañen al niño, y que se debe buscar siempre esto para los niños, sin embargo, la realidad de nuestras familias y comunidades dista mucho de este ideal. Por ello creo que donde podemos sumar es impulsando una ley nacional de adopción con procesos estandarizados y certificaciones que permitan que los adultos que buscan adoptar sean evaluados correctamente y se certifique que son capaces de acompañar a los niños, niñas y adolescentes sujetos de adopción y estén abiertos a capacitarse constantemente, ya que los niños que vienen de historias difíciles, no sólo necesitan figura materna y paterna sanas, sino dispuestas a aprender cómo acompañarlos mejor. Finalmente, debemos alentar la adopción por parte de familias sanas emocionalmente, es aquí donde podemos aportar más soluciones y defenderemos el derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir en familia; no deteniendo las leyes que favorecen a los niños, sino acercando la cultura de la adopción a familias fuertes, para que éstas se brinden a los niños que les necesitan.
