¿Cómo habría sido ver a uno de nuestros antepasados más antiguos en persona?
En un gran proyecto que estuvo liderado por un equipo de arqueólogos británicos, se logró reconstruir el rostro de una mujer neandertal a partir de más de 200 fragmentos de cráneo. ¿Te imaginas cómo habría sido ver a uno de nuestros antepasados más antiguos en persona? Esta mujer, bautizada como Shanidar Z en honor a la cueva en la que se encontró su cráneo en 2018, tenía alrededor de cuarenta años en el momento en el que murió.
El descubrimiento de este cráneo, en una cueva del Kurdistán iraquí, fue una gran noticia y oportunidad para este proyecto. Esta cueva, que estuvo cerrada por 50 años debido a motivos relacionados con política, contiene una grande y valiosa colección de restos neandertales que han dado vida a investigaciones sobre las costumbres de esta especie ya extinta, lo cual desafía también las ideas que se tenían sobre los neandertales, quienes han sido retratados como seres poco desarrollados. De hecho, la reconstrucción del rostro de Shanidar Z tuvo una complejidad mucho mayor de lo que se pensaba.
Este proceso de reconstrucción fue realmente un desafío técnico. Más de 200 fragmentos de cráneo, algunos de ellos extremadamente delicados, tuvieron que ser ensamblados de manera cuidadosa y meticulosa por el equipo de arqueólogos en un laboratorio de la Universidad de Cambridge. Fuando se terminó el ensamblaje, el cráneo se imprimió en 3D. Ya con esta impresión hecha, dos reconocidos paleoartistas holandeses, recrearon el rostro de Shanidar Z poniendo capas de piel y músculos reconstruidos.
El resultado fue increíble, el rostro de Shanidar Z, aunque evidentemente es diferente al de los humanos modernos, muestra una similitud con nosotros. Lo cual nos demuestra que las diferencias entre neandertales y humanos de la actualidad pueden no ser tan marcadas como se pensaba.
Estos descubrimientos arrojan conclusiones sobre las prácticas de los neandertales, pensando que tenían rituales funerarios y una cierta reverencia por sus muertos. Este proyecto no solo contribuye con el conocimiento sobre nuestra historia evolutiva, sino que también nos desafía a reevaluar las percepciones que teníamos sobre nuestros antiguos parientes.