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Elementos

A continuación, se expone en que consiste cada uno de estos elementos según Heritage (2007):
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1. Identificación de la brecha: consiste en identificar el vacío existente
entre el estado actual del aprendizaje del alumno y la meta educativa deseada. Este vacío varía de una persona a otra, la evaluación formativa debe identificar el vacío correcto para evitar que el alumno perciba como una meta inalcanzable por ser demasiado grande o por ser demasiado pequeña que no merece la pena ningún esfuerzo. 2. Retroalimentación: la evaluación formativa es elaborada para

proporcionar retroalimentación, por un lado, al docente acerca los niveles de comprensión del alumno en ese momento, a su vez, comunica los pasos siguientes para lograr el aprendizaje. Por otro lado, la retroalimentación debe realizarse para guiar al alumno en sus próximos pasos; en este caso los docentes deben formalizar una retroalimentación efectiva ofreciendo

información clara, descriptiva y basada en criterios, de modo que el alumno conozca donde está ubicado en la ruta del aprendizaje y que tan distante está de la meta de aprendizaje deseada. 3. Participación del alumno: la evaluación formativa permite la mejora
del aprendizaje, más aún con la participación activa de los alumnos en su propia evaluación, colaborando con sus profesores para comprender lo que han aprendido y lo que necesitan hacer para avanzar. Es en este punto donde se habla de “autoevaluación”, los alumnos reflexionan y monitorean
sobre su aprendizaje, desarrollando inclusive en algunos casos autorregulación para satisfacer sus necesidades personales de aprendizaje. 4. Progresiones del aprendizaje: La evaluación formativa debe estar
unida a la progresión del aprendizaje, debe estar articulada con las sub metas que lleven al logro de la meta deseada. Las progresiones del aprendizaje indican lo que debe ser aprendido y ayudan a los profesores a ubicar el estado actual del aprendizaje del estudiante.
En las páginas anteriores se deja en evidencia los grandes beneficios que pueden obtenerse en el rendimiento escolar, toda vez que forme parte del proceso de evaluación de las clases y se utilice como un instrumento para el aprendizaje. Para que eso ocurra, es necesario orientar y proveer a los docentes las herramientas de evaluación que les serán útiles para mejorar su praxis educativa.
