La Gualdra 250

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 250 /// 13 DE JUNIO DE 2016 /// AÑO 6

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Armando Vega-Gil con Lemur. Foto cortesía de Botellita de Jerez.

Para celebrar nuestro quinto aniversario gualdreño, los invitamos a que asistan a la “Entrevista-charla-cotorreo”, con Armando Vega-Gil. Conversaremos con él sobre su trayectoria como escritor, de su carrera musical… de todo un poco. La cita es el jueves 23 de junio en La Cofradía, en la plazuela Miguel Auza, a las 19:00 Hrs. No olviden que al día siguiente, el 24, festejaremos con Botellita de Jerez en la misma plazuela. ¡Acompáñenos!


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LA GUALDRA NO. 250 /// 13 DE JUNIO DE 2016 /// AÑO 6

La Gualdra No. 250

Editorial

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stamos a sólo 11 días del concierto que hemos organizado –en coordinación con el programa Vive la Ciudad- para celebrar con todos ustedes nuestro quinto aniversario; desde el primer año hemos querido que el festejo gualdreño reúna a lectores y colaboradores porque juntos somos un equipo que ha hecho posible 250 números publicados y 5 años cumplidos de llevar a ustedes, todos los lunes, este proyecto editorial que nos llena de satisfacción y alegría. Estamos muy contentos porque nuestros festejos han sido muy especiales, hemos tenido el privilegio de contar con artistas a quienes admiramos mucho; usted recordará que el primer año tuvimos la presencia del ensamble Avant Folk en concierto y de Emanuel Márquez con la obra Fausto, un cuento del demonio; el segundo, nos acompañó Paté de Fua; el tercero, Real de Catorce; el año pasado Betsy Pecanins; y este año tendremos el concierto de Botellita de Jerez, la banda de rock mexicano que ha hecho del Guacarrock -música de gusto mexicano, humorístico, moderno, crítico y reflexivo- su bandera. La banda está integrada por Armando Vega-Gil; Francisko Barrios, el Mastuerzo; el Señor González; y Santiago Ojeda. A propósito de Armando Vega-Gil, les tenemos una sorpresa: un día antes del concierto, el jueves 23, a las 19:00 Hrs., tendremos una “entrevista-charla-cotorreo” con él, en La Cofradía, el lugar sede de los Foros de Libertad que organiza La Jornada Zacatecas, que además, también está celebrando su aniversario número 10. Les compartimos algunos datos biográficos de nuestro invitado (tomados de la Coordinación Nacional de Literatura de Bellas Artes): Vega-Gil nació en la Ciudad de México en 1955. Es narrador, músico, compositor, poeta y guionista. Pasante de la carrera de Antropología Social por la ENAH. Es uno de los fundadores del grupo de rock Botellita de Jerez; guionista del programa televisivo “El Güiri-Güiri”; colaborador del noticiero “Hoy por hoy” en XEW con el Palomazo informativo. Ha dirigido los cortometrajes Fuera de cuadro (con Roberto Sosa) y Alivio; los videoclips Lejos-cerca y Pollito;

y el videoarte Versiones. Ha publicado diversos artículos y textos en revistas y diarios como Dónde Ir, El Financiero, Eme-Equis, La Jornada, La Mosca, La Onda, La Revista, Los Universitarios, Milenio Semanal, Tierra Adentro, y Unomásuno. Becario de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para la difusión de obra literaria en el programa Artes por Todas Partes en 2001 y 2004. Premio Nacional de Cuento Benemérito de América 2001 convocado por la UABJO. Premio Internacional Goliardos de Ficción, Terror y Fantasía 2001. Premio Nacional de Poesía de los XIX Juegos Florales Universitarios 2001 convocados por la Universidad Autónoma de Campeche. Primer lugar en el Concurso de Guión para Cortometraje en el VI Festival Internacional Expresión en Corto 2003, Guanajuato. Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 2006, por Cuenta regresiva. Premio Alejandro Galindo a guión escrito para largometraje otorgado por la SOGEM, SEXCUEC y el FIDECINE 2008, sólo por mencionar algunos; además, en 2013, estuvo nominado al Ariel que otorga la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas de México por mejor corto animado. En esta “entrevista-charla-cotorreo” que tendremos con él, hablaremos de su prolífico trabajo literario; ha publicado 9 libros para niños, el más reciente es El enigma del hoyo en el pantalón; 6 novelas, entre las que destaca Fecha de caducidad, novela escrita a seis manos con Beatriz Rivas y Eileen Truax, editada por Alfaguara en 2015; tiene publicados además 7 libros de cuentos, 5 de poesía y 2 de sátira. De estas publicaciones estaremos hablando y él responderá a sus preguntas; Vega-Gil conversará con los asistentes sobre literatura, música, cine y política. Le garantizo que será muy divertido. Acompáñenos pues el jueves 23 en La Cofradía y el viernes 24 en la plazuela Miguel Auza. Lo invitamos a que celebre con la comunidad gualdreña estos primeros cinco años, su presencia es muy importante para nosotros. Que disfrute su lectura.

Contenido Carlos Fuentes inédito ¿Por qué se fueron a la guerrilla? Por Mauricio Flores

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Una escritura en espiral, con un centro intangible: Inmaculada tentación, de Gonzalo Lizardo Por Ramón Alvarado Ruiz

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El País (dos de dos) Por Marco Antonio Flores Zavala

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Glosas a La suave Patria y la exultación literaria: López Velarde, Eugenio del Hoyo y J. L. Borges Por Juan Antonio Caldera Rodríguez En casa la lección es López Velarde Por Edgar A. G. Encina Autores, tradición y personalidad en Ramón López Velarde Por Salvador Lira

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¿Que por qué me gustan los monitos? Por Carlos Flores La poesía contextualizada Por Eduardo Campech Miranda Desayuno en Tiffany’s, mon ku La gran seducción, en la televisión abierta Por Carlos Belmonte Grey

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Objetos inolvidables Por Magdalena Okhuysen

Notas al Margen Esperando a los progres Por José Agustín Solórzano

El Picaporte Por Simitrio Quezada Cables cruzados Por Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

8 9 11 12 Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Carlos Fuentes inédito

¿Por qué se fueron a la guerrilla? 6 Por Mauricio Flores*

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n acontecimiento editorial, literario y cultural de mediados de año. Se trata de la aparición en librerías de la novela Aquiles o El guerrillero y el asesino de Carlos Fuentes (1928-2012), que había permanecido cerca de veinte años inédita, y en redacción insistida por el propio autor. Manuscrito que a decir de su viuda Silvia Lemus, Fuentes no quiso entregar a sus editores mientras el conflicto armado en Colombia (a detalles de su capitulación final) no concluyera. Con un tiraje de distribución hispanoamericana de 15 mil ejemplares, la novela está editada y prologada por el investigador Julio Ortega (Brown University) y destinada a observarse desde los apartados ya señalados: editorial, no hay duda que su distribución y lectura será prolífica, amén de futuras traducciones; literaria: es una obra que condensa con maestría el doloroso universo de la violencia de la región y despliega la humanidad de sus personajes; cultural, ya que puede mirarse como el testamento literario de su autor, que desde ya se vuelve a colocar en el centro de la discusión con los temas que durante su prolífica vida siempre promovió. Publicada gracias a la decisión amorosa de Lemus, quien la identificó entre los vastos y bien organizados archivos de Fuentes, Aquiles… cuenta la dramática experiencia, una manera de biografía, del guerrillero colombiano Carlos Pizarro que no es otra que la búsqueda de la libertad en una región marcada por la violencia y la usurpación de los valores de sus habitantes. Ya en otros momentos anunciado por el mismo Fuentes, Aquiles… se fue escribiendo a pausas y durante años. En una labor íntima, característica de toda obra creativa, aunque siempre con la mirada atenta del novelista al universo inspirador: perennemente traumático y siempre esperanzador. Aquiles… nos lleva a una región y sus protagonistas. Al nacimiento de una rebeldía encarnada en el pequeño grupo de guerrilleros colombianos (el vulnerable Aquiles, el alegre Diomedes, el dubitativo Cástor, el ensimismado Pelayo), que desde “la emoción de los hechos” caminaron hacia lo más hondo de su tierra, “larga noche sin relojes”, en busca de su destino. Pero también al imaginario colectivo en ellos resumido, y vuelto a imaginar por el novelista,

