

De aquí al cielo
(Poemas 1984-2021)
DE AQUÍ AL CIELO.
(Poemas 1984-2021)
Por Leopoldo Cervantes-Ortiz
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La plegaria es una voz que va y viene…
No puede uno hacer más que amarte…
Prólogo
HIJOS DEL MISTERIO
Alfredo Pérez AlencArt / Universidad de Salamanca
INace la palabra hecha verso bruñido cuando el alma necesita que todo recomience, que la luz sobreviva dentro de todo lo que ensombrece el tránsito existencial. Y esa palabra se pergeña y se anota para dejar constancia de lo que emociona o indigna al escriviviente. No es fácil hacer esta tarea de trasvase, máxime si se elige el temple de la Poesía como forma de comunicar (y participar) lo decantado desde el yo trascendental.
La Poesía nos permite regresar hasta el Origen o proyectarnos hacia lo que está por venir: solo así el canto es celebratorio, reinstalando lo sagrado sin reparar en la certidumbre de finitud que acompaña a quienes se desanclan de la fe. El poeta que asume su destino creyente ofrece sus frutos cual ofrendas para aproximar al hombre a la esfera de Dios, entroncando la poesía que escribe con la Poesía del Amado, baluarte eterno de salvación y esperanza.
II
La fe es una nostalgia intensa de los momentos fundadores del ser de la Palabra dicha desde las entrañas del silencio la fe se opone a la muerte y grita su impotencia afirmando la vida que agoniza todos los días.
Así escribe el poeta que ahora presento, el mexicano Leopoldo Cervantes-Ortiz, junto a su cosecha de lo que sembró durante más de siete lustros: De aquí al cielo (1984-2021), un ofrecimiento ejemplar de poesía teológica, donde se advierte su pertenencia al Reino, pero también su clara pasión en contra de las sesgadas imposturas cúlticas (“Creemos superar el hábito religioso y los lugares comunes, / pero el lenguaje nos traiciona siempre”), centradas solo en la adoración y muy alejadas de la realidad que nos rodea: “Viene el Espíritu a derramar calor / en las gélidas estepas de la desolación / de la injusticia como forma de vida / del nihilismo anquilosado y yerto…”.
O también: “Un viento fuerte que viene de lo Alto. / Viento liberador de todas las esclavitudes: / odio, temor, injusticias al por mayor. / Viento divino que sacude las ventanas, / las conciencias, los poderes transitorios…”.
III
Estamos a la intemperie, pero buscamos la Fuente que trasciende lo mundano: los creyentes que se expresan poéticamente, o los poetas que se decantan hacia lo sagrado, se saben descendientes del Misterio y proclaman su religación con el fundador del Reino. Recordemos los versos de Rubén Darío “¡Torres de Dios! ¡Poetas! / ¡Pararrayos celestes, /que
resistís las duras tempestades, / como crestas escuetas, / como picos agrestes, /rompeolas de las eternidades...”. Pero esta desocultación viene de muy atrás, especialmente cuando se trata de los profetas-poetas bíblicos.
Cervantes-Ortiz se reconoce de dicha estirpe y confiesa: “…somos misterio y hacia el misterio vamos / somos silencio y con la palabra regresaremos / el vacío que nos piensa y nos hace existir / está lleno de vida y de universo…”. El silencio hace posible la escucha e intensifica la presencia presentida del Amado, la distancia y aproximación a lo Absoluto: “… acaso el silencio sea la mejor plegaria, / capaz de tomar por asalto las alturas divinas”.
El silencio habita soberano en esta obra, posiblemente como reacción al excesivo parloteo dentro y fuera de las iglesias.
IV
He aquí un libro antológico, vertebrado en ocho secciones conteniendo más de sesenta poemas, muchos de ellos con el tono del clamor profético. Anotemos porciones de un texto de lectura recomendable, “El lenguaje de Dios es el silencio”:
Haces falta Señor en esas noches abandonadas al amparo del silencio en esa niñez desangelada que sale cada vez más rápido de la inocencia
Haces falta en la mesa del pobre en su estómago y en su corazón en la mesa del rico con alma hueca pletórico de vacío […]
L o mismo sucede en otro de sus textos, cuestionador de prácticas religiosas de fachada: “…a qué venir hasta los bordes humanos / para decir su incomprensible verdad / a qué dejarnos con los oídos atrofiados / de tanto grito instituido y adocenado / por los nefastos mercaderes religiosos / si su voz es tan nítida y con todo el furor / que preside sus vastos silencios / es posible advertir cómo sueña cómo lanza / sus puentes callados sus gestos de loco / hasta que logra quitarnos el sueño / y los sueños se llenan de su nombre / impronunciado… / Haces falta en el bocado que nos nutre/ dejando seca nuestra conciencia / en nuestra religión santa y pagana / vendida al peor postor…”.
VDe aquí al cielo es el resultado de largas vigilias desprovistas de ritos, una metanoia espiritual que corona la trayectoria poética y teológica de Leopoldo Cervantes-Ortiz, heterodoxa, sí, como fue y seguirá siendo el ejemplo del Maestro, aquel Amado galileo cuya “cruz nos llama a todos”. Con voz austera y con inusual autocrítica cristiana, reconoce:
Tenemos fe pero en dosis nunca suficientes para cambiar el mundo
Esperamos la acción de lo alto movimientos celestiales que suplan nuestra inacción e indiferencia…
VI
Esta antología alberga textos de diferentes temperaturas, todas ellas pertinentes para el propósito lírico o narrativo de cada poema. También encontramos citas, referencias u homenajes a poetas y músicos como Rilke, Borges, Olga Orozco, Milosz, Bach, Montes de Oca, Santa Teresa, Haendel… CervantesOrtiz muestra su capacidad para escribir sonetos de excelente factura, además de villancicos, prosemas, coplas, paráfrasis y versos libres que cantan al Amor en su búsqueda de la casa del Padre.
El Amado se instala en el corazón que no es piedra y permite el goce transparente de la vida interior, lejos de los cristales de la soberbia: “… ese Dios que llegó para quedarse / en medio de la vida/ es el mismo que a diario nace y muere / en los pliegues del tiempo mientras ama / y se ofrece a sí mismo para siempre”.
VII
Concluyamos. Leopoldo Cervantes-Ortiz ha reunido todo lo bueno que hasta 2021 ha ofrendado a Dios, tanto sus versos que atañen a la tensión espiritual del hombre como los que tratan sobre la justicia social, tan necesaria para quienes se reconocen seguidores del Amado Galileo, además de fervientes defensores de la inspiración divina del contenido completo del Libro de los Libros. Muchos lo pregonan, pero se centran en un cristianismo “genital” o en los pecados sexuales de otros; casi nunca se flagelan por los pecados sociales propios y de otros líderes a quienes, en la práctica, parecieran adorar al mismo nivel que a Dios.
Por ello, este hijo del Misterio —que tiene el Cielo como meta—, sabe estar a ras de suelo para seguir las enseñanzas de Jesús:
Si he de ser prójimo de quien grita su desnudez en cualquier esquina tengo que bañarme en las aguas del amor
No basta con mirar lo amado: hay que implicarse desde la desnudez esencial, el dominio del lenguaje y el abrazo genuino.
Éstas son las posesiones del teólogo Cervantes-Ortiz; éstas las muestras de su conciencia lírica.
Siento un poco de vértigo. No estoy acostumbrado a la eternidad.
Jorge luIs Borges, “The cloisters”
No seas precipitado en el hablar, ni te comprometas con Dios a la ligera, porque Dios está en el cielo y tú en la tierra. Por eso, sé hombre de pocas palabras.
eclesIAstés 5.2
Pareciera un enorme error esta necedad de vivir enamorados de la fe
Pero en el mundo nocturno la conciencia se abisma con la certeza de que más allá de toda apariencia empantanada hay un destino sublime
Qué hacer, qué pensar —perseverar en el yerro soñar con que Dios existe y no lo ha inventado el alma
Hay un misterio del cual procedemos y hacia donde vamos hay una chispa de ser en alguna parte que ha originado todo lo que existe hay un origen materno/paterno desde cuyo seno salimos para volver algún día
somos misterio y hacia el misterio vamos somos silencio y con la palabra regresaremos el vacío que nos piensa y nos hace existir está lleno de vida y de universo
no puede haber un abismo que se trague todo y nos deposite en los brazos de la nada la vida y la muerte son los rostros de un ser ignoto inconcebible imperturbable inalcanzable la vida y la muerte son dos formas de existencia en la abundancia del universo inabarcable
Sky or heaven?
Tryin’ to get to heaven before they close the door. BoB dylAn
Cuando mira uno hacia el cielo y se percata de su inmenso —maternal— vacío, de su silencio, hay una especie de nostalgia que asalta al corazón con cierta saña. Y es que la fe quiere traspasar los cielos y darle un rostro humano, mirar en ese espejo y encontrar una voz, un rostro, de regreso.
La ilusión no termina, no se cansa de existir; el deseo se reproduce cada día al constatar los pequeños milagros que vivimos y nos nutren: el cuerpo amado, la sangre desbocada, la vida en todas sus formas, el calor de los hijos, las sorpresas de la poesía.
¿Pero qué hay detrás de las nubes, en ese inmenso infinito ciego que los ojos del alma no pueden abarcar?
¿Hay sólo un designio sordo e inmutable? ¿O hay la magia de un ser irrefutable y libre como nos han enseñado?
¿Qué cielo es aquel, hipotético en su contenido, que nos constriñe y no nos deja tranquilos? ¿Qué cielos más allá de los cielos contienen a una voluntad que no se muestra transparente?
Así gime la finitud, la pequeñez, preguntándose acerca de todo: el fulgor de la vida y la palidez oscura de la muerte, el vértigo de la nada y la náusea de la totalidad, la impostura del tiempo transcurrido, la encarnación futura de los recuerdos y el destino de la memoria. Así se expresa el corazón cuando se compara, cuando se atreve a pensar en lo infinito, cuando sueña en sí misma,
retorcida por el dolor y la destrucción amenazante. No obtiene nunca conclusiones, pero no ceja en su empeño: preguntar y preguntar, valorar a la fe como algo puro, inocente, que no se agota en sí misma, que no apunta hacia nada concreto...
Mientras el cielo persista en su silencio egoísta, toda elucubración tendrá valor, al menos mientras creamos poder despertar al otro día.
No, yo no necesito un testimonio de tu exacta, entreabierta existencia, sino una prueba apenas de la mía. Ah, Señor, tu silencio me aturde igual que la corneta del cazador perdido entre las nubes.
olgA orozco, “¿La prueba es el silencio?”
No Señor, no necesito pruebas de tu existencia, ni que alguien me convenza de que estás allá arriba. Me basta el ritmo del corazón advenedizo y necio para saber que estás por ahí, agazapado y lento, asediándome todos los días con tu paciencia de santo, esperando la gestación de mis vocablos, la oración de mis pasos.
No, no tengo prisa en escuchar tu silencio porque resuena en mis oídos lerdos todo el tiempo. Siento tu respiración acelerada en mi oído, tu prolongada ansiedad. Caminas conmigo meneando la cabeza cada vez que mi ánimo se tensa y se pone religioso. Finges reír cuando en verdad te enfadan mis reincidencias místicas.
Por eso no necesito asegurarme de tu existencia: siempre estás ahí, tolerando mi falta de fe y estimulando mis inmersiones en el mar de la duda, del que siempre salgo cabizbajo y nostálgico. Tú te encargas de colocarme, cada vez, en el camino de la soledad y el silencio.
Acaso Dios en su inabarcable soledad
la intensa fuerza de su voz aplique sobre la bóveda del tiempo no para llamarnos a un culto rígido y sonoro plagado de solicitudes irresponsables y mezquinas acaso en esa blanca inmensidad que lo atosiga se sienta limitado por el silencio que lo corona con una marca inmarcesible de dónde entonces sus gemidos meditabundos de dónde pues sus botellas al mar cargadas de indomable pureza inaccesible a qué venir hasta los bordes humanos para decir su incomprensible verdad a qué dejarnos con los oídos atrofiados de tanto grito instituido y adocenado por los nefastos mercaderes religiosos si su voz es tan nítida y con todo el furor que preside sus vastos silencios es posible advertir cómo sueña cómo lanza sus puentes callados sus gestos de loco hasta que logra quitarnos el sueño y los sueños se llenan de su nombre impronunciado
Dios madura
Porque alguien alguna vez te deseó, por eso sé que te podemos desear. Si desecháramos todas las profundidades como cuando la montaña tiene oro y nadie más lo quiere extraer, entonces algún día el río lo extrae, el río que lo agarró en la quietud de las rocas llenas.
Aunque no lo deseáramos:
Dios madura
R.M. rIlke, El libro de la vida monástica
(Versión de Sergio Cárdenas)
Dios madura en las entrañas del cosmos
Semilla que camina solitaria entre espinas
Suelo que florece cuando todo se ha ido
Dios madura lentamente en la noche
Cuando dormidos inventamos otros mundos
Cuando del sueño no queda ni el recuerdo
Dios madura
Obcecadamente en el silencio
Buscando la orilla el término la ultimidad
Para decirnos su secreto
Oído lerdo el de los seres humanos
Oído necio para los rumbos eternos
Dios madura en las calles del dolor
En la alegría imaginada
En los linderos de la dicha
En el sentimiento total
Dios madura en las entrañas del tiempo
Una teología inversa que no pregunte por el perfil de Dios sino por sus ausencias, por su desnuda piel, por el disfraz con que se esconde en las ranuras del cosmos. una teología invertida pronunciada siempre en silencio contra el silencio absoluto que nos circunda, negativo atribulado por la otra voz que vino desde los bordes del tiempo arrinconado por los senderos de la nada. bosque de signos incomprensibles sujetos a la interpretación del alma desencaminada. una teología enemiga de misticismos arcaicos, desvaídos, ajenos al saber convencional inventado por los mercaderes. una teología practicada en silencio, solitaria y anclada en el deseo irreprochable de que Dios exista.
Releyendo “Los teólogos” (de JLB)
Ni siquiera merecen llamarse así.
Es mucho para ellos: aspirar a usurpar el membrete de teólogos es algo que no hace justicia a quien pretenden, risiblemente, “estudiar”.
