La Jornada del Campo

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COEDITORA: Enriqueta Quiroz Muñoz Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora equiroz@institutomora.edu.mx
FIRMA DEL ACUERDO NACIONAL PARA UNA REPÚBLICA RURAL JUSTA Y SOBERANA ADEMÁS

Milaj. Todo cabe en una milpa sabiéndolo acomodar

En el principio fue la calabaza; redondita, chaparra, rastrera la cucurbitácea fue la primera en acompañar a los pueblos mesoamericanos. Más tarde llegó el maíz; alto, talludo, desmelenado el esbelto cereal dominaba el paisaje milpero. Luego se avecindó el encimoso frijol pidiéndole permiso para enredarse en su tallo y así ver el sol. Siguieron el amaranto, los chiles, la chía, el tomatillo… Y de pronto ya estaban ahí las verdolagas y los modestos quelites que llegaron sin hacer ruido. La protección del entorno corría por cuenta de los erizados magueyes y nopales que además aportaban frutos y licores espirituosos. Los nanches, ciruelos, aguacates y otros árboles silvestres o sembrados ponían su sombra, algo que siempre se agradece. Ahí estaba milaj, ahí estaba la milpa Pero mientras que esto ocurría arriba los de abajo se traían otra danza. La danza de los microbios: vidas pequeñas pero enjundiosas cuyos soterrados queveres hacían posible la fiesta de los de arriba. Ahí estaban los rizobíos, bacterias que encuevadas en las raíces de leguminosas como el frijol o el ayocote fijan el nitrógeno que ocupan cereales como el maíz. Solo que para lograrlo los rizobíos necesitan fósforo que les facilitan unos honguitos llamados micorrizas. Allá abajo no todo son microbios, también están las hacendosas lombrices que comen desechos orgánicos, cagan nutrientes y luego abundan porque son hermafroditas y sin necesitar pareja se reproducen cada semana. Y así en silenciosa simbiosis subterránea los hongos, las bacterias, las lombrices y otros anónimos organismos del submundo hacen posible desde las sombras la deslumbrante y aclamada simbiosis de los que por estar arriba son famosos.

Los dones y servicios intercambiados en la comunidad de arriba y el colectivo de abajo son innumerables. La precursora calabaza, por ejemplo, con sus grandes hojas protectoras preserva la humedad del suelo que todos necesitan y, quien lo dijera al verla tan amable, produce un veneno: la cucurbitacina que mata insectos nocivos. Bichos a los que también espantan algunos chiles. El riesgo siempre presente de que se dispare la población de algún organismo y el que era benigno se convierta en plaga se reduce por el valladar que representa la amalgamada diversidad que compone la milpa.

No estamos ante un capricho de la naturaleza. La milpa es un artefacto viviente, un ingenio vegetal, un agro ecosistema. La milpa no resultó de la evolución natural, la milpa la inventaron la milpera y el milpero. Y por eso la milpa tiene una intención, una causa, un motivo: alimentar a quienes la

atienden y la consecuentan.

También a la hora de nutrir la complementariedad de las especies asociadas en el policultivo es portentosa. El maíz se pone con sus carbohidratos, el frijol trae proteína, minerales y vitaminas, la calabaza lleva lípidos. El amaranto es el más generoso de todos: la minúscula semilla contribuye con proteínas, minerales, ácido fólico, calcio, hierro, fósforo y grandes cantidades de lisina, un aminoácido esencial que ayuda a la síntesis de las proteínas a la reparación de los tejidos y a la absorción de nutrientes… no en balde la carne de los dioses de los mexicas era de amaranto. Y por si fuera poco las infinitas combinaciones de todo esto que han ido inventando las cocineras son bien sabrosas.

Pero vista con generosidad la milpa -o la que yo llamo milpa extendida para diferenciarla del simple policultivo- es mucho más que una parcela con maíz, frijol y calabaza entreverados. Milpa en un sentido amplio es el aprovechamiento múltiple del entorno por las familias campesinas. Lo que incluye el policultivo parcelario pero también el traspatio o solar con hortalizas y animales domésticos, el potrero, la huerta, el acahual, el bosque manejado… A lo que se añade la pesca, la caza y la recolección. Además para aprovechar mejor las aguas a veces es necesario acomodar el suelo como en los canales de riego, las terrazas, las prodigiosas chinampas de Xochimilco, los fértiles camellones de Tabasco… Y es que lo que los pueblos agrícolas domestican no son solo unas cuantas plantas y animales, es el entorno, es lo que ahora llaman el paisaje, secularmente modificado por quienes al habitarlo le imprimen señas de identidad y sentido humano, ¿Y eso es todo? Ya tenemos granos, verduras, frutas, hierbas de olor, carne, miel, leña… ¿Qué más quieren?: ahí están los ingredientes solo hace falta prepararlos. Sí: solo hace falta prepararlos; pequeño detalle que en verdad es la otra mitad de la milpa. La mitad que empieza en el hogar y que es tan esforzada y compleja como la que vimos antes pero posiblemente más sutil. Porque en las siembras hay sabiduría pero en la cocina hay magia. Transformar las mazorcas en blancas tortillas, los chiles en salsas, la carne en guisos, la chía en agua de chía, el amaranto en alegría no es enchílame esta… o sí, es precisamente enchílame esta, un arte milenario que practican las mujeres. Y no enumero las vueltas al mercado, la limpieza de la casa, el lavado y remiendo de la ropa, la educación de los niños, el cuidado de los viejos y los enfermos… para no avergonzar a los señores. En el hogar encontramos también otros productos de la domesticación que a veces

olvidamos pero son indispensables pues no nutren el cuerpo pero satisfacen necesidades espirituales: las flores, los pájaros, los perros, gatos y hasta mazacuatas que adornan, huelen bien, cantan bonito, hacen compañía y cazan ratones. La milpa tiene rostro de mujer, no lo olvidemos. La milpa extendida es un milagroso artefacto biocultural, un constructo concebido y hecho a mano por nosotros que no desmerece ante los ecosistemas que se le ocurrieron a mama natura… y ella se tardó más. Y es que la milpa supone una disposición racional, sostenible y eficiente del entorno y sus recursos; un sabio manejo del espacio que es a lo que hasta ahora me he referido. Pero la buena milpa supone también una disposición racional, sostenible y eficiente del tiempo, del tiempo natural y del tiempo social. Y también ahí los milperos hacen filigrana. La milpa es trabajo, la milpa es quehacer. Y tiene un sujeto que es la familia campesina a la que por ratos se suman otros miembros de la comunidad. Sujeto que es también un complejo sistema de capacidades y necesidades. La milpa resulta entonces del entrevero de dos órdenes: el social y el natural, virtuoso ensamble que se despliega en el espacio y transcurre en el tiempo.

La naturaleza tiene ciclos y ritmos como los tienen las familias. Tiempos que hay que combinar armónicamente, como si de bailar se tratara. Y las buenas milpas tienen la virtud de dispersar a lo largo del año sus requerimientos y sus dones de modo tal que ni los trabajos ni los productos se concentren demasiado. Porque lo que la familia busca es que todo el año haya algo que hacer y que entre lo que se conserva y lo que se consume fresco todo el año haya algo rico que comer. No es fácil. Los monocultivos por ejemplo concentran por temporadas las labores y los ingresos de modo cuando el campesino se engancha en esa estrategia enfrenta dos problemas que no tiene el milpero: contratar trabajadores para la cosecha y evitar que el dinero se gaste en cuando llega. Otro desequilibrio, este por el lado de la composición familiar, se presenta cuando los jóvenes se van forzando a que ciertas labores que se hacían con trabajo se hagan con agroquímicos comprados con el

dinero de las remesas. Dólares por brazos ¿un buen negocio?

El arte del milpero está en distribuir los esfuerzos y los ingresos en el espacio y el tiempo mediante estrategias diversificadas. Con la ventaja adicional de que si no pones todos los huevos en la misma canasta es más fácil enfrentar los imprevistos.

Los de antes hacían milpa y sabemos de la gran diversidad de sus cultivos y aprovechamientos. Pero es menos conocida su distribución en el tiempo. Sucesión buscada y procurada por el campesino en que radica la mitad de las virtudes de la milpa.

Los mayas de Chiapas nos dejaron información de lo que cosechaban, recolectaban, cazaban y pescaban, con lo que nos damos idea de su diversidad alimentaria. Pero también sabemos en cuáles de los 18 meses de su calendario realizaban las distintas labores y en cuales disfrutaban de cada uno de sus variados alimentos, lo que nos da idea de su sabia distribución en el tiempo:

Numaha ñumb es el mes en que se siembra el maguey (24 de junio); numaha mundju es cuando se siembra el chile (23 de agosto); numaha catani: es fin del agua, principio del maíz (12 de septiembre); numaha manga: es cuando se cría el pescado (2 de octubre); numaha haome: baja el río y retorna el pescado (22 de octubre); numaha mua: se siembra el camote (21 de diciembre); numaha cupamé: madura el coyol (11 de marzo); numaha puri: madura el jocote (31 de marzo). Y así en un recorrido anual por las labores y los dones que conformaban su milpa… que conformaban su vida.

Todo cabe en una milpa sabiéndolo acomodar y tenemos tantas milpas como milperos. No hay dos milpas iguales, de modo que la milpa no es una fórmula que se pueda aplicar. Hacer milpa no es receta. Hacer milpa es un paradigma, un modo de pensar y de vivir en que los diversos conviven en armonía. Un paradigma que más vale tener presente.

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EDITORIAL
Bendiciones de la milpa. Rocio Albino Garduño

Notas para la historia de un paradigma agrario

Enriqueta Quiroz Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora equiroz@institutomora.edu.mx

Desde los tiempos en que los pueblos mesoamericanos eran cazadores recolectores, desarrollaron una particular inclinación por la domesticación de plantas que iban encontrando a su paso por el territorio. El hecho de no disponer de ganado y saltarse la etapa pastoril de otros pueblos del mundo, tal vez fue decisivo para empujarlos a convertirse en expertos domesticadores de especies vegetales.

Autoras como Emily Mc Clung, entre otros investigadores, han señalado que la domesticación de especies agrícolas en Mesoamérica, inició desde fines del Pleistoceno y durante el Holoceno. Es decir, en edades muy antiguas en que la humanidad luchaba por sobrevivir sobre la faz de la tierra, y en esa misma senda, nuestros pueblos se enfocaron principalmente en la domesticación de plantas y no de animales. Esto es relevante, porque fueron pioneros en desarrollar conocimientos y prácticas agrícolas durante miles de años y, sobre todo, hasta crear un paradigma agrícola, que apenas comienza a ser reconocido por la ciencia agro-botánica.

Por su parte, las grandes civilizaciones que se situaron en nuestro territorio -olmecas, mayas, teotihuacanos, mixtecas, zapotecas, aztecas- practicaron como base de su dominio la tributación de especies principalmente agrícolas sobre los pueblos de sus entornos, con lo cual, todos se veían obligados a cultivar no solo sus propios alimentos, sino también excedentes para pagar el tributo a sus gobernantes, con lo que se reitera la importancia de la agricultura en los pueblos originarios de nuestro país.

De acuerdo a los estudios de Teresa Rojas, entre todos los pueblos que mencionamos -y que reconocemos en su conjunto como mesoamericanos-, sus sistemas productivos fueron aún más ricos y diversos. La autora identifica por lo menos cuatro sistemas que se regían por criterios puntuales, entre ellos la intensidad en el

La biodiversidad de México no solo es consecuencia de la realidad geográfica, sino que también fue un resultado cultural, del que participaron los pueblos nativos al desplegarse por todo el territorio, trasladando y adaptando especies en distintos suelos. Por ejemplo, se ha señalado como sitio originario del teosinte (especie madre del maíz actual), la cuenca del Río Balsas, el Valle de Tehuacán, los estados de Jalisco, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, etc. A la vez, estos suelos son los mismos señalados para la domesticación de la calabaza, los chiles, los agaves, entre otras plantas muy conocidas de la dieta mesoamericana.

HAGAN MILPA, DICE EL CIMMYT

aprovechamiento de los suelos. Bajo ese criterio se implementó el sistema milpa, que Teresa Rojas describe como una práctica a nivel de parcela, que presenta asociación de cultivos anuales (policultivos), en ocasiones con escalonamiento y con rotación de plantas anuales y/o perennes. La intensidad de los cultivos variaba desde aquellos que se realizaban por almácigos o trasplantes hasta las milpas más estables que incluían árboles, magueyes, nopales y otras plantas en su interior o alrededor con funciones específicas. En realidad, las milpas variaban dependiendo de las zonas geográficas donde se localizaban, con diferencias notables de especies, cercados y en convivencia con el bosque nativo. En el siglo XVI cuando llegaron los conquistadores, en Europa apenas innovaban en la alternancia de cultivos anuales, en cambio acá, como ya hemos indicado había varios sistemas agrícolas. Sin embargo, solo desde el reinado de Felipe II, hubo un particular

Una nota firmada por Braulio Peralta y publicada en La Jornada el jueves 11 de abril en la que se recogen propuestas del Centro Internacional de Mejoramiento del Maíz y el Trigo, nos sorprende enormemente porque esta institución ha sido la más enérgica impulsora del modelo de la revolución verde y ahora reivindica el policultivo, es decir la milpa. Dice el Cimmyt:

“Los sistemas agrícolas biológicamente diversificados, es decir aquellos que aumentan intencionalmente el número de cultivos y especies ganaderas agrícolas y no agrícolas (y su diversidad genética) son una solución prometedora para lograr una producción de alimentos más sostenible… debido a que ofrecen un mayor uso de los recursos, eficiencia, menos contaminación, mejora de la soberanía alimentaria y reducción de la vulnerabilidad al cambio climático”. ¿Qué pasó?

bían las Relaciones Geográficas estaba integrado por plantas, hierbas, árboles y animales. Si bien bajo la óptica de los españoles, los granos sobresalían: “los unos y los otros siembran maíz y trigo”. Sin embargo, “el trigo no lo siembran como nosotros”. Se detallaba que lo hacían a mano y en camellones, que asemejaban a las “eras de una huerta”. La comparación nacía a raíz de la combinación de cultivos en espacios delimitados. El sistema generaba un mejor aprovechamiento del suelo y su menor agotamiento. Por esta razón -los testimonios indicaban- “nace todo, sin perderse nada, y multiplica infinito”.

interés por indagar en la variedad de cultivos que se producían en la llamada Nueva España. Desde un espíritu utilitarista, el monarca envió primero a su médico Francisco Hernández a realizar una relación de especies nativas, pero seguramente a raíz de darse cuenta que era una labor titánica, se emprendió por orden real la aplicación de una encuesta pueblo por pueblo, que dio origen a las Relaciones Geográficas publicadas por René Acuña en 1987. En algunas de ellas se aclara que fueron realizadas mediante informantes indios de entre ochenta y noventa años, por ser conocedores del mundo precortesiano. Los escritos fueron hechos por españoles, muchas veces frailes o alcaldes de los pueblos, esto nos conduce a una realidad filtrada y prejuiciosa, sobre la vida de los nativos. Sin embargo, es posible leer entre líneas, cierta admiración por algo que los conquistadores no entendían a cabalidad y que trataban de explicar a partir de la propia experiencia agrícola europea. El sistema agrario que descri-

Los conquistadores poco a poco fueron advirtiendo las ventajas del sistema milpa. Así en el transcurso del periodo colonial surgieron haciendas en Nueva España, que practicaban la alternancia de siembras anuales, no solo de una especie sino de varias, tal como lo hacían los indios. El trigo, la cebada, las habas, los garbanzos, el alverjón se alternaron en un mismo ciclo agrícola y dentro de una misma parcela con maíz y frijol. Es decir, el sistema se transmitió a los españoles que sembraron diversidad de granos, incluyendo en sus terrenos además cierto número de ganado de tiro, porcino y ovino. Con el paso de los siglos el sistema se fue “modernizando”, al crearse en el siglo XX, los monocultivos extensivos bajo el sustento artificial de agroquímicos. En el presente los agrónomos y los científicos, preocupados por el cambio climático y la preservación del medio ambiente, están estudiando como algo “novedoso” la convivencia de especies en un mismo terreno, han comprobado que este sistema agrícola tiene muchas ventajas: aminora la presencia de plagas, mejora la fertilidad y la humedad del suelo y produce mayor cantidad de carbono orgánico. La intervención en el paisaje debe aminorarse a partir del redescubrimiento de las interrelaciones entre las especies naturales, tal como lo sabían nuestros antepasados. •

En el presente los agrónomos y los científicos, preocupados por el cambio climático y la preservación del medio ambiente, están estudiando como algo “novedoso” la convivencia de especies en un mismo terreno, han comprobado que este sistema agrícola tiene muchas ventajas: aminora la presencia de plagas, mejora la fertilidad y la humedad del suelo y produce mayor cantidad de carbono orgánico.

20 DE ABRIL DE 2024 3 De milpas y milperxs
Codice Florentino.

Milpa. Mirada histórico-biológica

Yolanda García González Doctora en Historia, directora de COCINA. Laboratorio culinario cocinalaboratorioculinario@gmail. com Twitter: @comemoshistoria Rafael Rodríguez Martínez Biología, Facultad de Ciencias, UNAM rafrodriguez@ciencias.unam.mx

Quizá la imagen más recurrente al escuchar la palabra milpa sea un sembradío de maíz que se extiende hacia el horizonte, sin embargo, va más allá. Si revisamos su origen es una voz nahua que hace referencia al espacio de policultivo en el que conviven y cooperan varios elementos que, según la zona de siembra, puede incluir maíz, frijol, calabaza o chile, a los que pueden unirse una diversidad de hierbas comestibles que conocemos como quelites, además de algunos insectos. Este ecosistema, históricamente, ha sido parte fundamental para conformar la raíz de la identidad culinaria de los mexicanos.

Así como Mendel cruzó chícharos con fines experimentales, nuestros antepasados cruzaron plantas con potencial comestible para domesticarlas. Tal es el caso del teocintle que se fue modificando y noblemente dio paso al maíz en toda su diversidad y riqueza; el frijol, que aún muestra rebeldía al preservar cierta toxicidad y que algunas personas pueden experimentar en forma de flatulencias; y el chile, al que intencionalmente se le ha conservado e incluso aumentado la capsaicina, sustancia activa que funge como defensa y que al paso del tiempo lo hemos convertido en un atributo que, como dice el refrán: pica, pero enamora.

Estos principios nos pueden explicar algunos de los elementos que histórica y culturalmente han acompañado a los productos de la milpa y con ello comprender por qué el maíz es tan significativo en nuestra identidad, no por nada somos jijos del máis; la cautela y cierta marginación social al consumir frijol; y el uso del chile como un arma de defensa frente al enemigo, al grado de seguir encontrando noticias sobre la quema de chiles fuera de los palacios municipales como una forma de protesta.

Una milpa es un trabajo en equipo, eso lo podríamos comprender en la práctica del tequio que convoca a la comunidad a participar en los diferentes momentos del ciclo de siembra y cosecha. Pero también se puede entender en un trabajo desde adentro, en una asociación colectiva entre los propios productos que crecen en ella; cada uno de los elementos que

se encuentran en la milpa dependen y trabajan con el otro; por ejemplo, las plantas que son las responsables de fijar nitrógeno de la tierra colaboran con bacterias como la Rhizobium etli asociada al frijol y que, por cierto, es el primer organismo cuyo genoma fue secuenciado completamente en México. Otra forma de acercarnos a la milpa es desde su expresión ritual. Si partimos de que un ecosistema está formado por factores bióticos, es decir, los seres vivos, y factores abióticos, lo que entendemos como ambiente, se pueden comprender la serie de ritos que entrelazan lo biológico con lo histórico cultural. Partiendo del ciclo del agua podemos asociar las celebraciones entre las deidades encargadas de la lluvia y el crecimiento de la milpa. Con el paso del tiempo, los bailes, los sacrificios y los festines se

fueron fusionando con el culto a San Isidro, fiestas que siguen vigentes hasta nuestros días, así como la petición al santo patrón: quita el agua y pon el sol, con el fin de proteger los cultivos; por otra parte, el florecimiento de la milpa y los jilotes, o elotitos tiernos, siguen siendo una ofrenda a la Virgen de la Asunción, y podríamos continuar con los referentes que, sin lugar a duda han sido un sincretismo adaptado y reinventado a través del tiempo, incluyendo y excluyendo símbolos o creencias, pero dejando inmerso un sistema de reconocimiento colectivo.

Así, el complejo entendido como milpa ha sido un sistema adaptable y recíproco a lo largo de la historia; dio pie a un proceso de sedentarización mesoamericano; ha permitido la continuidad de prácticas alimentarias, y ha funcionado como medio de contacto entre los grupos, tal sería el ejemplo de las Leyes y ordenanzas reales de las Indias del Mar Océano que en 1530 marcaron que los due -

ños de ganado “no infligieran daños ni agravios a los indios ni a sus milpas” (SHCP, 1984). Estos principios sobrevivieron durante los siglos venideros, dando pie a movimientos revolucionarios en pro de su defensa. En la actualidad, buscamos preservar la continuidad y la protección de la milpa como un sistema de cultivo que nos liga a nuestro pasado ancestral.

Los propios ciclos de los cultivos dentro de una milpa son un documento que muestra los cambios socioculturales a partir del crecimiento de los frutos y que resolverían interrogantes como ¿somos lo que comemos? o ¿comemos lo que somos? A través de la observación y la experiencia sensorial se pueden reconocer los simbolismos, las creencias, los usos y las costumbres, así como los elementos de la vida cotidiana que han forjado gran parte de la cultura e identidad de los mexicanos. Una milpa no es solamente cultivar maíz, es dar vida a un complejo, a una unidad de trabajo biológica cargada de historia. •

Partiendo del ciclo del agua podemos asociar las celebraciones entre las deidades encargadas de la lluvia y el crecimiento de la milpa. Con el paso del tiempo, los bailes, los sacrificios y los festines se fueron fusionando con el culto a San Isidro, fiestas que siguen vigentes hasta nuestros días, así como la petición al santo patrón: quita el agua y pon el sol, con el fin de proteger los cultivos; por otra parte, el florecimiento de la milpa y los jilotes, o elotitos tiernos, siguen siendo una ofrenda a la Virgen de la Asunción.

Suplemento informativo de La Jornada

20 de abril de 2024

Número 199 • Año XVI

COMITÉ EDITORIAL

Armando Bartra Coordinador

Enrique Pérez S.