Comandante Papito En Aquiles o El guerrillero y el asesino autor y lector se enfrentan a un episodio traumático de la historia de la región: el asesinato de Carlos Pizarro, el 26 de abril de 1990, a manos de un joven sicario que le disparó a quemarropa quince balazos en un vuelo de cabotaje de Avianca de Bogotá a Barranquilla. Ajusticiado el asesino por los guardaespaldas de Pizarro, en su zapato se encontró una nota en la que reclamaba el pago de dos mil dólares americanos a su “mamacita” prometidos por el trabajo. Nunca quedó del todo claro si había sido contratado por el narcotráfico, los paramilitares o por oscuros agentes del poder o de la vida política colombiana empeñados en abortar la paz. Escondernos y olvidar Cuatro guerrilleros tiemblan de miedo en la selva de Santiago. “El miedo de quedarnos solos en la selva y entonces se reinicia, otra vez, otra noche, el recuerdo dicho, soñado, pensado, a sa-

espacio abierto a la inclusión de muchas historias más. “Nuestras noches van a ser largas y mañana quién sabe si sigamos vivos… —visualiza Diomedes— Por lo menos debemos inspirar historias…”. Insertos en la violencia y la historia los guerrilleros renunciarán a la ciudad y a la comodidad de un mundo, de una familia. Ya en la selva, solitarios y silenciosos, escucharán sus pensamientos y las razones de su decisión. “¿¨Por qué se fueron a la guerrilla?” —interrogante de múltiples respuestas—. “Los corrieron de la universidad…”, “…sentían el llamado de la selva…”, “las rebeliones estudiantiles de los sesenta, el 68 parisino, las amistades trotskistas y maoístas, la revolución cubana, revolución con pachanga, barbuda, alegre, joven, una mentada de

madre a los gringos en su propio patio trasero, y más…”. ¿El devenir de estas vidas? Lo leemos en la historia latinoamericana. Recobrada novelísticamente por Fuentes (Diomedes: “a las ciudades”; Cástor: “al campo”; Pelayo: “esperar”; Aquiles: “atacar”). Menos la de este último (la conocida y trágica historia de Pizarro, Comandante Papito, el carismático líder del M-19 colombiano). El destino de un hombre que, como Zapata y Guevara, evocan al novelista el bellísimo Cristo muerto de Mantegna, el pintor del quatrocento italiano. “¿A dónde nos llevan nuestros pies, por qué nos llevan a donde ni nuestra cabeza ni nuestro corazón quieren llevarnos?”. Habrá que agradecerle a Lemus su decisión para la publicación de esta novela (“Sólo la alabo en nombre de la perfec-

biendas de que nuestra situación vuelve insoportable la memoria, a sabiendas de que cuando nos detenemos quisiéramos, cada a uno a su modo, Aquiles en la piedra, Pelayo en el lodo, Cástor entre guayabas, Diomedes con el guache y la tambora, hacer un hoyo, escondernos en una cueva y olvidar todo lo que ha pasado antes para recordar lo que debe pasar ahora: la revolución”. Aquiles o El guerrillero y el asesino (fragmento).

000 Carlos Fuentes, Aquiles o El guerrillero y el asesino, FCE, México, 2016, 194 pp. * mauflos@gmail.com

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ción que le otorgo, aunque no la tenga, y que ella me ofrece, aunque no la vea”, escribió de ella Fuentes), con la que se cierra el ciclo de obra narrativa nombrada por él mismo La edad del tiempo, donde únicamente quedó sin escribir Prometeo o el precio de la libertad, que trataría sobre la dictadura pinochetista en Chile.


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Una escritura en espiral, con un centro intangible: Inmaculada 1 tentación, de Gonzalo Lizardo 6 Por Ramón Alvarado Ruiz*

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as discusiones sobre lo fantástico en la narrativa mexicana actual tendrían que hablar sobre una literatura que se ha gestado en las dos últimas décadas y que sigue pasando desapercibida. Las opiniones y puntos de vista, en una primera mirada, suelen denotar una falta de interés por este tipo de literatura: “La versión oficial es que en México la literatura realista es el canon, que hay un puñado de escritores que insisten en salirse de éste; que son una minoría; que hay un grupo bien ubicado que se dedican a la literatura fantástica” (Iván Farías, “Cuatro de distinta especie”). Gonzalo Lizardo es uno de ellos y con su libro de cuentos Inmaculada tentación y otras fábulas crónicas (Era, México 2015) escribe a contracorriente de la narrativa realista que predomina en México y se centra en la violencia social: una literatura con una fuerte dosis de una narrativa, si no del narcotráfico sí de la violencia, donde el género policiaco y la novela negra encuentran un espacio importante. Nuestro autor no desconoce este género, dentro del cual escribió su novela Corazón de mierda, basada en el caso de Fidel Corvera Ríos, profesor zacatecano, preso en la cárcel de Lecumberri donde se convierte en zar de la droga y posteriormente es asesinado. Pero, eso hace aún más interesante este libro porque da un giro sorpresivo en su narrativa haciendo ahora de esa violentada realidad un caleidoscopio de posibilidades. Hace poco Gabriela Damián coordinó un dossier especial dedicado a la literatura fantástica en la Revista Digital Universitaria de la UNAM y pregunta: ¿De qué le sirve a una sociedad contar con invenciones descabelladas como las que propone la literatura fantástica? Digamos que las artes en general parecieran carecer de ese sentido práctico que tanto exigen las sociedades modernas, pero con la literatura fantástica es el colmo: ¿Qué utilidad puede tener un volumen de cuentos desapegados de la realidad en un país como el nuestro, donde verdaderos horrores y las falsas oportunidades acechan en cada esquina?

Las últimas líneas de la cita de nueva cuenta enfatizan la fuerte dosis de realidad y sobre

/// Paloma Lizardo. Doctor Gonzo (a punto de comenzar un nuevo libro). Tinta y acuarela / papel. 14 x 21 cm.

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lugar discreto y cómodo. Este jardín, por ejemplo, arropado por la penumbra de los sauces y el canturrear de los grillos; o esta banca que tan bien me conoce de tantas noches que hemos trasnochado juntos. Enseguida hace falta una buena de olvido: justo el necesario para hacernos creer que hemos llegado hasta aquí por pura casualidad, porque nos gusta la ciudad, porque nos interesan sus personajes, sus comedias, sus oscuridades. 1

Gonzalo Lizardo, Inmaculada tentación y otras fábulas crónicas, Ediciones Era, México 2015. * Egresado de la Licenciatura en Lengua y Litera-

turas Hispánicas de la Universidad Michoacana San Nicolás de Hidalgo y del Doctorado en Artes y Humani-

que les debo advertir es que, como dice en el libro, “si es leído a medias, con torpeza o ignorancia, el mejor de los libros puede engendrar y esparcir horror, la locura, el fanatismo, la soberbia”. Mi última indicación: Para que la magia acuda se necesita de un

dades del Centro de Investigaciones en Ciencias, Artes y Humanidades de Monterrey. Actualmente forma parte del Sistema Nacional de Investigadores. Es profesor investigador de tiempo completo en la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Su línea de estudio es la literatura mexicana de los siglos XX y XXI, particularmente la Generación del Crack.

