1 minute read

PADRE e HIJA hombro con hombro

Bernardo y Ana siempre soñaron con vivir la emoción de cargar juntos al Nazareno, fue en un 2019 que queda para el recuerdo

Berna Sánchez es nazareno desde antes de nacer. Así lo quiso su padre, Doro. Y en cuanto pudo, se hizo hermano de carga. A los 17 años, ya disfrutó la experiencia de un hijo compartiendo varal con su padre. Se preguntó si algún día él podría vivir lo mismo a su vez. Ana es su segunda hija y desde muy pequeña sintió esa conexión especial con el Nazareno. A los siete años, se hizo hermana de la congregación. “Tenía claro que mi sueño era cargar con mi padre; año a año iba contando los que me quedaban ”.

Advertisement

Al poco, Berna fue nombrado comisario de paso: “me veo sentada en casa mientras mi padre cuidaba todos los enseres… él me transmitía todo lo que sabía y, sobre todo, a colocar en su sitio el cordón en la mano del soldado judío, como lo hacía mi abuelo”.

En 2018 se abrió un turno de carga de reserva para mujeres y Ana pudo entrar por fin al varal con su padre. Solo pudo sentir el paso en la iglesia, porque la lluvia impidió la procesión. Pero al año siguiente, por fin,

“nos agarramos la mano pese a ir en distinta fila y salimos a la calle”. Un sueño cumplido efímero, porque ese año a Berna le detectaron una grave lesión que le impedirá ya seguir siendo los pies de Jesús. Pero no pasa nada. Ana se pondrá cada Viernes su pañuelo de lunares pensando en los que faltan ‒ su abuela y todos los demás‒ y afirma: “seguro que tendré fuerzas para levantar al Nazareno por los dos”.

This article is from: