4 minute read

LETRAS REBUSCADAS Cuando este por terminar el siglo subsistirán en el mundo cuatro especies humanas

El teísmo creacionista, de la teología romano católica, inculca la vieja idea antropológica-religiosa de la existencia de una sola especie humana que bien puede diversificarse en distintas etnias; luego llegó la teoría darwiniana de la evolución explicándonos que, en nuestro camino evolutivo, han persistido y dejado de existir distintas especie humanas como los cromañones y los neandertales.

En la vieja antropología teológica no hay cabida para el ensayo y error; Dios no falló en la hechura del primer ser humano fue éste quien, desviándose del bien y seducido por la propia deificación, abrió la posibilidad al mal y a la imperfección.

Advertisement

La ciencia destila una percepción distinta; la naturaleza, operando a través de las leyes de la selección natural, le ha dado existencia a proto-seres-humanos con destinos diferidos: algunos han logrado sobrevivir y su descendencia ha heredado la tierra; otros simplemente han perecido bajo la categórica ley de la prevalencia del más apto o fuerte.

Los tiempos apuntan hacía la emancipación, digámoslo filosóficamente, ontológica del ser humano; una emancipación por partida doble: liberarse, por un lado, en un plano moral y simbólico, del dictamen divino a cuya destinación de perfección y belleza renunció la humanidad por la tentación luciferina de deificación (come de este fruto y seréis como Dios) y, por el otro, aspira a dejar de ser el juguete de las leyes darwinianas tomando el timón de su propio perfeccionamiento en lo que Anthony Hawking definió como evolución autodiseñada.

Si algo nos enseña el credo progresista transhumanista es que podemos corregirle a Dios la tarea; no es nuestra esencia inviolable si lo queremos la recrearemos y perfeccionaremos sin temor de ofender al Autor de la vida. De igual forma no esperaremos millones de años a que las leyes de la evolución agranden nuestros cerebros, empequeñezcan nuestras bocas y nos dejen lampiños y calvos.

El sueño prometeico lo hará realidad el avance científico y el progreso de la ciencia; como ya lo tratamos en un anterior artículo estamos, gracias a la biotecnología y a la cibernética, en los albores de crear al súper-hombre o por lo menos, como lo sostiene el arqueólogo español Eudald Carbonell en su libro “El homo ex novo”, poseemos el po- der para traer a la existencia distintos tipos de humanos y humanoides; no es improbable, como veremos a continuación, un futuro algo distópico de seres híbridos-orgánicos-mecánicos y hasta de inteligencias artificiales o androides reclamando ser tratados y considerados personas como LaMDA, el chatbot valorado por un ingeniero de Google, tras un conversación con él, como poseedor de consciencia (su afirmación le costó el empleo).

Carbonell reconocido por sus investigaciones en el yacimiento arqueológico de Atapuerca, España, también se ha dado a la tarea de presagiar, desde su disciplina, cual podría ser el destino de la humanidad; una humanidad ya lo decíamos sustraída de los designios de Deus y Natura. En el peor de los escenarios quizás nos este deparada la extensión; pero nuestro arqueólogo no es tan fatalista y predice que habrán de surgir, de nuestra sociedad post-industrial, distintos tipos de humanos y humanoides que crearán la transhumanidad y la poshumanidad. Para el arqueólogo español somos, simultáneamente, sujeto y objeto de esta artificial transformación de la especie.

Estamos en tránsito a una nueva era de innovación y transformación en nuestra constitución biológica y probablemente también mental. En un tiempo muy remoto, antes del surgimiento de la civilización, el sapiens se vio obligado a adaptarse a diferentes ecosistemas, cambios y catástrofes; nuestra capacidad para amoldarnos al entorno ya no es la misma; pero, esta disminución evolutiva natural la hemos compensado incrementando nuestra producción de bienes de consumo y reorganizando el medio ambiente con atención a nuestras necesidades; hemos seguido una inercia global de crecer y crecer sin techo, al entender de Carbonell, lo cual ha traído tres desafíos inéditos: ya no es plausible la continuidad evolutiva, la sostenibilidad tampoco y finalmente nuestro desenfrenado y acumulativo progreso nos dirige hacia el colapso. Mas el colapso no significará nuestra extensión como especie será en todo caso un episodio catártico o catastrófico, pero reversible.

Ante el colapso, el arqueólogo español vislumbra dos escenarios el surgimiento de un Homo ex novo, un súper hombre planetario consciente, consistente y racional integrado a la naturaleza y que trabajará intentando orientar su espacio y tiempo evolutivo. Esta nueva humanidad unificada integrará conocimiento, voluntad, ética y moral; pero, su tentativa existencia, siendo realistas, obedece más una mística humanista que a una estrategia plausible. La otra posibilidad, una más probable, será la aparición de cuatro especies humanas.

Para Carbonell veremos en el futuro seres humanos tanto orgánicos como inorgánicos y con ellos, valdría decir, también harán aparición seres intermedios, de metal y carne, como los cyborg. Entiéndase entonces que a la par discurrirán la selección natural así como la selección tecnológica cultural dando origen a una humanidad diversificada en especie, para-especies y subespecies; las cuales serían al menos cuatro:

La primera sería el Homo sapiens restrictus, es decir, los humanos naturales, los hijos de Deus o Natura, sin alteraciones tecnológicas; esta humanidad original será de principio importante por su número; pero, paulatinamente irá perdiendo relevancia y se desvanecerá, en la medida que vaya ganando presencia y logrando mejor adaptación las otras variantes humanas.

La siguiente categoría correspondería a los Homo sapiens prothesis a ella pertenecerán los seres humanos que se hu- biesen realizado modificaciones limitadas, nunca estructurales o sistemáticas.

Estaría también el Homo sapiens edit, creado por edición genética a través de métodos como el CRISPR 9; estos humanos de hechura artificial serán confeccionados empleando lo más avanzado de la biotecnología; en ellos la modificaciones partirían de la base genética o ADN del Homo sapiens restrictus; pero, seguirían un rumbo distinto al de la selección natural.

Finalmente estarían los humanoides o ciborg, que serían una especie de híbrido orgánico-mecánico dotado de capacidades extraordinarias resultado de su construcción a partir de elementos mecánicos, computacionales y electrónicos.

Como lo anticipó el escritor de mangas Masamune Shirow, en sus obras “Appleseed” y en “Ghost in the Shell”, así como hoy priva una diversidad en el ámbito de las identidades de género, culturales e incluso biológicas con personas transexuales o transespecies en un futuro, probablemente, tengamos tribus genéticas de Homo sapiens edit, humanoides con distinto grado de maquinización y para completar el elenco maquinas humanizadas como los androides poseedores de inteligencia artificial quizás reclamando ser reconocidos y tratados como personas como lo describe el cuento el “Hombre bicentenario”, de Isaac Asimov.

This article is from: