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Fernando Yacamán Neri (CDMX, 1985) estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Cursó diplomados en creación literaria en la Escuela Dinámica de Escritores y en el INBAL. Ha publicado Ya quiero despertar (FOC, 2014), La pócima del diablo (Viernes Editores, 2015), y El cuerpo de la noche (Casa Editorial Abismos, 2017); destacan además La virgen del sado (2021) y Todos mis padres (2019), en Ediciones Periféricas [EP]. En 2021 obtuvo el Premio Nacional Juegos Florales del Centenario de Ramón López Velarde con la antología de cuentos El demonio que nos habita, publicada también en EP en 2022.

[Entrevista con Fernando Yacamán, por Jánea Estrada, en páginas centrales]

SUPLEMENTO CULTURAL NO. 558 /// 23 DE ENERO DE 2023 /// AÑO 12 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN Fernando Yacamán. Foto de Yazmín Ortega Cortés.

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La Gualdra No.

Pepe Muñoz Bonilla, el Lic. José María Muñoz Bonilla, falleció el viernes 20 de enero de este 2023. Nos enteramos de la noticia y la confirmamos cuando leímos un mensaje que el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Diego Prieto, publicó en redes sociales: “Con profundo dolor me entero de la muerte de José Muñoz Bonilla. Entrañable amigo y excelente funcionario. En el INAH destacó siempre por su generosidad, profesionalismo y entrega apasionada a la tarea institucional. El INAH pierde a uno de sus mejores cuadros, Zacatecas a uno de sus mejores hombres, y México a un incansable defensor del patrimonio cultural. Hasta siempre”, en ese mismo tono los mensajes de condolencias comenzaron a proliferar con rapidez porque Pepe, como le llamábamos con afecto, fue no solo un funcionario ejemplar de cuya trayectoria damos cuenta en esta edición, sino que fue un zacatecano que amaba profundamente a su tierra e hizo lo posible para que su patrimonio cultural fuera conservado.

Hablar de este gran esfuerzo que se ha realizado para que nuestro patrimonio cultural se preserve nos remite a personajes como Federico Sescosse, Eugenio del Hoyo y Genaro Borrego Suárez del Real, los fundadores de la Sociedad de Amigos de Zacatecas a mediados del siglo pasado, una organización social que tenía la encomienda de defender el patrimonio zacatecano y cuyas acciones dieron como resultado que la ciudad empezara a recobrar el esplendor perdido a causa del paso del tiempo, la ausencia de políticas públicas y por descuido de los ciudadanos e instituciones. Muchas fueron las acciones realizadas por este grupo y a ellos le sucedieron personajes como el Arq. Héctor Castanedo Quirarte -fallecido en mayo del 2022-, que desde el ámbito institucional dio continuidad al afán de que el patrimonio cultural de Zacatecas fuera no solo defendido, sino preservado y conservado con lineamientos que privilegiaran el orden y el respeto; otro de esos personajes que destacaron en este sentido, fue, sin duda, Pepe Muñoz Bonilla, quien se desempeñó hasta sus últimos días como director del Centro INAH Zacatecas.

El 19 de octubre pasado, convocó a un grupo de ciudadanos que estuvieran interesados en aliarse al objetivo de seguir defendiendo el patrimonio cultural de nuestra ciudad, ante la problemática que presenta debido a los procesos de gentri-

ficación, y también hay que decirlo, a la falta de orden que prevalece sobre todo en el centro histórico, que obtuvo el nombramiento por parte de la UNESCO como Patrimonio Mundial en 1993. En esa reunión, el Lic. Muñoz afirmaba que teníamos que unirnos todos -instituciones y sociedad civil- no solo para celebrar los 30 años de la inscripción de Zacatecas a la lista de ciudades patrimonio, sino para que este nombramiento no se perdiera.

Él fue vecino del centro de Zacatecas, y por lo mismo sabía del enorme reto que representa enfrentar los problemas cotidianos de una ciudad cuya vocación cultural parece irse diluyendo ante los embates sistemáticos de intereses, cuya voracidad es tal, que pugnan todos los días por cambiar el uso de suelo de sus edificios, en detrimento no solo del paisaje, sino de su habitabilidad armoniosa. Tanto quería a Zacatecas, que había decidido regresar para hacer un proyecto integral para rescatar el centro histórico. “Rescatar” fue una palabra que usaba con frecuencia, porque sabía del peligro que existe de que el trabajo realizado durante años por otros zacatecanos a favor de nuestro acervo patrimonial se vaya por la borda.

En noviembre lo vimos en el Museo Rafael Coronel y hablábamos con entusiasmo de los proyectos por venir; él nos compartía que los trabajos realizados por el INAH para restaurar 23 mil exvotos del Santuario de Plateros, en Fresnillo, su tierra, continuaban; y que el “Coloquio internacional, itinerarios culturales: Camino Real de Tierra Adentro” estaba por celebrarse del 16 al 18 de ese mes. El coloquio se llevó a cabo con éxito, y vimos a Pepe más que satisfecho por la participación de especialistas de varias partes del mundo que vinieron a Zacatecas, gracias a su convocatoria, para compartir sus conocimientos, experiencias y perspectivas.