El País (dos de dos) 6 Por Marco Antonio Flores Zavala

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l periódico El País llegó a Zacatecas la segunda semana de abril de 1997; fue con motivo Congreso Internacional de la Lengua (http://congresosdelalengua. es/zacatecas/default.htm) que se hizo en la vetusta ciudad. Usted puede recordar las múltiples anécdotas: vinieron los reyes de España, asistieron y hablaron Octavio Paz (en vídeo) y Gabriel García Márquez, éste pronunció un escandaloso discurso: Botella al mar para el Dios de las palabras, en el cual propuso jubilar la ortografía: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una? / Son preguntas al azar, por supuesto, como botellas arrojadas a la mar con la esperanza de que le lleguen al dios de las palabras…”. Por cierto, luego de Zacatecas y la escandalera que provocó, el nobel García Márquez viajó a Dublín e hizo el recorrido de la fiesta joyceana de Bloomsday. En ese periplo dialogó con su viejo amigo Carlos Salinas de Gortari. Lo dicho y hecho el 7 de abril de 1997 en el Congreso de la Lengua, al día siguiente fue reseñado en los periódicos locales y por los editados en la capital del país. Entonces fue que se agregó El País el día 8. Zacatecas

fue nota internacional. En ese diario español, Zacatecas ha sido citada varias veces (se registran 187 entradas): la masiva fuga de reos de una cárcel, la visita de los reyes nuevos de España; hay referencias a Tryno Maldonado, Ramón López Velarde, la provincia, Jerez, Mazapil, la violencia imperante, los atractivos turísticos... César Antonio Molina escribió de la casa de López Velarde: “El eje central de la pequeña mansión burguesa de provincias es el patio interior. Está dividido por dos arcos apoyados sobre una columna. Y si el patio es el corazón de la casa, el pozo lo es a su vez del patio. No se encuentra el brocal en el centro, sino en un lateral. ‘El viejo pozo de mi vieja casa / sobre cuyo brocal mi infancia tantas veces / se clavaba de codos, buscando el vaticinio / de la tortuga, o bien el iris de los peces, / es un compendio de ilusión / y de históricas pequeñeces’ (octubre 22 de 2005)”. La presencia de El País, a través de la circulación de 25 ejemplares diarios, repercute en la formulación de nuevos discursos, prácticas diferentes y una marcada individuación en la lectura. Pero también miramos los post que hacen lectores en Facebook, Twitter y correos electrónicos. Los jóvenes del PAN hacen link con Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy; el líder de MC refiere a Albert Rivera y Ciudadanos; los universitarios recalan en Babelia, Ideas y la sección de opinión. Algunos concisos miramos con singular atención a Iñigo Errejón, uno de los ideólogos de Podemos. En fin, El País ha cumplido 40 años y repercute en Zacatecas.

Publicaciones

acompasa varios de sus relatos: (“Desde el BMW amarillo continuaba la misma cumbia norteña). La versatilidad que logra desde las palabras, permite que se sostengan los relatos, que no sean monótonos y, por tanto, que nos logren cautivar. El recorrido de Lizardo es odiseaco; para mostrarlo parafraseo su cuento, ya que resume lo que pretendo decir. “Su escritura, partiendo de un centro intangible, se expande en espiral hasta envolver en su vértigo nuestra memoria, nuestro presente, nuestro diálogo incluso”. Sangre y laberinto evoca a Asterión, al minotauro en su encierro, donde hace una verónica magistral para convertir el asesinato —producto de una infidelidad— en un relato laberíntico que nos dejará sorprendidos por el manejo de la historia como una faena en el mejor de los ruedos. El autor se tira a matar, y consigue rabo y oreja, otorgados por nosotros, los jueces de plaza, que al cerrar el telón de la historia, reclamaremos la indulgencia de esos aciagos amantes. Presentar un libro es una doble responsabilidad. Primero, como lector, dado que yo, como harían ustedes, lo primero que hice fue tomar el libro, ver su colorida portada para luego empezar a familiarizarme con él. Abrir páginas nuevas es una aventura más que un riesgo y aquí bien valió la pena. Desconocía a Gonzalo, a su obra, y me atrapó. Desde el primer relato, me sentí como ese personaje curioso que entra a un lugar nada más porque sí, a ver qué encuentra. Cuando menos me di cuenta estaba ya sentado “alucinado por la sola cifra de páginas y frases” y fue volteando cada hoja con mi mirada atónita y sorprendida. La segunda responsabilidad es la del crítico, entendido como aquél que debe, más que encontrar las debilidades del autor, trazar las rutas para disponer al lector. No ha hecho falta, por que si algo debería encarar a Gonzalo es la brevedad de los relatos que se ve sobrepasada por las rutas múltiples y los mundos que se descubren en cada línea en un contexto donde parece que hemos perdido la capacidad de asombro. Me han dejado un grato sabor de boca las historias, que si bien tienen un final, lo tienen no por el punto ahí impreso, porque puedo asegurar que cada final es un comienzo. Lo único

Libros

la que la literatura fantástica no puede ejercer un contrapeso partiendo de la idea de utilidad. Gonzalo Lizardo nos da la respuesta respaldada por una obra que sin duda llegará a ser un referente de lo fantástico. ¿Por qué fantástica? Sobre todo, porque “como autor relata acontecimientos que no son susceptibles de producirse en la vida diaria”, con todo y que es la vida diaria su punto de partida y lo fantástico no exime la realidad. Inmaculada tentación es un homenaje a la literatura y a los libros, una antología de cuentos enciclopédicos “para recorrer los laberintos de la palabra escrita”. Pero no, no sólo es eso; es también una novela negra, unos sonetos pornográficos, una puesta en escena, un desdoblamiento en el tiempo, un espacio de múltiples historias. Es también un simulacro, una corrida de toros y una serie de crónicas donde el tiempo jamás es estático. Si se atreven a abrir este libro —y espero que lo hagan— estén preparados para encontrarse con muchas sorpresas donde nada es lo que parece. Son doce cuentos donde, como leemos desde la primera línea, se plantea la “razón o sinrazón” de cada historia que el autor ha creado para dar rienda suelta a su imaginación y conducirnos por un viaje maravilloso en el que todo es posible. Créanlo, aquí “nos aguardan los guerreros para celebrar la victoria como sólo saben celebrar las palabras y los mitos”. Lizardo logra unir historias en una antología “inmaculada”, cuyo hilo conductor es afrontar la realidad y desvirtuarla de manera verosímil: “No se trata de fingir que ya no sufres, que tu vida es tan sonriente como esta Inmaculada: se trata de transformar, mediante el arte, tu suplicio en plegaria” (p. 109). Sí, porque aun cuando se sientan sorprendidos por los cambios, como en “Doña Ludivina y los mil gatos”, no cuestionarán que el autor, efectivamente, nos dé gato por liebre: “No estábamos preparadas para mirar lo que entonces vimos: sentados alrededor de la mesa, siete felinos platicaban en un idioma que parecía chino o marciano: algunos fumaban, otros leían manuales de mecánica y el más viejo revisaba con lupa y cautín un motorcito eléctrico” (p. 19). Nos obliga como lectores a cambiar nuestra posición habitual de mudos testigos para convertirnos en unos voyeuristas de todo “aquello que se narra, se observa o se vive”. Y eso es lo que vuelve diferente este libro, porque plantea una lectura donde lo más importante es soltar nuestras razonadas amarradas y lanzarnos al mar de las aventuras de las palabras. El suyo es un lenguaje que conserva diferentes registro. Hay imágenes poéticas (“este jardín, por ejemplo, arropado por la penumbra de los sauces y el canturrear de los grillos; o esta banca que tan bien me conoce de tantas noches que hemos trasnochado juntos”). O recurre al cine para hacer más visual su escritura (“Como un episodio de The twilight Zone, haz de cuenta o como Thelma and Louis pero filmada por Tarantino). No deja fuera a la música que


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A 128 años del nacimiento de Ramón López Velarde y a 100 de la primera edición de La sangre devota 6 Por Juan Antonio

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Caldera Rodríguez

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retendió don Eugenio del Hoyo Cabrera “iluminar con las lucecillas, ya parpadeantes, de los recuerdos y vivencias infantiles las largas temporadas en Jerez, dentro del ambiente en que se formó e inspiró Ramón López Velarde”. Que yo sepa nadie ha calado todavía en las profundidades de las poderosas vorágines significativas del poema excelso de Ramón. Me siguen gustando, sin embargo, el revelador ensayo de Juan José Arreola [Ramón López Velarde, el poeta, el revolucionario, 2010], los aciertos y los desaciertos de Octavio Paz [Cuadrivio, “El camino de la pasión”, 1965], y el deslumbrante libro de Guillermo López de Lara [Hablando de López Velarde, 1973]. No es improbable que en la medida en que desarrollaba el asunto de su poema cívico, conocido de todos y memorizado de no pocos, haya el poeta mostrado sus avances a sus adictos. Quizá alguno le quiso hacer ver que algunos giros o versos o estrofas completas eran oscuros. —“¿Le parece oscuro lo de carnosos labios de rompope”, camarada? Muchos han admirado el poema de Ramón; algunos, con atinado juicio, lo han abundantemente comentado, glosado e interpretado. No obstante, la seducción está siempre presente: uno cree encontrar, de pronto, algún nuevo matiz interpretativo en algún verso o alguna frase. Todavía hay enigmas como “la noche que asusta a la rana” [que a Paz le pareció una “ignorancia del mundo natural”], o el de “la carreta alegórica de paja” o el de “la hora actual con su vientre de coco”. Que el poeta escribió, salvo contados escollos, un poema transparente, inimitable y original, civil y no grandílocua, sino so “una épica sordina”, no es menos cierto, a grado tal que puede decirse sin rubor que a México se le puede interpretar por un poema ejemplar: La suave Patria. A veces me convence el acierto de don Eugenio del Hoyo Cabrera cuando dice que él prefiere dejarse llevar por la efusión emotiva y atmosférica de ese “tañer y vibrar de las palabras” que La suave Patria tiene y que creo que se aquilata todavía más en la medida en que la temporalidad se aleja de la gloriosa fecha de su conclusión: abril 24 de 1921. Sin embargo, pocos como don Eugenio del Hoyo Cabrera para introducirnos en la elucidación de lo que él llama, citando al insigne jesuita Baltasar Gracián, “sotileza en cifra”. Las armas las tenía y los arreos lo favorecían. Don Eugenio fue jerezano. Vio la luz primera un día 29 de junio de 1914, día de San Pedro y San Pablo, a unos pocos días de haber sido tomada la ciudad de Zacatecas por las armas de los constitucionalistas. A unos cuantos meses de haber recordado el centenario de su natalicio no hay mejor manera de recordarlo que releer

Glosas a La suave Patria y la exultación literaria: López Velarde,

Eugenio del Hoyo y J. L. Borges sus textos [ya clásicos] que sobre su paisano escribió. En su honor, en el de historiador erudito y polígrafo abundante, he de decir que el profesor Eugenio tuvo y ostentó ese raro privilegio de hacerse de una cultura amplísima tanto en la historia como en la literatura, y de un poder interpretativo poco común, producto de su temperamento, de su intuición no siempre justa, pero sí generosa, y de su privilegiada inteligencia. Sus Glosas a La suave patria, fueron publicadas por primera vez en 1988, por el Obispado de Zacatecas, con ocasión del Centenario del Natalicio del poeta jerezano. Quizá convendría divulgarse un poco más a este conspicuo autor, y éste su centenario es una magnífica oportunidad para ello, no sólo de las Glosas, sino de sus otros libros que hablan de Jerez, el de López Velarde, o La cocina jerezana en tiempos de López Velarde recetas de Carmen Cabrera de del Hoyo, compiladas y comentadas por él. O La ciudad en estampas, o Pleito de mineros en Zacatecas, siglo XVI [edición póstuma], un documento inédito de 1592 cuya paleografía y estudio crítico elaboró el propio profesor y que en estos días una vez presentado el libro, elucidará muchos asuntos del tema minero, apenas iniciado el poblamiento de Zacatecas. Otros -decía- han glosado o interpretado o comentado La suave Patria. Los nombres surgen: Octavio Paz, Pablo Neruda, don Paco Monterde, Guillermo López de Lara, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, José Emilio Pacheco, Marco Antonio Campos, Guillermo Sheridan, José Luis Martínez, Juan José Arreola, y entre los nuestros, Veremundo Carrillo y José de Jesús Sampedro, y también el crítico español Alfonso García Morales. Borges, por ejemplo, la recitaba de memoria. Bioy Casares escribe en su fabuloso volumen intitulado Borges [Ediciones Destino, Barcelona, 2006.]: “El momento en que conocí La suave Patria fue uno de los de mayor exultación literaria de mi vida. Estábamos en mi casa, en avenida Quintana, y vos recitaste [le dice a Borges], las estrofas del paraíso de compotas y de quiero raptarte en la cuaresma opaca. Me pareció un poema tan variado que tardé en advertir que todos los versos eran endecasílabos. Leemos La suave Patria. Cuando voy por la estrofa: Tus entrañas no niegan un asilo / para el ave que el párvulo sepulta /en una caja de carretes de hilo, /y nuestra juventud, llorando, oculta / dentro de ti el cadáver hecho poma / de aves que hablan nuestro mismo idioma…

Borges comenta: López Velarde trabajó esos mismos elementos: -el párvulo, los carretes de hilo, las aves- en todos los otros poemas, y no logró nada. El destino le reservaba la suerte

/// Portada de La sangre devota, México, s. n., 1916.

/// Ramón López Velarde a los 30 años (1918). Fuente: Elisa García Barragán y Luis Mario Schneider, Ramón López Velarde. Álbum, México, UNAM, 1988, p. 212.

de poder reunirlos una vez mágicamente en La suave Patria”. Quizá haya ocurrido así. Pero ya el hecho de que en estas páginas y en otras del libro de Bioy Casares comenten constantemente ambos La suave Patria, da a pensar que tenían el poema en una alta estima y en un fervor si no desmedido, sí en todo caso de honda admiración. Eso sucedió en el lejano año de 1957 y sus apreciaciones son aún dignas de toda atención. Cuál sea el destino de La suave Patria, no lo sé. Pero entreveo que en el horizonte de los autores que sustentarán nuestro porvenir literario el poema prevalecerá. Quizá convengan nuevos estudios, no nuevas prédicas sobre él. Constantemente recurrimos a él, porque podemos hallar todavía la frescura de ciertas esencias de la patria, provinciana y enigmática, pero también venturosa y a veces ajada. No creo que sea un poema anquilosado y no puede serlo, porque en la tempestuosa acuidad de sus 33 estrofas está el alma de un poeta, del poeta que dijo alguna vez que “el asunto civil ya hiede” y que “hiede desde los tiempos de don

Agustín de Iturbide”, pero que, sobreponiéndose a ese estigma, escribe, avituallado de un fe en la patria y de sus hombres y de sus costumbres, rescatados por un espíritu viril, imaginativo y renovador, un poema que pinta la médula de la nacionalidad, y la pinta desde aquello que el poeta llamó con tino “la majestad de lo mínimo”. Recordemos, releyendo las glosas, al erudito profesor don Eugenio del Hoyo Cabrera [1914-1989], y convengamos que el bardo de Jerez preside con la fortaleza de un Prometeo audaz la magia de la lengua mexicana y la raíz quintaesenciada de lo jerezano universal, cuyo centro es la provincia, aquélla que, como dejó constancia Jaime Torres Bodet, en Cercanía de López Velarde [1930].: “Para entender la poesía de López Velarde, debe partirse de un postulado que no la limita cuanto la sitúa. López Velarde fue siempre, y constantemente, un poeta de provincia… ese vago estremecimiento que no está nunca al margen de sus poesías, sino tejido con toda su materia última, digerido en su sustancia, disuelto en su intimidad”. Y atendamos que contra toda glosa quedará siempre algún resquicio de meridiana exégesis, como el profesor lo hace sentir en sus Glosas: Al triste y al feliz dices que sí, / que en tu lengua de amor, prueben de ti /la picadura del ajonjolí.

