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Una foto, una casualidad y casi 30 AÑOS DE AZUL

María Teresa y Tomás, una vida familiar tejida en torno a la Vera Cruz

El destino se teje con casualidades, algunas sorprendentes. Si se creyera en la predestinación, aquí podría estar un buen argumento a favor. El Domingo de Ramos de 1995, dos niños, María Teresa y Tomás, salían en procesión con su cofradía, la Vera Cruz. La madre de Teresa, María Elisa, tomó una foto de su hija en la fila, quien sonreía con su palma y su capirote sujeto en el brazo izquierdo. Pero dos puestos por delante caminaba Tomás, totalmente ajeno al momento. Muchos años después, en un viejo álbum familiar localizó en casa de su suegra esa foto: “anda, ¡pero si ese soy yo!”. “Me acuerdo perfectamente del momento de esa foto, porque era mi primera procesión con la Vera Cruz”, explica Tomás. “Todavía era muy frecuente salir con el laurel que se había bendecido en la misa de ramos. Recuerdo que las señoras te iban pidiendo durante la procesión que le dieras un poco de laurel y al final volví a la iglesia casi solo ya con la rama, sin una hoja”.

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Tomás había llegado con su familia tras el traslado laboral de su padre a Salamanca a finales de 1993 y se apuntó a la Vera Cruz en febrero de 1995. En ese momento, María Teresa ya llevaba un tiempo como cofrade. “Llevaba muchos años pidiendo entrar, quería ser una de los niños de azul que llevaban las cruces negras y al final mis padres pensaron que si lo pedía tanto tiempo eso es que lo quería de verdad y me dejaron entrar en la Vera Cruz”.

Así que con mayor antigüedad que Tomás –“¡bien que me lo reboza!”– un día sus pasos comienzan a cruzarse con los del que será su futuro marido. La entrada de Tomás había sido un tanto rocambolesca. “Vi un anuncio en La Gaceta que pedía hermanos para la Vera Cruz, llamamos unas cuantas veces y solo salía el contestador de una tapicería (la de Pepe Caraset), al final me decidí a dejar mis datos, me llamaron y me hice cofrade”.

Ni los padres de María Teresa ni los de Tomás formaban parte de la Vera Cruz, aunque en sus casas sí había cierta tradición semanasantera. “A los dos nos llamaron la atención las procesiones de los cofrades de azul y el ambientillo de montar los pasos y así nos fuimos enganchando”. El caso es que han pasado casi 30 años de aquella foto casual y muchas cosas han cambiado. Entre ellas, que en 2012 Teresa y Tomás se casaron. “Nos conocíamos de coincidir por la cofradía, de vernos en las procesiones, en las misas, también en las reuniones, porque los dos íbamos desde muy jóvenes a las asambleas”. Teresa estudió Biología y Tomás Medicina, “empezamos a coincidir más por el campus, a pararnos a hablar, sobre todo cuando se acercaba la Semana Santa y, bueno, la cosa se nos fue complicando un poco…”.

(Izquierda): Tomás y María Teresa posan a la puerta de la Vera Cruz, con dos de sus hijos.

(Derecha): Foto tomada por María Elisa Sánchez-Tabernero, madre de Teresa, el domingo de Ramos de 1995 cuando Tomás y Teresa no se conocían.

Empieza la historia de una nueva familia “muy azul”. Teresa y Tomás son padres de tres hijos y aunque ellos se mantienen con una participación muy activa en la Vera Cruz decidieron no “apuntar nada más nacer” a sus hijos, sino esperar a que ellos mostraran interés por la cofradía. La benjamina, apenas una recién nacida aún, todavía no tiene edad para ello, pero Tomás (8 años) y Elisa (5 años) ya han pedido inequívocamente a sus padres ser también ‘azules’. Los dos estrenaron orgullosamente su condición en la procesión extraordinaria de La Inmaculada el pasado mes de mayo.

Empieza una nueva página de esta historia. “Ojalá Dios nos dé salud para poder vivir todos juntos muchos años más dentro de la Vera Cruz” y, proyectando al futuro, la familia tiene claro con qué sueña “nos gustaría que en treinta años nuestra capilla pudiera abrir al culto todos los días y que la cofradía estuviera muy consolidada no sé si con muchos cofrades más que los que hay ahora, pero sí que todos fuésemos vivos y muy activos”.

Magdalena Marcos llegó h ace 35 añ os a la He rm andad de Jes ús Am igo de los Niños . Fue casi por casualidad, porque ella iba en rea lidad a apuntar a d os de sus niet os. Se quedó y esa d ec isión ca m bió su vi da.

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