Fue en la clausura cuando lo vimos por última vez; después de eso le sobrevino la enfermedad con la que había luchado durante mucho tiempo y ya no pudo recuperarse. “¿Qué haremos ahora?”, preguntaba un amigo con relación a los planes que teníamos con él. Seguir su ejemplo, fue la respuesta unánime. Que así sea.

Enviamos desde aquí nuestras condolencias a su familia, a sus amigos, a todos sus colaboradores en el Centro INAH. Que descanse en paz, Pepe Muñoz.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Contenido

Marguerite Yourcenar o la pasión humana vuelta lucidez universal Por Sigifredo Esquivel Marin

El demonio que nos habita de Fernando Yacamán Por Jánea Estrada Lazarín

Flashback Por Mariana Flores

Théodore Géricault Pasión por el detalle… Por Álvaro Luis López Limón

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Tenéis que venir a verla, de Jonás Trueba El cine sin saturar Por Carlos Belmonte Grey

Aftersun, de Charlotte Wells Por Adolfo Nuñez J. José María Muñoz Bonilla (1957-2023) In memoriam Por La Gualdra

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com

Andrade Diseño Editorial

2 LA GUALDRA NO. 558 /// 23 DE ENERO DE 2023 /// AÑO 12
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores. Carmen Lira Saade Dir. General Sandra Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
Editorial
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Marguerite Yourcenar o la pasión humana vuelta lucidez universal

6 Por Sigifredo Esquivel Marín

Filosofía

En la década de los noventa, siendo adolescente, asistía al taller literario de Daniel Sada. Aún recuerdo el brillo de sus ojos inquisitivos cuando habló con pasión de “una gran novela, una obra excepcional”, Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar (Editorial Sudamericana, 1983). En cuanto pude leí el pequeño librito en una versión de bolsillo en la traducción de Cortázar. Verdaderamente todo estaba ahí: arte, pensamiento, reflexión profunda sobre el hombre, maestría de estilo. Claro está, dichas elucubraciones me llevaron años de lectura, aún creo estar releyendo la obra encontrando cosas nuevas.

Es una novela histórica que reconstruye el universo cultural y axiológico del imperio romano bajo la mirilla de un hombre que une varias contradicciones flagrantes: ser el hombre más poderoso del imperio más grande y ser filósofo herido de finitud, muerte y melancolía por su condición mortal. En el recogimiento interno y la soledad, Adriano reflexiona sobre el mundo y el hombre. Una novela histórica paradigmática.

El pensamiento helenista romano decadente sirve de pretexto para efectuar una elucidación profunda del ser humano. No importa si el retrato del emperador esbozado corresponde “realmente al ser de carne y hueso”, bien sabemos que toda rememoración del pasado es una lectura en y desde el presente. Lo relevante es que la escritora nacida en Bruselas en 1903 recrea un personaje profundamente humano

que nos transporta al corazón del imperio en decadencia.

Luego he leído un poco de aquí y de allá en su obra, de forma asistemática. Tengo presente otra obra maestra que me encanta Cuentos orientales (México, UNAM, 2008), narrativa exquisita elíptica que expresa el espíritu de Oriente. Comparto su entusiasmo e interés por las tradiciones orientales filosóficas, en particular, el budismo, taoísmo y tantrismo. Igual que en Borges –a quien la escritora admiraba profundamente– el pensamiento oriental sintetiza motivo y trama intelectual para crear universos imaginarios con una densidad metafísica profunda y, al mismo tiempo, transparente.

Encuentro un parangón natural entre Borges y Yourcenar, ambos son grandes escritores pensadores, sus obras trascienden la anécdota o el estilo preciosista para convertirse en auténticas obras de arte que reflexionan sobre los confines de la humana condición, la libertad, el tiempo, el destino; empero, por mucho que admire a Borges, lo cual es sin reserva alguna, en favor de la primera mujer de la Academia Francesa, considero que los personajes de Yourcenar tienen una singularidad absolutamente irreductible perfectamente lograda que se confronta con el destino ciego y aciago.

Sus poemas y aforismos me parecen de una lucidez resplandeciente, límpida y luminosa, entre la melancolía de Cioran y el vitalismo solar de Saint-John Perse. Sus Ensayos (México, DeBolsillo, 2018) se inscriben en la tradición fran-

cesa de Montaigne, Voltaire y Camus, la grandeza de su estilo no eclipsa el tratamiento riguroso y claro. Al respecto se puede citar el ensayo titulado “El tiempo, gran escultor” donde reflexiona sobre el paso y modelado del tiempo a partir de las estatuas y ruinas griegas que tanto amaba y frecuentaba. Considera que las modificaciones del tiempo, sus heridas y cicatrices son parte ya de las obras, es el tiempo, coautor de las obras, quien otorga una majestad sublime. E igual que en Borges, en Yourcenar también hay una calidad meridiana in-

cuestionable en todas sus obras.

Su trilogía autobiográfica, inconclusa, El laberinto del mundo (México, DeBolsillo, 2017), no es una obra donde el ego subjetivo narcisista se congratula y vanagloria de sí mismo, todo lo contrario, el micro-cosmos vital de la escritora está abierto al mundo. Ejercicio de despersonalización ejemplar, su autobiografía es una biografía de la época de cara a la condición humana sin más. Yourcenar es un clásico moderno cuya lucidez ilumina la noche oscura del nihilismo contemporáneo.

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Marguerite Yourcenar (1903-1987).

El demonio que nos habita de Fernando Yacamán

Literatura

Periféricas [EP]. En 2021 obtuvo el Premio Nacional Juegos Florales del Centenario de Ramón López Velarde con la antología de cuentos El demonio que nos habita, publicada también en EP en 2022.

Fue en 2021 cuando nos conocimos en Jerez durante el evento de la premiación de los Juegos Florales; ese día comenzamos a imaginar que el libro sería publicado, lo que ocurrió un año y medio después de aquel encuentro gracias a Ediciones Periféricas, su casa editorial, quien pacientemente aguardó a que los derechos de publicación de El demonio que nos habita fueran liberados por parte del municipio jerezano. Hoy, con un ejemplar en las manos, conversamos con su autor.

Jánea Estrada Lazarín: Fernando, me gustaría que nos comentaras cómo fue tu acercamiento a la literatura, cuéntanos cómo fue tu infancia y cómo es que decidiste ser escritor, cuáles fueron tus primeros pasos en el mundo de la escritura.

Fernando Yacamán: Desde mi niñez hasta el día de hoy he tenido la suerte de tener una aliada en mi escritura, mi abuela Rita. Mi vida la recuerdo desde los cuatro años y en mi memoria están las noches que se acostaba a mi lado, y yo le pedía que me contara un cuento. La escuchaba hasta que el sueño me vencía, pero hubo noches en que contándome alguna historia se quedó dormida, entonces la despertaba porque no podía dejarme con la historia incompleta. Una noche cambié las reglas del juego, yo le contaría cuentos para que ella se durmiera.

Desde niño mi abuela me enseñó a querer más la noche porque ilumina las historias. Desde niño empecé a escribir cuentos, aún conservo “Víctimas”, tres páginas que a mis siete años vi como mi primer libro. Era la historia de una familia donde todos mueren. Le pedí a mi abuela que mi escrito lo pasara a máquina de escri-

bir (ella estudió taquigrafía). Le indiqué los espacios que tenía que dejar en las páginas para los dibujos que yo haría. Uno de los regalos más bellos fue cuando mi abuela me dio mecanografiado mi texto. Le pedí dinero para ir a la papelería, saqué las copias que pude, las engrapé y se las vendí a mis amigos de la unidad habitacional en la que vivía. Unos no quieran comprar pero los obligué.

JEL: ¿Recuerdas cuáles fueron tus primeros libros leídos en la infancia? De no haber sido escritor, qué te hubiera gustado ser…

FY: Cuando me preguntaban qué quería ser de grande siempre mencioné escritor. Desde niño disfrutaba ese espacio de soledad y de libertad que te da la escritura. En ese momento no lo veía así, para mí escribir era un juego. En tercero de primaria tuve una amiga-novia, en las clases me sentaba al lado de ella en esos pupitres dobles de primaria de gobierno, las clases nos aburrían y nos la pasábamos haciendo historietas en conjunto. Desde siem-

pre el acto de escribir fue un escape. El primer libro que recuerdo que leí fue El Principito, nos lo dejó una maestra en segundo de primaria, no entendí todos los significados que tiene la historia, para mí fue un recorrido fantástico. Corazón: diario de un niño me lo regaló mi abuela porque fue el primer libro que leyó ella, recuerdo libros de Julio Verne adaptadas para niños. Me gustaba leer pero no fui un niño lector, lo que más disfrutaba era estar con los amigos vagando por el patio de la unidad.

JEL: Vivimos en un país de habitantes que leen poco… además de ser escritor te dedicas a la docencia ¿cómo ha sido tu experiencia en este ámbito? Desde tu punto de vista qué podríamos hacer para que las infancias lean más…