De que apunta don Eugenio: “Aquí sí que no entendí y no sé qué inventar. En esta estrofa tenemos como la culminación del ripio, ‘de los ripios venturosos’ de que habla el mismo Ramón: el ajonjolí, aunque tiene dos piquitos, no pica ni en sentido directo ni en sentido figurado. Pero, a pesar de no alcanzar a entender nada, la estrofa tiene para mí especial encanto y una gran fuerza de neblinosas y muy vagas sugerencias. ¡Si alguien la glosara!”.

Las imágenes fueron tomadas de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. http://www.cervantesvirtual.com


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6 Por Edgar A. G. Encina

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imagen, son algunos versos. La segunda imagen, es su propio retrato. La lección, son la poesía y el trabajo literario, ejercido sobre y a pesar de todo. Por ejemplo, de los versos llega un fragmento de «Para el zenzontle impávido»: He vuelto a media noche a mi casa, y un canto como vena de agua que solloza, me acoge… Es el músico célibe, es el solista dócil y experto, es el zenzontle que mece los cansancios seniles y la incauta ilusión con que sueñan las damitas…

De su retrato tengo las infinitas posibilidades iconográficas. Si bien, los zacatecanos y sus lectores le reconocen a la primera, su figurilla no lo es tan así en otros orbes. ¿Cuál es el rostro del «padre soltero de la poesía mexicana», como le llamara Hugo Gutiérrez

Vega? Hemos leído que le gustaba vestir de impecable e invariable negro, fino negro; que en momentos de festejo parecía llevar la levita del cura de pueblo; que su rostro era alargado de impecable peinado y tenue bigotillo, como el de los chicos preparatorianos que apenas peinan pelos, y que ahora descansa en una banquilla dorada en Plaza de Armas. Más que el retrato de Velarde, estamos frente al ícono, la efigie del escritor mexicano. De la lección esta la impecable postura del ser y la violencia, ante la violencia. Ése que fuera con sombrero de bombín y que vemos sentado recordando un verso o las predicciones fatídicas de la gitana, nos aleccionó. Mientras cañones y balas retumbaban

Autores, tradición y personalidad en Ramón López Velarde

/// Manuscrito de La sangre devota (1910), portada. Fuente: Ramón López Velarde, Obra poética, ed. de José Luis Martínez, Madrid, ALLCA XX-Colección Archivos, Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, 1998.

6 Por Salvador Lira

/// Manuscrito de “Elogio a Fuensanta”, de La sangre devota (1910), p. 1. Fuente: Ramón López Velarde, Obra poética, ed. de José Luis Martínez, Madrid, ALLCA XX-Colección Archivos, Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, 1998.

y pasaban rozando, el poeta continúo con su escritura; puro e incorrupto, su respuesta ante la violencia fue la enmascarada del deseo y la perpetuidad de la memoria; el juego del símbolo y del recado, aunque luego los propios revolucionarios le haya jugado traición. ¡Oh, caballero que has escrito “La derrota de la palabra”, dinos una última amonestación! La palabra, que en la niñez del mundo se plegó tan mansamente a traducir la vibración de los hijos de Adán, parece haber imitado el empleo de esas señoritas que, sumisas y blandas en el noviazgo, después de firmadas las actas se camban en epidemia o en ley marcial. No hay quien no conozca a más de algún marido golpeado. Y si la palabra es la mujer del literato, yo os aseguro que a casi todos nuestros literatos los golpean sus mujeres.

A

partir de 1916 se puede hablar de un invicto de la soledad y la melancolía: Ramón López Velarde. Sus dos poemarios publicados en vida, La sangre devota y Zozobra, bastaron para articular nuevos senderos en producción y pensamiento poéticos. Su obra y su inesperada muerte, en la edad más autocrítica de sus versos, han sido temática de referencias, análisis críticos y diversas tesituras, al extremo incluso de oficialistas. En sus poemarios se percibe el conocimiento de la tradición, además de la certeza máxima de personalidad. Por ello, quizá no le hace justicia el comentario de Antonio Castro Leal al describirlo como gran poeta, pero no gran lector: “Creo que nunca pudo apreciar los méritos de una obra que no estuviera escrita en español, y, además, se rehusaba a leer a los grandes autores extranjeros en traducciones, declarando que sólo los leería en su lengua original, lo cual era condenarse a no leerlos nunca porque no tenía interés en el aprendizaje de los idiomas”.1 Además de la formación lectora que se percibe en la obra de López Velarde, es menester mencionar que las ideas culturales, en su tradittio-traditione, pueden trasportarse por otros senderos artísticos pictográficos o musicales; incluso sentimientos de grupos colectivos. Ahí, la Revista Moderna y el cenáculo de sus escritores atisbaron dicho ambiente. Además, la poesía mexicana estaba teniendo una producción importante, al punto de consolidar por vez primera un movimiento literario. Por ello, quizá es injusta citada afirmación; pues López Velarde es parte de una sinergia poética entre su razón caminos ya iniciados por otros autores. Sobre este elemento, dos figuras se resaltan en La sangre devota y en Zozobra de forma explícita e implícita. El primero es el héroe del Spleen parisino, Charles Baudelaire, en su afirmación por la raza caínica y la melanco-

lía por una ciudad de placeres corporales y malignos, conformó un estereotipo del que autores de su tiempo imitaron. En el caso lopezvelardeano, se manifiesta en el poema de versos endecasílabos “Tenías un rebozo de seda…”: (En abono de mi sinceridad séame permitido un alegato: entonces era yo seminarista sin Baudelaire, sin rima y sin olfato.)

Allí se estipula los cuasi requisitos para el hambriento que aúlla en versos Decadentistas. El otro poeta es Rubén Darío, quien refrescó el sentido poético hispanoamericano, ya en su Azul o también en su panhispánico Libro de Salmos en alejandrinos. En “La doncella verde” se sostiene: En la quieta impostura virginal de la noche […] el mundo de Rubén Darío se contrista por el cordial filósofo que sembró en el regazo de América esperanzas, por el espectro artista […].

Las alusiones no son para nada gratuitas. Perfil, forma y sentido se develan en su expresión. Las personalidad, entre el sendero de los autores y tradición, se avizora en el conjunto de estas ideas y su silueta. López Velarde es el hambriento melancólico, el tigre soltero, el errante Caín que atesora la trasgresión. Por ello menciona: Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la suma de todos los voraces ayunos pordioseros; mi alma y mi carne trémulas imploran a la espuma del mar y al simulacro azul de los luceros.

El ayuno y el eterno errar son puntos coincidentes de la Zozobra-Spleen. Él es el voraz de la carne que, en la imploración del nacimiento de Afrodita, nunca conocerá mar alguno. Y en el fondo, en su idea poética, el alejandrino y versos de arte mayor, que refieren también al albatros en su vuelo más pleno. 1

Castro Leal, Antonio: “Prólogo”, en López Velarde,

Ramón, Antonio Castro Leal (Ed.): Poesías completas y el minutero, Edit. Porrúa, México, D. F., 1ª edición 1953, 10ª edición 2000, p. xiii.

RLV

n casa vive Ramón López Velarde. Antes lo tenía a mi izquierda, ahora está en frente. Es lo que me dejó el abuelo, un ovalado dibujo a lápiz del poeta firmado por R. Reveles F., en 1971. De 75 x 55 cm., el marco recién se lo cambié por uno negro y decidí ponerlo de frente a mí, de frente a todo el departamento. Todas las mañanas que voy a la computadora o todas las tardes y noches que voy a leer está ahí; me ve dando traspiés con mis palabras y me observa gozando lecturas y películas. En casa vive López Velarde, departe con la familia y las visitas; su opinión revela el tiempo con su figura inamovible, siempre elegante, siempre fijo. En casa vive Velarde, su presencia es inagotable, siempre da algo en qué fijar el tema o la pluma o la lección. Por ejemplo, esta semana se atravesaron dos imágenes y una lección. La primera

En casa la lección es López Velarde


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LA GUALDRA NO. 250

¿Que por qué me gustan los monitos?

Promoción de la Lectura

Cómics

6 Por Carlos Flores

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odo empezó en casa de mis abuelos, cuando de niño, hace más de treinta y cinco años era llevado por mis padres de visita a su casa. Casi siempre era domingo, así que de rigor estaba el periódico del día en la sala de estar. En esa época, había una sección en medio del diario con hojas de color en donde reproducían tiras cómicas. Fue así como conocí al Asombroso Hombre Araña, a Roldán el Temerario, Tarzán, Educando a papá y otros monos. Mi padre no compraba la misma publicación local, pues degustaba más una nacional que se llamaba Uno más uno, que desgraciadamente no traía monitos. Pero un día aconteció, domingo también, que sí traía una sección monera, en la cual conocí al Capitán Pelotas y otras creaciones de caricaturistas mexicanos (Magú, Ahumada, El Fisgón) bastante pachecas. La verdad era muy joven para entender el contenido político o sarcástico de esas obras, pero la aventura gráfica me resultaba impresionante. Así que adquirí un gusto natural por todo el arte gráfico y de repente me vi rodeado de historietas. Como buen niño me vi en la imperiosa necesidad de entrarle a

Lorenzo y Pepita, el Pato Donald, la Pequeña Lulú, Periquita y todas las mafufadas de Disney, pero gracias a mi vecino Mike, pude conocer a la genial Mafalda, y por gracia de mi padre a Astérix y Lucky Luke. Fui atrapado por los superhéroes luego de ver a Christopher Reeve en la pantalla grande con el vistoso y ridículo traje de Supermán. Así que comencé a comprar historietas del hijo de Kriptón, por cierto aburridísimas, y del murciélago y su joven compinche, también harto tediosas, al igual que de los Vengadores y otros consorcios de

superhéroes. Pero el que realmente me atrapó fue Spidey. También tenían algo de interesante La espada salvaje de Conan el Bárbaro y El Pantera. Ruiz y sus Agachados así como toda su obra pronto fueron parte de mi acervo, además de otras cosas que encontraba por ahí, como Aniceto y Hermelinda Linda, Capulinita, hasta un cómic que existía de las Chivas Rayadas del Guadalajara. En fin, todo lo que fuera arte gráfico tenía una oportunidad de ser leído, hasta el famoso Mil Chistes y sus mujeres exuberantes.

La poesía contextualizada 6 Por Eduardo Campech Miranda

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n la película Il Postino, el curioso cartero pregunta a Pablo Neruda qué quiso decir con eso de “el olor de las peluquerías me hacen llorar a gritos”. El robusto y taciturno vate le responde que no puede explicar con otras palabras lo que expreso, que la poesía pierde sentido cuando se explica. Sin embargo, conocer los contextos o historias que hay detrás de la creación de algunos poemas, creo que puede dar luz para entender, dar sentido y disfrutar de la poesía. Así lo he palpado cuando, en talleres de comprensión lectora, trabajo con “Las nanas de la cebolla” de Miguel Hernández. En un primer acercamiento los lectores (asistentes a la capacitación y sin información alguna del poema, además que se suprimió el cintillo) dicen que ven un hombre lamentándose de su soledad, una ruptura amorosa, hay quien no ve nada, o se queda con la imagen de la cebolla. Pero conforme se les va dando más elementos contextuales y antece-

/// Víctor Ramírez. Cinco.

dentes, las palabras y figuras retóricas se ordenan dando forma, transmitiendo el sentir del autor. Cuando uno conoce la carta de Josefina a Miguel, el cintillo que antecede al poema, rasgos de la vida y obra del poeta de Orihuela, la cebolla provoca el llanto de la emoción. Lo mismo sucede con otros textos. Tales son los casos de “No me condenes” de nuestro López Velarde y “La caída” de

Octavio Paz. Echando un vistazo al libro Un corazón adicto: la vida de López Velarde, de Guillermo Sheridan, descubriremos que la novia pobre, de nombre María, aquella muchacha de hermosísimos ojos azules, vivió en efecto en San Luis Potosí y tuvo un romance con el poeta. Y que, ante el viaje que el bardo jerezano emprendería hacia la Ciudad de México, María decidió dar por terminada la rela-

Para ponerme más serio, debo decir que allá por los años 90, gracias a Víctor del Real que me regaló una revista, conocí El Gallito Inglés, y ahí pude ver que existía un panorama más maduro de historietistas con creadores como Ricardo Camacho, Edgar Clement, Alberto Flandes, Ricardo Peláez, José Quintero, Eduardo Rocha y José Tapia, entre otros, con otras propuestas y enfoques narrativos, y qué decir sobre las colaboraciones de extranjeros, realmente geniales. Circulaba también una revista parecida de origen norteamericano, culpable junto con el rock de ponerme a estudiar inglés, titulada Heavy Metal. Así las cosas, los monos han tenido un papel importante en mi formación, creo que aprendí más de geografía e historia en Astérix que en las aulas de la primaria o la secundaria, más de valores leyendo a Spiderman que en casa, sin ofender a mis sacrosantos, y mucho de tener actitud hacia la vida del Pantera. Por tanto, hasta la fecha, no he dejado de alternar mis lecturas con los cómics, pues en la actualidad Batman y otros superhéroes se han convertido en algo con más cerebro, y hay tantas cosas, verdaderos tesoros, por ahí que a veces creo que ya es hora de que hablen de un Octavo Arte.

ción amorosa. Finalmente, en esta breve relación de ejemplos, llegamos a “La caída”, soneto del Premio Nobel de Literatura mexicano. Es un texto con una elegante musicalidad, propia del soneto, pero difícil de entender. El misterio se va diluyendo conforme el lector pone atención en la dedicatoria: “A la memoria de Jorge Cuesta”. Ese dato tan sencillo es la llave para la comprensión y dimensión del poema. Al momento en que tenemos referencia del suicidio de Cuesta, y de la manera como sucedió, los versos “y en la hondura del pulso fugitivo/se precipita el hombre desangrado” nos salpica. Coincido con Neruda, la poesía no puede explicar lo que dice con otras palabras. Pero creo que otras palabras pueden ayudarnos a entender y que los versos cobren sentido. Así en “ríete niño/ que te tragas la luna cuando es preciso” ya vemos la luna llena de los senos; en “María se mostraba incrédula y tristona/ yo no tenía traza de una buena persona” un López Velarde coqueto o “nada sostiene ya, ni mi caída/transcurre solo, quieto, inextinguible” un Jorge Cuesta desangrado e inmortalizado. La poesía llega al corazón del hombre, pero sólo el sentido hace que se quede ahí.


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku

La gran seducción, en la televisión abierta 6 Por Carlos Belmonte Grey

por parejas sexualmente satisfechas e hijos saludables. Sin embargo, el paraíso se vino abajo con la llegada de los mercados mundiales. El pescado dejó de ser producto redituable y la población tuvo que pedir las ayudas del desempleo y la seguridad social que dan para vivir con lo justo. Así cada mes, los jefes de familia hacen cola en el único banco de la isla para cobrar su cheque de ayuda y vivir sin tener que trabajar: pasan el día pescando en las barcas y en el puerto, o bien en el barrestaurante viendo partidos de hockey.