Sofía Irene Medellín Urquiaga

Milton Gabriel Hernández García Hernán García Crespo

CONSEJO EDITORIAL

Gustavo Ampugnani, Cristina Barros, Armando Bartra, Eckart Boege, Marco Buenrostro, Alejandro Calvillo, Beatriz Cavallotti, Fernando Celis, Susana Cruickshank, Gisela Espinosa Damián, Francisco López Bárcenas, Cati Marielle, Yolanda Massieu Trigo, Julio Moguel, Luisa Paré, Enrique Pérez S., Víctor Quintana S., Héctor Robles, Eduardo Rojo, Lourdes E. Rudiño, Adelita San Vicente Tello, Carlos Toledo, Víctor Manuel Toledo y Antonio Turrent.

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Diseño Hernán García Crespo

La Jornada del Campo , suplemento mensual de La Jornada , editado por Demos, Desarrollo de Medios, SA de CV; avenida Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, alcaldía Benito Juárez, Ciudad de México. Tel: 9183-0300. Impreso en Imprenta de Medios, SA de CV; avenida Cuitláhuac 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, alcaldía Azcapotzalco, Ciudad de México. Tel: 5355-6702.

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20 DE ABRIL DE 2024 4 De milpas y milperxs
Imagen de portada: Cortesía de la Subsecretaría de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural
Ilustración de una milpa. Mariana GG @dimodiflora

La milpa como metáfora.

El testimonio de una campesina masewal

Para los campesinos y las campesinas masewal de la Huasteca Veracruzana la milpa no solo es una forma de producir alimentos, representa más bien un modo de vivir, de pensar, de sentir y de decir; dicho de otra manera, es un “paradigma”. En su sentido más amplio, la milpa es también una imagen, una “metáfora” del modo de vida campesino y de la diversidad. Para comprender esto de mejor manera presento el siguiente testimonio.

Sentada bajo la sombra de un árbol frondoso y teniendo como paisaje sonoro el cantar de las aves, le pregunto a una compañera campesina del colectivo Xochikalli Tepeko Moyolkui (Casa de la Flor que Renace) ¿Qué es la milpa? Sus respuestas son reveladoras. Yo soy de comunidad, recuerdo que cuando era pequeña veía a mis abuelos y a mis padres hacer su milpa. Y entonces de chiquita también iba a la milpa, me gustaba ir porque había muchas cosas, muchos alimentos, lo que quisieras comer: todo había en nuestra milpa. Para mí es muy importante nuestra raíz y nuestro pensamiento propio.

A mí no me gusta estar en la ciudad, pienso que en nuestra comunidad tenemos todo lo necesario para vivir dignamente. Viví una temporada en la ciudad y me di cuenta que si no tienes dinero entonces vas a sufrir mucho. Y entonces decidí buscar mi “pamitl ” (“surco”), mi camino de vida, pero acá en la comunidad. Y cuando llegué aquí (a Xochikalli) encontré lo que estaba buscando, compartir la vida con los abuelos y las abuelas, con ellos fui apren-

diendo y reflexionando sobre muchas cosas, aprendí qué es la milpa y por qué es importante.

Recuerdo que cuando era niña mis padres me decían “tienes que elegir tu surco en la vida”, después fui comprendiendo que para nosotros la milpa está estrechamente vinculada a nuestro modo de vida. Mis abuelos también me decían “tienes que ir por el buen camino, no debes salirte, no debes perderte”; entonces todo eso fui aprendiendo cuando era pequeña. Y una vez estaba aprendiendo a escardar y me corté la uña del pie, porque estaba distraída, porque no había escuchado los consejos de los viejos. En la milpa está la sabiduría que necesitamos para nuestra vida, la milpa es el surco que debemos seguir para vivir bien.

Todos esos conocimientos siguen presentes en mi mente y en mi corazón. Y cuando llegué a Tepeko me di cuenta que ese pensamiento, que esa “epistemología de la milpa” también estaba presente, por eso existían los “surcos de formación”, los “xochipamitl ” (“surcos floridos”). Aquí en Xochikalli tenemos varios surcos, el de los sembradores, el de las mujeres, el de las bordadoras, el de la palabra antigua, el de la música ritual. Pero me he dado cuenta que a pesar de que existen los surcos, nuestro pensamiento no se puede separar, porque todo está relacionado. Por ejemplo, alguien podría pensar que los sembradores conocen solo sobre la milpa o que las mujeres conocen solo sobre el bordado, y que ambos conocimientos no están relacionados, pero no, porque después en el surco de las bordadoras cuando alguna compañera pregunta qué estamos bordando, las abuelas

nos dicen: “estas son flores de calabaza”, “estas son flores de frijol”, “este es el corazón del cerro”. Entonces aquí he aprendido que todo es milpa, que la milpa está en todas partes: si estás bordando, ahí está milpa; si estás aprendiendo la palabra sabia y antigua, ahí también lo está. La milpa es una sola cosa, pero tiene muchas raíces. Los campesinos y las campesinas no solo sembramos sobre Nuestra Madre Tierra y Nuestro Padre Tierra, cultivamos también en nuestros corazones, en nuestra vida cotidiana, cuando trabajamos, en todo momento “hacemos milpa”. Hacemos la milpa cuando nos sentamos a platicar con algún compañero, cuando después del trabajo regresamos a casa y cultivamos el cariño en la familia, cuando hacemos florecer a nuestros hijos al transmitirles los conocimientos de nuestros ancestros. Por eso digo que para nosotros la milpa es muy importante, pero no solo la parcela en donde cultivamos nuestro sustento, me refiero a la milpa como forma de vida. Hacemos milpa cuando reflexionamos, cuando participamos en la asamblea, cuando nos reunimos para planear un trabajo, cuando hacemos un rito. Y esta forma de vida no es solo de nosotros los masewal, algunos pensábamos, por ejemplo, que el modo de vida de los totonacos era muy diferente a la nuestra, pero cuando hemos dialogado con ellos nos hemos dado cuenta que no es así, también ellos hacen milpa y practican el trabajo solidario, y seguramente compartimos estos elementos con otros pueblos hermanos. Dialogar y ser solidarios con los demás, pues, son maneras de hacer milpa. Los masewal somos “hombres y mujeres de la milpa”. La milpa vive dentro de nosotros y la podemos llevar a todas partes. Pienso que en la actualidad, con eso de la modernidad y otras cosas, hemos olvidado cultivarnos a nosotros mismos, cuidar nuestros cuerpos. Sí seguimos sembrando la parcela, pero cada vez cultivamos menos dentro de nosotros, sembramos menos alegría en nuestros corazones. Y yo pienso que debemos cultivar esta forma de pensar en los corazones de nuestros hijos, desde que son pequeñitos, porque después será tarde. Yo le agradezco a mis abuelos y a mis padres que hayan cultivado en mí esta forma de pensar y de vivir, ellos me enseñaron con su ejemplo. Los saberes de la

milpa son importantes porque nos preparan para la vida, nos enseñan a cultivar nuestros alimentos y a vivir en comunidad: la epistemología de la milpa es la herencia de nuestros ancestros. Si cultivamos el amor por la tierra en nuestros hijos desde que son pequeños, cuando crezcan la van a respetar como a una verdadera madre; si les enseñamos a nuestros hijos a trabajar de manera solidaria, cuando sean grandes estarán preparados para vivir en comunidad. Los niños y los jóvenes necesitan de la guía de los abuelos, lo que ha pasado en los últimos años es que el xochikoskatl (collar de flores) se rompió, por eso no hay un relevo generacional. Los jóvenes que hoy desprecian el campo, son los niños en quienes los padres no cultivaron el respeto por la tierra, que no contemplaron el crecimiento de una planta de maíz, que no alimentaron a sus animalitos para verlos crecer, que no han encontrado el surco. Yo por eso le digo a mi hijita que respete al maicito, y por eso cuando ve un grano de maíz tirado en el suelo lo recoge, ya aprendió que el maíz está vivo igual que nosotros. Entonces esa epistemología de la milpa se va quedando en su mente y en su corazón, por eso digo que la labor de los padres es cultivar el interior de nuestros hijos.

Actualmente estamos viviendo tiempos muy difíciles, muchas personas ya dejaron de hacer milpa y se están enfermando, y esto sucede porque ya no cultivamos nuestros propios alimentos, ahora comemos pura comida chatarra. Algunas personas piensan que la comida de los campesinos es alimento para

pobres, que alimentarse bien es comer carne y tomar refresco. Ahora la mayoría de los campesinos ya no quieren trabajar con azadón y machete, utilizan pura medicina y por eso la tierra ya no produce alimentos suficientes. Además veo que todavía están los abuelos y las abuelas, se ven fuertes, no como los jóvenes que cada vez estamos más enfermos; pienso que eso pasa principalmente por la manera en que nos alimentamos y porque nuestros cuerpos ya no trabajan. Si escardamos con el azadón, entonces cuidamos la tierra, y a la vez nos cuidamos a nosotros mismos, porque nuestros cuerpos sudan y así nos mantenemos sanos: si cuidamos a la Madre Tierra, ella también cuidará de nosotros, todo es recíproco.

Actualmente el mundo atraviesa por una profunda crisis que deja al descubierto el colapso de un paradigma dominante, pero la debacle civilizatoria es en el fondo una “crisis de pensamiento”. Vivimos momentos de grave deterioro social, ambiental y simbólico, y también de revoluciones epistemológicas, en los que viejos paradigmas se derrumban y nuevos modelos emergen, en medio de estas coyunturas quizás necesitamos tomar en serio la invitación del pueblo masewal para construir formas alternativas de habitar el planeta. La milpa es un paradigma y una metáfora, un modo de vida campesino que es a la vez ciencia y sabiduría milenaria. Aquí están los saberes campesinos, nos toca decidir a cada uno si escuchamos a no. Los hombres y las mujeres de la tierra en resistencia nos vienen a recordar una vez más que el futuro es ancestral. •

20 DE ABRIL DE 2024 5 De milpas y milperxs
Campesino masewal elabora una cruz de madera durante la siembra. Campesino masewal realiza la selección de semillas. Campesinos masewal trabajan de forma solidaria para reparar una cocina.

Paisajes bioculturales: patrimonio agroalimentario de la meseta p’urhépecha

Cloe Xochitl Pérez Valladares cloe.persephone@gmail.com

Berenice Farfán Heredia berenice.farfan@uiim.edu.mx Universidad Intercultural Indígena de Michoacán

Una pareja de abuelitos abre su puerta y lo primero que salta a la vista son las piñas de mazorcas de maíz blanco y guarote que están colgando de las vigas de la casa. Éstas, son solo dos variedades de maíz que las familias campesinas en San Francisco Pichátaro, comunidad p’urhépecha enclavada en la meseta de esta región, han sembrado, cosechado, seleccionado y mantenido por cientos de años por generaciones de la cultura p´urhépecha.

Si se mira al horizonte, a lo largo de esta región se puede admirar un paisaje compuesto por una alta variedad de sistemas de manejo en interacción estrecha con la cultura: milpas, huertos familiares (ekuaros) y parcelas de avena formando parte de diversos sistemas agroforestales, zonas forestales de resinación, aprovechamiento de madera y de otros productos forestales no maderables; comprendiendo amplias extensiones donde, de manera tradicional, se maneja el bosque y la biodiversidad silvestre con base en las cosmovisiones, sistemas de conocimientos que guían las prácticas de manejo tradicionales. Cada

uno de estos elementos del paisaje funge como una importante fuente de bastimentos que aportan a la diversificada estrategia de subsistencia de las sociedades p’urhépecha.

Lo que no se alcanza a percibir a simple vista es un patrimonio mucho más sutil y profundo, el legado de cientos de años de contacto directo entre cultura y naturaleza; dando lugar a interacciones que han construido a partir de la cotidianeidad, un medio de vida mutuamente interdependiente, diverso y duradero. Lo invisible a muchos ojos, es que, en ciertas regiones del mundo, la humanidad ha establecido una profunda, beneficiosa y significativa relación con la naturaleza que ha derivado en un patrimonio biocultural que no podría existir en ausencia de esta interrelación e interdependencia entre la diversidad biológica, cultural y lingüística.

Ejemplos cabales de lo anterior, no son solo la altísima cantidad de especies animales y vegetales domesticadas en el mundo (alrededor de 1.300 especies), es también, la basta diversidad de variedades de chiles que tenemos en México (hasta ahora identificadas más de 260), la altísima diversidad de pa-

pas en el Perú (más de 6000), y la inmensa cantidad de variedades de arroz, muchas ahora perdidas, de la India (~200,000); así como también las cosmovisiones donde éstas son reproducidas, el sistema de conocimientos estructurados alrededor de ellas y las estrategias de manejo que se practican en los territorios de manera cotidiana y generacional.

Como se mencionó, una parte esencial de este patrimonio biocultural es aquel que se construye a través de años de siembra, cosecha, selección paulatina y cuidadosa de especies y variedades de plantas por miles de familias campesinas en el trajinar de la vida cotidiana en el campo, y que han resultado en la alta variedad de sistemas de manejo de la diversidad biocultural que tienen como fin la subsistencia en los modos de vida campesina. Es de esta interacción que se han generado las variedades de maíz de Pichátaro, dos de las cuales cuelgan ahora de las vigas. De estas variedades de maíz, una se usa para las tortillas y los tamales (maíz blanco), la otra ( guarote) para el pozole; pero también se han nombrado por estos abuelitos, otras más que tienen presentes en la memoria: el maíz negro, único recurrido para la elaboración de atole de zarza-

mora y el azul para hacer tortillas grandotas y bonitas. Del maíz se aprovecha prácticamente todo, no solo los frutos tiernos (elotes) o maduros (mazorcas), se aprovecha también la espiga (flor masculina) como alimento para las personas, como forraje para los animales, las hojas para la elaboración de corundas (masa de maíz nixatamalizado con manteca hervida al vapor y envuelta en forma de triangulo con las hojas), las hojas frescas del elote para hacer uchepos (masa de granos de elote crudos con azúcar y canela hervida al vapor), las hojas secas de la mazorca del maíz para hacer tamales, y el resto de la caña y hoja, como forraje para animales. Junto al maíz, se siembra chilacayote, chayote, frijol o calabaza, y se fomenta el desarrollo de una gran cantidad de plantas arvenses conocidas como quelites que son parte de la dieta local, además, se tolera la presencia de plantas que producen frutos silvestres; esta forma de policultivo se conoce como milpa. Cuando ésta se crece en los ekuaros, puede estar rodeada de árboles frutales cultivados como durazno, nogales, ciruela o guinda y árboles frutales silvestres como capulines y tejocotes, además de nopales y magueyes. Esta diversidad cultivada y silvestre permite a las familias tener un abasto continuo de alimentos a lo largo del año, que se complementa con otros alimentos que son recolectados del bosque. No obstante, este abastecimiento puede ser frágil. Poca cantidad de lluvia, o lluvia en exceso, puede ocasionar que la milpa no dé el rendimiento esperado. Un mal año de aguas, un temblor, una fuerte granizada o el hecho de cosechar hojas de maíz antes de tiempo, puede ocasionar que se “asuste la milpita” y que ya no crezca adecuadamente, o que dé elotes de pequeño tamaño. Es en estas ocasiones cuando se manifiesta tan relevante y pertinente la procuración del policultivo y la diversificación de las actividades de subsistencia. Un bajo

rendimiento de maíz puede ser parcialmente amortiguado con la cosecha de frutales, frijol, calabaza y chilacayote; así como durante la temporada de aguas con la recolección de hongos, zarzamoras y otra biodiversidad silvestre. Estas prácticas de uso y manejo de la diversidad silvestre son de primordial importancia en las economías campesinas diversificadas. El conocimiento desarrollado, acumulado y perfeccionado a través de generaciones sobre los sitios y temporadas de recolección, las prácticas y estrategias de manejo para la procuración de su disponibilidad (protección, fomento, propagación), son parte del patrimonio biocultural intangible. No obstante, existen claras manifestaciones materiales de la puesta en práctica de este conocimiento tradicional, y son las implicaciones ecológicas y espaciales del manejo que se hace del territorio en la procuración de esta biodiversidad. El fomento de ciertas plantas silvestre útiles, la eliminación de especies que compitan por espacio, luz o nutrientes, la protección de parajes o lugares específicos donde se desarrolla cierta planta o animal de relevancia cultural, la regulación social de su uso y cosecha, son acciones que tienen una clara manifestación en el espacio geográfico y que se expresan a través de cambios paulatinos en los territorios. Así, se dice que una manera integral de apreciar los patrimonios bioculturales es a la escala de paisaje. Es desde esta perspectiva que es posible reconocer los múltiples procesos y resultados que sobre el espacio geográfico tiene el desarrollo de la cultura, que se manifiesta por medio de prácticas y formas de manejo que determinan cierto curso en la conformación de los paisajes. Esto se hace visible al contemplar la diversidad de elementos paisajísticos, que bajo estos medios de vida son mantenidos, fomentados y reproducidos de manera continua, y que se heredan a las generaciones subsiguientes en forma de legado ecológico y territorial. •

20 DE ABRIL DE 2024 6 De milpas y milperxs
Piñas de mazorcas de maíz blanco y guarote. Cloe Pérez Ekuaro con policultivo de maíz, frijol, chayote, chilacayote, durazno y nogal. Las cintas con papeles se han puesto para ahuyentar a las aves que pican y sacan los granos de maíz sembrados. Cloe Pérez

Sembrando milpa:

Técnicas, ritos, y significados en una región nahua de Guerrero

La belleza y elegancia del sistema agrícola mesoamericano reside en su capacidad integradora y generadora de vida. Los principios de la milpa nacida de miles de años de observación sistemática de los medios ecológicos locales son fundamentos de la vida en comunidades y se replican en las cocinas, las fiestas y los ritos. Consiste en cultivar múltiples variedades de ciertas plantas básicas: varios colores y tipos de maíz, varios tipos de frijol, varios tipos de calabaza, chiles y flores. Lo que hoy se llama policultivo antes se describía como la siembra intercalada de plantas complementarias en el mismo terreno, que alberga además plantas, insectos, fauna silvestre, útiles para los agricultores. Como estudiante aprendí que los indígenas aplicaron las reglas de diversidad en los sistemas naturales que los rodeaban para crear un ecosistema nuevo: los humanos hicieron milpa, crearon cultura e historia, y ali-

mentaron el mundo.

Este texto describe dos prácticas agrícolas documentadas durante cuarenta años de trabajo de campo en la cuenca alta del Rio Balsas, Guerrero, como ejemplo de los sofisticados conocimientos que hoy conservan las comunidades practicantes de técnicas agrícolas tradicionales, ambas basadas en el llamado policultivo que sostiene la alimentación de los pueblos originarios de México.

La milpa de temporal, regada por la lluvia, es la forma más apreciada histórica y actualmente. El ciclo anual incorpora el trabajo intensivo pero variable de toda la familia, hombres, mujeres, jóvenes, niños y ancianos. En abril y mayo se limpian pequeñas parcelas esparcidas en el campo que recibirá la semilla criolla al inicio de la época de lluvias, o al más tardar en la fiesta de San Juan, el 24 de junio; entran en el mismo predio maíz, frijol, calabaza, chile, melones y cempoaxochitl.

El 13 de septiembre se retiran las lluvias y empiezan los prime-

ros elotes, ejotes, chiles, guías y flores de calabaza. Los elotes se cortan en grandes cantidades para la fiesta de San Miguel el 28 y 29 de septiembre, cuando lleguen las almas de los difuntos a disfrutar los productos agrícolas ofrendados en agradecimiento por su aportación al éxito de la milpa. Después de Todos Santos, en noviembre acarrean la calabaza y el zacate -forraje para los animales-, cortan el frijol y la mazorca, escogen y conservan la semilla. Estos productos sostienen la familia y sus animales domésticos hasta la próxima temporada. El sistema milpa incluye otros recursos que, por estar en el campo haciendo milpa, las familias aprovechan: quelites, tubérculos, semillas, insectos, frutas, tomates silvestres, flores, miel, pequeñas especies de cacería. El conjunto da una alimentación balanceada y nutritiva, y fundó una de las grandes cocinas del mundo.

El segundo sistema agrícola se observa durante el periodo de sequía entre enero y mayo, cuando los nahuas del alto Balsas utilizan técnicas desarrolladas en tiempos prehispánicos y descritas en fuentes del siglo XVI. En las orillas del rio donde fueron depositados sedimentos durante la época de lluvias, construyen terrazas en escalones, desde la orilla del agua hacia arriba, con piedras, troncos, y remanentes de otra vegetación para montar los almácigos que se humedecen por la filtración del agua.

Los recursos críticos son el tiempo y los conocimientos especializados. Hombres, mujeres y niños trabajan juntos, y los ancianos y las mujeres realizan mucho del trabajo cotidiano. Para preparar las terrazas revuelven los sedimentos y la arena con ceniza de leña que ocupan en las cocinas, y con estiércol del ganado bovino. Cuando crecen las plantas traen guano de murciélago de cuevas, y juntan tierra de hormigueros en el campo como fertilizante y para repeler a las hormigas que atacan las plantas tiernas. Estas huertas de humedad nos dan otro ejemplo de la abundancia del policultivo, ya que en ellas se dan un gran número de plantas

intercaladas en la misma terraza. Entre ellas están las hierbas de olor como cilantro, epazote, cebolla y hierba buena; dos tipos de amaranto – cocoquihlli, y el huazontli; quelites, y camotes blancos, amarillos y morados. Incluyen ejotes, y el frijol “chino” o caxtiltzin, diferentes chiles, dos calabazas (ayutli y tamalayutli), tomates o jitomates, melón y sandía, flores como cempoaxochitl, girasoles y flores de terciopelo; a veces plantan unas matas de maíz para obtener elote y hojas verdes para tamales rituales. Todos estos productos son un suplemento importante a la dieta familiar y circulan dentro de las redes de intercambio y de ayuda recíproca, llegando hasta los pueblos vecinos que no tienen acceso al río.

Las familias pasan horas cada día en los jardines, trabajando, observando el crecimiento de las plantas y los detalles estéticos. Los hombres pescan en el rio y secan al sol parte de su producto para consumir a lo largo del año. Igual que durante las labores de la milpa, los

hombres, mujeres y niños recolectan diferentes frutas y semillas de árboles en el campo, especialmente el guaje, el guamúchil, y xocotl o ciruelo agrio: los deshidratan al sol para almacenarlos.