FY: He tenido la oportunidad de dar clases desde primaria hasta universidad. He aprendido de mis alumnos y de todos los grados. No soy experto, pero hablaré desde mi experiencia. Creo que el desinterés por la lectura

se debe a que en muchas familias no existe el hábito, ni el interés, o el conocimiento por la literatura. También pienso que el “sistema de lectura” en las escuelas no funciona por la selección de textos, por las dinámicas, y sobre todo por los profesores que imparten sus clases sin pasión. Por ejemplo, en primaria el estudio de la poesía se limita a aprenderse un poema para la kermés, para el día de la madre, para Benito Juárez. En las aulas se limitan a identificar rimas, a contar versos a poemas cursis y aburridos. Esos alumnos llegan a secundaria pensando que la poesía habla de amor, toda tiene rimas y versos y es aburrida, los entiendo perfectamente, yo pasé por lo mismo. El problema son los profesores que no tienen pasión por la materia, podría ser suficiente con seleccionar un libro que sea interesante para los alumnos, que el maestro lea bien en voz alta, porque leer bien hechiza. Lo aprendí a los 22 años ante esta escena, imagina: un grupo de 40 adolescentes, después de la clase de educación física, llegaron a mi clase, en primavera, un día antes de salir de vacaciones. Me sentí en medio de una jungla, lo que tenía planeado les valió madre, se me vino a la mente el cuento de “El abanderado” de Eusebio Ruvalcaba, lo busqué en internet y así logré captar su atención. Desde entonces tengo una selección de cuentos y textos dramáticos de emergencia, nunca fallan. La lectura tiene que ser intercalada con la del maestro para mantener un ritmo, se deben hacer preguntas que propicien el diálogo, el debate. Estoy convencido que es lo mejor que puedo hacer, porque disfrutamos el presente (no todos, pero sí la mayoría) y espero que en algunos se quedé algo más de estas experiencias.

JEL: Además de tu pasión por las letras, eres una persona muy interesada en las artes plásticas, en el teatro, en otras

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disciplinas artísticas… en una Fernando Yacamán Neri (CDMX, 1985) estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Aguascalientes. Cursó diplomados en creación literaria en la Escuela Dinámica de Escritores y en el INBAL. Ha publicado Ya quiero despertar (FOC, 2014), La pócima del diablo (Viernes Editores, 2015), y El cuerpo de la noche (Casa Editorial Abismos, 2017); destacan además La virgen del sado (2021) y Todos mis padres (2019), en Ediciones Fernando Yacamán. Foto de Yazmín Ortega Cortés.

época como la que nos ha tocado vivir, ¿qué papel podríamos conferirle al arte?

FY: Pienso que es una época decadente, violenta, absurda y que nos llevará a nuestro fin. Hace años pensaba que el arte podía ser una esperanza, ahora creo que es un aliento. Pienso en la película Noviembre, de Achero Maña, en el diálogo que el protagonista dice: “Quiero hacer teatro porque creo que puede ser un camino hacia el entendimiento y hacia la comprensión, me encantaría cambiar este puto mundo”; y al final de la película el protagonista ya de viejo afirma: “Hago teatro para que este puto mundo no me cambie”. Así pienso. Me interesan todas las artes porque en ellas descubro otros mundos que nutren mi manera de ver el mundo, y por supuesto, mis letras. Hay artistas con los que me he llegado obsesionar porque en ellos encuentro vasos comunicantes con mi manera de pensar, algunos de ellos son: David Wojnarowicz, Bas Jan Ader, Nahu Ollin, muchísimos artistas surrealistas, varios artistas plásticos mexicanos del siglo XX. El cine de Xavier Dolan, Jaime Humberto Hermosillo, Ripstein. El cine mexicano de oro me parece alucinante. Ignacio, mi compañero cósmico, se dedica al teatro y a la danza, entonces he podido acercarme a esta

disciplina desde otras perspectivas. Yo no escribo sin música, me encanta las posibilidades que tiene la electrónica, la desfachatez del punk, la fiesta de la cumbia. Podría seguir con más referencias que me apasionan…

JEL: Cuando leí El demonio que nos habita, en plena pandemia, me soprendió la musicalidad de esa serie de cuentos tan extarordinarios; de hecho, y ahora que lo mencionas, puse unas cumbias para disfrutar más la lectura. Coincido contigo cuando dices sobre este libro que “es una celebración a la sexualidad”; recuerdo ahora cuando en el cuento “Orilla del sueño” el demonio se le metía a Bernardo y buscaba a su compadre para gozar y despertar triste otra vez al día siguiente… o la historia de Orión con su primo… historias llenas de una sensualidad potente y nostálgica. ¿Es este tu libro más reciente un tributo a la nostalgia también? ¿La Virgen del Alcantilado es un abrevadero para las soledades?

FY: Hace unos días tuve un sueño en el que escuché la frase “una infinita melancolía”. Al despertar absurdamente sentí esa “infinita melancolía” por lo que todavía está, por lo que tengo y que en algún momento se acabará. Creo que en mis cuentos podría estar la melancolía y la nostalgia en el senti-

