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D. JOSÉ LUIS RETANA UNIÓN de HERMANOS
Ante todo, permitidme unas palabras de felicitación por mantener viva esta revista semanasantera después de tantos años. Merecéis nuestro reconocimiento, valoración y apoyo sincero. Espero que sigáis adelante con la misma calidad que hasta ahora.
Quiero acentuar el hecho de que sois “cofradía”, es decir, reunión de hermanos. Favorecer la fraternidad debe ser el primero de vuestros objetivos. Etimológicamente, cofradía significa “unión de hermanos”. Pero no basta con decir que somos hermanos, sino que hay que recordar siempre esa unidad “fundacional” que nos marca como tales.
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Hace pocas semanas el Papa os decía: “Mirando el ejemplo de María estamos llamados a llevar esa fraternidad a todos los rincones de la sociedad. Ustedes están presentes en diferentes realidades eclesiales en vuestra diócesis, de esa manera colaboran para que la Iglesia sea ante todo casa, familia, lugar de acogida y de amor, en la que todos, especialmente los pobres y marginados, puedan sentirse parte y jamás verse excluidos ni rechazados. Viviendo de este modo la fraternidad se convierte en misión, que interpela y no deja indiferentes, pues el amor mutuo que sale y se dirige hacia los demás es nuestra carta de presentación. Así, incluso los que no tienen fe, podrán decir aquel elogio de Tertuliano: «Miren cómo se aman» (Apologeticum, 39: PL I, 471)”.

Vivir de esta manera, como hermanos unidos, supone esfuerzo y renuncia, pero les aseguro que merece la pena, porque es un signo ante la sociedad que siempre está dividida, no es moda de ahora, siempre estuvo y es un pecado social dividirnos. Por eso toda manifestación de hermandad, de solidaridad, ayuda. Los animo en su tarea para que sean signo ante el mundo de esa fraternidad que viene de Dios. Como estamos en pleno Año Jubilar Teresiano, os recuerdo unas palabras de Santa Teresa que sirven para favorecer la vida comunitaria. Ella pone como base la humildad. Y luego lo explica: “La humildad verdadera no viene con alboroto, ni desosiega el alma, ni la oscurece, ni da sequedad; antes la regala, y es todo al revés; con quietud, con suavidad, con luz”. Esta humildad espero yo de vosotros en vuestras tareas cofrades.
Puesto que vuestra cofradía penitencial está centrada en la Semana Santa, os invito a que participéis fielmente en el misterio pascual tal como lo celebra la liturgia. Antes de salir a las calles en los desfiles procesionales, espero y deseo que ha yáis participado en los div ersos cultos del misterio pascual. Termino con un sincero agradecimiento a todos y cada uno de vosotros por todo lo que estáis trabajando en vuestras cofradías. Que Dios os lo pague y que la madre, María Santísima, os acompañe siempre y sobre todo en los momentos más difíciles de vuestra vida.