Objetos inolvidables

6 Por Magdalena Okhuysen

/// Víctor Ramírez. Cinco.

episodio de la tragedia un mensajero anuncia las muertes de la princesa y del rey pero, además, su misión será “re-presentar” la escena de esas muertes violentísimas valiéndose solamente de las palabras de su discurso; éste construye lo que en retórica se conoce como una descripción (descriptio, en latín, écfrasis en griego); en esa escena virtual (formada sólo por imágenes mentales, o fantasías) refiere en forma

muy detallada cómo actúan los venenos de Medea primero sobre el cuerpo de la princesa; después, el mensajero sigue contando que cuando el rey encuentra a su hija devorada “por los dientes invisibles del veneno”, se lanza desconsolado a abrazarla para quedar atrapado también por las terribles dentelladas. Se trata de una écfrasis magistral saturada de “objetos” ciertamente inolvidables.

El Canto V de la Commedia es más festivo, y por eso prefiero dejarlo para el final, aunque los personajes a los que aquí se alude se encuentren en el segundo círculo del infierno, condenados por lujuria y adulterio; se trata de Francesca y Paolo da Rimini; ellos murieron al ser descubiertos en sus amoríos por Gianciotto, esposo de Francesca y hermano de Paolo. Dante le pide a Virgilio hablar con estos dos espíritus y, en su intercambio, Francesca le habla de ese amor irrefrenable; ella y Paolo compartían una lectura en la que se narraba cómo el amor oprimía a Lancelot: Quando leggemmo il disïato riso / esser basciato da cotanto amante, / questi, che mai da me non fia diviso, / la bocca mi basciò tutto tremante. / Galeotto fu ’l libro e chi lo scrisse: / quel giorno più non vi leggemmo avante. (“Cuando leímos que la deseada risa / besada fue por ese amante, / éste que nunca de mí se había apartado / temblando entero me besó en la boca: / el libro fue y su autor Galeoto, / y desde entonces ya no leímos más”). Así se entregaron al amor hasta la muerte, una muerte que no fue suficiente para separarlos, sino que los mantiene —aún— unidos, eternamente.

Literatura

R

ecuerdo que en algún número de Letras libres leí alguna vez un artículo de Villoro sobre Nabokov. Según Villoro, Nabokov consideraba que el verdadero artista no es quien profiere visiones de chamán o quien aspira a revelar verdades eternas, sino el que coloca sobre una repisa el objeto inolvidable; más allá de plantearnos aquí si Villoro interpreta acertadamente, si a Nabokov lo asiste o no la razón, si mi recuerdo de estas líneas es preciso, puedo decir que me queda en la memoria, desde entonces, “el objeto inolvidable”, la sensación de que cualquier serie de palabras que se logre como una callida iunctura puede ser ese “objeto”, y la línea de palabras la repisa. Es así que, a propósito de este número conmemorativo del quinto aniversario de La Gualdra, recuerdo dos galerías de objetos inolvidables ocurridos también en quintos lugares: el quinto episodio de Medea y el canto quinto de la Commedia. Como con las noticias buenas y malas, comenzaríamos con la mala: Medea, esa extrañísima mujer que, motivada por un impulso irrefrenable de venganza, mata a sus propios hijos (con una espada) y a los soberanos de Corinto (con venenos). En el quinto

Las mujeres tejiendo y cocinando. El hacer “nada” ha terminado por inhibir hasta el deseo sexual. La solución es hacer que una empresa se instale en la isla y para eso tienen que convencer y sobornar al gobierno y a los empresarios de que su isla está activa y llena de vida. Los pobladores harán de todo para lograrlo y conseguir seducir a cualquier precio, incluyendo por supuesto las exoneraciones fiscales, un patrón para que venga a emplearlos. Toda la película, hay que señalarlo, está llevada en el tono de la comicidad, a veces de la sátira negra y a ve-

Cine

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sta semana tuve la oportunidad de ver en la televisión un filme quebequés a la hora de la cena, justo en el momento en que uno va comiendo en automático y se pone la tele con la esperanza de que ésta se apague solita después de arrullarnos. La cosa es que al ver el título de la película, La Grande Séduction, se me abrieron los ojos perversamente aunque pronto me di cuenta de que mi alegre imaginación lo había malinterpretado. Dirigida en el año 2003 por JeanFrançois Pouliot y actuada por Raymond Bouchard y Dominik MichonDagenais la historia es el drama de un pueblo de pescadores canadienses habitantes de una pequeña isla. La cinta inicia con un preámbulo caricaturesco que recrea al paraíso terrenal: excelentes pescas, productos pagados con justeza en el mercado y familias felices

ces en la crudeza de la desesperación. O lo que en Francia se llamaría Humor de Niño al estilo de Amélie Poulain. Pouliot plantea una problemática de especial actualidad en el ambiente de las huelgas y manifestaciones contra las reformas laborales francesas: las vías modernas de felicidad; cómo lo tradicional puede encontrar espacio en los ritmos de la mundialización; la tradición es ya tan solo un museo conservado en unas reducciones territoriales de forma artificial; es el estado natural del hombre estar subordinado a un patrón. La respuesta del director parece orientarse más hacía la sumisión de los pobladores a las exigencias del mercado: la gente sin trabajo está inanimada y su imaginación para ocupar el ocio está desaparecida. Dos horas de gags tendenciosos terminan por convencernos de la urgencia de trabajar, de suplicar a los patrones y de no “abusar” del sistema social. No por nada estas películas pasan por la televisión abierta en horarios punta.


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LA GUALDRA NO. 250

AGENDA CULTURAL DE JUNIO MIÉRCOLES 15 / 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Mercado J. Jesús González Ortega Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 16, 23 y 30 / 19:00 horas Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia VIERNES 17 y 24 / 18:00 horas Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Plazuela Goitia SÁBADO 18 / 13:00 horas Inauguración de la exposición Abstracciones Nueva York/París/Cuenca/ México Colección: Peralta-Doménech Curaduría Sylvia Navarrete Salas Permanente 3, 4 y 5 Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Permanencia: 30 de septiembre

SÁBADO 18 / 19:00 horas Muestra Regional de Teatro Centro Occidente Puercoespín Avión de Papel – Jalisco Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Zona Centro Occidente Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Entrada libre

Entrada libre Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

SÁBADOS 18 y 25 / 19:00 horas Sábados en la Cultura Música Danza y Teatro Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza

VIERNES 24 / 20:00 horas ¡Vive la Ciudad! Moan Blues– Zacatecas Botellita de Jerez – Ciudad de México Plazuela Miguel Auza

MIÉRCOLES 22 y 29 / 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Mercado J. Jesús González Ortega Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

2016 Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas Dir. Arturo García Cuéllar Solistas: Jun Carlos de Ávila Carrillo, trompeta José Cruz Sánchez Rivas, trompeta Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Admisión $50.00 MUSEOS Y GALERÍAS

DOMINGO 19 / 13:00 horas ¡Vive la Ciudad! Foro Infantil Espectáculo musical para niños y niñas Ale y su pollo apestoso Producción: Picaporte Artes Escénicas – Ciudad de México Teatro Fernando Calderón Entrada libre DOMINGOS 19 y 26 / 13:00 horas Tradicional Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

SÁBADO 25 / 19:00 horas Muestra Regional de Teatro Centro Occidente Espectáculo de cabaret / Adolescentes y adultos NRDA Colonche Cabaret – San Luis Potosí Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Zona Centro Occidente “La Cáscara” Entrada libre SÁBADO 25 / 19:00 horas Temporada de Conciertos

ANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍN Colección Soledad Pintura de gran formato Fundación Sebastián Colectiva Permanencia: 18 de junio MUSEO FRANCISCO GOITIA Caesura Won H. Lee Escultura Permanencia: 26 de junio MUSEO ZACATECANO Aves nocturnas Jesús Reyes Cordero Pintura, grabado, dibujo, escultura, arte-objeto e instalación. Salas temporales 1,2 y patio del pozo Permanencia: 31 de julio


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Notas al Margen

Esperando a los progres 6 Por José Agustín

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ito el poema de Kavafis: “¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían/ y todos vuelven a casa compungidos?/ Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron. / Algunos han venido de las fronteras/ y contado que los bárbaros no existen./ ¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros? Esta gente, al fin y al cabo, era una solución”. ¿Se nos acabaron los bárbaros? ¿Quién va a llegar ahora? ¿Quiénes entonces serán la razón de nuestros desvelos? La pregunta fundamental de este poema y también de la novela de Coetzee que lleva el mismo nombre: Esperando a los bárbaros, así como del sensato ensayo de Baricco, Los Bárbaros, es ¿los bárbaros ya están aquí o será que siempre estuvieron? ¿Somos nosotros los bárbaros? ¿Quién o qué es un bárbaro? El bárbaro es el otro, ése al que temes, aquél a quien esperamos con una mezcla de morbo y de terror. El bárbaro es el visitante indeseado que ya es parte de nuestra mesa desde antes de haberlo invitado. Come con nosotros, bebe con nosotros, mastica con nuestros dientes y digiere nuestra comida con nuestro estómago. Es el Gran Desconocido en tanto nos desconocemos a nosotros mismos. Para los romanos el bárbaro era el extranjero, aquél que amenazaba con invadir su espacio geográfico y cultural. Pero también se trataba de un in-culto en el sentido de que desconocía la cultura propia, la autóctona, aquella que él aborigen había construido y en la que se sentía cómodo. Una bestia, un animal de costumbres salvajes, sólo por el hecho de que no eran compartidas. Ahora los bárbaros, esos grandes desconocidos están entre nosotros. La “evolución” cultural no sólo nos ha liberado de aquellos “viejos prejuicios” de la antigüedad clásica. El mundo globalizado no nos da tiempo para temerle al extranjero, el extranjero está aquí, convive con nosotros, es parte de nosotros, construye nuestros teléfonos, enlata nuestra comida, escribe los libros que leemos, es nosotros. El hombre globalizado es una paradoja de individualidad y comunidad. Soy yo, somos muchos, “llámame legión”, pero a la vez no somos nada, pendemos entre el ser y el no ser

/// FREAKS (1932) de Tod Browning. con Wallace Ford y Leila Hyams.

como si existiéramos en un vacío de identidad que buscamos llenar con una cultura ya no propia y mística -como la de los viejos pueblos-, sino multitudinaria y objetiva: la cultura del consumo. El bárbaro actual es bárbaro y romano al mismo tiempo, es italiano y japonés, mexicano con gustos musicales legitimados por los gringos, nacido católico pero amante de los animales (qué contradicción), budista light, feminista de asamblea, reguetonero y poeta, fisicoculturista holgazán, y médico alternativo. Cualquier cosa menos yo mismo. En la búsqueda de identidad el bárbaro se ha rasurado las barbas y se las ha vuelto a dejar si la moda así se lo exige. Ha pasado de ser un respeta-

ble dios nórdico para convertirse en un superhéroe asediado por freaks y jovencitas. Los apocalípticos y los integrados ya no se quedan en estos dos extremos. El bárbaro aprendió a escribir, aprendió a contar, aprendió mecánica, construyó la máquina de vapor, supo de aeronáutica y de astrofísica, pisó la luna, construyó naves para llegar al espacio y estar preparado para cuando lo acechara el otro bárbaro. Eco murió en una sociedad donde el apocalipsis nos ha llegado tarde por enésima vez a la cita, y donde la integración de las masas ha dado lugar a un conglomerado de bárbaros con acceso a Internet y títulos universitarios. Los bárbaros sí existen Kavafis, somos tú, somos yo, somos todos. Los

indecisos e inconformes que salimos a la frontera del yo a otear tras nuestra vida frustrada a esos otros que también somos y que nos asedian pero no llegan. Las plazas se han quedado vacías porque no nos soportamos, evolucionamos hasta volvernos seres solitarios, cada quien su propia Roma amenazada, vacía. La proximidad nos lastima porque no sabemos cuál es el límite que nos separa entre el yo y el otro. Los demás son olas que nos rasguñan pero van y vienen en un baile amenazante sobre nuestras costas. Los bárbaros de hoy son progresistas. Van hacia adelante: construyen el futuro sin atreverse a dar muchos pasos sin estar acompañados. Otra paradoja. Caminamos como un perro atarantado y hecho de millones de pulgas que lastiman al todo. Pero no damos un paso si alguien antes no ha probado que el camino sea transitable. El bárbaro progre no confía en sus semejantes pero confía menos en sí mismo. Si los otros lo hacen debería hacerlo yo. Si la mayoría dice que es bueno es porque debe serlo. No participa por pertenencia a la comunidad sino por necesidad de inclusión, porque necesita estar del lado de los más, por miedo a quedarse solo y ser él el bárbaro. El bárbaro siempre cree estar dentro de la ciudad, ser él el asediado, el amenazado por el extranjero, pero no se da cuenta que la ciudad no existe, que la comunidad es una ilusión creada por él mismo para negar su condición de extranjero. Nada ha cambiado. A pesar de la evolución y el progreso seguimos amenazados tras esas murallas de miedo y morbo. El progre no progresa sin adherirse, y el solitario está siempre acompañado por una milenaria necesidad de pertenencia que lo lleva a comunicar su miseria a través, en el mejor de los casos, del arte. El bárbaro progre crece, se reproduce y sigue muriendo. Es un animal que ha aprendido a ser más animal que humano, un animal que ha cambiado sus instintos por ideales compartidos, un insecto que sacrifica su individualidad por una colectividad que le exige ser único y original. ¿Qué nos queda? Abrir las puertas y esperar la llegada de ellos, de los hombres que también, asustados, preparan la piedra o la bomba nuclear para cuando decidamos dejarlos entrar.

Notas al Margen

Solórzano


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LA GUALDRA NO. 250 /// 13 DE JUNIO DE 2016

6 Por Simitrio Quezada ¡Halla bien el haya!

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a diferencia entre “halla” y “haya” es la existente entre los verbos “hallar” y “haber”. “Hallar” es sinónimo de “encontrar”. En este contexto, “halla” es una de dos: o la tercera

El Picaporte persona del singular del presente de indicativo del verbo “hallar” (“Marcos halla computadoras viejas en el patio”), o la segunda persona del singular del presente

de imperativo (“Halla el dinero, Martín, o no respondo”). “Haya” es, ante todo, un verbo auxiliar: uno que va acompañando a un verbo principal. “Es-

pero que nuestro hijo haya hecho la tarea”. “Ojalá todo haya salido bien”. Espero que esta explicación haya sido provechosa. ¿Halla usted el juego de palabras? *Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

Cables cruzados 6 Por Pilar Alba

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Para Uriel Martínez

levo ya un buen tiempo con los cables cruzados. Me empecé a dar cuenta de ello por pequeñas señales que modificaban mi cotidiano comportamiento: cambiar el orden de las palabras en las oraciones, confusión en los nombres de las personas, en los colores. No era nada grave, porque un ligero choque eléctrico en mi cerebro hacía que los cables se volvieran a conectar y así podía enmendar mis errores de confusión. El problema es ahora, cuando los cables nada más no se conectan y duran así un rato, terminan por cruzarse unos con otros. Me han contado que entonces me desconocen, deliro, digo cosas sin sentido ni razón. Si hablábamos del clima acabo criticando las tendencias de la moda, por el contrario si hablábamos de moda termino disertando sobre literatura. En fin que no doy pie con bola y desconcierto a los que me conocen. Yo pensé que ya se habrían acostumbrado, la situación de este país está igual: siempre jodidos los más jodidos y beneficiados sólo unos cuantos, como siempre… ¿de qué hablo?, pues ¿en qué estábamos? Ah sí, los pájaros quieren apuntar a las escopetas y las escopetas se hicieron para matar a los tiranos. Aquí estoy una vez más, si les digo: se me cruzan a cada momento los cables.


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