do que los personajes desean regresar a los encuentros que fueron trascedentes en su historia, pienso sobre todo en los sexuales, porque en este libro el sexo está unido con el cosmos, con imágenes relacionadas con fenómenos naturales, como los huracanes y las tormentas. Estos encuentros marcan a los personajes, algunos buscan repetir el momento cumbre de sus relaciones, por ejemplo, la virgen del acantilado al no poder hacerlo, al no poder seguir con su amada, se suicida. La virgen del acantilado podría ser un abrevadero para las soledades, en el sentido que los hombres le rezan para recuperar a un amor “prohibido”. En mi narrativa he creado a dos vírgenes, la del sado y la del acantilado. Hay imágenes religiosas que llaman poderosamente mi atención, independientemente de mi pensamiento, en el que creo que la iglesia, la religión ha sido y es la causa de ignorancia, de hechos violentos y de miles de muertes inocentes. A la virgen del sado se encomiendan los hombres que buscan el placer sexual en el dolor, en el sometimiento. A la virgen del acantilado le rezan los hombres que desean reconquistar un amor prohibido. Mis vírgenes son la antítesis de las que existen, porque es mi manera de ir en contra de un sistema corrupto como lo es la iglesia. Además que me pare-

cen personajes poderosos, irónicos, y únicos que espero queden grabados en el lector.

JEL: Este libro resultó ganador en los Juegos Florales Ramón López Velarde, en Jerez, Zacatecas, el año en que conmemoramos el centenario de su fallecimiento. Jerez es la ciudad en la que nació el poeta, pero entre otras cosas es el lugar en donde todavía los charros andan a caballo… un libro de literatura gay, con tanta calidad como el tuyo, premiado en una ciudad en donde los machismos suelen ser exacerbados de cuando en cuando, se convirtió en un remanso de frescura en donde abrevan las libertades. ¿Qué significó para ti recibir este premio?

FY: Un triunfo. Que la voz de la diversidad siga resonando en donde la heteronorma y el machismo aún persiste. Admiro la poética de Ramón López Velarde, es imprescindible en la literatura mexicana, me da orgullo que su nombre de alguna manera quedará grabado en este libro. Recibir el premio en Jerez fue una experiencia que no olvidaré, la ciudad es bellísima, la ceremonia fue en el increíble teatro Hinojosa, me dio mucho orgullo hablar ahí, justo expuse la emoción que sentí de haber ganado el premio, con este libro que expone cuentos homoeróticos. Es ningún momento pretendo aleccionar, pero en nuestra enferma sociedad es necesario exponer estos temas, visibilizar la diversidad en las artes. En México hay mucho trabajo que hacer respecto al respeto a la diversidad de pensamientos y manifestaciones e identidades. Fue fascinante salir del teatro y efectivamente ver los charros en caballo después de haber ganado con un libro de literatura gay. No olvidaré esa experiencia.

Literatura

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El demonio que nos habita, de Fernando Yacamán, cuyas historias, de acuerdo con las palabras de Élmer Mendoza incluidas como texto introductorio, “No son historias inocentes, o piezas cuyo objetivo estilístico sea impresionar. Nada. Están cargadas de vida, desde una visión realista, hasta fantástica, pasando por el sentido surrealista, el bizarro y un definido aspecto joyceano que sube la calidad de este conjunto de nueve cuentos desarrollados en un pueblo costero…”. Este libro, así como La virgen del sado y Todos mis padres, pueden ser adquiridos en línea en la página de Ediciones Periféricas: https://edicionesperifericas.com/product/el-demonio-que-nos-habita/

Río de Palabras Arte

Letreros neón. “Si no puedes cumplir con sus expectativas, cumple las tuyas. Flashback”.

Hoy, salir a la calle, al cine, a la escuela, a caminar o a trabajar es peculiar. Casi todas las personas están tomando fotos de lo que comen, de lo que ven, de lo que escuchan, de los viajes, de conciertos y de personas que no conocen (¿?).

“Deja de añorarlo. Revívelo en tres pasos”. Flashes por todos lados, cada vez es más difícil entablar una conversación, mirar a los ojos o susurrar al oído. Más veces de las que nos gustaría admitir logramos salir de la cama en las mañanas ante la promesa de la imagen que podremos capturar en el desayuno, en el espejo del baño, o en la calle. Una epidemia de nostalgia y melancolías autoprovocada nos inunda. Ya no se sabe qué es la novedad o lo inesperado, y las sorpresas dejaron de asombrarnos.

¿Qué es ese rayo de luz? Lo que empezó como una posibilidad para usar solo en un momento extremo, se volvió la obsesión de todo el mundo. Nadie estaba aquí, todas las personas viajaban a sus momentos favoritos, “la felicidad a un flash de distancia”.

Al principio se utilizó este procedimiento para acceder al conocimiento y a los datos que como humanidad ya habíamos acumulado: fórmulas para vacunas, información del ADN, combinaciones químicas para purificar el agua. Y luego, se recuperó el método del flash para volvernos a anclar a un mundo sin certezas y sin fe en el futuro. Entonces, la posibilidad de revivir el pasado nos mantiene con vida.

Flashback Théodore Géricault

“Tu felicidad es la que importa, no pidas permiso. Flashback”

La única condición es que tengas una foto del momento al que quieres viajar: un paisaje, un retrato de un ser querido, tu comida favorita, mascotas que ya no están aquí…Los efectos secundarios son importantes, pero mínimos comparados con la experiencia: mareos; una “ligera” sensación de sentirse fuera de lugar; “incomodidad emocional”, es decir, ansiedad, episodios depresivos, irritabilidad e insomnio. Todo

depende de la frecuencia con que se efectúan los viajes. El primero es gratis, luego, puedes adquirir el paquete de viajes ilimitados por mes a tan solo 52 dólares. Hay paquetes familiares.