Nadie en este mundo puede intentar sondear lo que habita dentro y fuera de lo sagrado, de la divinidad.
Aspirar su respiración, intuir sus colores o sus humores. Es imposible.
¿A nombre de qué salen a la calle y se presentan públicamente como “conocedores” de la fe que palpita en los corazones de algunos?
Con muchos trabajos saben lo que hay en el suyo, no nos engañemos.
La religión es un fantasma tan vivo que nos despierta todos los días con nuevas sorpresas. Y muerde, y se levanta y grita todo el tiempo, y se burla de sus ejercicios retóricos.
Es ubicua y lentamente se pone delante de cada quién en momentos impensables. Pero pelea su lugar y su nombre. La teología, entonces, no puede ocupar su lugar.
Pero si hemos de seguir siendo vanos, nos atendremos únicamente a los hechos.
El Dios eterno, a quien no derrota el tiempo, el único ser duradero plantado en las alturas de todo, nos mira y compasivo se inclina.
No dice nada, sólo nos toca un momento y acompaña nuestro devenir.
No ríe, no puede reír ante tantas tragedias.
Tampoco llora.
Vive instalado en sus juicios que día con día dosifica y transmite sin descanso.
Se reinventa en cada amanecer.
No es indolente, pero tampoco pleitea con sus criaturas rebeldes. Las deja divagar y condesciende a dialogar con ellas.
Se ha vestido con su piel y no ignora lo que les sucede, el olor de la tierra, el aroma de la brisa marina, el rumor de los bosques.
Enamorado del tiempo, eligió quedarse atrapado en los relojes con tal de ser conocido íntimamente.
Hoy ronda de incógnito por el mundo.
II
Villancico
Ya vengo a cantar la historia, vengo aquí con mis palabras: pues no se encuentra más gloria en el centro de las almas.
Dios nació en el mundo un día y nos colmó de colores. Otra vez cae la alegría e invade los corazones.
Es motivo de alabanza, llevar los ojos al cielo con gratitud y esperanza porque Dios trajo el consuelo
a una humanidad cansada, atribulada y en ruinas. Y le anuncia la llegada de la más enorme cima:
el Señor que es un niño, humilde entre sus pañales, pero lleno de cariño para todos los mortales.
Es el Reino en su persona que viene a quedarse ya, ¡pues nunca nos abandona y entre nosotros está!
El Eterno se hizo pobre, lo infinito se abajó, solidario y cariñoso nuestra carne asumió.
Hoy venimos como hermanos asumiendo el gran amor del divino-humano ser que en Belén se reveló.
La dinámica divina que a la carne redimió al tornarla su destino gran lección nos enseñó: mundo y Dios ya engarzados para siempre quedarán en el cuerpo de ese niño, redención universal.
Celebremos jubilosos la experiencia del amor concentrado en ese niño que nos dio su corazón: insertados en la vida, la justicia y el perdón, proclamemos la venida del humano y trino Dios.
(Villancico posmoderno)
Un Dios nace en la orilla de la historia es el mismo del pacto antiguo y cierto desde un espacio remoto
viene a vivir entre hombres y mujeres impuros/ inocentes/ criminales
viene y se nombra como todo humano asume el peso acumulado de leyes / reglamentos / tradiciones no teme que lo absorba el tiempo ignaro ni el barro donde pisa cada día una pasión lo trae hasta este mundo siempre amado por él
este Dios nace y viene a consumirse aquí/ entre la sed y la injusticia que quiere compartir con su mirada con su gesto aturdido / compasivo la mentira no cabe en su programa: no finge ser un cuerpo fantasmal es de carne / historia y huesos firmes
lo precede el amor / anuncio y sueño: la mujer que lo acuna no se entrega a la ruina de saber que su pueblo es dominado/ ella sueña también con esperanzas con el ansia de ver un mundo nuevo redescubre las alas del profeta y relanza su fe hacia lo abierto
el pueblo lo rodea cuando nace/ lo mira escéptico y cansado: no sabe ya esperar con esperanza la muerte enseñorea los caminos imperios merodean y persiguen las ansias libertarias
Dios / por cierto / es un niño como todos soledad y abandono son su cuna enfrenta ya la mano ensangrentada en su lecho fugaz: exilio y odio/ son poderes que ignoran la ternura la perdieron sumidos en sus planes cotidianos / de fuerza y de mentira
nos nace un Dios que sueña y que fatiga al mal con su presencia presurosa nace un humilde don en el pesebre con cada humano en mente con cada vida siendo un desafío para alumbrar el ser /la lontananza/ con esa luz agónica mas cierta con una luminosidad urgente y viva que vence las tinieblas y somete con cantos de furor tanta negrura pastores y ángeles son símbolos contrarios: el cielo con sus voces imponentes baja hasta aquí en la historia sus riquezas / la tierra obnubilada por el sueño
mortal y adormecida por la pena / se funden porque son epifanía y semilla de tiempos jubilosos anunciados benignos dadivosos por los planes divinos que llegan hasta el suelo
esa noche pasó / siguió la historia de salvación / en plena lucha siguieron los caminos del pesebre hasta un madero ignominioso y fiero: ese Dios que llegó para quedarse en medio de la vida / es el mismo que a diario nace y muere en los pliegues del tiempo mientras ama y se ofrece a sí mismo para siempre
Itinerario cierto
Llega Jesús a la ciudad: la capital del pacto abre sus brazos para engullirlo con su sonrisa de pecado.
Llora por ella mientras cruza el atrio de su templo luminoso: ha de morir crucificado ante la insensatez de sus hermanos.
Pero entre ellos hay gritos de jolgorio: el hosanna habita en muchas bocas donde la esperanza quiso nacer como anuncio del Reino que ha de brotar de su cuerpo destrozado.
No hubo comprensión ni compromiso: el olvido acribilló aquellas palmas que se movían a la luz del sol para convertirlas en instrumentos de tortura.
Por un instante aquel borrico se detiene: Jesús recibe en vida el honor de Ungido que merece.
Este preludio / anuncio / presentación del Rey de reyes a pesar del rumor de sangre que se acercaba
anticipó el fulgor de su venida la final y definitiva cuando todas las razas de la tierra tengan que contemplar su dominio mientras el afán de juicio se consuma. Hoy alegremos nuestras mentes: Jesús viene a cumplir su cometido.
Las palmas de los pobres galileos en relevo de siglos han llegado a nuestras manos.
*
Una gran autoridad espiritual fraguada proféticamente en el camino se hace presente con la mirada bien puesta en el horizonte firmemente anclada en los espacios del Reino.
Utopía de utopías grandiosa ansiedad humana y divina: ella procede de los labios de Jesús de su actitud ante el tiempo de su fe a toda prueba de su protesta inquebrantable.
Expulsar al mercado del templo: inmensa metáfora para este tiempo sordo ciego ante el dolor profundamente humano y mudo para gritar el desgarramiento de la injusticia cotidiana.
El que habla en el mundo en nombre de Dios denuncia los males como anatema y perdona pecados como él está aquí siempre al lado nuestro soterrado y ansioso
Para infundir una esperanza inmarcesible a todo lo que hacemos y estampar en el ser enajenado y doliente su huella infinita.