Este sistema agrícola asegura los recursos necesarios para la alimentación familiar durante la temporada seca, y complementan las impredecibles cosechas de las milpas. Frutos de ambos componentes figuran en el intenso ciclo festivo de la cuaresma, en rituales y ofrendas que significan la geografía ritual y propician la lluvia y la fertilidad de la semilla y de la tierra. Los usos religiosos y las preferencias gastronómicas son tan importantes como las motivaciones económicas en mantener estas estrategias nativas. También vemos que la continuidad histórica de estas técnicas de aprovechamiento del medio ambiente, y la lógica del policultivo están inmersas en la organización social, los rituales y la cosmovisión. Son inseparables de los valores sociales y culturales locales. •

20 DE ABRIL DE 2024 7 De milpas y milperxs
Huerta al final de temporada. Catherine Good El ejote en flor. Catherine Good Ofrenda de elotes. Catherine Good

Temporalidad, diversidad y ritualidad en la milpa mazahua del Estado de México

La agricultura es una de las principales actividades de mujeres y hombres jñatjo (mazahuas), quienes a la par del desarrollo de otras ocupaciones económicas mantienen la siembra de sus milpas familiares a fin de obtener sus alimentos. En su lengua materna este sistema agrícola tradicional es nombrado juajma y hace referencia a la tierra cultivada con maíz y otras especies cosechadas -y toleradas- que reciben para su crecimiento únicamente el agua de las lluvias. Por lo tanto, se trata de una siembra de temporal relacionada con las condiciones climatológicas del medio ambiente.

Las comunidades jñatjo que habitan montañas, lomas y valles al noroccidente del Estado de México producen sus milpas anualmente, sembrando en el mes de marzo y cosechando entre agosto y septiembre. Esto es posible al contar con un clima mayormente templado sub-húmedo con lluvias en verano y temperaturas mínimas que oscilan de 2° a 28° grados centígrados. También al conocimiento de mujeres y hombres que a partir de una sensibilidad sensorial particular (resultado de la percepción que se da a través de los sentidos) han logrado enten-

der las variaciones de las lluvias, los cambios de temperatura, los movimientos del viento y cómo estos afectan las condiciones de humedad de la tierra. Además de la selección y resguardo de semillas generación tras generación. Las milpas mazahuas constituyen un policultivo, en otras palabras, en ellas se producen simultáneamente cultivos diferentes. En las parcelas familiares se siembran semillas de maíz criollo de las razas: cónico, chalqueño, cacahuacintle ( pjútjö), palomero toluqueño y arrocillo en distintas variedades: negro (b’otjö), azul (b’otrjöö), rojo, blanco ( kaxtru̷nrechj oo), amarillo (k’axt’u̸ tjo̸o̸ ), rosado (trøxnrechjoo) y pinto. El cultivo de maíz se intercala con otras especies cosechadas, como el frijol amarillo o canario (k’axt’u̸ s’u̸nkju̸ ), calabaza ( jomu), chile chilaca (mba’i), chile verde (k’a̸ngii) y chile negro o pasilla (b’oi’i), habas (mákju̷ ) y en menor grado trigo, cebada y chícharo. En las milpas también crecen y son toleradas plantas que se desarrollan sin ayuda del ser humano como los quelites (ts’ajna), entre los que destacan el nabo (naboxi) y malva (ndakojna) que crecen durante la temporada de lluvias. Usualmente las milpas familiares son demarcadas con no-

ingredientes. De las milpas, pero también de los bosques, lagunas, ríos, manantiales, arroyos, llanos y huertos obtienen diversas variedades de especies vegetales y animales con que las mujeres preparan guisados para consumo cotidiano y en el marco de distintas celebraciones. Esto es posible gracias al desarrollo de actividades como la recolección, pesca, caza y cultivo, siendo la última una de las más relevantes debido a que la principal fuente de comestibles de la cocina mazahua es la producción milpera de temporal.

Es tal la importancia de la agricultura milpera entre los mazahuas, que ellos realizan diversos rituales con la intención de propiciar las lluvias y mantener la fertilidad de la tierra y las semillas. Para muestra, las celebraciones realizadas en el marco de la festividad de San Isidro Labrador (15 de mayo), momento en que los campesinos mazahuas desfilan acompañados de sus yuntas para agradecer las lluvias y propiciar que el maíz crezca; acciones que coinciden con el barbecho (movimiento y descanso de la tierra)

y el inicio de la temporada de lluvias, aspectos de gran importancia para la producción agrícola por temporal. Otro ejemplo se encuentra durante la celebración de la Virgen de la Asunción (15 de agosto), momento en que se realiza la bendición de las semillas de maíz, el sahumado de las milpas y la colocación de ofrendas de flores de pericón en sus esquinas; actividades que se ajustan con el término de la canícula, la temporada más caliente del año, y la cosecha-consumo de los primeros elotes de la milpa.

La milpa dota a los campesinos mazahuas de diversidad de insumos que forman parte de su alimentación. La producción en este cultivo es consecuente al trabajo de mujeres y hombres que han desarrollado conocimientos precisos sobre el entorno y a su vez han generado estrategias de cuidado sobre las semillas y la tierra. La realización de rituales agrícolas son también manifestación de la cosmovisión particular de los mazahuas, es decir, de su manera de entender el mundo en la que se mantiene un equilibrio entre el ser humano y su medio ambiente. •

pales, magueyes y árboles frutales de los que también se obtienen insumos para preparar alimentos: tunas amarillas (k’axt’u̸ kijñi) y rojas (mbakijñi), capulines, flores de maguey, nopales (kijñi) y bebidas como el aguamiel y pulque.

Los productos de origen agrícola constituyen la base de la comida de mujeres y hombres mazahuas y ésta, al igual que la milpa, tiene variaciones de acuerdo al temporal ya que su preparación depende de la disponibilidad de los

Los productos de origen agrícola constituyen la base de la comida de mujeres y hombres mazahuas y ésta, al igual que la milpa, tiene variaciones de acuerdo al temporal ya que su preparación depende de la disponibilidad de los ingredientes. De las milpas, pero también de los bosques, lagunas, ríos, manantiales, arroyos, llanos y huertos obtienen diversas variedades de especies vegetales y animales con que las mujeres preparan guisados para consumo cotidiano.

20 DE ABRIL DE 2024 8 De milpas y milperxs
La milpa creció, ya vienen los elotes. Ejido de Jalpa, julio 2021. Ana Karen Vázquez Hernández Maíz creciendo en la milpa custodiada por árboles frutales. San Jerónimo Boncheté, mayo 2014. Ana Karen Vázquez Hernández

Los policultivos itinerantes en la gran chichimeca

La agricultura en el desierto mexicano es un desafío debido al clima extremo. El agave es una planta valiosa que puede sobrevivir en esas condiciones. Ha sido utilizada por grupos ancestrales como alimento, fibra y en la producción de bebidas alcohólicas. Esto ha ocurrido principalmente en la región de la Gran Chichimeca. La Gran Chichimeca es una región histórica en el norte de México conocida durante la época precolombina y la conquista española, abarcaba partes de varios estados actuales de México. La palabra “Chichimeca” se usaba para describir a los pueblos nómadas de la región.

La mayoría de estos grupos seguían una dieta principalmente vegetariana, compuesta en un 80% por elementos de origen vegetal y un 20% de origen animal. Sin embargo, en ciertas regiones o estaciones del año, estos porcentajes podían variar. Uno de los elementos vegetales más importantes en su dieta era la vaina de mezquite (Prosopis juliflora). Esta

vaina se consumía masticándola y extrayendo su pulpa, pero también se deshidrataba mediante molienda con mortero y cajete de piedra para obtener harina. Para conservarla, se utilizaban pencas de nopal secas durante un año. La harina se hidrataba con aguamiel ( Agave americana) y se utilizaba para hacer una masa que se cocía en el rescoldo de una fogata, resultando en una especie de pan conocido como mezquitamal. Diversos factores motivaron a los grupos de cazadores-recolectores a buscar otras formas de obtener alimentos, los nichos ecológicos paulatinamente fueron reduciéndose a la vez que las poblaciones humanas aumentaban. Por lo que se ha llegado a conocer algunas evidencias arqueológicas como agricutlura primitiva o, mejor explicado, como agricultura itinerante, debido a la modalidad no lineal de un temporal establecido (mayo-septiembre). Sin embargo, se desarrollaron técnicas y prácticas que permitieron la producción de cultivos en este ambiente hostil desde un enfoque agronómico. Una de las prácticas

La Gran Chichimeca es una región histórica en el norte de México conocida durante la época precolombina y la conquista española, abarcaba partes de varios estados actuales de México. La palabra “Chichimeca” se usaba para describir a los pueblos nómadas de la región.

más comunes en la agricultura en el desierto es la utilización de asequias en terrazas donde el agave cumplió un papel fundamental. En cuanto a los cultivos, algunos de los más comunes en la región del desierto mexicano son los cítricos, la vid, el maíz, los frijoles, el chile y las hortalizas como el tomate y la lechuga. Además, algunos productores también han experimentado con la producción de plantas medicinales y aromáticas, como el ajo y la menta, que pueden ser más resistentes a las condiciones del desierto. Sin embargo, desde la cultura de Hohokam, lograron establecer terrazas intercalando cultivos de agave, tabaco, algodón, maíz, calabaza y frijoles, siendo el agave el principal componente en el arreglo topológico ya que servía como soporte de las parades de la terraza y por sus múltiples aprovechamientos. La agricultura de los chichimecas se caracterizaba por ser una actividad complementaria a su estilo de vida nómada y a las condiciones climáticas de las zonas en las que habitaban. Algunas de las principales características de la agricultura chichimeca son: cultivos básicos: los chichimecas cultivaban principalmente maíz, frijoles y calabaza, que se combinaban con agave, tabaco y algodón. Las principales técnicas de cultivo que utilizaban como la milpa y la roza, les permitían aprovechar mejor los recursos del suelo y la vegetación natural (sistemas agroforestales). La milpa consistía en cultivar los tres cultivos básicos en la misma parcela de tierra, mientras que la roza era una técnica de tala y quema de terrenos para prepararlos para la siembra. Estos sistemas agroforestales en algunos casos eran atendidos mediante riego por inundación. Dado que los chichimecas habitaban en zonas desérticas y semiáridas, el riego era una actividad importante para la agricultura. Los chichimecas utilizaban sistemas de riego como la acequia, que consistía en canalizar el agua de los arroyos y ríos hacia las parcelas de cultivo. Los sitios de cultivo eran constantemente localizados en áreas donde la expertis demostrara un

buen temporal y ciclo agrícola constante. Los cultivos básicos, las técnicas de cultivo, el riego y la caza y recolección eran actividades fundamentales para su supervivencia. Por ello hemos demoninado a esta forma de obtener alimentos como agricultura itinerante. Para algunas culturas del desierto chichimeco, el agave fue una deidad por sus bondades alimentarias directas e indirectas como un atrayente para fauna silvestre, como lo fue con la rata de campo. Conocida también como “rata de los matorrales” (Neotoma mexicana). Esta especie es endémica de México y habita en diversas regiones desérticas del país, como el desierto de Chihuahua y el desierto de Sonora hasta los matorrales de Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas. Este animal aprovecha el néctar (agua miel) del agave y es fácil de atrapar justo cuando bebe del cajete o mezontete.

De acuerdo con lo anterior, de gran importancia era el agave para el consumo alimenticio directo, un ejemplo de ello fue el uso del quiote y del corazón del maguey (Agave americana), lechuguilla ( Agave lechuguilla) y sotol (Dasylirios texanum), ya sea cocidos (mezcal) en hornos dentro de la tierra, molidos en harina o almacenados para su consumo. La piña del agave, cocinada en un horno subterráneo llamado en la cultura chichimeca” tlatema”, rica en nutrientes y se puede comer directamente o se puede moler y utilizar para hacer panes, tortillas y otros alimentos. El néctar de la planta también se utiliza como edulcorante natural en alimentos y bebidas. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso del agave como alimento puede ser limitado debido a la cantidad de tiempo y recursos que se requieren para su preparación, así como a la susceptibilidad de la planta a enfermedades y plagas. Por lo tanto, debió ser fundamental desarrollar prácticas ecológicas para regular la producción de agave y proteger el medio ambiente en el proceso. De ahí la evidencia sobre las olas migratorias de grupos humanos del sur de los Estados Unidos de Norteamérica y del Norte mexicano a mesoamérica.

La agricultura itinerante en el desierto mexicano también enfrentó desafíos como la sequía, la erosión del suelo y la falta de acceso a recursos como semillas y fertilizantes naturales. En la agricultura, el agave ha sido valorado por su capacidad para sobrevivir en condiciones de sequía y su capacidad para prosperar en suelos pobres en nutrientes. En algunos casos, el agave ha sido utilizado como cultivo de cobertura para proteger el suelo de la erosión y para ayudar a mejorar la calidad del suelo.

Sin embargo, el uso y aprovechamiento del agave también ha presentado algunos desafíos, en el pasado, el presente y el futuro. En algunos casos, la producción de agave ha llevado a la tala de bosques y ha causado daños ambientales significativos. Además, esta planta puede ser susceptible a enfermedades y plagas considerables, lo que puede afectar la producción y los ingresos de los productores, afectación a poblaciones nativas, contaminación genética y de suelo por el uso de paquetes tecnológicos agresivos al microbioma.

En conclusión, el agave ha desempeñado un papel importante en la agricultura en el desierto mexicano y ha sido valorado por su capacidad para sobrevivir en condiciones de sequía. También ha sido una fuente importante de alimento en el desierto mexicano. En particular, la piña del agave, conocida como “maguey” o “quiote”, ha sido un alimento tradicional para muchas comunidades originarias en la región. La piña del agave es rica en nutrientes y contiene carbohidratos, proteínas y vitaminas.

El agave era sagrado para los chichimecas, ya que se usaba en la producción de pulque y mezcal, así como en la construcción y fabricación de objetos. Aunque no era un alimento esencial, el consumo de estas bebidas era parte de su cultura. Además de la caza y la recolección, cultivaban maíz, frijoles y calabaza, aunque la agricultura no era su principal fuente de alimentación debido a su entorno desértico. La agricultura era una actividad complementaria en su estilo de vida nómada. •

20 DE ABRIL DE 2024 9 De milpas y milperxs
Fragmento del Codice Florentino. Fragmento del Codice Florentino.

Milpa Tseltal: Multifuncionalidad agrícola y soberanía alimentaria

Las dos comunidades, Sibactel y El Pach, pertenecientes al municipio de Tenejapa, en comparación a la comunidad de Chilolja ubicada dentro del municipio de San Juan Cancuc, comparten la misma variante lingüística, semejanzas geográficas, socioeconómicas y culturales, observables en la vestimenta, los patrones de consumo alimentario y la tenencia comunal de la tierra. Parte de la alimentación campesina se obtiene del agroecosistema milpa como el maíz, frijol, calabaza, chile, plátano y verduras, además que se complementa con carne de gallina, huevos, entre otros. Del maíz se derivan una gran cantidad de subproductos como tortillas, tamales, pozol, tostadas y pan.

El origen de las prácticas productivas dentro de la milpa se encuentra en la transmisión oral de los conocimientos, lo que se conocen como “usos y costumbres”, o tradiciones agrícolas. La milpa, que en tseltal es llamada k’altik, es un espacio de relaciones donde se encuentra la herencia de las familias y donde los padres enseñan valores y a trabajar a sus hijos, el nojptesel ta atel (enseñar a trabajar). Es decir, en la parcela los adultos enseñan a sembrar a los niños, les explican los ciclos naturales que se reproducen en cada sitio, les dan a conocer los nombres y usos de las distintas hierbas que encuentran en los caminos, cómo controlar los insectos

para evitar plagas y enfermedades. La producción de maíz es importante, desde la selección de la semilla, curarla con cal, la elección del palo sembrador, la roza y tumba de la montaña para poder sembrar y los rituales para pedir permiso a la tierra antes de sembrar. En estas comunidades la milpa se hace en dos ciclos: primavera-verano (milpa) y otoñoinvierno (tornamilpa). La primera siembra se hace del mes de abril a octubre y la segunda del mes de noviembre al mes de marzo. Ambos ocupan una superficie en promedio de tres cuartos de hectárea. En esta región se producen cuatro tipos de maíz: negro, rojo, amarillo y blanco, siendo el maíz blanco y el amarillo los que más siembran porque son más resistentes a plagas y enfermedades. El maíz negro y rojo son usados para la elaboración de pozol, mientras que el maíz amarillo y blanco para preparación de tortillas. El manejo postcosecha de la milpa consiste en la cosecha, almacenamiento, conservación y transformación en alimentos, por ejemplo, en el manejo del maíz se aplican actividades de secado, clasificación y distribución de alimento para animales, alimento para las familias y conservación de semillas para el siguiente ciclo. De manera particular, los costos de producción de la milpa se hallan en un promedio de $4,000 pesos mexicanos, dinero usado para comprar herramientas e insumos como machetes, azadones,

fertilizantes o herbicidas, así como el pago de jornales y transporte de la cosecha. Los rendimientos de este sistema tienden a ser variables, y dependen del tamaño de la parcela y el tipo manejo. El rendimiento de la milpa oscila entre los 500 y 700 kilos en cada ciclo en un espacio de tres cuartos de hectárea. Además del maíz, de la milpa se obtiene frijol, chile,

camote, calabaza, yuca, chayote y algunos frutales.

La alimentación forma parte de las costumbres y las fiestas tradicionales que las familias acostumbran, por ejemplo: el dos de noviembre, día de la santa cruz, fundación del ejido, fiesta de santo patrón, cumpleaños, bodas, entre otras festividades. En estas festividades se acostumbra a preparar

alimentos tradicionales derivados del maíz y el frijol: tamales y tortillas de elote, tamales de frijol con hierba santa, atole, tortillas rellenas de frijol, calabaza y cocido de carne.

A la mazorca del maíz se le dan muchos usos, se utiliza para alimentarse (tortillas, pozol, tamales, atole), el olote es usado como combustible en lugar de leña para prender el fuego por las mañanas y el doblador (cascara del maíz) es utilizado como abono o para hacer tamales. Por otro lado, los materiales que anteriormente se utilizaban en la cocina tseltal eran hechos de madera obtenida de los agroecosistemas y elaborados por los campesinos. Estos materiales se han dejado de utilizar y se han remplazado por otros materiales que exigen un costo.

En lo que respecta a los hábitos de preparación y consumo del alimento tseltal, reflejan en estas últimas décadas un aumento en el consumo de productos chatarra como los refrescos, sopas instantáneas, productos enlatados, Sabritas, galletas, entre otros. Estos cambios de estrategias alimentarias transforman no solo las partes prácticas, sino también las valoraciones, gustos, preferencias, creencias y conocimientos.

La adopción masiva de productos de empresas multinacionales como Coca Cola y Pepsi contribuyen al desuso de los alimentos y bebidas tradicionales. Lo peor es que la gente, por sus escasos recursos, recurre a los productos más baratos, con poco valor nutricional. Sin duda estos nuevos alimentos están desplazando poco a poco la alimentación tradicional. Otro aspecto muy mencionado por la gente mayor de las comunidades es que sus antepasados comían muy poca azúcar y sal, en cambio tomaban sus alimentos sin alterar su sabor natural. En algunas ocasiones utilizaban la miel o panela para acompañar los mismos. Una limitante para comprar los alimentos procesados era el dinero y el difícil acceso a las comunidades, situación que quedó en el pasado con la apertura de caminos.

Lamentablemente, la transformación de hábitos alimentarios en las localidades es notoria, actualmente hay familias que han dejado de producir maíz y en su lugar compran Maseca para preparar tortillas. Este es un claro ejemplo de que las grandes transnacionales poco a poco están provocando la transformación de la cultura alimentaria.

A pesar de lo expresado en el párrafo anterior, la milpa sigue siendo parte activa de la economía rural, puesto que toma importancia en los elementos ahí presentes como el agua, la tierra y las semillas, además de ser parte del cimiento en la construcción social de las familias campesinas de las comunidades de Tenejapa y San Juan Cancuc.

20 DE ABRIL DE 2024 10 De milpas y milperxs
Milpa Tseltal. Jesús Alcazar Milpa Tseltal. Jesús Alcazar

Autonomía y soberanía alimentaria del huerto tradicional p´urhépecha

Itsi Contreras Barajas Bióloga especialista en soberanía alimentaria y gestión de incidencia local estratégica itsicontrerasbarajas@gmail.com

En la comunidad de Pichátaro, Michoacán, los huertos tradicionales son parte integral del paisaje y del territorio, se ubican entre las calles principales del pueblo, así como en lo que alguna vez fueron los márgenes y en los caminos que llevan hacia las faldas de los cerros. Su diversidad y sus suelos ricos en materia orgánica los caracterizan, son espacios agrícolas que proveen de alimentos diversos todo el año, al mezclar cultivos anuales, perennes y el manejo de arvenses . La composición vegetal del huerto es generalmente dedicado al cultivo de un fruto en particular, en nuestra región sierra tenemos huertos de diversidad de peras, duraznos y manzana, aunado a una variedad de frutales como ciruela, capulín, chabacano, míspero, lima, tejocote, entre otros; hay espacios especiales destinados al cultivo del maíz nativo entre besanas de los frutales. Realizar proyectos comunitarios autogestivos en las huertas tradicionales p´urhépecha es fundamental para generar aumento del abastecimiento de alimentos propios del territorio, actualmente formamos una comunidad de mujeres organizadas para tra -

bajar en una huerta comunitaria nombrada Sesi Irekani, que significa vivir bien, compartiendo la tierra, las semillas y los saberes, un espacio para cultivar alimentos de importancia nutricional y biocultural. A partir de la organización comunitaria, un diálogo horizontal y diferentes conocimientos agrícolas y alimentarios locales, agroecológicos y herbolarios, buscamos producir alimentos vivos de manera sostenible.

Ante la urgencia de proponer alternativas al modelo alimentario industrial, nuestra forma de trabajo está basada en el conocimiento y uso tradicional de la biodiversidad, por lo que el manejo de plantas arvenses comestibles es una práctica prioritaria. Su uso y conocimiento tradicional está vinculado a variables socioeconómicas y culturales ya que estas plantas son importantes por su relación con el maíz. Las plantas arvenses pertenecientes a la clasificación p’urhépecha xakua son plantas comestibles anuales, que emergen durante la temporada de lluvias en distintos espacios agrícolas tradicionales como lo son la milpa, el huerto y el solar. En la población existe conocimiento, uso y manejo de seis especies, incluso un aprovechamiento eco -

Ante la urgencia de proponer alternativas al modelo alimentario industrial, nuestra forma de trabajo está basada en el conocimiento y uso tradicional de la biodiversidad, por lo que el manejo de plantas arvenses comestibles es una práctica prioritaria.

Su uso y conocimiento tradicional está vinculado a variables socioeconómicas y culturales ya que estas plantas son importantes por su relación con el maíz.

nómico, así mismo existen procesos de transculturación y factores socioeconómicos que inciden en la pérdida de su valor real como alimento y su valor económico como producto del campo. Se indagó sobre el conocimiento, uso y manejo de arvenses útiles y mediante el conocimiento de nuestras compañeras se documentó el nombre p’urhépecha de las especies presentes en nuestro huerto, las cuales son: Amaranthus hybridus-xakua tsïsi que se traduce como la planta que se come que da vida y Chenopodium

berlandieri-xakua japu’jukajkura que se traduce como la planta que se come con ceniza en la hoja. De este aprendizaje comprendimos cómo los ancestros nombraban las plantas por su uso, la utilidad dada y por su apariencia, su forma, por lo que es importante resaltar que en los nombres tradicionales se resguarda un conocimiento alimenticio milenario, que nos ofrece el conocimiento del uso de la planta y qué forma taxonómica presenta para reconocerlas. Las formas en que las manejamos son un gradiente de prácticas simples, como tolerarlas en las áreas agrícolas, lo cual depende de que las conozcamos e identifiquemos; promoción mediante la dispersión de sus semillas o eliminación de sus competidores; hasta la protección, e incluso riego, todas las prácticas influyen en su abundancia, uso y conservación. En nuestro huerto las toleramos y las protegemos, es decir, en el mismo lugar donde eligen salir, las cuidamos mediante un cuadrante de malla y un riego constante, de esta forma la xakua se conserva limpia y se presenta con anterioridad a las lluvias y dura dos meses más después de las lluvias. A estos espacios de conservación de arvenses alimenticias las nom-

bramos xakuarhu que significa el lugar de la planta que se come.

Aunado a lo anterior, parte de la propuesta de conservar y promover especies alimenticias nativas, trabajamos la asociación de cultivos de maíz con Chenopodium berlandieri subsps., las cuales son una diversidad de chías blanca y roja de la región, con la finalidad de recuperar el conocimiento sobre el manejo de estos cultivos ancestrales descritos anteriormente en distintas investigaciones en nuestro territorio, dada su importancia alimenticia y ritual para nuestra cultura. Lo anterior, aunado a prácticas agroecológicas como camas de cultivo de hortalizas, cultivo de hongo seta y producción de insumos de lombriz, suman elementos con el propósito de aumentar la productividad alimentaria del huerto comunitario. Las prácticas e información documentadas aportan conocimientos útiles sobre alternativas tradicionales y agroecológicas para aumentar la productividad de una huerta y comprender las formas tradicionales de manejo y la conservación del conocimiento agrícola tradicional, de vital importancia para fortalecer la autonomía y soberanía alimentaría del territorio p’urhépecha. •

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Asociacion de cultivos. Itsi Contreras Nombres arvenses. Itsi Contreras

Los policultivos de Tabasco

Dora Centurión Hidalgo doracenturionhidalgo@gmail.com

Judith Espinosa Moreno juespinosa@hotmail.com

Universidad Juárez Autónoma de Tabasco

En torno a la milpa se ha desarrollado un complejo conocimiento ancestral que incluye la selección de la semilla, la elección y preparación del terreno, la época propicia de siembra, las distintas etapas de cosecha, las condiciones de almacenamiento y conservación de la semilla. Todo este conocimiento lo posee el hacedor de la milpa y su núcleo familiar. Los grupos indígenas de México le han impreso su sello personal en la selección y manejo de las diversas razas de maíz, ya que cada una se cultiva de forma diferente, así como en la organización social en torno a su siembra y manejo. Por ejemplo, en las tierras bajas y húmedas de Tabasco, se pueden hacer dos siembras de maíz debido a que la estación húmeda es prolongada y se caracteriza por una distribución bimodal, con un período máximo de lluvia en junio-julio y el otro en septiembre-octubre (Gliessman, 2002).

El primer cultivo (llamado milpa de año) es la principal cosecha de maíz; se siembra en mayo o junio, al principio de la estación húmeda, se emplea fuego para eliminar la hojarasca y se cosecha en septiembre u octubre. El segundo cultivo (llamado tornamil) se siembra inmediatamente después del segundo período máximo de lluvias, a finales de octubre o noviembre, y se cosecha a principios de la estación seca, a finales de febrero o principios de marzo.

La milpa de tornamil depende en gran medida de que la humedad residual del suelo se extienda hasta la estación seca, y como el cultivo es establecido durante la estación húmeda, cualquier resto vegetal sobre la superficie al momento de la siembra no se quema. En cada sistema de siembra se utilizan diferentes variedades locales de maíz (Cabrera, 1994; Gliessman, 2002). En particular, los chontales de los municipios de Centro, Centla, Nacajuca y Cárdenas realizan además la siembra del ciclo marceño, o siembra de marzo, porque el maíz se siembra en ese mes en las tierras bajas, que se inundan periódicamente de tres a siete meses durante el año, para aprovechar la humedad residual cuando baja el agua. La cosecha se realiza a los dos meses y medio o tres meses (Orozco, 1999).

La Región Sierra del estado, formada por los municipios de Teapa, Tacotalpa y Jalapa, es la zona más montañosa del estado y la más lluviosa; se localiza en el sur del estado, en el límite con el

estado de Chiapas. En esta zona los agricultores pequeños y medianos siembran el maíz en dos ciclos durante el año: el tornamil y la milpa de año. La mayoría de los productores obtiene la semilla de la cosecha anterior a partir de mazorcas seleccionadas de acuerdo con el tamaño del grano, el color blanco y lo delgado del raquis de la mazorca; el resto la obtiene por intercambio con otros productores que pueden ser familiares y/o amigos.

El primer ciclo, la milpa de tornamil, se siembra a finales de noviembre y principios de diciembre en las cañadas o laderas; la labor realizada incluye brozar, es decir, picar con el machete las hierbas y dejar secar. Durante este ciclo, una cuarta parte de los productores siembran, junto con los cinco o seis granos de maíz por hoyo, una semilla de calabaza (Cucurbita moschata Duch ex Poir.), además de frijol carita (Vigna uniculata L.), mostaza (Brassica juncea (L.) Coss) o coliflor (Brassica integrifolia Schulz) que se pueden sembrar días antes o después del maíz. Ellos también toleran los quelites que se presentan durante el desarrollo de la milpa tales como hierbamora (Solanum americanum Mill.), tomatito de milpa (Solanum lycopersicum L.) y chile amashito (Capsicum annuum var. glabriusculum (Dunal) Heiser & Pick), que son plantas para autoconsumo y para comercialización cuando hay excedente. La duración de este ciclo es de aproximadamente 120 días; a ve-

El primer cultivo (llamado milpa de año) es la principal cosecha de maíz; se siembra en mayo o junio, al principio de la estación húmeda, se emplea fuego para eliminar la hojarasca y se cosecha en septiembre u octubre.

ces coincide con la Semana Santa por lo que los productores que profesan la religión católica utilizan los productos alimenticios de maíz para guardar la vigilia.

Para el segundo ciclo, conocido como milpa de año, se practica la roza-tumba-quema. La roza consiste en cortar la vegetación primaria y secundaria de los terrenos dejando los restos esparcidos en el campo; durante la etapa denominada tumba, se espera a que sequen por una semana y finalmente, en la quema, se le prende fuego. Los productores mencionan que es una labor titánica y peligrosa pues tienen que cuidar que el fuego no se extienda a otros terrenos vecinos o se salga de control, pero lo hacen porque se fertiliza y prepara el suelo para el maíz que se siembra en ese terreno. La siembra se realiza al iniciar mayo o junio dependiendo de la llegada de las primeras lluvias. El periodo del cultivo es alrededor de 180 días. Los granos de maíz se siembran junto con la semilla de calabaza y con el frijol de vara o de caña (Phaseolus vulgaris L.). Los frutos inmaduros de calabaza se cosechan para comercializar y se dejan algunos en el campo para que se desarrollen hasta madurar, con ellos se elabora el dulce de calabaza para el Día de Muertos. El frijol nuevo se usa para preparar los tamales que también forman parte de la ofrenda en el altar de muertos en las comunidades estudiadas. Es importante mencionar que cuando cae la espiga de la planta de maíz se utiliza como sustrato para la semilla de perejil criollo (Eryngium foetidum L.) que se siembra por el método del voleo y, después que se dobla la caña de la planta de maíz se siembra el tomatito de milpa, el oreganón (Plectranthus amboinicus (Lour.) Spreng) y el cebollín ( Allium fistulosum L.) que son plantas condimenticias que tienen amplia demanda en los mercados municipales.

En la mayoría de las interacciones multiespecíficas, las plantas remueven y adicionan cosas al ambiente simultáneamente. Es muy difícil mostrar cómo pueden interactuar para determinar cuáles especies y cuántos individuos de cada una son capaces de coexistir en el policultivo en un hábitat específico. La combinación de los tipos de interferencia juega un papel importante en la determinación de la estructura y función del ecosistema.

Por ello, es importante entender los mecanismos de cada interacción, empezando con los impactos de cada especie sobre el ambiente en el cual crecen. La habilidad de los agricultores para manejar exitosamente las complejas asociaciones de cultivos y las rotaciones dependen del desarrollo de este entendimiento. •

AGENDA RURAL

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Productos de la milpa. Judith Espinosa

Hacer milpa: Saberes agrícolas y rituales en el Totonacapan

Erika María Méndez Martínez Especialista en antropología de la alimentación erikazoom@outlook.com

Entre los pueblos contemporáneos de tradición mesoamericana la agricultura sigue siendo una importante actividad económica. Es la milpa, el espacio y la práctica a través de la cual obtienen la mayor par-

te de los alimentos con los que preparan platillos y bebidas cotidianas y rituales. Uno de los grupos que en la actualidad sigue haciendo milpa es el totonaco. El área del Totonacapan se ubica al norte del estado de Puebla y al centro-norte del de Veracruz

y está conformado por la Sierra Norte de Puebla, las tierras bajas del norte de Puebla, la Sierra de Papantla y la Llanura costera veracruzana. En este texto, se hace referencia a los pueblos totonacos de la sierra veracruzana: Coxquihui, Filomeno Mata, Mecatlán, Chumatlán, Zozocolco de Hidalgo, Coyutla y Coahuitlán.

Los pueblos de la sierra están ubicados entre 60-900 metros (promedio) sobre el nivel del mar. Se caracterizan por su clima cálido-húmedo con lluvias todo el año (abundantes durante el verano) y por compartir la actividad del cultivo de la milpa. Aunque en los últimos años se han registrado temporadas prolongadas de sequía (de marzo a mayo), los ciclos agrícolas se han mantenido, pues aún existen dos periodos de cosecha de maíz. El primero va de diciembre a junio, que es cuando se obtienen los mejores elotes y hojas; la segunda temporada abarca de junio a septiembre-octubre.

Las poblaciones totonacas de la sierra obtienen del policultivo milpa: maíz blanco, morado y rojo, diversas variedades de frijol (frijol enredador, frijol de árbol, frijol navajilla, frijol cuerno o frijol de vaina), calabazas (de Castilla y pipiana), chiles (chiltepín, de árbol y cuaresmeño), también chayote, camote (morado y blanco), yuca, ajonjolí, caña, tomate de milpa, cebollina y ajo. Los quelites que crecen en las milpas se recolectan entre marzo y abril y durante la temporada de lluvias, entre julio y septiembre; destacan el malva-

rón, el pápalo, la hierba mora, el quintonil (morado y blanco), flor de calabaza, guías de chayote y de calabaza.

Pero hacer milpa va más allá de sembrar y cosechar los mantenimientos, de recolectar quelites y flores, y de cazar animales como el tejón y el armadillo; los pueblos totonacos también realizan rituales en torno a ella. Puesto que su alimentación está totalmente relacionada al ciclo agrícola, en específico a los productos obtenidos de la milpa, se considera pertinente hacer ofrendas periódicamente. En el Totonacapan, estas ofrendas son, entre otras, la comida ritual y las danzas; y con ello, agradecen las cosechas -principalmente del maíz- y las lluvias, ya que la siembra es de temporal y dependen exclusivamente de ellas para lograrlas.

En los pueblos de Coahuitlán y Mecatlán, para recibir la benevolencia de los dioses, se realiza la danza de los Huehues o Lakgkakolo, la cual refiere el descubrimiento del maíz y el ciclo agrícola mismo. En Coxquihui y Coyutla, también recrean el mito del origen del maíz a través de la danza de los Tejoneros o Lakaxkutinín, durante las fiestas patronales.

Con estas danzas, los abuelitos de la sierra recuerdan que hace muchos años los hombres se quedaron sin maíz y fueron las hormigas quienes lo encontraron y ayudaron a sacarlo. Después llegaron los chéncheres (pájaro carpintero) y con sus picos comenzaron

a picar el cerro, se lastimaron, sangraron, pero siguieron picando hasta que se aflojó la última piedra y se derrumbó, entonces encontraron todas las mazorcas. Fue así que los hombres y los animales volvieron a tener su alimento, su sustento: el maíz.

Los recuerdos de escasez de maíz están presentes en la memoria de los totonacos de la sierra, es por ello que cada determinado tiempo, el maíz y sus compañeros son devueltos en forma de platillos y bebidas, y los ofrendan a quienes dan el agua y el alimento: los difuntos, los santos y el dios del monte. De esta forma milpa, comida y ritualidad van de la mano, aunque en un escenario cada vez más complejo, pues si bien los pueblos totonacos siguen haciendo milpa, en las últimas décadas dicha práctica se ha visto afectada por diversos factores: por no tener un terreno propio para sembrar, porque hay tierras que se han destinado para la cría de ganado vacuno, porque se ha promovido el uso de plaguicidas y porque los hombres han comenzado a migrar a Estados Unidos de América.

Pese a estos escenarios, debe destacarse que los pueblos totonacos tienen en su entorno una gran riqueza cultural y biológica, y han sabido hacer un uso y gestión del ecosistema y de los recursos que en él existen. Todo lo anterior debe ser un motivo de orgullo para los actuales totonacos y también para las nuevas generaciones, porque sus milpas son un patrimonio biocultural que se manifiesta en la diversidad que en ella existe; además, a través de esta práctica han conservado saberes a lo largo de muchas generaciones de agricultores; estos saberes y prácticas les han permitido no solamente obtener sus principales alimentos, sino también continuar con la realización de sus rituales. •

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Productos de la milpa, Coxquihui, Veracruz. Erika María Méndez Martínez Preparando tamales de la milpa, Coxquihui, Veracruz. Erika María Méndez Martínez Danza de los Tejoneros o Lakaxkutinín, Coxquihui, Veracruz. Erika María Méndez Martínez

Aprovechamiento integral del sistema agroforestal en Taretan

Para los habitantes actuales del municipio de Taretan, su vínculo con la caña de azúcar es de suma importancia no solo por ser la principal actividad económica del municipio sino por estar presente a lo largo de varias generaciones. Investigaciones históricas han dado cuenta cómo desde mediados del siglo XVII se instaló uno de los primeros trapiches del territorio michoacano para responder a los múltiples cultivos de caña de azúcar que crecían en la región de tierra caliente. A la par, los mismos motivos que propiciaron el auge de la caña, propiciaron el aprovechamiento de un eficiente sistema agroforestal para la producción de especies frutales de importancia económica y sobre todo de especies no convencionales endémicas de la región.

El territorio de Taretan se encuentra en una interesante zona de transición climática, biocultural y

económica donde convergen los climas templados propios de la Meseta P’urhépecha, la cual forma parte del eje volcánico transmexicano, así como del clima cálido de la Tierra Caliente región perteneciente a la depresión del Balsas - Tepalcatepec. Tal condición geográfica ha contribuido a tener variedad de costumbres y tradiciones, microclimas, agua abundante y suelos fértiles. Los registros históricos dan cuenta del origen prehispánico de la población, sin embargo, aunque los habitantes actuales no se consideran p’urhépechas, existen múltiples expresiones en aspectos como su gastronomía con variedad de nakatamales y atoles, en expresiones y palabras, así como en el manejo y conocimiento de los sistemas agroforestales, un legado de la tradición p’urhépecha. El ekuaro es el sistema tradicional p’urhépecha para la producción y experimentación botánica que ha generado una importante diversidad genética de especies alimen-

El ekuaro es el sistema tradicional p’urhépecha para la producción y experimentación botánica que ha generado una importante diversidad genética de especies alimenticias, medicinales, maderables y ornamentales.

ticias, medicinales, maderables y ornamentales. Se desarrolla a partir de una dinámica familiar donde se produce para la autosuficiencia familiar, pero también facilita el intercambio de productos y la posibilidad de generar ingresos económicos. Sin duda es un sistema que muestra un profundo conocimiento de los requerimientos de cada especie usada y una dinámica especifica de acuerdo a las condiciones climáticas y geográficas.

Para Taretan, el ekuaro se caracteriza por tener una mayor presencia de especies frutales y ornamentales, siendo las más abundantes: mamey, papaya, mangos y plátanos de diferentes variedades, guanábana, changungas (nanche silvestre), zapote negro, zarzamora, café, cacao, chicozapote, huicuno (zapote amarillo), guayaba, ciruela de aguas (ciruela mexicana), timbiriche (cocuixtle), coruchas (palmas de diferentes especies), cinco hojas (rosa morada), entre otras que se han incorporado debido a los gustos y necesidades de los integrantes de cada familia y a la facilidad de incorporar especies propias de climas cálidos con una importante variedad de frutos exóticos.

Hasta principios del siglo XX la producción de frutales bajo sistema agroforestal en Taretan era eficiente y rentable, pues toda la producción de maíz, café, cacao, mango, mamey, zapote negro y changunga provenía de ese sistema, generando importantes recursos económicos que completaban lo generado por venta de azúcar, piloncillo y alcohol que se producía en las numerosas haciendas cañeras que existían en la región previo a la instalación del Ingenio Lázaro Cárdenas. Las condiciones ambientales junto con el conocimiento de los campesinos taretenses generaron características únicas en tamaño, dulzura, acidez y color en los frutos que se producen, de esta forma los

sistemas agroforestales de Taretan destacaron por ser parte de los principales productores de café, cacao y frutos en el estado de Michoacán.

La alimentación entre las familias taretenses está muy vinculada con el consumo de las frutas producidas en el sistema agroforestal. Su consumo puede ser fresco o en una serie de preparaciones que va desde lo más simple como un pico de gallo (vegetales y frutos inmaduros como el mango, mezclados en forma de ensalada) hasta paletas, helados, encurtidos, atoles, nakatamales, licores, conservas y jaleas, siendo especialmente tradicionales las preparaciones con changungas, cacao, zapote negro y zarzamora silvestre. Este vínculo entre los productos del sistema agroforestal y los habitantes es un símbolo de identidad, así como de conexión con un pasado lleno de abundantes frutos tropicales que actualmente se ven amenazados por distintas lógicas de explotación de los recursos naturales, así como el crecimiento demográfico del municipio.

Durante los últimos 50 años, Taretan ha sido escenario de importantes sucesos que han marcado la dinámica y permanencia actual de los ekuaros ; pasaron de proveer lo necesario para el consumo familiar a ser territorios escasos dentro del municipio, derivado del cambio de uso de suelo por la llegada de nuevas actividades económicas, como la producción extensiva de berries. Sin embargo, la adecuada integración de los sistemas agroforestales con otras actividades del campo, como es la siembra de caña de azúcar, es un claro ejemplo que la preservación de los sistemas agroforestales debe ser usada como una alternativa viable para la protección del patrimonio biocultural de la región. •

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MICHOACÁN
Ejemplar de zapote negro. Ernesto Ramírez Briones Ejemplo del sistema agroforestal de Taretan. Ernesto Ramírez Briones

UN PROYECTO DE POLICULTIVOS EN LA HACIENDA SAN ANTONIO EL COCAL

La Triada del Chocolate: cacao, vainilla y achiote

Mario Cantoral Agricultor, cacaotero, chocolatero y promotor cultural mariocantoral@yahoo.com

Son las seis de la mañana y el aroma a café perfuma la cocina de la vieja casona, nos disponemos a salir con la “fresca” de la mañana para llegar a la comunidad de San Isidro de la ranchería de Camoapita del municipio de Pichucalco, Chiapas. Cruzamos el puente colgante con la taza de café en la mano y manejamos 15 minutos a la comunidad donde Sergio ya nos esperaba. Caminamos por media hora en la sierra entre los pastizales, otrora plantaciones de cacao, gloria y orgullo de nuestro municipio. Finalmente subimos una última ladera y al llegar a la cima un aroma dulce y penetrante perfumaba el ambiente, en el borde de un barranco acahualado se extendía un bejuco de vainilla a lo largo de varios árboles. Estábamos en el paraíso, el aroma de por lo me -

nos 30 vainas secas perfumaba el entorno, fue una experiencia sublime y la dulce recompensa por una labor de rescate de una vainilla endémica.

La búsqueda de plantas nativas de Pichucalco parte de mi inquietud de rescatar y preservar variedades de cacao y vainilla nativas de mi municipio y también con la intención por recrear un plantío tradicional en la Antigua Hacienda San Antonio del Cocal, basado e inspirado en las investigaciones realizadas por los doctores Laura Caso Barrera y Mario Aliphat Fernández.

La “Triada del Chocolate”, nombrada así por Caso y Aliphat, se refiere al cultivo ancestral en mesoamérica de cacao, vainilla y achiote, en un policultivo que aún persiste en las selvas de la Alta Verapaz en Guatemala. En la investigación de campo encontraron plantíos de cacao con

tradicionales.

El cultivo de la vainilla desapareció de Pichucalco con los años, pero aún había indicios de su antigua presencia en la zona no solo porque era un cultivo asociado al cacao desde la época prehispánica y el pueblo zoque ha habitado en estas montañas y cultivado el cacao históricamente. Hoy en día hemos encontrado varias plantas de vainilla en distintas rancherías, algunas cerca de las casas y otras dentro de los cacaotales, lo que también nos hace inferir que la vainilla localizada en Camoapita podría ser un ejemplar asilvestrado, plantado antiguamente en un cacaotal.

árboles de achiote a las orillas, por requerir mayor luz solar, mientras que los cacaoteros necesitan del cobijo de otros árboles de mayor talla. En estos plantíos encontraron también vainilla creciendo en los árboles de achiote y de cacao. La “Triada del Chocolate” no solo se refiere a que estas tres especies convivían en una misma milpa, sino que, como su nombre lo indica, los frutos están presentes en el chocolate y en diversas bebidas

Otros indicios del cultivo y uso antiguo de la vainilla en Pichucalco es una receta de la tatarabuela Matilde Cantoral para elaborar la crema de cacao, la cual incluye además de cacao, azúcar de caña, que también se producía en la región, y vainas de vainilla; mientras que doña Antonia, una anciana de la comunidad de Camoapita, recuerda que se acostumbraba beber un atol de “jush” (masa colada de maíz con cacao) al que se le agregaban trocitos de vainilla “pasados” por el comal. Por otra parte, las vainas de vainilla tenían un uso funcional en las casas, ya que era utilizado como aromatizante en los roperos, como platicaba mi abuela Lulú y también doña Antonia. La ubicación y recolección de cacao criollo de almendra blanca fue prolífica debido a que aún existen muchos plantíos de cacao en la región a pesar de la conversión a la ganadería de los terrenos agrícolas desde el último cuarto del siglo XX, la introducción de variedades forasteras de almendra morada a lo largo del siglo pasado por ser más productivas, y finalmente de la proliferación −en los últimos seis años aproximadamente− de plantaciones con variedades de cacao de almendra blanca. La investigación consistió en entrevistas con los agricultores, inspección de los árboles que nos señalaban como variedades criollas o de almendra blanca, inspección de las características morfológicas de las mazorcas y finalmente repetidas visitas para verificar la consistencia de la presencia de semillas blancas en diferentes cosechas, difícil labor debido a que el cacao presenta

una polinización cruzada. Lo que respecta a la recolección de achiote fue una labor muy sencilla debido a que en la región es común su cultivo al continuar el uso en la cocina local, como por ejemplo en tamales, guisos con carnes y para “pintar” los caldos de los estofados. En la medicina tradicional también se utilizaba en el tratamiento del sarampión al prepararse una bebida de achiote con cacao crudo, se molía todo y se colaba, como según cuenta doña Chabela, habitante de la Antigua Hacienda San Antonio el Cocal y quien se ha dedicado toda su vida a la medicina tradicional. La recolección del achiote consistió en ubicar árboles de las diferentes variedades de acuerdo a su fruto: cápsulas amarillas, verdes y rojas que presentaran apéndices (pelos) y también carentes de ellos. Se rescataron dos diferentes árboles de cacao de gran valor porque se observó que no admiten polinización de otros árboles y fueron nombrados “pecarí blanco” y “poasán rojo”, estos ejemplares fueron clonados mediante el injerto de esquejes para preservar el material genético. También se creó un pequeño plantío aislado nombrado “San Lucio” con la colección de los diferentes cacaos que presentaron granos de coloración blanca y violeta dentro de la misma mazorca, que se reprodujeron mediante siembra directa de las semillas.

El plantío principal de cacao en la finca llamado “El Cocal” fue el destinado para recrear la tradición del plantío tradicional mesoamericano, la vainilla nativa se sembró al pie de los árboles que cobijan al cacao, en una sección del plantío, mientras que la colección de achiotes se plantó en una de las orillas.

Es así como mantenemos viva la cultura mesoamericana de la “Triada del Chocolate” en los terrenos de la finca de cacao más antigua de México fundada en 1823, que se mantiene activa, con su casco antiguo aún en pie y que conserva un archivo relevante para la historia local. Esta cultura trasciende los límites de la finca ya que bajo la marca Tierra Mojada comercializamos el chocolate nombrado “Laura”, en honor a la doctora Laura Caso, con una receta propia de cacao criollo, vainilla y achiote. •

La “Triada del Chocolate”, nombrada así por Caso y Aliphat, se refiere al cultivo ancestral en mesoamérica de cacao, vainilla y achiote, en un policultivo que aún persiste en las selvas de la Alta Verapaz en Guatemala. En la investigación de campo encontraron plantíos de cacao con árboles de achiote a las orillas, por requerir mayor luz solar, mientras que los cacaoteros necesitan del cobijo de otros árboles de mayor talla.

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Vainila nativa en la Antigua Hacienda San Antonio el Cocal, 2019. Mario Cantoral

Los fertilizantes naturales en cultivos tradicionales

Hablar de la forma tradicional de producir alimentos nos remonta a los orígenes de la humanidad, cuando el ser humano comienza a asentarse en lugares donde puede domesticar plantas y animales dejando atrás su vida trashumante.

En su aprendizaje como agricultor descubre que en los lugares donde excretan sus animales, los cultivos comienzan a ser mejores que aquellos donde no lo realizan, es así como el excremento pasa a ser un abono utilizado por excelencia, aún en la actualidad muchos pueblos usan el estiércol de animales, ya sea fresco o que ha sido guardado por largos periodos de tiempo, llegando incluso a varios años.

Antes de la llegada de los europeos, en América no había grandes animales, siendo los camélidos del Altiplano boliviano, los más grandes, por lo que la disposición de heces a gran escala sólo era posible tomando las humanas. Hay poca información al respecto, sin embargo, Bernal Díaz del Castillo menciona que en Mesoamérica la usaban para curtir pieles, para lo cual, en el mercado de Tlatelolco se vendía en canoas que estaban llenas de estiércol humano, el que era recolectado en una especie de letrinas que se colocaban en las orillas de los caminos, dado que el uso probablemente para dicho fin no podría ser tan extendido, es muy probable que una parte importante se usara en los campos. Teresa Rojas Rabiela asegura que hasta hace poco el estiércol humano era usado en el sistema de chinampas como fertilizante, al igual que Jacques Chonchol, otro investigador del tema.

Algunos pueblos de los Andes de América han utilizado fermentos de cereales para mejorar los procesos de compostaje y por ende el suelo, lo que se ha dado en llamar biotecnología tradicional andina, allí como en muchos otros lugares, la tierra, pachamama, la madre tierra, no es sólo un elemento de sustento, implica todo un sistema cultural que trasciende lo material y abarca también lo espiritual, es decir, alimentar al suelo conlleva alimentar el cuerpo, pero también el alma. Por esto en aquellos lugares, se habla del “suelo vivo”, un concepto que involucra saberes aprendidos durante muchas generaciones que producen alimentos de mayor calidad, sin los cuales no se podría explicar

el éxito de las sociedades andinas precolombinas. En zonas desérticas cercanas a las costas, los pueblos del actual Perú utilizaban el abono orgánico para producir la fertilidad de los vegetales e incluso para germinar las semillas de maíz, las que colocaban dentro de las cabezas de sardinas, que a su vez eran depositadas en las llamadas “hoyas”, agujeros de diferentes tamaños según el vegetal a cultivar, como lo hace saber el inca Garcilaso de la Vega en sus Comentarios Reales, donde describe el proceso con gran detalle.

Una práctica común, que en muchos lugares aún persiste, era la de voltear el suelo, para que los microorganismos actúen sobre el suelo degradando la materia vegetal y liberando de esta forma los nutrientes que así están disponibles para los vegetales.

El uso de la ceniza en la tierra de cultivo es otra práctica común, la que aporta fósforo, potasio, calcio y magnesio en diferentes proporciones, dependiendo del tipo de madera consumida en los fogones caseros.

La milpa se puede considerar en sí misma un sistema de autofertilización, pues el éxito de este policultivo se debe en gran medida a los aportes que una planta hace a las otras, pues estudios realizados en la década de los años 80 mostraron que la producción creció a una cifra cercana al doble, con respecto a los monocultivos. Ha sido tal la relevancia del abono orgánico todavía hasta fines del siglo XIX que, según los antecedentes históricos, fue el motivo principal por el que se desencadenó la “Guerra del Pacífico”, al intentar

el gobierno boliviano cobrar un impuesto de 10 centavos al quintal de salitre, con lo que dio la excusa a la milicia chilena que invadió Antofagasta, que desató el conflicto. Como se ha mostrado, en muchos lugares el cultivo de nuestros alimentos ha estado acompañado de diferentes formas de fertilizar la tierra de manera natural, devolviendo al suelo los nutrientes tan necesarios para el crecimiento de las plantas sanas y de calidad. Recuperar estas prácticas dado el daño que se ha realizado a los diferentes ecosistemas es hoy en día un tema urgente, y si esto lo conectamos con grandes problemas que genera la sobrepoblación de las ciudades, por las enormes cantidades de desechos vertidos a los drenajes, podemos pensar en soluciones que, si bien requieren esfuerzos, cambios culturales y voluntad política, podemos vislumbrar un futuro promisorio. Es aquí donde podemos presentar un elemento que tiene relativamente poco tiempo de existencia (hablamos de menos de un siglo), el que podría pasar a jugar un rol principal, nos referimos a los sanitarios secos, que además de ahorrar enormes cantidades de agua, pueden permitir la generación de un material, que debidamente tratado, con lombriz roja californiana, permitiría producir grandes cantidades de abono de alta calidad. Aunque para las ciudades son más adecuadas las plantas de tratamiento, cuyos desechos sólidos, también pueden ser convertidos en fertilizantes, es en zonas rurales donde tendría mayor aplicación el uso de sanitarios secos. Es preciso hacer notar que esta tecnología debe ser aplicada no sólo con apoyos gubernamentales para su construcción, sino que

Algunos pueblos de los Andes de América han utilizado fermentos de cereales para mejorar los procesos de compostaje y por ende el suelo, lo que se ha dado en llamar biotecnología tradicional andina, allí como en muchos otros lugares, la tierra, pachamama, la madre tierra, no es sólo un elemento de sustento, implica todo un sistema cultural que trasciende lo material y abarca también lo espiritual, es decir, alimentar al suelo conlleva alimentar el cuerpo, pero también el alma.

además deben existir programas rigurosos de capacitación, tanto a quienes construyen los mencionados espacios como principalmente a quienes los usan.

La idea errónea montada en la mente de las personas por la cultura europea, de que nuestros

desechos son algo sucio, nuevamente el Inca Garcilaso la confronta “Estercolaban las tierras para fertilizarlas y es de notar que en todo el valle del Cuzco y casi en toda la serranía, echaban al maíz estiércol de gente, porque dicen que es el mejor”. •

PRONUNCIAMIENTO

En defensa del derecho al asilo y a la inviolabilidad de las sedes diplomáticas

La Red de Carreras de Sociología y Ciencias Políticas del Ecuador, conformada en 2015, por ocho instituciones de educación superior de grado y posgrado, rechaza la irrupción policial y militar a la Embajada de México en Ecuador ordenada por el actual Gobierno ecuatoriano.

La incursión a la Embajada vulnera el derecho internacional, sobre la inviolabilidad de las sedes diplomáticas, contemplado en la Convención de Viena de 1961, que prohíbe la irrupción de agentes del Estado, a las sedes diplomáticas. También viola el derecho al asilo, establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Convención Panamericana sobre Asilo Político de 1933.

En la historia democrática de Ecuador y Latinoamérica, la defensa y el respeto a la inviolabilidad de las sedes diplomáticas y el derecho al asilo, han sido fundamentales para hacer frente a las dictaduras militares y regímenes autoritarios.

Y expresamos nuestra solidaridad con la destacada intelectual Raquel Serur, Exembajadora de México en Ecuador, docente de la Universidad Nacional Autónoma de México, y viuda del filósofo ecuatoriano Bolívar Echeverría, cuyas obras son un referente en las universidades de Ecuador y de Latinoamérica.

Quito, 8 de abril de 2024

Secretaria Ejecutiva

Red de Carreras de Sociología y Ciencias Políticas del Ecuador

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Suelo vivo. Henry Cabrolier

Ancestrales, diversos, nutritivos y versátiles, así son los insectos comestibles de la milpa

Baciliza Quintero-Salazar bquinteros@uaemex.mx Felipe Carlos Viesca González fviescag798@profesor.uaemex.mx

Profesores de Tiempo Completo, Centro de Investigación y Estudios Turísticos (CIETUR),Facultad de Turismo y Gastronomía, Universidad Autónoma del Estado de México

La milpa tradicional se caracteriza por su abundante biodiversidad no sólo vegetal sino también animal. Dependiendo de la región, la milpa puede albergar varias docenas de diferentes especies de plantas (destacadamente magueyes, nopales y quelites), las cuales forman parte del hábitat de diversos insectos comestibles. Algunos ejemplos de estos insectos asociados a cultivos de la milpa y sus espacios son los chapulines, gusanos rojos de maguey, gusanos blancos de maguey y gusanos eloteros, entre otros (ver la Tabla 1); incluso se pueden encontrar algunos moluscos, como los caracoles.

Desde el punto de vista biológico, los insectos comestibles son artrópodos que se caracterizan por presentar, en la mayoría de los casos, un par de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas. Se encuentran ampliamente distribuídos en el planeta y han sido utilizados por distintas sociedades en el mundo para varios fines, incluyendo el alimenticio.

El consumo de insectos, conocido como entomofagia, es una práctica ancestral en México. Lo anterior quedó plasmado por Fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia general de las cosas de Nueva España, en la cual reportó 96 especies de insectos comestibles, incluyendo chapulines, gusanos de maíz, gusanos blancos y rojos de maguey, entre otros, que se han encontrado en el agroecosistema milpa; las hormigas, chapulines, “gusano de maguey” y “camarón” (que realmente no es un insecto) fueron alimentos del tlatoani

La práctica entomofágica en México persiste hasta nuestros días y actualmente se consumen 549 especies de deliciosos y nutritivos insectos. Un dato muy interesante es que dichos ingredientes culinarios, en general, son ricos en proteínas de alta calidad biológica, en minerales como hierro y zinc, así como en algunas vitaminas.

Dada su calidad nutricional y que se consideran ingredientes sustentables, en épocas recientes organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) han recomendado el consumo de insectos, no solo por sus propiedades nutricionales, sino porque también ayudan a lograr la seguridad y soberanía alimentaria de las sociedades que los aprovechan. Cabe señalar que la prepara -

ción de los insectos comestibles provenientes de la milpa, para su consumo, tradicionalmente se realiza utilizando técnicas culinarias sencillas como el asado, cocido, la fritura, tostado, capeado, inclusive algunos se pueden comer crudos. Sin embargo, en épocas recientes, algunos de estos insectos se han empleado de forma innovadora para enriquecer platos fuertes, ensaladas, bebidas, postres, particularmente salsas, panes, pastas, jamones, salchichas, galletas, botanas, totopos, pizzas, entre otros. A continuación, se describen las características de algunos insectos que se pueden encontrar en la milpa. Los chapulines son los insectos comestibles más popula-

Desde el punto de vista biológico, los insectos comestibles son artrópodos que se caracterizan por presentar, en la mayoría de los casos, un par de antenas, tres pares de patas y dos pares de alas. Se encuentran ampliamente distribuídos en el planeta y han sido utilizados por distintas sociedades en el mundo para varios fines, incluyendo el alimenticio.

res en México y son una plaga de muchos cultivos. Su consumo se conoce con el nombre de acridofagia y son un ingrediente típico de la gastronomía tradicional de Oaxaca. Además, son muy populares y valorados en entidades como Veracruz, Morelos, Guerrero y la Ciudad de México, entre otras. Son ingredientes muy nutritivos ya que contienen proteínas de alta calidad biológica, hierro, calcio, niacina, riboflavina y fósforo. Estos insectos se comercializan en restaurantes, ferias, tianguis, mercados; se venden envasados dentro y fuera de México, ya sea deshidratados con chile y limón, enchilados o adicionados a la salsa macha, sal, etcétera. También es posible adquirirlos en algunos supermercados, centros turísticos y aeropuertos como souvenirs alimentarios; incluso ya es posible comprarlos en línea, ya sea deshidratados, en forma de “harina” o como componentes de productos procesados como botanas. Por otra parte, el gusano rojo de maguey o chinicuil es muy utilizado en la industria mezca-

INSECTOS COMESTIBLES PRESENTES EN EL AGROECOSISTEMA MILPA

Nombre común

Nombre científico Hábitat específico (Cultivo/espacio)

Chapulines Sphenarium sp Maíz

Chicuil Scyphophorus acupunctatus Agave

Gusano blanco de maguey Comadia redtembacheri H. Agave

Gusano rojo de maguey Aegiale hesperiaris Agave

Gusano de mariposa Eucheira socialis Madroño

Gusano de elote Helicoverpa zea (Boddie, 1850) Maíz

Gusano de tepozán Phassus triangularis Tepozán

Gusano de tierra Agriotes lineatus Suelo

Gusano blanco del nopal Laniifera Cyclades, Nopal Sacamiche Hylesia nigricans Maíz

Fuente: Adaptada de Victoria Morales, J. D., White-Olascoaga, L., Chávez Mejía, C., y Moctezuma Pérez, S. (2023). Antropoentomofagia en la comunidad otomí San Pedro Arriba, Temoaya, Estado de México. Agricultura, Sociedad Y Desarrollo, 19(4), 436–447. https://doi.org/10.22231/asyd.v19i4.1411.

lera para aromatizar el mezcal. El gusano blanco de maguey o gusano de mantequilla, es una larva que anida en las pencas de los agaves pulqueros. Tanto el gusano rojo como el gusano blanco de maguey son ricos proteínas, calcio, magnesio, potasio, zinc y manganeso. Asimismo, son ricos en vitamina C, tiamina y ribofavina; y se pueden consumir asados, fritos o tostados; en salsas, mixiotes, tamales, tortitas, quesadillas, sopes, etcétera.

Otro insecto comestible que también se puede encontrar en la milpa es el gusano elotero, el cual tiene sabor a elote cocido y se consume tostado en el comal o frito. Asimismo, el gusano blanco del nopal, también llamado citlalocuili o picudo del nopal, es una larva que se consume en el Valle del Mezquital, Hidalgo y en el Estado de México; se condimenta con cebolla, chiles picados, sal y orégano, se envuelve en hojas de maíz y se cocina en horno de tierra. También se utiliza para preparar salsas.

Finalmente, se puede decir que la milpa es un agroecosistema de valor incalculable debido a la diversidad vegetal y los insectos comestibles que alberga. Hoy más que nunca es crucial revalorizarla, preservarla y promoverla, ya que no solo es reservorio de biodiversidad, sino que también contribuye a lograr la seguridad y soberanía alimentarias, y a promover el cuidado del medio ambiente. Lo anterior cobra vital importancia en el contexto socioeconómico y ambiental actual, en el cual se está dando mayor relevancia a la producción, comercialización y consumo de fuentes alternativas de proteína animal a menores costos económicos y ambientales, con menor impacto en los ecosistemas; escenario ante el cual se presentan los insectos de la milpa como una excelente opción a nivel mundial. •

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Meocuili (gusano blanco de maguey) y chichilocuili (gusano colorado de maguey). Códice Florentino. Libro XI, foja 104

SAN ISIDRO TAPANALA, YAUTEPEC, OAXACA

Paisajes fermentativos: policultivos ancestrales relacionados a la producción de mezcal

César Iván Ojeda Linares Jardín Botánico, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México cojeda@cieco.unam.mx

Verónica Barriga Altamirano Instituto Tecnológico de Oaxaca

López Sánchez, Instituto Tecnológico de Oaxaca

Históricamente el cultivo de agave se ha ido transformando en distintas regiones del país. En sus inicios, el aprovechamiento de esta planta era con fines alimenticios y se realizaba mediante la recolección de agaves silvestres distribuidos a través del paisaje, evidencias arqueobotánicas encontradas en la cueva de Guila Naquiz, en el valle de Tlacolula, Oaxaca, pueden apoyar esta idea. Sin embargo, a la fecha, estos paisajes se han ido transformado hasta encontrar amplias extensiones de tierra sembradas con monocultivos de agave, ya sea espadín o tequilero que, sin duda, son el resultado de la creciente demanda de mezcal y tequila en el mercado. De esta manera la industria de las bebidas espirituosas del agave ha provocado grandes transformaciones ambientales y culturales por el cambio de uso de suelo en bosques y sistemas agroforestales que en algún momento eran conservados, es decir, los paisajes fermentativos han desplazado a los otros ecosistemas.

San Isidro Tapanala, localidad del municipio de San Carlos Yautepec en la región de la Sierra Sur del estado de Oaxaca, debido a su relieve, cuenta con distintos pisos ecológicos que albergan una amplia diversidad de flora y fauna. En esta comunidad el mezcal es una fuente de identidad, no obstante, la producción de mezcal no es la principal actividad económica en la localidad, en realidad es la compleja matriz que involucra la agricultura-ganadería, recolección y el sistema de producción del mezcal lo que a la fecha permite resistir la embestida de las fluctuaciones en el mercado.

Previo a la conquista española, esta región estaba ocupada por grupos culturales de zapotecos, los cuales empleaban la agricultura de temporal, así como la recolección y la caza de animales silvestres. Posteriormente, durante el virreinato, en la localidad se empleó un modelo de ganadería extensiva de vacas, caballos y chivos. Estas dos

formas campesinas aún se mantienen a pesar de las adversidades culturales, económicas y ambientales, pero, la elaboración del mezcal y la siembra del agave son actividades actualmente primordiales que dan identidad a la comunidad. En esta región se encuentran distintas especies de agaves silvestres como el tepeztate (A. marmorata), tobalá (A. potatorum), jabalí (A. convallis), el cuishe (A.karwinskii), y también agaves cultivos como el espadín (A. angustifolia), este último se encuentra entremezclado con la milpa.

Durante los primeros tres o cuatro años de vida del maguey espadín, los campesinos siembran maíz, frijol, calabaza y chile de forma intercalada con los magueyes, por ello la densidad de siembra es de 1000 magueyes por hectárea aproximadamente. A este tipo de siembra se denomina asociación de cultivos y se produce una dinámica que beneficia a todas las plantas: el frijol tiende a absorber más nitrógeno, el maíz o la milpa brinda soporte al frijol y la calabaza guarda la humedad necesaria para el frijol, el maíz y el maguey. Mientras, el resto de los agaves silvestres se conservan en parches junto con la diversidad vegetal nativa, árboles, arbustos y herbáceas, las cuales son útiles para diversas actividades, como la cocción del agave con diversos tipos de leña que también proveen cualidades al mezcal. Así mismo, estos parches permiten que se mantengan diversos grupos de animales silvestres como son los venados cola blanca, conejos, iguanas, incluso insectos como los chapulines y las chicatanas que también son empleados en distintos platillos locales en la comunidad. Cabe señalar que en los últimos años la recolección de chapulines había decaído, posiblemente por el uso de herbicidas empleados para mantener los cultivos de maíz, frijol y agave, pero desde el 2021 y 2022 su presencia empezó a ser notoria nuevamente, porque la cantidad de herbicidas disminuyó considerablemente.

La cosecha de agaves para la producción de mezcal juega un papel central en la comunidad, antes

de llegar al momento de cosecha o corte, “capan” el maguey, es decir le cortan el quiote (escapo floral) y lo dejan un par de meses más en el lugar de crecimiento. Para el capado o eliminación de quiote se seleccionan plantas maduras, dejando florecer distintos ejemplares para garantizar su reproducción por polinización, manteniendo la diversidad genética y procurando mantener óptimas las áreas de crecimiento de las diversas especies. Es decir, en esta localidad, ir a buscar maguey al monte no es solo tradición, es responsabilidad ambiental y una identidad local en donde, además, se promueve conservar distintos polinizadores como los murciélagos, colibríes, abejas polillas, avispas y hormigas que son vitales para la conservación del agave.

El mezcal producido es artesanal, a pequeña escala y de gran calidad, respetando los ciclos sociales y religiosos. La propiedad de la tierra comunal determina que solamente dispongan de determinadas hectáreas para la agricultura, por lo que deben ser eficientes en su uso. Por ello, se emplean enfoques agroforestales, combinando maíz y otros granos básicos con maguey y otras especies forestales que aprovechan, y, por tanto, conservan y diversifican en un contexto de comunalidad, siendo el sostén de su economía campesina que además promueven la seguridad alimentaria local. Además, es importante señalar que los mezcales producidos en esta localidad son el resultado de conocimientos tradicionales y habilidades que han sido transmitidos de generación en generación, desde cómo plantar, cuándo plantar, cuándo cosechar y cómo fermentarlos. De hecho, durante la fermentación del tepache del agave, la diversidad de las milpas y los sistemas agroforestales, proveen un mayor número de polinizadores que pasan a visitar el palenque, llevando así una mayor diversidad de bacterias y levaduras que proveen atributos sensoriales complejos y únicos que puede ser disfrutados en un pequeño sorbo de esta bebida, contrario a aquellos productos que provienen de monocultivos.

La heterogeneidad de los pisos ecológicos y los sistemas agroforestales previamente referidos son una forma de mantener la calidad

y la resiliencia de los ambientes por parte de la localidad. No obstante, la expansión de los paisajes reduccionistas como es la intensificación de la siembra de monocultivos de agave puede poner en riesgo dichos sistemas agroforestales y reconfigurar las interacciones ambientales y culturales que ocurren en la comunidad.

La reconfiguración de los paisajes a partir de distintas bebidas fermentadas es algo que se puede ver en distintas regiones del mundo y México no es la excepción. Por ejemplo, la diversidad microbiana en la elaboración del tequila es tan baja que difícilmente pueden desarrollar la complejidad de sabores de los mezcales elaborados por pequeños productores. La amenaza de la homogenización del paisaje a partir de monocultivos para la elaboración de bebidas fermentadas está presente en distintas localidades del país y es claro que éstos también impactan en la disponibilidad de agua para las comunidades más vulnerables.

Sin duda, los paisajes fermentativos son complejos, involucran diversidad biológica y cultural, conocimientos tradicionales, identidad y una compleja matriz de interacciones dignas de cualquier sistema complejo, no obstante, la reducción de esta complejidad se puede traducir en productos homogéneos que rompen con la historia evolutiva de las plantas que se fermentan, separa la importancia de los sistemas de cultivo de estas especies y aísla la subyacente humanidad de estos productos. Por esta razón, es crucial que el consumidor de mezcal no solo considere si es artesanal o ancestral, quizá valga la pena replantear la importancia de hacer mezcales campesinos, es decir, un mezcal que promueve la diversidad de plantas, animales y microorganismos; pero también, un mezcal que promueva el buen vivir de las comunidades productoras que aún mantienen la diversidad de paisajes, la historia y la tradición mezcalera. •

El mezcal producido es artesanal, a pequeña escala y de gran calidad, respetando los ciclos sociales y religiosos. La propiedad de la tierra comunal determina que solamente dispongan de determinadas hectáreas para la agricultura, por lo que deben ser eficientes en su uso.

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Claudia Siembra de la milpa intercalada con agave espadín cercano al palenque de destilación. Verónica Barriga Selección de agaves karwinskii en los distintos parches que se mantienen conservados. Se puede observar cómo se deja un agave con el quiote que da paso a la formación de semillas. Verónica Barriga

PIPIÁN CALDOSO DE QUELITES

Arodi Orea Velázquez

Chef-Investigador, director de XOCO Divulgación gastronómica arodiorea.mx@gmail.com

Instagram @arodiorea.mx

Facebook @chefarodiorea

Los primeros grupos primigenios totonacas en el centro de Veracruz tienen su aparición en el Clásico Tardío (siglos VI-IX) asentándose en una basta extensión sobre la Sierra Madre Oriental y sus inmediaciones en las llanuras costeras y las faldas del Cofre de Perote, sierra norte de Puebla, pero es hasta el Postclásico (siglos X-XV) que estos asentamientos tuvieron su mayor florecimiento y dominio sobre la región, de la costa a las montañas centrales, dejando un legado en la gastronomía regional a partir de ingredientes y técnicas de cocina de origen prehispánico. Los totonacos se caracterizaron por el amplio conocimiento de la vegetación nativa, así como el desarrollo de técnicas de cultivos y de la culinaria de su época para obtener su alimentación, manifestaciones que aún se pueden observar en la cocina indígena pues posee características puntuales en el uso de productos alrededor de la milpa como el maíz, frijoles, quelites, calabaza, chiles, así como plantas comestibles, árboles frutales, hojas de plantas para envolver tamales, flores, hongos silvestres, etc. pero principalmente de la técnica de ahumado del chile criollo o jalapeño, conocido coloquialmente en el centro de Veracruz como “chile seco”, o “stakgná pin”, en totonaco. Esta técnica de conservación, permite el almacenamiento del “chile seco” durante todo el año y su uso para la elaboración de una gran cantidad de alimentos, por lo que puede ser considerado como la base de la gastronomía regional presente en diferentes guisos que son parte de la identidad gastronómica del centro de Veracruz.

En las llanuras costeras, zona baja de la Sierra Madre Oriental, se encuentran las localidades de

2 litros de agua.

Sal

Opcional: flores de izote, quelites, chayotes, chilacayotes, frijoles, hongos, pollo o cerdo, previamente cocidos.

Procedimiento.

Tostar la pepita de calabaza y el “chile seco”.

Moler por separado la pepita y el chile.

En una cazuela o cacerola a fuego medio, verter 250 ml. de agua e incorporar la molienda de pepita hasta que se integre bien y comience a hervir.

Agregar poco a poco el agua restante, sin dejar de mover, así como el “chile seco” molido al gusto.

Misantla, Yecuatla, Colipa y Juchique de Ferrer, poblaciones de origen totonaco que por tradición han preservado el legado del cultivo del chile criollo jalapeño y del ahumado del mismo, para transformarlo en “chile seco” a partir del proceso de deshidratación y ahumado profundo por más de 24 horas continuas en un horno de hoyo, lo que le da una intensidad en color y sabor diferente a otros chiles secos del país.

Uno de los guisos que reúne características puntuales sobre el uso de ingredientes, técnicas totonacas y del “chile seco” se encuentra en Pueblo Viejo, ubicado en el municipio de Misantla, donde se siguen elaborando guisos con la técnica del tostado y molido de la pepita de calabaza y del “chile seco” para obtener pipianes, los cuales varían de acuerdo a la localidad, temporada de flores, quelites o vegetales, incluso de las festividades. El pipián caldoso, es una variante de los otros pipianes rojos de la región de Xalapa, que además se puede comer acompañado de tamales “xocos” o “xoquitos”, como cariñosamente les nombran las familias locales. Actualmente este guiso puede incluir proteína animal como pollo o cerdo, aunque no es necesaria, pues el sabor de la pepita de calabaza molida y el “chile seco” hacen que esta receta, además de sencilla, sea deliciosa.

PIPIÁN CALDOSO

Julia Guzmán Pueblo Viejo, Misantla. Totonacapan meridional veracruzano

Ingredientes.

250 gr. de pepita de calabaza sin cáscara (pipiana).

30 gr. de “chile seco” (chipotle o morita).

Cuando rompa el hervor, incorporar el ingrediente de su elección: flores de izote, quelites, frijoles gordos, chayotes, chilacayotes tiernos, previamente cocidos Sazonar con sal y hervir por 5 minutos más.

Se puede usar caldo de la cocción de la proteína animal en lugar de agua, lo cual es opcional.

TAMALES CON CARNE DE PUERCO Y ESPINACAS

Diego Ángeles González Divulgador del Patrimonio Alimentario

dangelesg@institutomora.edu.mx

(Para 50 personas)

2 kilos de masa para tortillas

1 kilo de manteca

1 kilo de carne de puerco

1/2 kilo de espinacas

Un manojo de hojas de totomoxtle

Acompañamiento:

2 kilos de jitomate

1 kilo de cebolla

1/2 kilo de chile cuaresmeño

1. Cocinar la carne de puerco y reservar el caldo.

2. Batir manteca hasta que esponje e incorporar poco a poco la masa de tortillas y el caldo de la cocción del puerco hasta obtener una mezcla tersa.

3. Incorporar la carne de puerco desherbada y las espinacas cortadas en tiras.

4. Formar los tamales con las hojas de totomoxtle previamente hidratadas.

5. Acomodar los tamales en una vaporeara y cocinar durante una hora. Estarán bien cocidos cuando se despeguen con facilidad de la hoja.

Para el acompañamiento:

1. Cortar en julianas la cebolla, jitomate y el chile cuaresmeño.

2. En una cazuela con poco aceite incorporar la cebolla y el jitomate hasta que comiencen a soltar sus jugos.

3. Por último, incorporar a la mezcla el chile cuaresmeño y corregir la sazón.

Sugerencia de presentación: Servir los tamales con las rajas y un poco de crema ácida.

QUELITES EN SALSA VERDE CON CARNE DE CERDO

Alejandra Gómez Sánchez Ama de casa, Edo. Hidalgo Facebook: Alejandra Gómez Diana Patricia Orta Gómez Edo. Hidalgo

Investigadora independiente Instagram: @hipatia97

Ingredientes (4 personas):

1 kilo de quelites

1 kg. de carne de cerdo (costilla de preferencia)

12 tomates

7 chiles (dependiendo el picor)

¼ de cebolla

2 ajos

¼ de litro de agua

Aceite o manteca de cerdo al gusto

Sal al gusto

Modo de preparación

Hervir la carne de cerdo aproximadamente 1 hora, una vez que se consuma el agua, añadir cebolla finamente picada y manteca o aceite para freír la carne.

Para la salsa: Asar los tomates, chiles, ajos y cebolla para posteriormente, licuarlo.

Incorporar la salsa a la carne y añadir los quelites previamente

lavados y desinfectados. Esperar unos 20 minutos para que hierva a fuego lento todo junto.

Acompañamos con frijoles y tortillas frescas.

Quelite cenizo con chile verde (en seco)

Ingredientes (4 personas):

1 manojo de cenizos

11/2 litros de agua

¼ de cebolla

1 ajo grande

1 pizca de carbonato

3 chiles (dependiendo el picor)

Aceite o manteca al gusto

Sal al gusto

Herramientas: Molcajete

Modo de preparación

Lavar y desinfectar los cenizos. Hervir los cenizos con una pizca de carbonato aproximadamente 10 minutos.

Para la salsa:

Moler en el molcajete el ajo, la cebolla, la sal y los chiles. Una vez lista la salsa añadir los cenizos. En una sartén con manteca de cerdo sofreír cebolla finamente picada e incorporar los cenizos con chile verde del molcajete. Dejar sazonar 5 minutos más. • Acompañar con queso Oaxaca y tortillas frescas. •

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Cenizo quelite en seco. Diana Patricia Orta Gómez Pipian caldoso con flor de izote y pollo. Arodi Orea Tamales. Diego Angeles González Quelites. Diana Patricia Orta Gómez

Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana

El 10 de abril, aniversario del asesinato de Emiliano Zapata, en Chinameca Morelos cerca de 7000 capesinos afiliados a una veintena de organizaciones y provenientes de la mayor parte de las entidades federativas del país firmaron con Claudia Sheinbaum Pardo, candidata a la presidencia de la República, un Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana. Compromiso estratégico por el que ellos promoverán el voto a favor de la alianza "Sigamos Haciendo Historia", y en caso de ganar, juntos gobierno y organizaciones impulsarán en el campo un proyecto cuyos ejes se sintetizan en 11 puntos. Publicamos aquí lo pactado y un documento más extenso titulado Rescate del campo y la soberanía alimentaria. Segundo piso de la 4T, que también le entregaron a la candidata.

El presente Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana (en lo sucesivo “Acuerdo”) se suscribe hoy, 10 de abril de 2024, en Chinameca Morelos, como un homenaje al General Emiliano Zapata Salazar en el 105 aniversario de su asesinato. Este acto simboliza un compromiso para continuar honrando su legado y sus principios en favor de los derechos de las y los campesinos y de los pueblos indígenas y afromexicanos de nuestro país. Todo ello, en el marco del Segundo Piso de la Cuarta Transformación cuya conducción corresponderá como presidenta de México, por mandato del pueblo, a la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo.

El Acuerdo es suscrito, por una parte, por la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, candidata a la Presidencia de la República para el periodo 2024-2030 por la Coalición “Sigamos Haciendo Historia” integrada por los partidos políticos Morena, PT y PVEM. Por otra, por el conjunto de organizaciones y movimientos campesinos, indígenas y afromexicanos, comprometidos con la candidatura presidencial de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo y el Segundo Piso de la Cuarta Transformación.

Los firmantes se adhieren al tenor de las siguientes declaraciones:

PRIMERO. Reconocemos y valoramos el profundo significado histórico del proceso de transformación de la vida pública nacional iniciado el 1° de diciembre, 2018, bajo el liderazgo del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Señalamos sobre todo el valor las transformaciones iniciadas para el desarrollo del campo y del ámbito rural, campesino, indígena y afromexicano. El segundo piso de la transformación será conducido por la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo en el período 2024-2030, por la decisión soberana del pueblo de México este 2 de junio. En este segundo piso, debemos consolidar los profundos avances conquistados hasta hoy

y proyectarlos al futuro llevando adelante los cambios que hoy son posibles y que México necesita para construir un modelo propio de desarrollo basado en el Humanismo Mexicano, que supere el modelo neoliberal y la corrupción que lo acompañó por 36 años.

SEGUNDO. Las organizaciones que concurrimos a este Acuerdo, expresamos nuestra adhesión a los 100 Pasos para la Transformación, enunciados el 1 de marzo pasado en el Zócalo de la Ciudad de México, que son la base del programa de gobierno y del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. En particular, nos adherimos al capítulo referido a una República Rural Justa y Soberana, así como a los compromisos contenidos en otras secciones del mencionado documento, que hacen referencia a prioridades en materias como derechos de las mujeres; pueblos indígenas y afromexicanos; desarrollo regional e infraestructura; Plan Campeche y Plan General Lázaro Cárdenas del Río para el Desarrollo Regional Integral del Balsas y Pacífico Sur; medio ambiente, agua y recursos naturales; educación, ciencia, cultura; diversidad y patrimonio cultural; y erradicación de la pobreza extrema. Todos estos compromisos sientan las bases para profundizar la transformación del campo mexicano en el período 2024-2030. Nos comprometemos a difundir los 100 Pasos para la Transformación entre todas las comunidades campesinas, indígenas y afromexicanas, y a desplegar todas nuestras fuerzas y capacidades para la promoción y defensa del voto a favor de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo y demás candidaturas de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia”.

TERCERO. Reconocemos que la Soberanía Alimentaria de la Nación ha sido y seguirá siendo el eje rector de la política para el campo. Para ello es necesario impulsar la producción nacional para avanzar a mayores niveles de autosuficiencia en los principales alimentos de la población, empleando tecnologías que aseguren la salud

y la nutrición. Respaldamos con fuerza y convicción el compromiso de que México seguirá siendo autosuficiente en maíz blanco y que se mantendrá la prohibición de siembra de maíz transgénico en el territorio nacional. ¡Sin Maíz No Hay País!

CUARTO. Impulsaremos conjuntamente las iniciativas de reformas constitucionales presentadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero, en particular: I) reforma en materia de derechos de los pueblos indígenas; II) reforma en materia de apoyos a pequeños productores (Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, Fertilizantes para el Bienestar, Precios de Garantía y Bienpesca) y III) reforma para prohibir la siembra de maíz transgénico en México e impulsar la agroecología.

QUINTO. Se continuarán los Programas del Bienestar referidos al campo (Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, Precios de Garantía, Fertilizantes para el Bienestar y Bienpesca), con los perfeccionamientos que permitan profundizar sus efectos transformadores de la vida rural, de la producción campesina, de transición agroecológica y de erradicación de la extrema pobreza.

SEXTO. Respaldamos la necesidad de un Plan Hídrico Nacional que garantice el Derecho Humano al Agua, incluyendo: una reforma de la Ley de Aguas Nacionales para recuperar la rectoría del Estado sobre este recurso indispensable para la vida y para el desarrollo sostenible, así como para fortalecer la gobernanza del acceso justo y equitativo al agua y el uso de la misma; una política de tecnificación del riego; programas de restauración y conservación del suelo y de las cuencas; y el reciclado de aguas residuales debidamente tratadas para aprovecharlas para el riego agrícola.

SÉPTIMO. Se impulsará el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres campesinas, garantizando su acceso a la titularidad de derechos agrarios y ampliando su participación en los programas de desarrollo.

OCTAVO. Se reconocerá el aporte de las personas jornaleras en la agricultura y la pesca, garantizando su acceso a los derechos sociales: salud, educación, vivienda, medio ambiente sano y velando por el respeto a sus derechos laborales. Las hijas y los hijos de las mujeres jornaleras, tendrán prioridad en la política de educación inicial para la primera infancia.

NOVENO. Bajo el principio de primero los pobres, respaldamos la estrategia de apoyo a la agricultura, ganadería, pesca y acuacultura de pequeña y mediana escala, basada en la articulación con enfoque regional y territorial de las políticas y programas referidos al agua, a la ampliación del financiamiento y del acceso los mercados con precios justos para los productores, de fortalecimiento de los bienes públicos del sector agroalimentario (inocuidad, sanidad vegetal y animal, ciencia, tecnología e innovación, e información para la toma de decisiones), infraestructura, y producción nacional de fertilizantes y semillas. De manera especial, valoramos y daremos apoyo a las políticas y programas que impulsarán la transición agroecológica, la sostenibilidad ambiental y la mitigación y adaptación al cambio climático de la agricultura, la ganadería, la pesca y la acuacultura. Mantendremos el diálogo con las organizaciones democráticas de las y los productores e impulsaremos su fortalecimiento mediante su participación en las políticas públicas ya señaladas. DÉCIMO. Promoveremos el fortalecimiento de la propiedad social, que cubre la mitad del territorio nacional. Para ello, se van a modernizar las instituciones y dependencias del sector agrario (Registro Agrario Nacional, Procuraduría Agraria y el Fideicomiso Fondo Nacional de Fomento Ejidal); promoveremos la solución

justa e integral a los conflictos agrarios añejos y recientes para asegurar la paz y la gobernabilidad en el campo; pondremos fin al rezago agrario mediante la acción coordinada de las instituciones del sector y las representaciones de los núcleos agrarios; delimitaremos los territorios donde se localizan recursos naturales, arqueológicos e históricos, así como las áreas naturales protegidas y tierras de alto rendimiento agropecuario, y; respaldaremos con las políticas públicas ya mencionadas a ejidos y comunidades como actores del desarrollo económico, social, ambiental y cultural.

UNDÉCIMO. Reconocemos que la recientemente promulgada Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible, proporcionará al gobierno de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo un nuevo marco institucional para continuar impulsando la transformación del sistema agroalimentario y nutricional del país, avanzando en garantizar el derecho humano a la alimentación. Se pondrá en marcha el Sistema Intersecretarial Nacional de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad, establecido en dicha ley.

Complementariamente a este Acuerdo, las organizaciones y movimientos campesinas, indígenas y afromexicanas que lo suscribimos, en este acto hacemos entrega a la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo del documento “Rescate del Campo y la Soberanía Alimentaria. Segundo Piso de la Cuarta Transformación 2024-2030.” Dicho documento resume nuestra visión y propuestas específicas para continuar la transformación de la vida pública en el campo mexicano y lo entregamos como un aporte a la construcción de las políticas públicas con ese objetivo.

10 de abril de 2024, Chinameca, Ayala, Morelos.

20 DE ABRIL DE 2024 20 m iscelánea
Mural de Zapata cerca del Monumento a la Revolución, CDMX. Enrique Pérez S.

Rescate del Campo y la Soberanía Alimentaria

- Segundo Piso de la Cuarta Transformación 2024-2030

- Propuestas para el programa de gobierno de la futura presidenta de México, Doctora Claudia Sheinbaum Pardo

Somos un conjunto amplio y plural de organizaciones y movimientos campesinos, indígenas y afromexcianos que habitamos en más de la mitad del territorio nacional. Resguardamos la propiedad social de la tierra a través de 32 mil ejidos y comunidades, que albergan la mayor parte de los recursos naturales de la nación. Somos herederos de las luchas de resistencia indígena contra el genocidio, el despojo y por nuestros derechos así como de las luchas campesinas de Zapata y Villa. En el ejercicio de nuestra autonomía, luchamos por décadas contra las políticas neoliberales, en defensa de nuestras tierras, aguas, bosques y territorios, contra los viejos y nuevos latifundios; así como por la defensa de los derechos y culturas de los pueblos campesinos, indígenas, afromexicanos, y contra los cacicazgos todavía vigentes. También, luchamos por la soberanía alimentaria y en defensa de nuestros maíces nativos, promovemos una agricultura campesina libre de transgénicos, glifosato y otros plaguicidas tóxicos. Mantenemos un firme combate contra la pobreza y la desigualdad social, la violencia y los sufrimientos del pueblo generados por el neoliberalismo.