“El duelo NO es una etapa necesaria, pasa al siguiente nivel en 7 minutos. Flashback” Tomas tu dispositivo, buscas la foto o video de aquel momento añorado, seleccionas y ¡flash!, de acuerdo con tus posibilidades económicas, puedes estar 7 minutos o más en el episodio favorito de tu vida, volver a vivirlo y a sentirlo.

Nota: Es indispensable que la foto que utilices sea de tu autoría. No insistas, no atendemos quejas sobre viajes con fotos que no fueron tomadas con nuestra aplicación.

Instrucciones:

1. Abre la aplicación y selecciona la foto del momento de tu preferencia. Recuerda, la foto que selecciones debe ser tomada con flashback para que funcione.

2. Aprieta el botón azul, con el celular frente a tu rostro. Si no sale el flash intenta de nuevo.

3. ¡Y listo! En tu momento favorito, durante 7 minutos, ¡pasa al nivel premium para que sean 10!

La persona que sea sorprendida utilizando fotos ajenas, será bloqueada de nuestro servicio. No te limites, accede a nuestra galería de fotos con momentos que hemos preparado especialmente para ti. Pregunta por nuestra membresía Golden.

*@LaMayaFlores es guionista, socióloga e investigadora.

Pasión por el detalle…

Jean-Louis André Théodore Géricault (1791-1824), hurgó en los abismos de la humanidad para mostrarnos almas y expresiones de seres absortos en sus delirios, acto estético que exhibe la pasión por el detalle. Por encargo de EtienneJean Georget, Géricault pinta en 1821 quince cuadros de monomaniacos internados en la Salpêtrière, de ellos quedaron cinco. Imaginemos a Géricault deambulando por esos senderos cenagosos, con paso lento y rumbo al manicomio, transportando todo tipo de cosas y herramientas, para pintar in situ a estos seres a los que –más allá de las formas de su rostro– retrata sus pertenencias, que una cofia, una medalla, una muleta, un gorro, etc. Sí, al otorgarles voz, permite que aflore lo escondido ahí, –bajo doble llave– en el tenebroso subsuelo del alma. Estamos frente al cuadro de la llamada Hiena de Salpêtrière.

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Tal parece que, al asomarnos por el recuadro de una ventana se nos presenta, apareciéndose sorpresivamente como espectro, una mujer madura, pero no muy mayor de edad, aunque la severidad de su rostro la avejenta. Nos mira sin mirar, que no ve a nadie, no mira, ni siquiera a quien la está dibujando, tal parece que su mirada se ha posado más allá del horizonte, en algún no-lugar. En humilde indumentaria, cubre con una cofia blanca su cabello gris y alborotado. Su cuerpo parece estar envuelto en una manta verde, que –a su vez– envuelve el fondo. La mirada aviesa, la tez verdusca, los ojos como rescoldos, sus orlas inflamadas y sanguinolentas. Sus labios apretados parecen reprimir un lamento; su nariz hinchada revela incomodidad; el ceño fruncido y sus ralas cejas grises enmarcan unos ojos enrojecidos y vidriosos, párpados húmedos y mirada dura. Mientras una lágrima, apenas perceptible y a punto

de caer, revela algo, un cierto malestar o quizá el anhelo fijo de una obsesión, impotencia o inexpresable locura. Esta pintura nos habla desde lo más hondo del alma humana y, al igual que esta mujer, inspira tanto compasión como miedo.

En fin, existe un lugar, un punto del orden de lo inconmensurable, de la locura, del sin-sentido que el arte bordea y delimita, espacio en el que adviene la creación. La escritura poética, la obra de arte, la música, el teatro, quizás dan soporte al analista, en la construcción de una interpretación –siempre limitada– en la que asoma como resonancia aquello que no puede ser dicho. Digámoslo, hemos aprendido del arte a crear lugares para que el acto subjetivo se exprese, para que el discurso se despliegue como borde de aquello que, como diría Lacan, no cesa de no escribirse y, sin embargo, se escribe en el síntoma.

consideradas con respecto a las enfermedades, a las leyes y a la religión . Barcelona: Imprenta Pablo Riera. • Freud, S. (1986): Obras Completas. Bs.As., Amorrortu editores S.A.

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Théodore Géricault. Monomanie del’ enví (Monomanía de la envidia-Celos neuroìticos). Musée des Beaux-Arts, Lyons Flashback. Foto de Mariana Flores Castillo.
Referencias
• Descuret, J.B.F.. (1857) : La medicina de las pasiones o las pasiones

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Tenéis que venir a verla, de Jonás Trueba

El cine sin saturar

Cine

Yqué pasa cuando los amigos de años se mudan fuera del barrio o de la ciudad, cuando deciden irse a vivir a las afueras de la ciudad y dejar el centro, cuando para visitarlos se necesita de coches y citas y ya no es suficiente con caminar un par de cuadras o simplemente darse un mensaje y juntarse en el café de la esquina en un minuto. O bien, parece que ahora entre los jóvenes y no tan jóvenes existe el orgullo de sentirse ciudadanos del mundo y tener amigos por todo el mundo, pero no conocer siquiera el nombre de los vecinos de casa o departamento. Urbanismo y sociabilidad parecen ser los meollos de la nueva película de Jonás Trueba, Tenéis que venir a verla (2022).

Pero no, no son esos los temas centrales, son tan solo “falsos amigos o falsa premisa”, es decir, temas o imágenes que aparecen para enrollar la narración. En realidad, la forma de la película nos lleva a otro terreno, al de la velocidad de nuestra vida cotidiana.

Premiada en el Festival Cinelatino de Toulouse en el 2022 como mejor director, la cinta fue presentada en el cine Utopia de Aviñón con el apoyo de la asociación Contraluz en presencia de Trueba este 11 de enero y ahí pudimos charlar con el joven (de la edad de quien esto escribe) director.

Tenéis que venir a verla comienza con cuatro planos de cuadros cerra-

dos sobre los rostros de los cuatro personajes escuchando a un pianista tocar, sin movimiento de cámara se pasa de uno a otro por más de un minuto, duran en total unos 7 minutos antes de que se abra la primera toma al conjunto. Luego, los cuatro son mostrados en grupo sentados alrededor de una mesa con cuatro copas de vino. Apenas si hay diálogos: visitarse más seguido, embarazos, pagar la cuenta. Fin de la escena y largo plano secuencia de caminata sobre Madrid hasta volver al departamento de los que viven ahí.

Estelarizada por Itsaso Arana, Irene Escolar, Vito Sanz y Francesco Carril, la película da la sensación de limpieza, de pulcritud, de propiedad o, como comentó Trueba, de “transparencia, la idea de hacer las cosas de una manera lo más honesta y directa posible. Me gusta esa idea de que las cosas sean transparentes, como somos las personas y los actores. Filmar las cosas con cariño y cuidado”.

Es una película intuitiva, que no busca ser intelectualizada, sino que su estructura se buscó para llevar las sensaciones hacía la escucha y hacia un ritmo de parsimonia, esa primera escena, que también fue la primera filmada, era una entrada suave a la historia, señalaba Trueba mientras comíamos algún bocadillo.

Una película que lleva a los placeres simples: un vino, un paseo, un diálogo, las cosas esenciales y re-

cordar que el cine puede servir para serenar y no acelerar ni saturar más nuestras vidas de actividades.

Por eso, hay pocos elementos en la escena, hay pocas acciones, hay pocos diálogos. Ese paseíto en el campo, por ejemplo, no es más que una pequeña caminata de unos cuantos metros en un terreno al lado de la carretera y cercado por las rejas de las vías del tren, nada que ver con campos bucólicos, pero

Jonás Trueba

es una caminata en el verdor de lo más simple.

Una película que se empezó a filmar en diciembre del 2020, unos 3 días se paró, y luego en verano del 2021 otros días, en total 8 días. Un costo de apenas 250 mil euros y un año de trabajo. Fue una película que Trueba la sintió en el confinamiento y la hizo rápido para no perder la emoción de ese primer sentimiento. Las cosas simples.

Jonás Trueba nació en Madrid en 1981. “Ha escrito y dirigido los largometrajes Todas las canciones hablan de mí (2010), por el que fue nominado al Goya al Mejor Director Novel, Los ilusos (2013), Los exiliados románticos (2015) y La reconquista (2016). Ha dirigido el mediometraje Miniaturas (2011) y ha sido coguionista de las películas Más pena que Gloria (2000) y Vete de mí (2005), ambas dirigidas por Víctor García León, y de El baile de la Victoria (2009), dirigida por Fernando Trueba, por la que fue nominado al Goya al Mejor Guion Adaptado. Ha realizado videoclips como Arcadia en flor, de Rafael Berrio; Oda al amor efímero , de Tulsa; La gran broma final, de Nacho Vegas o Balada Baladí, de El Hijo. En 2019 presenta La virgen de agosto, premio FIPRESCI en Karlovy Vary […] Es autor del libro Las ilusiones (editorial Periférica), del blog El viento sopla donde quiere (2010-2014) y ha prologado, entre otras, la edición española del guion de Ingmar Bergman, Persona (Nórdica Libros, 2010)".

[Información de Atalante Cinema. https://atalantecinema.com/director/jonas-trueba/]

23 DE ENERO DE 2023 7

Cine

Aftersun, de Charlotte Wells

En una de las últimas escenas de Aftersun (2022), el extraordinario debut de Charlotte Wells, la cámara se posa sobre una fotografía tomada con una cámara instantánea, que lentamente va revelando su imagen: dentro de ella se encuentran un padre y una hija sonriendo. Dicha imagen es el registro de un momento en el tiempo en el que los dos estuvieron juntos. Lo que ambos sintieron en ese preciso instante es un misterio que permanece oculto.

La cinta, ambientada a finales de los 90, narra las vacaciones que Sophie (Frankie Corio), de 11 años, pasó con su padre Calum (Paul Mescal), de 30, en un decadente centro turístico en Turquía. Queda claro que ambos no se han visto desde hace tiempo y parece que en realidad no se conocen mucho.

Ella vive con su madre en Glasgow, mientras que él reside en Londres en donde, según cuenta (con cierta indiferencia) está tratando de emprender un negocio. A pesar de la distancia, es notorio que entre padre e hija existe un afecto genuino y sincero. Pese a ciertos roces e incomodidades, ambos tratan de disfrutar el tiempo que tienen juntos de la mejor manera posible.

La historia, de rasgos claramente autobiográficos, toma lugar en situaciones comunes y sin aparente importancia, pero que trascienden por su naturalidad, su cuidado al detalle y por una honestidad dolorosa e insólita en el cine actual. Momentos tan sencillos y cotidianos como una partida de billar, un paseo en lancha, una cena, o un baile con Under Pressure de fondo, son resignificados bajo el lente de Wells.

Estas escenas se funden a su vez con grabaciones en video de las experiencias compartidas entre los dos, que son revisadas por una Sophie ya adulta (Celia Rowlson-Hall), quien mira estos videos caseros una y otra vez para tratar de entender a esa persona que fue su padre. Y es ahí, en esa búsqueda dentro de la memoria, donde se percibe un breve gesto, un silencio o una mirada hacia el vacío que se alarga por minutos, algo que da breves indicios del profundo dolor que experimentaba Calum y que nunca mostró frente a su hija.

Wells moldea una narrativa sensorial centrada en las relaciones paternofiliales, que bien podría caer en manipulaciones del cine intimista, pero que alcanza altos niveles emocionales

gracias a la maestría y sensibilidad manejada por la directora. Existen infinidad de cintas sobre relaciones padre-hija, pero aquí hay un grado de intimidad y una sutileza realmente peculiar y distintiva. Aftersun es una película que utiliza recursos bastante recurrentes, pero que logra eludir la complacencia y el lugar común. Es un imponente ejercicio de empatía y percepción, un retrato íntegro y afectivo sobre la incapacidad

de entender las emociones propias y las ajenas. Es también una dolorosa reflexión sobre el modo en el que las personas nos aferramos de manera incesante a nuestros recuerdos, a fragmentos de lo que fue y a imágenes de lo que pudo haber sido. Sophie busca a su padre entre las intermitencias de su pasado, en medio de un baile que no termina, porque al final solo en la memoria podemos encontrar aquello que amamos y perdimos.

José María Muñoz Bonilla (1957-2023) In memoriam

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In memoriam

José María Muñoz Bonilla, nacido en Fresnillo, Zacatecas en 1957, falleció el pasado 20 de enero en la ciudad de Zacatecas, esta tierra que tanto amó y por cuyo patrimonio cultural veló hasta el final de sus días. Presentamos aquí una breve reseña de las actividades profesionales que desempeñó a lo largo de su vida:

Se desempeñó como servidor público por más de treinta años en diferentes dependencias de la administración pública federal, lo que le permitió conocer su funcionamiento y acumular experiencia en la gestión, negociación, concertación y conciliación tanto con actores sociales, como con los diferentes niveles de gobierno.

Colaboró en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, en donde fue en tres ocasiones Coordinador Nacional de Centros INAH y delegado en el estado de Zacatecas en dos diferentes periodos, cuando falleció fungía como tal. Fue asesor de la Dirección General y Director de Planeación, Evaluación y Coordinación de Proyectos de la Coordinación Nacional de Arqueología.

Fungió como Secretario Particular del primer Presidente del Consejo Na-

cional para la Cultura y las Artes, en donde también fue Director de Enlace del programa de descentralización.

En la Secretaría de Educación Pública, colaboró en la Subsecretaría de Planeación Educativa, en la Coordinación de Proyectos Estratégicos como responsable de proyectos especiales de apoyo a la Educación Media Superior.

Participó en las áreas de Desarrollo Social como Subdelegado de Servicios Sociales en la Delegación Política de Coyoacán y como Subgerente de Desarrollo Social de Petróleos Mexicanos. Se desempeñó también en la Secretaría de Relaciones Exteriores como Coordinador de Asesores de la Subsecretaría para Derechos Humanos y Democracia y como Secretario Particular del Director General para Asuntos Económicos Internacionales.

Fungió como Secretario Particular de la Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes y como Jefe de la Oficina de la Dirección General del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

En La Gualdra, nos unimos solidariamente a la pena que embarga a familiares y amigos por su sensible fallecimiento.

LA GUALDRA NO. 558 // 23 DE ENERO DE 2023 8
José María Muñoz Bonilla (1957-2023). Foto del INAH.

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