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Evaluación formativa y planificación
La evaluación formativa no es un proceso aislado al proceso de clase, debe ser implementada articuladamente al desarrollo de los contenidos programáticos, por lo tanto, debe formar parte de la planificación de clase.
En ese sentido debe ser implementada por el docente en colaboración con los estudiantes con la intención de recabar información
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pertinente que posibilite la obtención de sus avances, dificultades y encaminarlos para solucionar durante el proceso de enseñanza aprendizaje (Pasek de Pinto y Mejía, 2017).
Según López Pastor (2016), en la planificación de actividades para la evaluación formativa se deben considerar los términos como:
a) Requisitos para la evaluación continua: Son aquellas condiciones
cuyo cumplimiento da derecho a los alumnos a la evaluación formativa. No es un aspecto determinante, más sí de reflexión sobre la dinámica y consecuencias de la aplicación de la evaluación formativa. Ejemplos: asistencia a clases en un %, realización de las actividades de aprendizaje establecidas.
b) Técnicas: corresponden a las estrategias utilizadas para llevar a cabo la
evaluación por ejemplo el aprendizaje basado en proyectos, en problemas, en casos, en retos, en investigación. c) Procedimientos: son los pasos, las fases, las etapas que se deben de
seguir para poder aplicar la técnica escogida, esto va de la mano con el diseño de las actividades que se aplicaran en el aula, indican a su vez cómo, quién, cuándo y con qué instrumentos se obtendrá la información. d) Instrumentos: son las herramientas físicas que emplea el evaluador para
recoger el desempeño, el avance o no hacia los objetivos fijados. Ejemplos:


cuestionarios, formularios, cuaderno de los alumnos, portafolio de evidencias, registro anecdótico, lista de cotejo, debate, ensayo, etc. e) Resultados de aprendizaje: es lo que se espera que un estudiante
puede conocer, comprender, demostrar, hacer.