Como herederos del agrarismo revolucionario del zapatismo y el villismo, plasmados en el Plan de Ayala, continuamos la lucha por restituir el derecho a la tierra que adquirieron los pueblos y comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes en la Revolución, y que eliminó el neoliberalismo con la reforma al artículo 27 constitucional durante el salinato. Luchamos por la democracia, por el reconocimiento de nuestros derechos, por la justicia social, el bienestar, la paz y la soberanía nacional. Somos parte de las combativas luchas históricas del campesinado contemporáneo que, en 2018, contribuyeron al triunfo del Licenciado Andrés Manuel López Obrador para ocupar la Presidencia de la República. Apoyamos firmemente los principios y objetivos justicieros de la Cuarta Transformación y del Humanismo Mexicano, así como los cambios generados en beneficio y la dignidad del pueblo mexicano. Nos adherimos a una nueva ética política que se rige por los principios —entre

Dado que somos fuertemente importadores, es urgente avanzar hacia una autosuficiencia alimentaria que sea ambientalmente sostenible, sanitariamente saludable, socialmente justa, económicamente viable, culturalmente adecuada, conducida por el Estado en que participen todos los productores: pequeños, medianos y grandes. México producirá alimentos nutritivos, suficientes y de calidad; y buscará ser autosuficiente en los cultivos necesarios para satisfacer la demanda alimentaria de la Nación utilizando de manera sustentable todas las capacidades y recursos del país. Se mantendrá la prohibición de siembra de transgénicos en el territorio nacional. ¡Sin Maíz No Hay País!

ral, de modo que se potencien los recursos y las políticas públicas. Propuestas PRIMERA. 100 PASOS PARA LA TRANSFORMACIÓN. Apoyamos y respaldamos decididamente los 100 pasos para la Transformación , dados a conocer por nuestra candidata presidencial, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, el 1º. de marzo en el Zócalo de la Ciudad de México. Para ello, nos comprometemos a difundirlos entre todas las comunidades campesinas, indígenas y afromexicanas; así como a desplegar todas nuestras fuerzas y capacidades para la promoción y defensa del voto a favor de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo y demás candidaturas de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia”.

otros— de: No robar, no mentir y no traicionar al pueblo; Por el bien de todos, primero los pobres; y Con el pueblo todo, sin el pueblo nada. Manifestamos ahora nuestra firme decisión de apoyar la candidatura a la Presidencia de la República de la Doctora Claudia Sheibaum Pardo, para continuar haciendo historia en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación. Y como una aportación para la construcción de su programa de gobierno 2024-2030, le presentamos a la candidata presidencial las propuestas siguientes para continuar con el recate del campo y la soberanía alimentaria en el marco del Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana.

Principios

1. Primero los pobres. Priorizar al campo, que había sido postergado, y en él a las y los campesinos y otros trabajadores rurales que, siendo por lo general pobres, son sin embargo, buenos productores y de cuyos aportes ambientales, económicos, sociales y culturales depende el desarrollo armónico y sostenible el país.

2. Las mujeres en el centro Las mujeres rurales, siendo el núcleo duro de la campesinidad, requieren el reconocimiento de sus derechos agrarios, ampliar su participación en los programas públicos y que se tome en cuenta su visión de las cosas en todos los ámbitos de decisión.

3 Que coman los que nos dan de comer. Anteponer en las políticas de inclusión, justicia, bienestar y fomento productivo a los históricamente postergados: las y los jornaleros agrícolas que representan alrededor de la mitad del trabajo rural, las y los campesinos pequeños y medianos, los pueblos originarios, las mujeres, las juventudes.

4. Sustentabilidad ambiental Avanzar en la transición agroecológica, tanto de la agricultura pequeña como del agro en su conjunto, combinando los saberes campesinos con las innovaciones técnicas y diseñando alternativas adecuadas a las diferentes regiones agroecológicas y los diferentes tamaños y tipos de productores.

5. Prioridad al mercado interno. La agricultura de exportación es importante pues genera empleo y divisas, pero ante todo debe asegurarse el abasto del mercado interno, estratégico en términos de seguridad y soberanía.

6 Soberanía alimentaria

7. Ordenamiento del territorio. Ordenar y racionalizar el uso de la tierra y el agua, impulsando la progresiva relocalización de nuestros cultivos, sustentada en un ordenamiento territorial de todo el país que identifique potencialidades agroecológicas, priorice necesidades y enfrente los retos del cambio climático y el estrés hídrico.

8 Integralidad de la política rural. Reconocer que el campo es multidimensional: producción económica, tecnología agropecuaria, alimentación, salud, socialidad, medio ambiente, cultura, seguridad y gobernabilidad, abordándolo con estrategias integrales y coordinación interinstitucional.

9. Propiedad social con producción social y solidaria. La mayor ventaja comparativa de nuestro campo es la propiedad social de la tierra, la clase campesina principal garante de la soberanía alimentaria, una conquista revolucionaria defendida por más de un siglo por las y los campesinos, contra viento y marea, y que en la Cuarta Transformación debe ser preservada y potenciada, impulsando especialmente ahí la producción social y solidaria.

10. Reconocimiento de las organizaciones campesinas. La fuerza del campo mexicano radica en su envidiable organicidad: pueblos originarios, comunidades, ejidos, organizaciones de productores, redes… Sujetos colectivos con quienes los gobiernos de la Cuarta Transformación deben planear y gestionar el desarrollo ru-

SEGUNDA. REFORMAS CONSTITUCIONALES. Impulsar conjuntamente las iniciativas de reformas constitucionales presentadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero, en particular: I) reforma en materia de derechos de los pueblos indígenas; II) reforma en materia de apoyos a pequeños productores (Sembrando Vida, Producción para el Bienestar, Fertilizantes para el Bienestar, Precios de Garantía y Bienpesca) y III) reforma para prohibir la siembra de maíz transgénico e impulsar la agroecología. Así mismo, debe impulsarse una reforma al artículo 27 constitucional para revertir las reformas privatizadoras de la propiedad social de la tierra impuestas bajo el salinato.

TERCERA. DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS. Impulsar de manera prioritaria la aprobación de la iniciativa de reforma al artículo 2º constitucional en materia de derechos de los pueblos indígenas y afromexicanos, presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero. Ésta representa la oportunidad de saldar la deuda histórica con los pueblos indígenas y afromexicanos al reconocerlos como sujetos de derecho público, con personalidad jurídica y patrimonio propio. Entre tanto se aprueba la reforma constitucional, se dará continuidad a los Planes de Justicia en marcha y se ampliarán a todos los pueblos indígenas y afromexicanos a lo largo

del sexenio 2024-2030. CUARTA. CONTINUIDAD -CON CAMBIOS- DE LOS PROGRAMAS DE APOYO AL PEQUEÑO Y MEDIANO PRODUCTOR. En tanto se logre la mayoría calificada para la aprobación de las reformas constitucionales antes referidas, se acuerda lo siguiente con relación a los programas prioritarios de apoyo a pequeños y medianos productores: -Sembrando Vida (SV). La Estrategia SV continuará bajo dos esquemas: uno, donde los actuales beneficiarios cumplirán su ciclo natural de maduración con un apoyo en especie, que incluye asesoría técnica para fortalecer procesos de producción, comercialización y valor agregado, así como alternativas de financiamiento. El segundo se centra en la nueva generación, con los correspondientes ajustes en el diseño, los cuales se basarán en una evaluación de la primera implementación.

-Producción para el Bienestar (PpB). Se ampliará la cobertura de 2 a 3 millones a lo largo del sexenio; se incrementará el tope de apoyos de 20 a 30 hectáreas de temporal; se fortalecerá la estrategia de acompañamiento técnico y de acceso al financiamiento; se revisará y depurará el padrón de PpB.

-Fertilizantes para el Bienestar (FpB). Se establecerán dos modalidades: fertilizantes químicos y fertilizantes biológicos con al menos el 30 por ciento del presupuesto anual de dicho programa; se garantizará la entrega antes de las siembras; se revisará y depurará el padrón de FpB.

-Precios de Garantía. Además del maíz, frijol, trigo, arroz y leche, se establecerá el precio de garantía para la chía y el amaranto, así como para el café arábigo bajo sombra de pequeños productores destinado al mercado interno. Se garantizará, a través de Segalmex [Seguridad Alimentaria Mexicana], el correcto funcionamiento del programa de precios de garantía con una administración honesta, eficaz, transparente y comprometida con la soberanía y la seguridad alimentaria del país.

-BienPesca. Se ampliará el padrón de 200 mil a 300 mil pequeños pescadores y acuacultores a lo largo del sexenio; se revisará y depurará el padrón correspon-

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La Candidata Presidencial Claudia Sheimbaum Pardo firma el Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana, 10 de abril, Chinameca, Morelos. Tomada de las redes sociales de CSP

diente. Se establecerá un programa especial de fomento a la pesca y acuacultura sustentables.

CONTINUIDAD DE LOS PROGRAMAS DE BIENESTAR. Los programas de bienestar han cambiado la vida de la población rural. Por lo tanto, continuarán en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación, revisando y actualizando los padrones de derechohabientes.

QUINTA. TRANSFORMACIÓN DEL SISTEMA ALIMENTARIO Y NUTRICIONAL.

Continuará la transformación estructural e integral del sistema agroalimentario y nutricional del país, iniciada en la primera etapa de la Cuarta Transformación, para construir un sistema justo, saludable, sustentable y competitivo. Para ello, se garantizará el derecho humano a la alimentación como lo establece la Ley General de Alimentación Adecuada y Sostenible, y se pondrá en marcha el Sistema Intersecretarial Nacional de Salud, Alimentación, Medio Ambiente y Competitividad (SINSAMAC).

SEXTA. REVISIÓN DEL CAPÍTULO AGROPECUARIO DEL TMEC. El TLCAN-TMEC [Tratado de Libre Comercio de América del Norte - Tratado entre México, Estados Unidos, y Canadá] si bien ha representado una palanca para el crecimiento del comercio y las inversiones en México, también ha producido graves daños a la agricultura campesina, a la rentabilidad agrícola y a nuestra soberanía alimentaria. No olvidamos que el TLCAN fue negociado a espaldas del pueblo e impuesto como moneda de cambio por Carlos Salinas de Gortari. No puede haber libre comercio ni libre competencia entre economías agrícolas tan dispares (la economía de EU es 25 veces más grande que la de México), con importaciones dumping y prevalencia de monopolios y oligopolios en el sector agroalimentario. Por tal razón, de cara a la revisión del TMEC estipulada para el 2026, se establecerá un grupo de evaluación mixto —integrado por el gobierno, organizaciones de productores, universidades, y el Conahcyt [Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías]—, para fundamentar y motivar la modificación de los acuerdos lesivos a nuestra soberanía alimentaria, garantizar la existencia de las agriculturas campesinas e indígenas y la rentabilidad agropecuaria con precios justos (costos de producción más utilidad razonable). Asimismo, establecer un Grupo de Trabajo, con organizaciones de trabajadores agrícolas y campesinas, sindicatos, autoridades laborales, y de migración, en el marco del Capítulo 23 del TMEC, que garantice los derechos laborales y humanos de las personas trabajadoras agrícolas migrantes, en los tres países, toda vez que el trabajo agrícola ha sido declarado esencial, en el marco de la pandemia COVID-19, para que tengan derechos a la asociación sindical y contratación colectiva y políticas públicas de bienestar en sus países de origen y de trabajo.

SÉPTIMA. NUEVO AGRARISMO. En el marco de una nueva política agraria, acorde con el nuevo proyecto de nación, se plantea la necesidad de un nuevo agrarismo que rescate los principios justicialistas del agrarismo histórico y responda a las nuevas condiciones

y necesidades del desarrollo en el campo y en el país. Para ello, proponemos los siguientes ejes temáticos estratégicos:

Revisión y actualización mediante consulta campesina del marco jurídico agrario, que restituya el derecho a acceder a la tierra a los pueblos campesinos, indígenas y afrodescendientes, de acuerdo con los principios y objetivos de la Cuarta Transformación. Es relevante la evaluación objetiva de 32 años de la reforma salinista para su modificación, de tal manera que sea posible consolidar el proyecto de Nación que se ha planteado el pueblo mexicano.

Entre tanto, la reforma a la Ley Agraria es impostergable, con objeto de garantizar la protección y el desarrollo del ejido y la comunidad. Para ello, habremos de incorporar al texto vigente de dicha ley todas las tesis de jurisprudencia que ha generado la Suprema Corte de Justicia de la Nación respecto de temas no claros o no previstos en la ley, especialmente para evitar el abuso en el mecanismo de cesión de derechos agrarios y la adopción del dominio pleno.

Se habrá de reformar también lo relativo al concepto de posesionario y avecindado dejando claros sus derechos y obligaciones respecto del ejido.

Es inaplazable, además, la expedición del código de procedimientos agrarios o la incorporación de un libro segundo en la Ley Agraria con el propósito de contar con disposiciones adjetivas que rijan el procedimiento del juicio agrario.

Rediseño y fortalecimiento institucional de la estructura organizativa, infraestructura, recursos humanos y presupuesto del sector agrario.

Solución justa e integral a los conflictos agrarios añejos y recientes para asegurar la paz y la gobernabilidad en el campo.

Fin al rezago agrario mediante la acción coordinada de las instituciones del sector y las representaciones de los núcleos agrarios.

Delimitación de los territorios donde se localizan recursos naturales, arqueológicos e históricos, así como las áreas naturales protegidas y tierras de alto rendimiento agropecuario.

Reconocimiento del Estado Mexicano al ejido y la comuni-

dad como sujetos del desarrollo económico, social, ambiental y cultural, aportándoles infraestructura, equipamiento, apoyos financieros y técnicos.

OCTAVA. AGUA PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA. Se revisarán las leyes y políticas privatizadoras del agua de la época neoliberal. Proponemos impulsar la aprobación de la Ley General de Aguas que, entre otros cambios, establece el derecho humano al agua, la prioridad del agua para consumo humano, la recuperación de los derechos al agua de ejidos y comunidades, y establece la prioridad del agua para la soberanía alimentaria. Asimismo, permitir el registro de los derechos de agua de los núcleos agrarios en el REPDA [Registro Público de Derechos de Agua]; transparentar y poner fin a la corrupción y el despojo de derechos ejidales en los distritos de riego; que las concesiones de uso agrícola a los núcleos agrarios sean por 30 años, prorrogables; que la Comisión Nacional del Agua apruebe por oficio las más de 100 mil solicitudes de concesiones por parte de pequeños agricultores; que haya apoyo para adquirir paneles solares para bombeo con fines de riego. Además, se pondrá en marcha un programa nacional de construcción de cisternas, ollas de agua y represas para la captación de agua de lluvia y escorrentías. Tecnificación de riego agrícola para pequeños y medianos productores. Se establecerá un programa nacional para la preservación, restauración y manejo sustentable de los ecosistemas forestales bajo el modelo de manejo comunitario y con un enfoque de cuenca hidrológica. NOVENA. AGROENERGÍA

PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA Y EL BIENESTAR COMUNITARIO. Se establecerá en la Comisión Federal de Electricidad un Programa Nacional de Generación Comunitaria de Energías Renovables (energía fotovoltaica, energía eólica, hidroelectricidad), con una visión de largo plazo, en todos los ejidos, comunidades, poblados, escuelas y cooperativas rurales para el autoabasto para fines domésticos, bombeo agrícola, refrigeración, procesos de valor agregado de la producción primaria, electromovi-

lidad local. Lo anterior, supone el desarrollo de tecnologías nacionales y producción descentralizada de paneles, componentes, baterías y equipos. DÉCIMA. TRANSICIÓN AGROECOLÓGICA. Se establecerá una política integral para la transición agroecológica en todas las unidades de producción (de pequeña, mediana y gran escala), en todos los sistemas agrícolas, ganaderos, pesqueros y acuícolas; y en todas las regiones del país. Se establecerá una Estrategia Nacional de Transición Agroecológica 2024-2030 (ENTA) con presupuesto, apoyos directos, acompañamiento técnico, estímulos fiscales, normas oficiales mexicanas, compras gubernamentales, inversión, crédito. Como parte central de la ENTA, continuará la prohibición del maíz transgénico y glifosato, y se impulsará la prohibición gradual y progresiva de los plaguicidas altamente peligrosos. Se continuará con la defensa del Decreto Presidencial del 13 de febrero de 2023 sobre maíz transgénico, glifosato y transición agroecológica. Asimismo, se mantendrá con carácter prioritario la defensa de los intereses nacionales en el panel de controversias interpuesto por el gobierno de los Estados Unidos en torno al decreto presidencial antes referido.

DÉCIMA PRIMERA. PRECIOS JUSTOS, CERTIDUMBRE EN LA COMERCIALIZACIÓN Y ORDENAMIENTO DE MERCADOS EN GRANOS BÁSICOS.

El Estado asegurará que los productores de granos básicos, maíz, frijol, trigo y arroz, con superficies de hasta 30 hectáreas para frijol, reciban un precio justo por sus cosechas, con la cobertura del costo de producción y utilidad razonable, mediante el fortalecimiento del programa Precios de Garantía y reestructuración de Segalmex para atender con oportunidad y eficiencia a productores, que estimule una clara diferenciación de precios entre maíz blanco -híbrido o nativo-, del maíz amarillo para consumo forrajero e industrial.

El Estado intervendrá en el fortalecimiento del mercado nacional de granos mediante: I) abasto a Diconsa con las cosechas del programa Precios de Garantía, II)

proyectos regionales integrales de valor agregado con la participación de diferentes actores de la cadena, III) regulación de importaciones para evitar distorsionar precios de mercado de cosecha nacional y, IV) constitución de una reserva estratégica para administrar oferta y demanda.

Continuará y se consolidará el mercado mexicano de maíz blanco no transgénico para consumo humano, desvinculado de la Bolsa de Chicago, refiriendo los precios a costos de producción más utilidad razonable. Para ello, se mantendrá la prohibición a la importación de maíz transgénico para consumo humano, la conformación de una reserva estratégica de maíz y la operación del precio de garantía para el maíz blanco nacional.

DÉCIMA SEGUNDA. FOMENTO A LA CAPITALIZACIÓN Y ACCESO AL FINANCIAMIENTO DE LAS UNIDADES DE PRODUCCIÓN AGRÍCOLA DE PEQUEÑA Y MEDIANA ESCALA. El financiamiento agrícola, principalmente para el capital de trabajo del avío, es indispensable para productores de granos básicos. Solo el 3% de productores han tenido acceso a este beneficio. Se vive una seria descapitalización de la actividad agrícola de pequeña y mediana escala, incrementada por la inestabilidad de los precios de mercado. Se propone de manera urgente: Programa emergente de subsidios revolventes para el fomento de la capitalización productiva, mediante el acceso a una bolsa de capital de trabajo de avío para productores de Producción para el Bienestar de hasta 10 hectáreas de maíz y frijol del ciclo Primavera Verano, en zonas marginadas con potencial productivo. Este subsidio operará de forma integral con el resto de los programas del bienestar, y se complementará con subsidio para el seguro agrícola por Agroasemex. Programa de fomento para acceso al crédito de avío, refaccionario, y de proyectos de inversión para productores agrícolas de 10 a 30 hectáreas mediante financiamiento especial constituido como Banca de Desarrollo agrícola, con líneas de crédito determinadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a tasas de interés de no más de un dígito y la creación de un fondo de garantías líquidas y estímulos en reducción de tasas por pago oportuno. Se acompañará con subsidios para cubrir parte del seguro agrícola, el cual será requisito indispensable.

DÉCIMA TERCERA. INTERLOCUCIÓN CON LAS ORGANIZACIONES CAMPESINAS, INDÍGENAS Y AFROMEXICANAS. El rescate del campo mexicano es responsabilidad tanto del gobierno como de las y los campesinos, y en particular de los organizados. Para sumar fuerzas en esta gran tarea es necesario fortalecer la coordinación entre el gobierno y las organizaciones rurales, democráticas y propositivas.

DÉCIMA CUARTA. FAMILIAS JORNALERAS AGRÍCOLAS. Se realizará una reforma legal que garantice el derecho a la organización sindical y la contratación colectiva de los trabajadores agrícolas, considerando una “responsabilidad compartida y extendida y transfronteriza”, de los patrones empleadores, en la cadena proCampesinas y campesinos de todo el país durante la firma del Acuerdo Nacional para una República Rural Justa y Soberana,

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Tomada de las redes sociales de CSP
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ductiva agroalimentaria, desde la producción, empaque, industrialización, y comercialización de los alimentos. Para ello, se establecerá una Unidad Especializada en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social responsable de ejecutar una estrategia integral e intersecretarial de protección y garantía de los derechos laborales y sociales de las familias jornaleras migrantes al interior y exterior del país. Se requieren políticas públicas integrales y diferenciales para las y los jornaleros agrícolas y sus familias, tanto en sus lugares de trabajo, como en sus lugares de origen. Será necesario, para ello definir una estrategia de coordinación interinstitucional entre los tres niveles de gobierno, y los tres países socios del TMEC, que permita establecer políticas y acciones articuladas para garantizar un acompañamiento integral a las y los trabajadores agrícolas y a sus familias, que durante los momentos más complicados de la pandemia fueron considerados “trabajadores esenciales”. Revisar las distintas propuestas que permitan la flexibilidad en los requerimientos de las reglas de operación de los programas sociales, tomando como base las características, los componentes y los contextos de movilidad e interculturalidad de las y los trabajadores agrícolas y sus familias. Establecer un programa específico de inspección a centros con actividad agrícola, así como de las condiciones en que viven las personas jornaleras agrícolas y sus familias en las comunidades de destino, en el cual debe preverse la colaboración entre las distintas autoridades laborales de las entidades federativas y las del orden federal en el ámbito de su competencia para planear, ejecutar y supervisar de manera coordinada los programas de inspección, además de la integración de un representante de la Procuraduría de la Defensa del Trabajo de la entidad federativa de que se trate, requiriendo que las actuaciones instrumentadas para tal efecto adjunten evidencia fotográfica o videográfica. Dicha inspección deberá considerar como mínimo la edad, condiciones de trabajo y vivienda de las personas jornaleras agrícola.

