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El mundo del bonsai

El bonsái es una disciplina muy conocida. Consiste en cultivar árboles y arbustos en macetas y controlar sus dimensiones por medio de técnicas como el trasplante, la poda, el alambrado o el pinzado, de forma tal que se mantengan de un tamaño mucho menor al que alcanzarían en circunstancias naturales. De lo que no se sabe tanto, al menos en el mundo occidental, es de los beneficios que esta actividad puede tener para la salud de quienes la practican. En el mundo occidental, esos beneficios comenzaron a ser tenidos en cuenta hace no mucho tiempo. Un estudio realizado en la Universidad de Ciencias de la Vida y el Medio Ambiente de Breslavia, Polonia, en 2008 caracterizaba este “arte de la miniaturización” como una “disciplina especial del conocimiento, conectada con la filosofía, la pintura, la escultura, la arquitectura y la jardinería”.

Principales beneficios del bonsái

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Aunque los estudios se centran en adultos mayores o pacientes con problemas de salud, los beneficios de dedicarse al bonsái alcanzan también, desde luego, a las personas sanas. Algunos de los más importantes se enumeran a continuación.

1.Relaja y reduce el estrés. Como toda tarea que implica atención y concentración, permite desconectarse del ajetreo de la vida cotidiana y bajar los niveles de estrés y ansiedad, con sus consecuentes beneficios para el sistema circulatorio, el estado de ánimo y el bienestar general.

2.Placer estético. La ya citada relación del bonsái con disciplinas como la pintura y la escultura hacen de los árboles y arbustos cultivados de esta forma verdaderas obras de arte. Por tal motivo, proporcionan un placer estético por partida doble: por un lado, mientras se trabaja con ellos, en busca de darles la mayor belleza; por el otro, el resto del tiempo, cuando forman parte de la decoración del hogar.

3.Ayuda a conectarse con la naturaleza.

Además de su belleza, tener árboles o arbustos bonsái (igual que las demás plantas de interior) en casa son una forma de relacionarse con la naturaleza, que a menudo se siente tan distante cuando se vive en la ciudad. Y aunque obviamente no es lo mismo que dar un paseo por el campo o darse un “baño de bosque”, contribuye también con la tranquilidad y el bienestar.

4.Mejora la calidad del aire. Está comprobado que algunas plantas contribuyen con la purificación del aire en el interior de los hogares, pues ayudan a eliminar toxinas liberadas por sustancias de uso doméstico, como desinfectantes, insecticidas, ambientadores y pinturas. Es importante, eso sí, controlar la presencia de insectos y otros animales que pudieran aparecer precisamente a causa del cultivo de bonsái.

5.Estimula la percepción, la paciencia y la creatividad. Los tiempos de los árboles y arbustos son muy distintos de los tiempos humanos. Muchas especies pueden vivir cientos de años. Debido a ello, los cambios en el desarrollo de cada ejemplar pueden llevar semanas o meses. La capacidad de percibirlos, así como la paciencia, se ejercitan en la práctica del bonsái. Y también la creatividad, durante el proceso de planificar qué medidas se han de implementar para procurar que cada bonsái adopte la forma deseada. 6.Eleva la autoestima. Como toda tarea que implica un aprendizaje y el dominio de ciertas técnicas, obtener los resultados anhelados es una fuente de satisfacción personal y aumento de la confianza en uno mismo.

El bonsaista busca aplicar técnicas para que el árbol parezca tener más años de los que tiene. A una planta nueva se le debe regalar una historia, que parezca que tiene cientos de años de vida. Su valor radica en los años aparentes, que es lo que logra un buen bonsaista. Una de las técnicas para lograr eso es el nebari: desarrollar un buen sistema de raíces, que sean radiales al tronco, y que el árbol tenga una proporción creíble, tanto de calibre de tronco como de cantidad de ramas y de copa.

“Se puede hacer bonsái en casi cualquier planta, pero se buscan aquellas que obedezcan y que no sean complicadas, como algunos frutales. En ese caso, se buscan aquellos que tengan frutas y flores chicos, como los manzanos, naranjos, quinotos”, señala Sartori, también docente de Arte Bonsai, “Se procuran árboles que hagan buena corteza, con hojas chicas. Si se usan especies con hoja grande, como el gomero, la planta será más grande, como de 70 cm para que haya proporción”.

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