La Gualdra 124

Page 11

11 DE NOVIEMBRE DE 2013

Sueño con Gotan Por Edgar Khonde

[Leerse mientras se escucha: Comfortably numb / Pink Floyd]

Por Roberto Galaviz * Te escribo desde donde ya no estás Sin ti, todo me recuerda la inutilidad de cualquier cosa, de las palabras escuchadas, de los vocablos quietos y los minusválidos verbos de estos días pasados. Te escribo como protesta de no querer hacerlo, con la serenidad trémula de mi existencia, con el solsticio de tu voz y el encantamiento agitado de estas horas; te escribo. No se me ocurre una sola palabra para nombrarte, no me atrevo a tocarte con mis palabras por eso te escribo, por simulacro de venganza y por intentar una inútil caricia a destiempo -para disimular tu reflejo y envolver tu fuga-.

Henri Matisse. Ventana azul.

El picaporte Por Simitrio Quezada “Desborrar”, “desnegar” y “menos sin”

Es cierto que nuestra primera escuela del habla está en el hogar. Antes del inicio de nuestra educación formal, reflejamos los modos de expresarnos de nuestros padres, hermanos y abuelos. Aun así cobra bastante fuerza la segunda cátedra de nuestro vocabulario y forma de hablar: me refiero a los amigos de la infancia. De ellos aprendieron algunos conocidos míos expresiones absurdas como “desborrar” y “menos sin”. “Desborrar” es una curiosa palabra donde se implica una doble negación. Como aquél que decía que vino al mundo “sin nada” y “sin nada” se irá. Recuerden cómo el ingeniero Gómez Bolaños, ése que a través de la televisión ha influido y quizá sigue influyendo en la educación de muchos mexicanos, puso en boca de su personaje Chimoltrufia expresiones como “¿Para qué lo desniego?”. Ese hermoso monstruo llamado “desborrar”, difundido en muchas escuelas primarias, pegó tanto dentro de las aulas que algunos llegaron a pedir prestado el “desborrador”. Bendita infancia. Por otro lado, no siempre queda en los días de niñez la expresión “menos sin”. Redundancia rotunda, se hace más evidente cuando alguien pide en un comedero sus tacos “con todo menos sin cebolla” y “menos sin chile”. Repliquemos, juguetonamente: Plop y recontraplop. * Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

Sin embargo, me conformo con creer que he inmaculado tu nombre soy, aquí, -sin tiel antecedente de lo inefable de tus manos, la intuición de una despedida donde no tenemos lugar.

Río de palabras

Entró un comando y dijo: “somos el 15, tropa”; comenzaron a disparar. Yo no sabía dónde estaba ubicado, pero podía ver partes de la escena y escuchar tanto el mensaje como los disparos, un beat consuetudinario que me estremecía. Los tipos no iban encapuchados, aunque no vi los cuerpos ni la sangre notaba que los sujetos se acercaban y pateaban o volteaban bultos (supuse que eran cuerpos, pero no podía captar la forma de cuerpos). Puedo todavía describir cada rasgo no sólo de la voz de los sicarios sino las formas de sus rostros, su color, lo tupido o destupido de sus cejas, incluso las líneas de sus bocas. Estaba a punto de comprenderme en un sueño cuando sentí lo helado de una punta sobre mi nuca, volteé despacio, había perdido de vista a uno de ellos, el que me estaba ahora apuntando. Me di cuenta entonces que yo estaba en un cubículo del lado derecho de la pista programando la música, en ese momento también me percaté de que estábamos oyendo a Gotan Project. Nos vimos, me preguntó “¿Tú también?”, no supe qué contestar, aunque en mi cabeza hacía cálculos de cuánto le tomaría disparar y a mí cuánto me tomaría dejarme caer y luego derribarlo. Uno de sus secuaces le arrojó un móvil, éste lo cachó, el móvil sonaba, desperté. En cuanto desperté mi móvil sonaba, contesté con los ojos cerrados, dije bueno, acabé la llamada, mi computadora estaba sobre mi cama y sonaba en el random “La gloria”, de Gotan Project, y el libro junto a la compu, Pieza única de Milorad Pavic, estaba justamente vuelto boca abajo en la página 51 donde en el primer párrafo Pavic menciona Buddha Bar, también de la misma banda. Pensé entonces en Aleksa Klozevits, ¿del sueño de quién habré comprado 71 segundos?, y qué me habrá pedido Sandra a cambio de ello…

Poema a una mujer que voló conmigo el océano Atlántico


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.