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Por Psic. Dayana Bustamante Cuando nos referimos a la motivación, muchas definiciones surgen al respecto, podemos conseguir un sinfín de ellas. Algunos autores la definen como «el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo». Otros como «la raíz dinámica del comportamiento»; es decir, «los factores o determinantes internos que incitan a una acción». Sea una definición u otra, lo que sí sabemos es que la motivación es esa energía, que nos mantiene activos que nos lleva a la acción; es la gasolina que acciona nuestro motor. De aquí radica su importancia ya que es un factor que influye en otras variables emocionales y psíquicas como el estrés, la concentración, la atención, la autoestima, entre otras. Desde hace un año y medio hablar de motivación ha sido un poco complejo, con la presencia de la pandemia, la sociedad ha experimentado incertidumbre, angustia, desánimo y apatía. Muchas preguntas han surgido en función con la llamada “Nueva Normalidad” como por ejemplo como estar motivado en estos tiempos. El impacto inesperado ha causado cambios en nuestros hábitos, la manera de relacionarnos, la forma de trasladarnos y hasta como trabajamos, es decir, toda la dinámica del día a día se ha visto afectada. Todo esto nos ha puesto a prueba en muchos aspectos sobre todo la energía interna de cada uno. Percibiendo de manera positiva nuestro alrededor, las oportunidades de emprendimiento que se pueden desarrollar, el aumento del autocuidado y explorar la creatividad son algunas de las tantas cosas que nos ayudan aumentar la motivación y salir a flote ante la adversidad. Continúa…
Continuación…
