El gobierno del estado de oaxaca se une al homenaje que le hace el periódico la jornada al maestro francisco toledo.
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Lotería Canera, Taller de Gráfica Siqueiros, Centro Penitenciario Santa María Ixcotel, Oaxaca Autorretrato soñador, 1996. Foto tomada del libro Francisco Toledo, 2002, editado por Smurfit Cartón y Papel de México, SA de CV
* Las fotos de este suplemento están incluidas en Francisco Toledo. Obra 1957-1970, tomo I; Obra 1970-1990, tomo II; Obra 1990-2017, tomo III, y Obra 1957-2017, tomo IV, iniciativa editorial de largo aliento en la que participó de manera activa el maestro, publicada por Fomento Cultural Banamex AC
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Directora General: C armen L ira S aade
Edición: Fabrizio León Diez n Diseño: Francisco García Noriega / Marga Peña n Versión digital: Multimedia; Tania Molina / José Carlo González n Diseño y Desarrollo Web; Rafa Olivarría. rafaolivarria.com n Videos: Alessandro Molatore / Mario Viveros n Publicidad Institucional: Marco Hinojosa / Rubén Hinojosa / Eva Vargas n Publicidad Comercial: Carlos Méndez n
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Corrección: Ángel Bernal
Conservación de imagen: Alejandro Pavón Hernández, Sabrina Quiroz Bernal y Carlos Augusto Alonso Olivares Procesamiento de imagen: Francisco del Toro, Jorge Báez, Felipe Carrasco, Jesús Díaz y Ricardo Flores
Suplemento especial del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; Av. Cuauht émoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Alcaldia de Benito Juárez, Ciudad de México, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Coordinación de impresión: Silvia Hernández, Av. Cuit láhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Alcaldia de Azcapotzalco, Ciudad de México, Tel. 5355 6702, 5355 7794. CIUDAD DE MÉXICO, NOVIEMBRE DE 2019. Portada: Autorretrato en polaroid. Colección privada
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esde hace casi cinco décadas, acaso desde 1972, cuando abrió sus puertas la Casa de la Cultura de Juchitán, el nombre, las inquietudes y el imaginario del artista plástico Francisco Toledo se fusionaron con todo aquello que Oaxaca representa para el resto de México y el mundo. La creación de Lidxi Guendabiaani, nombre en zapoteco que recibe la primera de las instituciones culturales que el maestro fundó en sus casi 50 años de trabajo filantrópico, marcó el inicio de la labor de compartir cultura y reivindicar la dignidad de los pueblos originarios de Oaxaca, que Toledo desempeñó con tanta pasión como la que imprimía en sus obras artísticas. Toledo asumió el compromiso de retratar lo propio, deber que con firmeza defendió y difundió el maestro Rufino Tamayo y otros artistas de su generación. Pero el juchiteco fue más allá. Hizo de sí, a golpe de creación tras creación, un gran artista que, sin embargo, jamás dejó de ser y vivir como un hombre de su pueblo. Y aquella quizás sea su más grande obra. El árbol Francisco Toledo tuvo, tiene y tendrá sus raíces profundamente sembradas en el hombre oaxaqueño, solidario, nacido en la región del Istmo y avecindado en los Valles Centrales: Francisco Benjamín López Toledo. La sombra refrescante y sabrosamente enigmática que sobre el espíritu de todo el mundo proyectan sus lienzos, sus esculturas, sus papalotes, nunca dejó de ser la sombra de un hombre de pie frente a su pueblo. Que miraba a su pueblo con la frente en alto, pero no por la altivez que a veces causa la fama y el éxito, sino por la intención de hallar, una y otra vez, espíritus creadores necesitados de aliento para ir a dárselo. Toledo convocó cientos de voluntades para llevar a cabo su misión de hacer de Oaxaca el polo cultural más importante de México, una misión que no refiere ninguna soberbia sino un claro entendimiento de las habilidades y los conocimientos tradicionales del pueblo oaxaqueño. Abrió los ojos del gobierno ante las causas más legítimas del arte y la cultura, y de esta sinergia surgieron instituciones convertidas en auténticos ateneos que atraen vocaciones artísticas y humanísticas de todo el mundo, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, el Centro de las Artes de San Agustín Etla y el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo. Por supuesto que Oaxaca no dejará morir el legado del maestro Toledo, porque Toledo y su estado natal son dos ideas indisociables, unidas por el amor y un férreo compromiso con la justicia.
Foto: Jorge A. Pérez Alfonso