(La autoridad espiritual)
* Ya en medio del escenario
Jesús es mal exigido por adversarios corruptos a justificar su acción.
No responde la agresión más que con una coartada —ideológica es verdad— pero plena de sentido:
“Por qué a Juan no respetaron si es que venía de Dios?”
“No sabemos”, le dijeron y evadieron decir más.
“Pues yo tampoco respondo”, espetó sin medias tintas
para esos oídos sordos anclados en la impiedad.
Fue la autoridad del Reino del que viene más allá de apariencias y de poses la que vino a establecer cual consigna dominante que debía prevalecer en el centro de la vida de esa nueva sociedad.
La que surge del encuentro con ese rostro de Dios libre / exento de violencia que vino a sentar sus reales entre tanta impunidad. El dolor atribulado lo llevaría a la cruz: donde su ser desveló y afirmaría sin ambages con la mayor transparencia la primacía del amor: revolución trashumante. (Controversia en coplas)
Hoy se retira Jesús al silencio: grita fuerte hacia el mundo su verdad, se reencuentra consigo y con el Padre, invadidos de fiel intimidad.
Los rezagos del tiempo acumulado son resquicio de fe bien concentrada: sólo mira a su Dios encapsulado y asimila la vida dedicada.
Atesora así fuerzas necesarias ante el llanto que está por producir, ante tanta tortura insolidaria
que su cuerpo iba pronto a recibir. Horizonte de muerte ante las puertas: decisión que aún tenía que vivir.
(Soneto de silencio) atisbó la cruz lentamente sus ojos tras la huida de sus seguidores se posaron fijamente en el cielo De ahí venía su destino agregado al calor de los sucesos
Se dibujó en su rostro la desdicha y el rumor de la vida se deshizo entre brumas de sueños y anhelos.
Un huerto esperaba sus pisadas donde habría un soliloquio desolado una entrega decidida para siempre un diálogo profundo en silencio.
Violencia dosificada administrada por los poderes criminales dueños ya de su existencia regentes de su camino y la angustia se hizo omnipresente. Las palabras surgidas de esos labios eco fueron de ese sufriente corazón simultáneo al dolor y la cesura de afrontar el reverso de la vida.
Amor torturado en las mazmorras de la historia.
(Comunión dolorida)
* Fría contemplación brazos cruzados libros entreabiertos religión estacionada y Cristo desde la cruz abre el cielo con su voz derriba el templo maciza mole de prejuicios que intacta ha llegado hasta aquí vida moderna
depósito de objetos inútiles
lugares comunes
palabras repetidas sin memoria cáustico sueño con sol indeciso
siete expresiones entrecortadas prédica urgente
pueblo adormecido por la opresión de dentro y de fuera viene la odiada liberación a depositarnos en los brazos de Dios dador de la alegría de vivir
ser preocupado por abrirnos el alma gigante reducido a las lágrimas
¿qué somos ante ti? (Viernes santo)
*
Vida subterránea
previa a su victoria sobre la muerte: descenso al infierno del no-ser / no-sentir silencio absoluto asumido desde la nada
Sepulcro cerrado salvación suspendida compañía anulada ardor eliminado
De la cruz al infierno
itinerario cierto voz bloqueada misión en entredicho
Nada asoma de esa tumba
mientras tanto parece una victoria del mal que se solaza en su orgullo
Ha desarraigado la fuente de la vida
que se agosta se retuerce en la sombra sin claridad para resurgir
Vida y muerte completas auténticas sin fingimiento
Probar la existencia plena y saborear su lado oscuro en sólo cuestión de horas (Muerte y descenso)
*
Regresa el Aguafiestas* de la muerte rompe el furor del silencio con su amor capaz de horadar la piedra
Vuelve el depositario de la vida a su lugar propio
—escogió el mundo / la historia— y abre la puerta enorme de la esperanza
Retorna para iluminar el cosmos con su rastro de luz la tiniebla en su derrota
cede su sitio a la certeza de que la vida vuelve a comenzar
No pudo retenerlo el sepulcro infartó el momento grávido de la anti-historia con su celo salvífico y volvió a ver el rostro de su Padre desde la alborada
Hoy convoca al ser entero a sumergirse cada día en la fuente máxima de la vida
(Satanás —en efecto— “regresa a los infiernos”)
(Nueva Pascua)
* Alfonso Chase, “Pascua”
AC / DC
Marcaste marcas el tiempo
Te quedaste a vivir en nuestro reloj
Viniste / Vienes / Vendrás
Traes en tus ojos el único horizonte eterno
Siembras trascendencia en nuestros actos nos haces intemporales pero ciertos
Ubicas al tiempo en su justa dimensión
Sellas las horas con tu cruz cuyos brazos conectan al infinito con nuestro ser alienado
Viene el recuerdo otra vez el impacto de esos días ambiguos cuando un hombre transparente fue asesinado por amor a la causa divina: paladeó el dolor como pocos y abrió la puerta universal de la fraternidad subió a un madero ignominioso y ganó una salvación ese recuerdo golpea paredes y conciencias convoca rituales ceremoniosos mas sobre todas las cosas viene desde un tiempo pleno a decir que la justicia es un derecho para todos/ su camino de sangre lo han recorrido millones de seres que soñaron y sueñan con un reino de paz su voz maltrecha en el suplicio apeló y apela a la ausencia de Dios pero resuena en la concavidad del cielo: recordar su martirio atribulado sin sumarse a las huestes de fe es un flaco homenaje a su lucha al amor inobjetable que lo habitó e incluyó a sus enemigos
hoy su cruz nos llama a todos
Coplas para el Resucitado
1
El Señor resucita en el tiempo, ¡y hoy cantamos con todo vigor! No podía la muerte vencerlo, pues su Padre promesa le dio de volverlo a su gloria de siempre luego de ayes, tristeza y dolor.
2
El Cordero bendito del Padre, traspasado y vencido en la cruz, recupera su trono de gloria y abre allí la ventana de luz: con su vida renueva la nuestra y se sienta a la diestra de Dios.
3
Resucita y retoma la vida, nuevamente adquiere esplendor: es creador y dador de existencia, no podía morir sin vivir. Hoy levanta la enseña de gloria y justicia nos viene a traer.
4
Angustiado en momentos e inerme el Cordero hace suyo el vivir, justifica a los suyos y viene de la muerte de nuevo a existir con las huellas del duelo en el cuerpo rescatado, animado, exaltado.
5
Su enemigo creyó derrotarlo al mirarlo en la angustia total no sabía la fuente de gracia que la vida le haría recobrar y así dar a su pueblo certeza de que vida venía a entregar.
6
Retomemos su triunfo anhelantes, concretemos su vida en la lid cotidiana, constante, gozosa, donde siempre nos viene a ayudar. Pues su triunfo de vida es el nuestro y a su lado nos hace vivir.
Viento de paz y de justicia
Un viento fuerte que viene de lo Alto. Viento liberador de todas las esclavitudes: odio, temor, injusticias al por mayor.
Viento divino que sacude las ventanas, las conciencias, los poderes transitorios. Sorpresa constante, permanente, del Creador-Trabajador que sueña, que no se deja doblegar por nuestras mezquindades.
Sueño divino irreductible. Posibilidad efectiva de un cambio profundo.
Viene este viento arrebatador a acompañar la esperanza, la venida eficaz de un reinado, de un gobierno puro y ejemplar que habita en la mirada de las personas justas, incluso de las que han muerto por causa de su búsqueda.
Espíritu de paz, noble instigador del bienestar humano. Luchador acompañante, presente en todos los caminos en donde la humanidad se cuestiona radicalmente e instala realidades auténticas de vida, de ser pleno y verdadero, de bendición.
¡Cuánto te hemos hecho padecer! ¡Cómo te hemos entristecido a cada paso! ¡Hemos tergiversado tu presencia y la hemos ahogado en espectáculos indignos de tu acción vivificante!
Pero no dejas de venir, fiel a ti mismo, a tu amor insondable, a tu vocación libertaria y justiciera.
Ojalá podamos reconocerte y acunarte y seamos capaces de entenderte y aceptarte, tal como eres: viento que sopla de todas partes y renueva todas las cosas con el sello de la liberación final.
Espíritu creativo y sustentador:
¡llena nuestro mundo y muestra tu voluntad transformadora!
Il n’est pas de pays
Plus nu que la prière
(No existe más desnuda región que la plegaria)
chArles le QuIntrec, “Poder de nacer”
La plegaria es una voz que va y viene entre sombras nada nos da nada nos quita sólo saber que la palabra busca destino un lugar en el espacio donde asentarse y regresar cargada de futuro
la plegaria surge de las entrañas del aire del vacío de los pulmones y del ser ansioso por decir su nombre a un oído atrofiado por el tiempo pero ahíto de sentido
la plegaria va y viene lentamente por el espacio sin palabras de la noche y canta una alabanza que tal vez alguien escuche y reciba complacido
La plegaria
Pedimos bendiciones, luz, claridad, justicia. Imploramos perdón, paz, alegría, salud.
Nuestros labios se inflaman de plegarias sordas, exánimes. Colectivamente levantamos la voz hacia unos cielos que a veces creemos indolentes, sin decirlo.
Una y otra vez nos esforzamos por no repetir las mismas cosas e, inevitablemente, lo hacemos.
Creemos superar el hábito religioso y los lugares comunes, pero el lenguaje nos traiciona siempre.
La oración no es un ensalmo, ni una profecía ciega. Es el clamor del alma oprimida por todo lo que la rodea.
Y así, dominada por el furor de los momentos vanos, se impone su ansiedad en medio del silencio.
Porque acaso el silencio sea la mejor plegaria, capaz de tomar por asalto las alturas divinas.
Padre Dios
Sólo tú le das sentido a las palabras
Amor - Paz - Felicidad - Justicia - Libertad
No has prometido engañarnos con razonamientos sólo empero el corazón que nos palpita sabe enfriarte equivocarte al darnos formas imprevistas y esas palabras llenan la boca de nuestros jefes sobrios rectos impecables ateos todos inigualables
No has querido alucinarnos sólo con magia o con demostraciones de poder
Te has metido en nuestra piel te has dolido con nosotros sufres a diario al mirarnos
Si algo sentimos es el reflejo de tu pasión
haces falta Señor en esas noches abandonadas al amparo del silencio en esa niñez desangelada que sale cada vez más rápido de la inocencia
Haces falta en la mesa del pobre en su estómago y en su corazón en la mesa del rico con alma hueca pletórico de vacío
Haces falta en las juventudes rebeldes que rellenan sus discursos con la intención más pura en la verborrea reflejo de demagogias ancestrales en nuestros sueños meditabundos y profanos en las palabras desiertas
Haces falta en el bocado que nos nutre dejando seca nuestra conciencia en nuestra religión santa y pagana vendida al peor postor
Haces falta Señor en el verso del poeta angustiado contemplativo cuya lengua se seca al pensar en el futuro en nuestros pasos amargos en el rincón del presente en la palabra dormida a que te hemos reducido
No puede uno hacer más que amarte al dejar entrar tu persona tu obra y sacrificio a nuestra sangre
No puedo uno hacer más que adorarte trémulos de emoción por tus eternas soledades
No puede uno hacer más que rendirse postrados a tus pies con los ojos vendados con tu sangre libres de las angustias destructivas salvos de la rapiña asoladora
No puede uno hacer más que cantarte con la voz quebrantada instantáneamente la que duele al sentir tu amor cara a cara
No puede uno hacer más que pedirte que visites nuestros despojos amplias calles desnudas sólidos edificios de penumbra grandes ciudades habitadas por cadáveres
No puede uno hacer más que vivirte
Oración mínima
Quiero cantarte con el alma en la voz con el latido de la vida cumpliendo tu cometido
Quiero abandonar el hastío del horizonte fugitivo para encontrarte en la senda lúcida de la tierra
Quiero escucharte sin interferencias captar tu melodía en el silencio de la noche a solas
He de hallarte en cada uno de mis pasos
Por la luz que me obligas a portar por el cauce ofrecido a mis antojos por la paz que preside el horizonte —abandono la vida negligente
Y apresado en tu luz que inunda todo indignado por ver mi necedad suplicante al saberme conquistado —me sumerjo en las mieles de tu gracia
Es en vano negar mi realidad sólo en ella comprendo tu justicia y aunque el valle malvado es mi delicia —tu futuro anticipa la verdad
Enséñanos a beber en tus fuentes interminables de esperanza
pon en nuestra mirada la luz de lo eterno y en nuestros pasos la seguridad del horizonte que viene
No te pido conocer el futuro sé que te pertenece pero da a mi presente el color de la búsqueda y al alma el aliento para respirar cada día directamente de los tanques de tu vida porque de ti venimos y hacia ti vamos —esta dialéctica ha de redimirnos de la desesperación
Que la vida nos falte al respeto que nos reproche la mediocridad para amarla de tiempo completo como regalo tuyo
No nos dejes caer en los brazos del abismo
“…nos dijo: ‘que Dios los proteja’, y se fue. Pero Dios estaba ocupado”.
Aquí debajo de las nubes en este infierno potencial que nos acecha un Dios ocupado no es sino la muerte sus latigazos martillan la frente y la blasfemia puede no ser gratuita por la orfandad que se inflama en las venas cuando la vida se nos escapa en otros porque morimos con ellos y al ver sus ojos agonizantes los nuestros tiemblan al atreverse a brillar con el fulgor traicionero de la vida por eso la relación que entablamos con ella es tan ambigua: nos habita pero queremos verla siempre como enemiga
Día tras día nos envuelve tu amor, señor,
Oímos esa palabra de consuelo y paz
Rogando que presida todo lo que hacemos
A contracorriente de las olas del dolor que nos acosan.
Recordar las cosas idas, con la mirada puesta en Dios
Abierto el corazón para recibir la gracia
Que llega siempre de lo alto
Una y vasta por su origen amoroso.
En ella depositamos cuanto somos y seremos Lentamente en el camino de la fe, la vida y la resurrección.
¿Quién es el otro
sino aquel que me mira con el hambre carcomiéndole la vida mientras su alma se consume sin que su boca nombre a Dios porque no puede verlo en mí?
¿Quién es el otro sino ese ser acribillado por el pecado institucional que comparto con una sonrisa cómplice?
No puedo verlo a la cara pues mi bolsillo se niega a perder peso
No puedo hablarle de Dios porque mi estómago está henchido y el suyo suspira por la seguridad de un mantel colocado en una casa iluminada
Por eso es más fácil preguntar por la identidad del prójimo que serlo
Por eso es más fácil huir sin que la vergüenza se pose en las mejillas del que dice poseer su ración de esperanza
Si he de ser prójimo de quien grita su desnudez en cualquier esquina tengo que bañarme en las aguas del amor tengo que bautizarme en la fuente fría de la solidaridad para que despierte mi alma
IV
Oraciones heterodoxas
Las preguntas que abriga el corazón deberían estar con mayor frecuencia en los labios para que al recibirlas nos aclares las sombras del ser de la existencia: somos humanos y nuestra reducida memoria no recuerda que respondiste todas las preguntas —antes de que nacieran— en la cruz
Un verso de Milosz (Me preguntas, cómo rezar a alguien que no existe)1* me recordó
—lastimándome— la esterilidad de la oración mecánica
La charla contigo debiera ser una sucesión de silencios interrumpidos por pensamientos concretos por confesiones
1 * Czeslaw Milosz (1911-2004), poeta polaco de origen lituano, Premio Nobel en 1980. El verso pertenece al poema “Sobre la plegaria”, en Poemas. Traducción de Bárbara Stawicka. Barcelona, Tusquets, 1984, p. 125.
—de aquí para allá— pobladas de realidad y denuncias de nuestra propia inmundicia
Ayúdanos a escuchar tu voz dondequiera que la pronuncies
* Vestirnos con tu hijo es el único camino seguro hacia la nueva humanidad: nuestro destino es acunarla que fluya desde nuestra piel que se dispare en ondas de vida que invada a otros seres que ilumine la crónica oscuridad del mundo
Esta realidad que nos visita cuando nos aferramos a la roca de tu promesa es accesible sendero de fe inconcebible para el soberbio posible para el que reconoce su infra-humanidad
*
El círculo de soledad que nos rodea es un abismo caótico que ataca fieramente al corazón (salvavidas único luz que garantiza la salida de las sombras tiempo lineal que nos rescata: ¿cuántos nombres podemos darte?)
*
Libéranos del sopor de la vida angustiada de las pesadillas causadas por la noche poblada de ruidos de fantasmas que nacen en nuestra mente Tus brazos luminosos han de acunarnos para poder dormir con los ojos cerrados y los oídos y el corazón abiertos para escuchar tu voz ansiosa que venga a arrullarnos en paz
*
Que odiemos odiar que aprendamos tu lección que sigamos a tu Hijo que naveguemos en el amor que rechacemos todo soborno que aceptemos nuestra dignidad que recobremos nuestro nombre que asesinemos al odio que el amor nos visite que viva en nuestros huesos que aprehendamos la eternidad que recordemos tu justicia que te pensemos como eres
Que recibamos tu voz y recorra nuestra sangre
*
Tu palabra multiforme / extraña que nos visita en la alienación cotidiana es el único lenguaje digno de existir
Las frases entrecortadas que surgen del labio marchito manchan las cosas que nombran y así
el humo nos impide percibir la realidad transparente
Deletrear tus vocablos es ascender por la escalera que lleva al origen
—centro y patria del ser
tú que no habitas casa entre los hombres fortalece la mía la que has construido con los ladrillos de tus obras de tus promesas que tu boca ha puesto en la memoria del corazón
Mi casa es la tierra y si he de abandonarla será para volver
Viene tu reino se anuncia en mi frente descubre mis pensamientos denuncia mi maldad abre mi corazón conmueve mis entrañas alegra mis manos acelera mis pies hacia la justicia
Viene tu reino manchando de luz a las tinieblas
Eres el alimento de la eternidad que nos reúne nos redime y nos eleva hasta tus brazos
Recordarte en tu carne y en tu sangre es hacer carne y sangre la esperanza que quiere recorrer nuestras venas es comprometerse con tu trabajo interminable de inyectar luz en las vidas opacas del prójimo que nos espera en cada esquina
*
Inventariar la vida / el ser delante de ti es sólo repetir la interminable letanía de errores / que nos forman
Inventariar lo recibido de tu mano / es perder la voz con la interminable lista de tus dones que nos llaman a hacer de la vida una palabra silenciosa de gratitud eterna / incrustada en nuestros días fugaces
No se va la vida: vienes tú y traes en los años el hálito indispensable para respirar en el abismo con el ser lleno de luz
Nos elevas sobre el tiempo y es difícil acostumbrarse a dormir con los ojos fijos en lo eterno
Tu mano ha de guiarnos más acá de la vida / más allá de la muerte
VSoneto de un instante místico
En este inmenso maternal vacío donde sacudes a mi ser con llanto quiero arropar la voz de mi quebranto para expresar aquello que es lo mío: la vaciedad del tiempo en que confío poder hablarte del dolor y encanto con que te afronto y después te canto sin meditar en el saber que espío
a ti te llamo siempre en la tormenta de soledad que me atosiga y creo que tu silencio grita y me atormenta
como la nada que me sigue y veo has de venir en la orfandad del sueño a renovar mi ansiedad mi dueño
Recordando a Rubem Alves y leyendo a David Escobar Galindo
Soneto impuro
qué te hace dios mi dios que quedo aquí vencido ante ti sin saber por qué he creído por qué he venido hasta ti y de rodillas queda mi piel amarga con su hiel enhiesta
qué te hace dios señor que no te aleja nunca del fiel sollozo a que mis labios llega qué fe te inventa cuando nadie inventa la soledad cercana cada día
oh dios mi dios que mueres todo el tiempo en una cruz abaratada por el tiempo que nos rodea y nos corrompe ahora
oh dios tu cruz no alcanza a darle nombre a la ansiedad que invade a nuestra alma ante la muerte que la acecha y mata
Perseverar para que el otro alcance
la orilla tantas veces deseada mientras el alma en el oscuro trance se sobrepone de enfrentar la nada
ir y venir hasta que todo avance con su porfía siempre deshojada muerte fugaz ya con su marca al calce que en su destino vive enamorada
ese rumor que viene del abismo ese furor que ahoga al optimismo no dicen bien lo que en el alma estalla
pues el vaivén del corazón no falla y al advertir este camino yermo con todo y vida desfallece enfermo
el idioma de Dios es el silencio un murmullo callado y sometido al clamor de la vida / adormecido en el nudo del tiempo: reverencio el sabor de la vida y el silencio misterioso me atrapa entre gemidos naturales / sesgados / desvaídos que se esmeran en ser porque potencio el rumor atrapado entre sollozos del marasmo vital apetecido para dar con su eterno y bien sabido objetivo de andar llenando ojos
ha de estar en el seno de las cosas provocándolas siempre con tus rosas
ajeno al porvenir en este instante
me atrevo a protestar contra los cielos ingratos en su afán por encontrarte vecino de la muerte y otros suelos apelo a las virtudes temporales que visten nuestro paso por la tierra frecuento los deseos más carnales y entrego mi destino a los umbrales:
bien sé que los lamentos no dan paga y siempre discurrir por estos rumbos escasas conclusiones proporcionan
más sé también que nulo es el recato con que el tiempo nos trata cada día incurro así feliz en desacato
Soneto de re / in / surrección
In memoriam Juvenal Ruiz Mota
Hoy la vida aterriza a ras de suelo e irradia su impacto bienhechor: de las sombras emerge el Bienamado, ya renace con todo su fulgor.
Es la Vida en persona la que viene a embriagar nuestro pecho de fervor: resucita el profeta galileo, el mañana se muestra sin rubor.
El sepulcro amanece derrotado y la muerte abandona su vigor.
La victoria proclama su llegada, toma el cuerpo de nuestro redentor y lo entrega dichoso, como prenda del futuro rotundo, arrollador.
Contando largos cuentos sobre las costumbres de la Gracia.
MArco AntonIo Montes de ocA las costumbres de la gracia son impredecibles: ahorcan al silencio condenatorio que frunce entrecejos cotidianos impide la avalancha de misticismos cuya misión enajenante encierra sueños prolonga los asombros del misterio encasillados por los templos asiste a los famélicos enfermos presas del pesimismo antinatural otorga canonjías obcecadas por instalarse en las conciencias en fin la gracia salva porque salva
Otro Adán
Yo conversaba con Dios.
Nací del polvo, y siempre supe que a él regresaría.
El misterio de la luz me sedujo.
Me fue dado nombrar, cosa por cosa, los seres de este mundo que crecía a mi alrededor, incomprensible.
Los animales, las plantas, todo me miraba con extrañeza debido a mi tarea de atraparlos a todos en una sola palabra. Nunca he podido decir la última. Todo vuelve a nacer cada día y se renueva. Y así me exige nombres: signos que digan, que anuncien las novedades del ser.
Un día que desperté, mi soledad palpó otro cuerpo, otra persona: había salido de mis huesos, de mi alma. Y tuve que nombrarla para poder vivir con ella.
Mi única defensa ante el mundo cambiante son los nombres. Con ellos detengo la veloz dinámica que habita en mí mismo. Soy parte de la vida multiforme que camina hacia su destino. La mano que la hizo no me abandona, me da la esperanza de cambiar con los mismos ojos de ayer.
No ignoro que la muerte se aproxima y, por eso, me integro con el cosmos sin dejar de ver su eternidad.
Apenas doy un paso, miro en silencio lo que nace y espera su bautismo para poder decir que existe sobre la faz de la tierra.
Acaso un día mi propio nombre sobreviva en este mundo: hijo de hombre.
Hijos del desarraigo nuestros pasos los conduce Caín por el sendero de la nada
portamos el signo de la orfandad en la frente y nada puede plantarnos en la tierra sólo el resabio y el resplandor de la inocencia perdida sólo el recuerdo de un paraíso que no nos vio nacer
el mundo crece en la mirada como un paisaje invertido cuyos colores invitan al desastre a la ruina latente que convocan nuestras ansias destructivas hermano mayor de la víctima primogénito del pecado con la pregunta de Dios en las entrañas:
¿cómo puedo saber dónde está mi hermano si yo mismo no sé de dónde vengo?
(East of Eden, Elia Kazan, 1955)
Bach
Basta con cerrar los ojos y abrir los oídos para empezar a compartir tu universo
Tu comprensión de lo divino se advierte en notas sembradas con la única seguridad digna de sentirse: la majestad de un Dios seductor cantada con prístina coherencia que nos invita a unirnos al coro de la creación
Abrir los ojos con tal certeza nos encamina a una adoración más plena
Haendel
No es difícil unirse a tu voz a tus ojos para ver el cielo abierto donde Él nos observa / activo sumergido en la tarea de cambiarnos en el empeño de trocar en acción ese deseo de alabarle y el mayor Aleluya que podemos dedicarle colmado de respeto y poesía es el que comienza en los hechos de cada corazón transformado
Calaverita de la Reforma
Detrás de Lutero vino un señor muy desabrido pues en vida fue y ha sido de apelativo Calvino.
Predestinado y fugado supo exponer la Palabra, nunca dijo “abracadabra” porque fue bien reformado.
Zwinglio se le anticipó en la vida y en la muerte. Fue también un hombre fuerte que la Pelona llevó.
Hoy 31 de octubre
Jalogüin es lo primero pa’despistados y ajenos, pero lo cierto se cubre:
¡la Reforma de Lutero!
Último día del año: esplendor agotado.
Atrás están sus compañeros sacrificados por el tiempo.
Ya no viven más y fueron vida verdadera.
El devenir no ofrece tregua y habla al oído sin estruendo.
Cada ser se constriñe y profundiza en el deseo: sigue el reloj marchando con ritmo inquebrantable.
Traspasar esa esquina es la tarea de siempre sin ánimo triunfal pero escondida fe preside todo y cierra una puerta del cronos para abrir la siguiente.
A expensas suyas va el corazón radiante a su destino cierto.
Viene el Espíritu a renovarlo todo con una paciencia inagotable viene a enredarse con la historia humana contradictoria y caprichosa donde el pecado hace de las suyas cotidianamente
Viene a invadir la vida de los seres oscuros con esa luz y ese fuego que saben iluminar y derretir la piedra del dolor la indiferencia / la desesperación
Viene el Espíritu a derramar calor en las gélidas estepas de la desolación de la injusticia como forma de vida del nihilismo anquilosado y yerto
Viene a vivificar lo que camina a la muerte sin saberlo y se solaza en sus mortíferas vivencias mientras la frágil vida avanza resiste a su manera y se levanta en busca de esperanza
Viene el Espíritu a manchar el mundo con su huella imperecedera y cierta
Nomemueve,miDios,para perderte el mundo que me das, por ya sabido, ni me mueve el valor de lo sentido para dejar, por eso, de quererte.
Tú me mueves, Señor, y al ofenderte ya atribulado, ahí, ya sometido, muéveme, así, el furor de lo vivido, muévenme tus anhelos y la suerte.
Llévanme hoy tus manos y la espera de saber que en el cielo hay un ara donde el encuentro fiel no se temiera:
una ocasión fugaz porque te quiera para gozar tu paz que, oh, desespera, porque aunque quiero más, ya te quisiera.
Desgarrarse las vestiduras al menos una vez en la vida y gritar de dolor siendo teológicamente incorrectos pero no —es imposible abandonar la pose del positivismo espiritual y arriesgar la protesta ante “los golpes del destino”
deben asimilarse los golpes de Dios y agradecerlos con los argumentos de siempre: voluntad perfecta / control total / sumisión indignante nos dicen que es la escuela de Job —no necesariamente porque su voz sigue resonando ante la bóveda del cielo protector y silenciosamente recorre los meandros de la conciencia religiosa
Dios da y quita / sea bendita su memoria / impone la mayoría en su visión afectada y deja de leer el resto de la tragedia verbalizada a más no poder
Todo acontece a trasluz de la eternidad, que siempre acecha.
*
Detrás de cada palabra asoma, incandescentemente, la Palabra, con su carga de tiempo detenido.
*
La eternidad amenaza con caer sobre quienes no son eternos. Insiste en redefinirlos en su sustancia.
*
El tiempo ausente se auto-fagocita al saberse imposible.
