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El CRISTO de la SALUD, rescatado del tiempo

Desde mucho tiempo atrás, había permanecido en la nave de la Epístola de San Pablo, en cierta medida entre sombras, desapercibido, salvo para un grupo siempre fiel de devotos. Nada que ver con un esplendor que ahora se ha revelado con toda su grandeza. El Cristo de la Salud de San Pablo ha sido rescatado de las garras del tiempo en una restauración acometida por la parroquia y la Congregación del Rescatado. María Luisa López Ávila, responsable de la empresa salmantina Uffizzi destaca que “el Cristo de la Salud ha pasado durante años desapercibido y ahora tras el proceso realizado y su nuevo emplazamiento puede admirarse como una pieza sensacional”. Algo a lo que contribuye de manera fundamental la recuperación de la policromía original de una obra que se debió de realizar hacia finales del siglo XVI

“Tras las catas realizadas, encontramos ese primer pigmento que había sido ocultado por otros muchos repintes posteriores”, explica López Ávila. “El color original del cuerpo era lo que conoce como verdigris o cardenillo, es decir ese color que quería transmitir un cuerpo amoratado, fallecido, que luego, posiblemente con un cambio de gusto, se ocultó burdamente con otros repintes”. El proceso de restauración permite reencontrar la fina anatomía del crucificado, también enmascarada por las capas posteriores de pintura, así como la reintegración de algunas pérdidas, especialmente en la zona pectoral y dos dedos de la mano izquierda. Sin embargo, se ha decidido, según criterio de la Delegación de Patrimonio, conservar sin cubrir el desgaste de los pies, testimonio de la gran devoción con la que contó esta imagen. Además, se ha emplazado al crucificado en el crucero, en un espacio notablemente elevado, evocando el lugar que debió ocupar en el ático de un retablo.

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Imágenes del libro de actas de la Congregación y del proceso de restauración (Uffizzi Conservación)

Donde hoy se encuentra la Estación de Autobuses de Salamanca, como recuerdan los mayores del lugar, antes existió un campo de fútbol llamado El Calvario, el primer campo de la Unión Deportiva Salamanca. El club compró los terrenos así llamados por 70 000 pesetas en 1923 a Gaspar Alba. Era el propietario tras el proceso de exclaustración del siglo XIX. Conservaba el solar el nombre en recuerdo del desaparecido convento de San José del Calvario, de los franciscanos descalzos.

Ahí nos lleva la historia de este Cristo de la Salud, ya que según señala el hermano mayor de la Congregación de Jesús Rescatado, Emilio Sánchez Tabernero, en el libro de actas de la entonces Congregación de la Santísima Trinidad se recoge cómo el 30 de diciembre de 1838 se aprueba por los congregantes “pedir al Sr. obispo de Salamanca la milagrosa efigie de Jesús crucificado, que bajo el dulce nombre de la Salud, se veneraba en la iglesia del suprimido convento del Calvario, y si alguna otra efigie hubiese para colocarlas en nuestra capilla con la decencia correspondiente y exponerla a la pública veneración”.

La respuesta llega a los pocos días del obispo, Manuel Feijóo, y el gobernador Eclesiástico, Miguel Marcos, conceden la imagen a la Congregación a la que se hace “responsable del cuidado durante el traslado”, que con custodia de los carabineros se acomete por Manuel Prieto, vecino de Salamanca, el 20 de enero.

La Congregación, previo paso por San Adrián, había mantenido gracias a un acuerdo entre administraciones el uso de la iglesia de San Pablo tras la Desamortización de 1836. Allí por tanto llega ese día el Cristo de la Salud. El párroco, Vicente Hernández, da fe: “Queda en esta Congregación de Jesús Divino Redentor Rescatado un crucifijo grande con la cruz de madera, titulado de la Salud…”.

Emilio Sánchez destaca que estas actas dan “los datos suficientes para tener claro el origen del Cristo de la Salud y para constatar que es propiedad de nuestra Congregación”.

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