DÉCIMA QUINTA. MUJERES

RURALES. Es tiempo de mujeres y por ello tendremos por pri-

mera vez en México a una mujer presidenta. Y las mujeres rurales forman parte sustancial de esta Cuarta Transformación. Para ello, es indispensable que se les reconozca como titulares de derechos agrarios; la inclusión en los padrones ejidales o comunales para ejercer nuestra palabra, nuestra voz, poder votar y ser votadas para poder ejercer cargos y participar en proyectos y tener certeza jurídica sobre nuestros bienes y recursos; políticas públicas que permitan disminuir las desigualdades educativas y labores; por un México rural libre de violencia.

DÉCIMA SEXTA. PARIDAD DE GÉNERO EN LAS SECRETARÍAS Y ENTIDADES VINCULADAS AL CAMPO. Para avanzar en la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, se propone la paridad de género en los mandos superiores de oficinas centrales y en las delegaciones y oficinas de representación de todas las secretarías y entidades vinculadas al campo.

DÉCIMA SÉPTIMA. RECUPERACIÓN DE LAS JUVENTUDES. Las juventudes rurales se van y sin las nuevas generaciones el campo mexicano no tiene futuro. Sin la incorporación de las y los jóvenes al desarrollo del campo, no puede haber Cuarta Transformación. Actualmente, solo el 1.5 por ciento de las y los jóvenes son titulares de derechos en ejidos y comunidades. Para asegurar un futuro prometedor para el campo, es crucial la participación de este sector de la población en las políticas públicas agrícolas, alineadas con sus intereses y capacidades. Que el relevo generacional sea el impulso para que las y los jóvenes se involucren en las actividades cotidianas de la sociedad.

DÉCIMA OCTAVA. CONSTRUCCIÓN DE LA PAZ CON JUSTICIA Y BIENESTAR. Reconocemos que la paz es fruto de la justicia y que enfrentar las causas que generan la violencia es el mejor camino para construir la paz y la seguridad para todos y todas. Bajo el precepto del pacifista Mahatma Gandhi, “la paz no es el objetivo, la paz es el camino”, impulsemos la reconstrucción del tejido social con la participación de los pobladores y sus autoridades locales atacando las causas de la delincuencia con la intervención firme, integral y sostenida del Estado en materia

Pemex-Fertilizantes; III) creación del Sistema Nacional de Semillas Mexicanas; IV) fortalecimiento de la gobernanza de Segalmex; V) mantenimiento de la reserva estratégica de alimentos súper básicos; VI) recuperación de la infraestructura de almacenamiento estratégica concesionada; VII) impulso a una ley de precios al productor como porcentaje del precio final al consumidor (ejemplo: caña de azúcar); VIII) impulso a una ley de plazos máximos de pago a pequeños y medianos proveedores por las tiendas de departamentos; IX) acciones antimonopolios; X) control efectivo de importaciones dumping, de calidades fuera de norma y del contrabando; XI) programa de normas oficiales mexicanas y procedimientos de evaluación de la conformidad; entre otras.

de desarrollo y seguridad, con respeto a los derechos humanos. Reconstrucción del tejido social y cohesión comunitaria; facultad de interlocución con las comunidades rurales en todas sus modalidades y formas de organización social: organización y poder comunitario en todas las localidades rurales.

DÉCIMA NOVENA. ATENCIÓN Y SOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS SOCIOAMBIENTALES. Es necesario que las instituciones del Estado Mexicano atiendan los conflictos socioambientales vinculados con los despojos de tierras agrícolas para la especulación inmobiliaria urbana, para la construcción de infraestructuras o el establecimiento de industrias contaminantes. Asimismo, que se atienda el grave problema de la contaminación de nuestros ríos, suelos y aire por la descarga de residuos y aguas residuales industriales y urbanas, que generan enfermedades crónico-degenerativas en nuestras comunidades. Las autoridades deben comprometerse a que las empresas o entidades responsables de derrames industriales y mineros, fugas de sustancias tóxicas y peligrosas o dispongan de ellas en tierras campesinas sean investigadas y, en su caso, sancionadas.

VIGÉSIMA. RECTORÍA DEL ESTADO PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA. Bajo el régimen neoliberal se debilitó el poder del Estado para cumplir con su responsabilidad constitucional en favor del bienestar de la población, el desarrollo con justicia y la defensa de la soberanía nacional. Todo se privatizó y entregó a las llamadas fuerzas del mercado generando desigualdad y pobreza creciente, la entrega y depredación de nuestros recursos naturales, un estado generalizado de corrupción e inseguridad, y la sumisión de nuestro país a intereses externos. Por esto, en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación se continuará fortaleciendo la capacidad del Estado para recuperar y ejercer la rectoría constitucional del desarrollo con justicia y sustentabilidad. En particular, se acuerda fortalecer la rectoría del Estado para garantizar nuestra soberanía alimentaria con las siguientes acciones: I) desarrollo de alternativas tecnológicas al uso de plaguicidas altamente peligrosos; II) fortalecimiento de

elección presidencial de nuestra candidata, sino también obtener la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República para hacer posible la aprobación de las iniciativas de reformas constitucionales enviadas a los legisladores por el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de febrero, así como la Iniciativa de reformas al artículo 27 Constitucional.

VIGÉSIMA PRIMERA. LA REGENERACIÓN DEL CAMPO MEXICANO ES TAREA COMPARTIDA DEL GOBIERNO Y LOS TRABAJADORES DEL CAMPO. Regenerar el campo mexicano es tarea tanto del gobierno como de los trabajadores rurales. Los campesinos organizados asumimos la responsabilidad que nos corresponde en la producción para la autosuficiencia alimentaria, en el cuidado del medio ambiente, en el fortalecimiento del tejido social comunitario, en la profundización de la democracia y en la preservación de la paz. Confiamos en que el nuevo gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado por la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, mantendrá y profundizará las políticas favorables al campo desarrolladas por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Estamos convencidos de que el diálogo y la colaboración entre el gobierno y las organizaciones y movimientos rurales, indígenas y afromexicanos son la palanca del cambio que necesitamos.

LLAMADOS A LA ACCIÓN Y COMPROMISOS DE LAS ORGANIZACIONES Y MOVIMIENTOS

LLAMAMOS a defender las conquistas del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y defenderlo frente al guerra sucia y el injerencismo extranjero de los conservadores neoliberales neoporfiristas del PRI-PAN-PRD.

NOS COMPROMETEMOS a llevar el mensaje, la plataforma política electoral, los 100 PASOS PARA LA TRANSFORMACIÓN compromisos de la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo y los presentes acuerdos a todos los ejidos, comunidades, pueblos indígenas, organizaciones y movimientos campesinos, indígenas y afromexicanos a lo largo y ancho del país. NOS COMPROMETEMOS a continuar conformando comités campesinos, indígenas y afromexicanos en 30 mil ejidos y comunidades, en todos los pueblos indígenas y en los 2 mil municipios de todo el país para la promoción y defensa del voto a favor de nuestra candidata presidencial, la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo, y de todas las candidaturas a gobernadores, diputados, senadores, diputaciones locales y presidencias municipales de la Coalición “Sigamos Haciendo Historia”. El objetivo no solo es ganar de manera contundente la

Las organizaciones y movimientos campesinos, indígenas y afromexicanos hacemos entrega a la Doctora Claudia Sheinbaum Pardo del documento “Rescate del Campo y la Soberanía Alimentaria. Segundo Piso de la Cuarta Transformación 2024-2030”, que contiene las propuestas específicas para continuar con la transformación de la vida pública en el campo mexicano y es nuestro aporte a la construcción de las políticas públicas con ese objetivo.

¡Por el bien de México, soberanía alimentaria! ¡Sin maíz, no hay país!

¡Por la soberanía alimentaria, primeros los campesinos, los pueblos indígenas y afromexicanos!

¡Viva Claudia Sheinbaum Pardo, futura presidenta de México!

10 de abril de 2024, Chinameca, Ayala, Morelos.

FRATERNALMENTE LAS ORGANIZACIONES Y MOVIMIENTOS CAMPESINOS, INDÍGENAS Y AFROMEXICANOS:

Consejo Nacional de los Pueblos Indígenas

Coordinadora Nacional de Ejidos y Comunidades

Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT)

Sembradores de la Cuarta Transformación

Escuelas de Campo Agroecológicas

Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC)

Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC)

Cañeros Produciendo por México

Central Campesina Cardenista (CCC)

Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos “José Dolores López” (CIOAC-JDL)

Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA)

El Barzón

Unión Campesina Democrática (UCD)

Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata (UPREZ)

Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske

Agua para Todxs, Agua para la Vida

Asociación Promotora Nacional para el Desarrollo Rural y Urbano (APNDRU)

Comités Agrarios con Claudia

Frente en Defensa del Maíz de Colima

Promotora de Gestión y Enlace para el Desarrollo Rural (PROGEDER)

Sindicato de Trabajadores del Inca Rural (STINCA)

Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA)

Coalición de Organizaciones Democráticas, Urbanas y Campesinas (CODUC)

Central de Organizaciones Campesinas y Populares (COCyP)

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La candidata presidencial Claudia Sheinbaum saluda a campesinas y campesinos, 10 de abril, Chinameca, Morelos.

Mujeres rurales.

Brechas y desigualdades

Sergio Cuauhtémoc Robles Linares Centro de Investigación

Aplicada para el Desarrollo Social, UAEMex Sarai Miranda Juárez CONAHCYT-ECOSUR

Cada 8 de marzo se conmemora el día Internacional de la Mujer, por lo que es de suma importancia considerar que las mujeres que habitan y nutren los mundos rurales son una parte esencial de este grupo poblacional.

Al conmemorar el día de la mujer, el consenso general es la búsqueda de mejoras sociales, laborales, políticas y de participación de éstas en el ámbito público. Sin embargo, siguen latentes la desigualdad y las brechas en materia social entre hombres y mujeres y además entre mujeres urbanas y rurales. Las mujeres rurales tienen en común con el resto de sus congéneres que soportan las tareas domésticas y de cuidados sobre sus espaldas, pero se les suma la carga laboral de la agricultura y las faenas relacionadas con la producción de la tierra.

En México, las mujeres rurales

invierten su tiempo en los cuidados de los miembros de hogar e igualmente trabajan sin remuneración en actividades como cría de animales de corral, recolección de leña, plantas, hongos y flores silvestres, siembra y cuidado de plantas de traspatio o huerto, así como almacenamiento y acarreo de agua. Con ello, sus horas de trabajo se duplican y sus jornadas laborales llegan a durar hasta 12 horas al día. De hecho, una de las actividades que más reportan realizar las mujeres rurales son las relacionadas con el tratamiento del maíz, tales como desgranado, molido de nixtamal y elaboración de tortillas. En el año 2019 en México, aproximadamente 40% de las mujeres que habitan en localidades rurales dijeron hacer este tipo de actividades utilizando 4.8 horas en promedio a la semana (INEGI, 2020).

Por otro lado, en las viviendas con mayores carencias de servi-

cios básicos, las mujeres rurales invierten siete horas a la semana en el encendido del fogón, horno o anafre de leña o bien del carbón para preparar o calentar alimentos. En contraste, las mujeres urbanas dedican solo dos horas a dicha actividad. Es importante señalar que casi la mitad (47.6 %) de las mujeres rurales realizan este tipo de tareas, frente a solo 14 % de las mujeres urbanas. Estas condiciones generan que las mujeres rurales cuenten con menor tiempo para su cuidado y desarollo personal (INEGI, 2020).

hombres rurales se encuentran en esa condición (INEGI,2020 ).

nales, un elemento que en algunos casos incide de manera importante es el entorno familiar, debido a que se ejerce presión social hacia la mujer para realizar gran parte o todo el trabajo doméstico y de cuidados al interior de los hogares.

La importancia de reconocer a las caficultoras para impulsar el desarrollo del campo mexicano

Por otro lado, un indicador de la desigualdad que enfrentan las mujeres del mundo rural es el acceso al agua, según el Censo General de Vivienda 2020, 10 % de las viviendas rurales no dispone de agua entubada, lo que implica que 21.3% de las mujeres que habitan dichas viviendas tengan que emplear tiempo para acarrearla o almacenarla (INEGI, 2021).

En cuanto a la educación, las mujeres rurales siguen en desventaja frente a los hombres de las mismas localidades, debido a que 12% de las mujeres que habitan el localidades menores a 2500 habitantes no saben leer y escribir frente a 9% de los hombres (INEGI, 2020). Ello muestra que las brechas educativas por género siguen vigentes en el mundo rural. Un importante indicador al respecto es la diferencia de quienes no cuentan con algún grado de estudios, 10.6% de las mujeres rurales no cuentan con estudios a ningún nivel mientras que solo 8% de los

Las mujeres rurales cuentan con varias condiciones que exponen las desventajas no solo frente a los hombres rurales sino frente al resto de las mujeres en México. Sus condiciones educativas muestran rezagos al tiempo que sus responsabilidades domésticas, de cuidados y de labores agrícolas se acumulan para generar largas jornadas de trabajo. Ello deriva en la suma de desigualdades que de no ser atendida se convierte en un círculo vicioso, entre más trabajo no remunerado menos tiempo para acceder a la escolaridad y mayores desventajas frente a otros grupos de población, con lo que aumentan las dificultades para superar las carencias materiales, lo que las deja en uno de los eslabones más bajo de la pirámide social.

La contradicción más marcada en la dinámica de la vida que experimentan las mujeres rurales es que aún cuando dedican una importante parte de su tiempo en cuidar, limpiar y producir alimentos para la gente; sufren violencia y maltrato como contraparte. Para 2021, 38.7% de las mujeres rurales unidas dijeron haber sufrido algún episodio de violencia a lo largo de su vida, ya sea violencia psicológica, económica, patrimonial, física o sexual (INEGI, 2022).

Lo anterior plantea situaciones graves para las mujeres rurales, debido a que las desigualdades estructurales en las que se encuentran limitan las posibilidades de mejorar sus condiciones materiales y perso-

En este sentido, las mujeres en zonas rurales realizan doble o triple jornada que las limitan a ingresar o continuar en las actividades escolares o laborales, lo que implica el sometimiento al trabajo doméstico no remunerado como elaboración de comida, limpieza del hogar, entre otras actividades. Es importante señalar que a pesar de que se podría mencionar un avance lento de las mujeres en la inserción al mercado laboral, en las zonas rurales este avance ha sido menor, lo que impacta en una mayor brecha entre las mujeres que habitan en zonas urbanas y rurales. Un elemento de desigualdad que se ha mantenido en las ultimas decadas.

En la actualidad gran parte de las políticas públicas se ha limitado a la entrega de recursos económicos a grupos de población vulnerable. Sin embargo, sería importante considerar acciones gubernamentales que permitan el desarrollo personal de las mujeres rurales con la finalidad de disminuir o eliminar las dobles o triples jornadas diarias en las que se encuentran inmersas. El desarrollo de políticas que permitan disminuir brechas educativas y laborales de las mujeres rurales que a diario cargan con sus dobles o triples jornadas de trabajo. •

ENestlé México celebra el 1er Foro de Agricultura y Ganadería Regenerativa en alianza con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas (INIFAP) para promover la sostenibilidad en la cadena alimentaria

a participar en todo, quiero que sigamos adelante por el bien de muchas familias” comentó Margarita Pimentel González, caficultora de la región de Tezonapa en el documental “Plan Nescafé: Historias detrás de cada taza.”

• Durante el evento se otorgó un reconocimiento a los productores agrícolas y ganaderos por su destacada labor en pro de la sostenibilidad en el campo

• La compañía reafirmó su compromiso en favorecer iniciativas sustentables para promover el cuidado del agua, reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% para 2030 y trabajar hacia la meta de cero emisiones netas para 2050

n el corazón del campo mexicano, existen mujeres que marcan la diferencia a través del cultivo de café y muchas de ellas lo hacen en conjunto con Plan NESCAFÉ. A través del trabajo y la dedicación, estas mujeres están transformando a sus comunidades y contribuyendo al desarrollo sostenible del campo mexicano. NESCAFÉ® reconoce el esfuerzo que estas mujeres realizan contribuyendo a mantener viva la tradición caficultora en nuestro país.

en el campo mexicano, es fundamental reconocer el papel crucial de las mujeres y trabajar en conjunto para superar las barreras que enfrentan.

La misión de Plan NESCAFÉ es proteger y desarrollar al campo, así como asegurar que las vidas de los y las productoras que son parte del plan, sean impactadas de manera positiva. Se trata de rendir tributo a su labor y promover la participación de mujeres en el proceso de producción.

para las futuras generaciones, reafirma su compromiso hacia la regeneración de recursos naturales para contribuir a un futuro sostenible, basado en la lucha contra el cambio climático al reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 50% para 2030 y trabajar hacia la meta de cero emisiones netas para 2050 y adoptar una mejor manera para trabajar que sea equitativa, asequible y sostenible para preservar los recursos naturales, como el agua, ayudar a las comunidades locales y restaurar los ecosistemas.

estiércol como biofertilizante”, que estuvo a cargo del MC Gerardo Domínguez, del INIFAP, donde habló del sistema de compostaje de estiércol para producir biofertilizantes que contribuyan a mejorar la fertilidad del suelo y reducir la dependencia de fertilizantes químicos; el Dr. Omar Santana del INIFAP compartió “Mejores prácticas en producción de silo de maíz” sobre lo implementado en técnicas innovadoras en la producción de silo de maíz para maximizar la calidad nutricional del alimento y reducir las pérdidas durante el almacenamiento , adicionalmente se habló sobre la “ Optimización de dietas para incrementar rentabilidad y reducción de la huella de carbono” donde se expuso que, a través de la adopción de tecnologías limpias y la optimización de los procesos, se ha logrado disminuir significativamente la huella de carbono en las operaciones agrícolas y ganaderas, según lo expuesto por Mark Thomas, líder de Dairy Health.

I. Agricultura Regenerativa Avanzada

a) Eduardo Ruiz Galindo, Establo Beta Santa Mónica. Torreón, Coahuila

b) Ramón Pérez, Establo las Jarillas. Aguascalientes, Aguascalientes

c) Hugo y Luis Guerrero, Productos Agrícolas El Edén. Luis Moya, Zacatecas

II. Reconocimiento a productores cooperantes que establecieron ensayos de agricultura regenerativa Nestlé en el año 2023

a) Manuel Macías, Rancho Santa Teresa. Aguascalientes, Aguascalientes

b) Angel Alfonso Villalobos. Encarnación de Díaz, Jalisco.

c) Eduardo Ruiz Galindo, Beta Santa Mónica. Torreón, Coahuila.

d) José Figueroa Colomo. Jiquipilco, Estado de México.

“Hace 24 años mis hijas y yo formamos una empresa, Cafetalera La Guadalupana, al principio era muy difícil que un hombre le hiciera caso a una mujer, me costó mucho el estudio, no era bien visto que una mujer estudiara… pero cuando entró el Plan NESCAFÉ y nos dieron viveros, fue cuando mis hijas comenzaron

Desde 2010, Plan NESCAFÉ se comprometió a apoyar a productores de café en las zonas cafetaleras más importantes del país: Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Puebla y Guerrero, proporcionándoles capacitación, plantas mejoradas y prácticas de producción sustentable, creando así oportunidades para crecer y prosperar en su zona.

Con el objetivo de transitar a prácticas de agricultura regenerativa y fomentar una cultura de sostenibilidad e innovación, Nestlé México y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) llevaron a cabo el 1er Foro de Agricultura y Ganadería Regenerativa, otorgando un reconocimiento a productores líderes del cuidado del medio ambiente a través de su implementación de prácticas regenerativas en la producción agrícola. Nestlé, cuyo propósito es desarrollar el poder de la alimentación para mejorar la calidad de vida, hoy y

Por medio de este plan, la compañía ha capacitado a caficultoras para mejorar sus ingresos, apoyar el desarrollo de la comunidad y además proteger al medio ambiente. Para lograr un desarrollo sostenible

“Reconocemos a nuestros aliados en la cadena de valor láctea comprometidos con la mejora continua de sus procesos, con la reducción de su huella ambiental y con la regeneración de ecosistemas. Estas acciones confirman nuestro liderazgo en un entorno cambiante y construyen resiliencia en todo el sector agropecuario de México” comentó Jorge Mario Ortega, Director Agropecuario, de Nestlé México

En el encuentro participaron diversos líderes de la industria, quienes fueron los encargados de exponer temas de gran relevancia, tales como “Composta de

El trabajo que realizan las mujeres en el campo es digno de ser reconocido, su trabajo y dedicación son fundamentales para el desarrollo y la sostenibilidad de nuestras comunidades rurales. Es necesario reconocer su valiosa contribución y brindarles el apoyo que merecen para seguir adelante en su esfuerzo por un futuro mejor.

“Este evento celebra un logro importante en nuestra transformación hacia sistemas agroalimentarios regenerativos, en la que trabajamos día con día en el campo. Nos emociona ver a nuestros productores conectando con la visión hacia la regeneración y siendo promotores de esta en sus comunidades” comentó Enrique González, Gerente de Agricultura Regenerativa, de Nestlé México

Durante el foro, se entregó un reconocimiento a los productores que han destacado en prácticas agrícolas sostenibles que promueven la salud del suelo y la biodiversidad, favoreciendo la regeneración de los ecosistemas agrícolas, así como la implementación de sistemas de manejo ganadero que buscan mejorar la salud de los animales, la productividad y la resiliencia de los sistemas de producción. Entre los productores que fueron reconocidos se encuentran:

e) Alberto y Enrique Muñoz. Cosío, Aguascalientes

f) INIFAP Tepatitlán, Jalisco.

“Nuestros productores avanzando en las prácticas de agricultura regenerativa, guiados por el equipo agropecuario, son embajadores natos de la cultura de sostenibilidad interna y externa; nos inspiran a mantenernos unidos por crear impacto social y ambiental positivo en nuestro país.” comentó Ana Cristina Tovalin, Gerente de Sostenibilidad de Nestlé México. Gracias a estas iniciativas, Nestlé reafirma su compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental, contribuyendo a la construcción de un futuro más sostenible para las generaciones venideras. Con prácticas de agricultura regenerativa, la compañía suiza promueve la conservación y restauración y recursos naturales como muestra de su abastecimiento responsable.

20 DE ABRIL DE 2024 24 m iscelánea
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