*
Amores idos, no eternos, los que se suceden en la lista infinita.
*
Creaciones ilusorias cuya pretensión de duración lastima continuamente.
* Rumbo fugaz asaeteado por eternidades marchitas.
* Se predestina al ser para dejar de ser.
Luz fría y somnolienta: fe que siempre parpadea.
Carcomido por el tiempo salvífico, el cielo se agosta y aletea.
(Algunas verdades teologales)
Cultiva el misterio que te acecha hazlo vibrar en ti / en tu andar / que sea capaz de iluminar oscuridades diurnas tenebrosas opacidades amenazantes / cultívalo en el silencio interior de la vida sola / sin alardes / sostenlo en vilo y déjalo caer sobre cada ser desprevenido / hazlo impactar en los pasos inconscientes que te definen / cultiva el misterio y aderézalo con lo que vives: blanco y negro / gris e iluminado / cultívalo en la desmesura y en el latido ausente / déjalo invadir continuamente todas las cosas
Tenemos
fe
pero en dosis nunca suficientes para cambiar el mundo
Esperamos la acción de lo alto movimientos celestiales que suplan nuestra inacción e indiferencia
Lo que está en nuestras manos —claro lo que podríamos hacer con un poco menos de indolencia que es mucha.
La fe que tenemos no alcanza —decía el poeta/profeta mayor para contemplar montañas en movimiento muertos que vuelven a la vida/ sociedades transformadas y justas
No alcanza para lograr que la humanidad se afirme y consolide en una vida digna
Es tan poco pedir pero tan grande la ilusión ausente la bienamada utopía que nos visita en sueños
La poca fe que albergamos apenas alcanza para el día a día para irla pasando en medio del frío de la sal / de la lágrima cotidiana des-esperanzada a veces Y todavía corre el riesgo de escaparse —la muy ufana esa escasa fe que nos nutre y sostiene semilla ínfima de un árbol majestuoso cuya aparición quizá nunca veremos
In memoriam, FMS
La vida solitaria se desgaja y nos deja la pena y la alegría de lo compartido / el tiempo grávido desgrana memorias incólumes almacenadas en el corazón / vida y muerte se enredan en el laberinto de la fe que mira lentamente surgir la esperanza / hechos de sueños quedamos imborrables en el muro de la existencia / de la historia / la negada inmortalidad no nos espanta pues ganamos la vida en otra forma de eternidad / y somos abrazados/as por quien refuta el tiempo implacable / viene y se va el aliento por los rumbos de Dios y la espera de verlo siempre continúa
Invadido por el efluvio de la fe el corazón se retuerce y busca la fuente de su acontecer inmediato
No vacila en avanzar por el mundo con el esfuerzo de mirar hacia adelante no trastabilla ante los golpes mortales aunque resiente las andanadas de la sombra Nubla la mirada el acontecer intervenido por el dolor y la ausencia
Se hace sentir el peso de la duda en el rincón más hondo y desciende la voz de la malicia para esconder el sueño de la dicha
Empero el sol en su constante epifanía renueva dichas elocuentes y vivas y acaece todo lo que levita en la conciencia
Otro Adviento
Otro Adviento esta vez aderezado con el soplo de la vida que se esfuerza por permanecer por gritar su persistencia su hálito de luz /
Otro Adviento para adherirse a promesas vitales a signos de esperanza que se engarcen cada día con la vida que lucha y no se deja vencer /
Otro Adviento que nazca en la mirada del niño anhelante de la niña creativa que esperan un presente alentador y sublime /
Otro Adviento de paz para superar las inquietudes acumuladas las que no se gritan y claman desde el silencio /
Otro Adviento que anuncie contra toda esperanza la venida del Viento de la Vida en plenitud para toda la creación
Ha invadido la cruz el ser divino: el Mesías la ocupa puntualmente. Paso a paso el dolor es una fuente de la cual brota todo lo genuino.
Se montó un juicio falso, sibilino, para armar todo así, violentamente. Acabar con las vidas de inocentes es deporte tiránico, asesino.
Asumir la tragedia acumulada es tarea de un Dios atribulado.
Escuchar a su Hijo, acompañarlo, mortifica a ese Dios ante la nada.
Esa cruz simboliza vida y muerte enlazadas, sin fin, en nudo fuerte.
Sentir que estás cerca, Padre, que tu mano levanta la esperanza de aquellos que en la debilidad pueden caer y levantarse con extrema lentitud.
Sentir que te aproximas en la fe recibida, compartida, y que se desdobla en quienes vienen hasta el punto del encuentro filial.
Sentir que el amor brota de ti y envuelve a los seres agobiados, flagelados por el clímax del dolor acumulado en el tiempo ido.
Sentir que te desplazas, Señor, en los intersticios de la amistad verdadera, probada en los hechos cotidianos ante el riesgo de marchitarse prematuramente.
Sentir que estás, ahí, agazapado, escondido en los pliegues de los hechos ignotos, en el abrazo furtivo, en la palabra fluida que hace vivir feliz.
Sentir que aminoras la ansiedad del desvalido, del aquejado por las sombras, por la maraña del miedo, por el furor de la tiniebla rampante.
Sentir que tu promesa se despliega anhelante por superar la desdicha, el clamor desesperado, el grito retorcido en la quimera nocturna.
Sentir que estás, que estarás completamente implicado en los destinos absurdos que se dan por perdidos y reverdecen sin falta.
La fe es una nostalgia intensa de los momentos fundadores del ser de la Palabra dicha desde las entrañas del silencio
la fe se opone a la muerte y grita su impotencia afirmando la vida que agoniza todos los días
Epílogo
PAtrIcIA gutIérrez-otero
Al final, Dios arriba, abajo, a la izquierda y un poquito, una nada, a la derecha. Dios adentro y Dios afuera, Dios mío y de todos. Dios teñido de carne, de rocas, de mar y de olores. Dios hombre, Dios Dios, Dios todo y Dios único. Alabado seas, murmura Leopoldo ante Jesús.
De aquí al cielo, ha titulado Leopoldo Cervantes-Ortiz a su poemario. ¿Dónde es aquí, dónde es el cielo? Ambos son dos lugares simbólicos necesarios para pensarnos y pensar la realidad. Aquí, es este ahora, este espacio del ser humano sobre una tierra en la que su vida transcurre. El cielo, como lo indica el poema “Sky or heaven?”, es ese lugar sin lugar que representa a Dios.
¿Se trata de dos lugares separados y sin contacto? No, porque el leitmotiv que recorre el libro es caro para el autor, la fe. Esa fe que en nosotros no es completa, no movemos montañas ni resucitamos muertos, pero basta para mantenernos en relación con un Dios inicio y fin a quien el autor, fiel a su agnosticismo, no quiere establecer como válido a través de pruebas de su existencia; la fe basta para decirnos que “la gracia salva porque salva”, exclama el poeta y el creyente, tratando de acallar al hombre que pregunta y al que se queja.
Oscilando entre momentos de alto lirismo espiritual en los que devela su propia manera de captar el misterio, con momentos de una necesidad de explicación racional y teológica, los poemas de De aquí al cielo muestran la ruda posibilidad de adherir y abrirse a Dios y a su Hijo por el Espíritu en un mundo secularizado.