Incluso en tiempos de guerra, la innovación puede traer momentos de alegría
Cuando hablamos de innovación tecnológica y defensa, usualmente pensamos en sistemas de armas avanzados. Pero un ejemplo que podría ilustrar perfectamente esta relación es un piano. Sí, un piano que fue fabricado por Steinway & Sons en 1942 para el ejército americano. Este piano, fue pintado de verde camuflaje y construido con metal, fue diseñado para ser lanzado en paracaídas sobre el frente europeo. Imaginen a los soldados americanos, en las frías noches del invierno de 1945, celebrando su avance hacia Berlín con música de Gershwin.
Es una imagen que muestra cómo incluso en tiempos de guerra, la innovación puede traer momentos de alegría. La historia nos muestra que los conflictos han sido motores de grandes avances tecnológicos. La Segunda Guerra Mundial por ejemplo, nos dio el radar y la penicilina, y durante la Guerra Fría, vimos el desarrollo de la energía nuclear y la carrera espacial. Pero, ¿qué significa todo esto para nosotros hoy en día, en un mundo donde la tecnología y la política están tan entrelazadas?
La pandemia de COVID-19 y las tensiones, como el conflicto en Ucrania, han dejado claro que Europa necesita ser más autosuficiente en términos de tecnología. No podemos depender completamente de otros países para nuestros suministros. La Unión Europea ha invertido en investigación y desarrollo durante años, pero los resultados han sido desiguales. Algunas cosas, como descarbonizar ciudades o restaurar océanos, son muy importantes, pero no reciben el apoyo necesario porque no generan la misma sensación de urgencia.
La crisis del COVID-19 nos mostró el poder de la I+D hacia un objetivo claro. Las vacunas, desarrolladas en tiempo récord, no solo ayudaron a controlar la pandemia, sino que también abrieron nuevas posibilidades para tratamientos genéticos. Este es un ejemplo de cómo las misiones de innovación pueden tener beneficios que van más allá de su propósito original.
La seguridad y la autonomía tecnológica deben ser prioridades. Tecnologías profundas, como la computación cuántica, la biotecnología y la inteligencia artificial, son importantes para nuestro futuro. En febrero, se lanzó la Plataforma de Tecnologías Estratégicas para Europa (STEP), que busca canalizar fondos comunitarios hacia proyectos clave en estas áreas. España también está avanzando en este sentido, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades anunció una estrategia nacional para el desarrollo de Deep Tech. Esta estrategia quiere identificar áreas en las que España puede ser líder, usando las herramientas de política de I+D+i y creando nuevos mecanismos para llevar innovaciones al mercado.
No sabemos exactamente qué tecnologías serán cruciales para nuestra seguridad futura, pero lo que sí sabemos es que debemos ser nosotros quienes las desarrollen y controlen.