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Una mirada desde fuera “La VARIEDAD en las COFRADÍAS SALMANTINAS es MUY INTERESANTE”
César Gómez-Barthe Celada forma parte de una de las estirpes más semanasanteras de León. Su tío bisabuelo, Máximo Gómez-Barthe, fundó la Hermandad de Santa Marta, a la que la familia ha continuado vinculada. A su condición de papón ha unido recientemente también la de cofrade salmantino, en la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad. Dos horas de carretera entre una y otra ciudad y a veces todo un mundo.

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La Semana Santa de César es intensa. El Sábado de Pasión sale a la calle con el hábito de la Hermandad Franciscana de Salamanca. Después, participa el lunes en León en la primera de las salidas procesionales de la Hermandad de Santa Marta y de la Sagrada Cena, el Rosario de Pasión. Esa misma noche regresa a Salamanca para cumplir con sus compromisos laborales en el Ayuntamiento y el Jueves Santo vuelve a León para participar en la procesión que desde la Catedral recorre la ciudad con sus cuatro pasos. “Son días de mucha intensidad, de cansancio y exigencia aunque, más allá de las procesiones, yo trato de vivir la Semana Santa durante todo el año”, explica.
Lo cierto es que esta ida y vuelta permite observar y extraer conclusiones sobre dos Semanas Santas, ambas en el grupo de las más importantes del país, que presentan muchas diferencias. “Mi vinculación con la Semana Santa de León es obviamente familiar, desde que mi tío bisabuelo fundó la Hermandad de Santa Marta, siempre hemos estado allí, hoy en mi caso como juez de penas”, destaca César. “Santa Marta vino a cambiar un poco la homogeneidad absoluta que había en León con las tres hermandades de hábito negro y quiso introducir algunas novedades importantes desde un carisma eucarístico”.
Con los años, la hermandad también ha ido evolucionando y, de hecho, fue la primera en León en admitir la presencia de mujeres. En todo caso, Gómez-Barthe destaca el “fuerte peso” de la tradición en las procesiones leonesas que se nota, por ejemplo, en el mantenimiento de un vocabulario propio. “Tenemos por encima de todo el nombre que se da al cofrade, papón, una palabra cuyo origen no tienen claro los grandes historiadores leoneses, pero que quizá tenga que ver con esa figura que asusta un poco a los niños”, explica.
En la ciudad de León hay aproximadamente unos 20 000 papones, lo que supone “una cifra porcentualmente más alta que Salamanca, donde he visto que la ciudad sí vive con intensidad la Semana Santa pero tiene un círculo cofrade quizá más reducido”.
Con algunas excepciones como precisamente el paso de la Sagrada Cena de su hermandad –con 7,5 toneladas de peso–, en León las imágenes son portadas a hombros y los encargados de hacerlo son los braceros, que además no cargan los pasos, sino que pujan. En León tampoco hay jefes o hermanos mayores de paso, sino que quien manda a la carga recibe el nombre de seise, palabra que quizá procede de la antigua tradición de que las juntas de gobierno cofrade estuvieran formadas por un presidente y otros seis miembros y lo habitual es que en ellos recayera esa labor, “en uno de los seis”.
Además de esa larga vinculación que sigue manteniendo con León, César también se incorporaba a la Semana Santa de Salamanca en el año 2016 con la fundación de la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad. “Desde que vine a estudiar a Salamanca tenía ese sentimientode formar también parte de la Semana Santa de aquí y estuve analizando cuál era la cofradía en la que mejor me podía integrar”, recuerda.
“Se da la circunstancia de que mis antepasados en sus testamentos pedían ser enterrados con la mortaja de San Francisco y cuando conocí que una hermandad iba a salir a la calle con ese hábito franciscano sentí que era una forma de comunicarme con ese legado”, explica César. “La manera de hacer las cosas en la cofradía, esa vinculación con Tierra Santa y el apoyo a los cristianos perseguidos me acabaron de convencer y además tuve la suerte de ser hermano numerario fundador”.
Desde entonces, alterna su doble convicción de hermano franciscano y papóny destaca que “en Salamanca es sobrecogedor el escenario de las procesiones, momentos como el paso por la calle Traviesa a oscuras con las antorchas o la oración en el Patio Chico son únicas; León también es una ciudad muy bonita, pero hay rincones de Salamanca incomparables”. También ha comprobado cómo en Salamanca “hay una mayor variedad en la concepción de la Semana Santa, en León es todo un poco más uniforme y Salamanca, quizá porque mira más hacia el sur, ha conseguido una mezcla que me resulta muy interesante”. /P.G.