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FOTOS COFRADES SIN TRAMPA NI CARTÓN
A finales del siglo XVI, un joven Caravaggio llegaba a Roma en busca de fortuna. Pintó una serie de cuadros que causaron furor, entre ellos Los Tahúres (The Kimbell Art Museum, Texas), inaugurando un modelo luego copiado hasta la extenuación que plasmaba las trampas cruzadas, los pillos de la época. Cuatro siglos después, la historia nos lleva a otros tres personajes que, lejos de trucos y triles, com parten francamente su opinión sobre la fotografía. No son tres autores cualesquiera, son los galardonados en el concurso de fotografía de la Semana Santa: Manuel López (cartel), Pablo de la Peña (portada de Christus) y Mario Hernández (accésit Piedra dorada).
Es una charla de ángulos, de teleobjetivos, diafragmas; de rincones y esperas. Son tres fotógrafos que cruzan su camino a propósito del concurso de la Junta de Semana Santa. Un concurso, como en otro cualquiera, en el que es imposible que no haya polémica. “Lo importante es que aquí hay un montón de fotos y todas reflejan cómo se vive la Semana Santa”. Lo dice Manuel López, primer premio y, por tanto, otra vez ganador del cartel: la imagen de la Semana Santa de Salamanca que recorre el mundo. “Después de muchos años haciendo otros temas, últimamente me siento muy cómodo haciendo fotografía cofrade, me atrae mucho el ambiente, las caras, los gestos, la imaginería y la verdad es que por suerte mi trabajo se está viendo muy reconocido”, explica.
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Asiente Pablo de la Peña, quien también sabe qué es ganar un cartel de Semana Santa (en 2016 con una imagen de la salida de la Vera Cruz) y que comparte muchos principios estéticos con Manuel. Este año, gracias a su segundo premio, es portada de la revista Christus. “Para mí la foto es un modo de expresión y cuando haces imágenes de Semana Santa buscas expresar qué es este mundo para ti y cuál es tu manera de entenderlo”.
El más joven de los tres es Mario Hernández, que se estrena entre los premiados en el certamen. Es la primera vez que se convoca una categoría especial para las fotos que plasman de una manera explícita el entorno patrimonial, con el nombre de accésit Piedra dorada. “Me llevo presentando desde 2017 y es la primera vez que gano algo, ha sido una alegría porque además yo creo que la carta de presentación de la Semana Santa de Salamanca tiene que subrayar por encima de todo que esta es una ciudad única”.
A veces el color está en el corazón. Se ha dado la circunstancia de que las tres fotografías premiadas en el concurso están en blanco y negro, pero todas son fruto de un intenso trabajo de conocimiento del mundo cofrade y de la pasión que sus tres autores vierten en él. “No es solo con la Semana Santa, siempre paso primero todas las fotos que hago a blanco y negro porque a menudo me gusta más el resultado y en esta ocurrió así, me dice más”, señala Manuel. Pablo también guarda el original en color con el paso del Nazareno por la plaza del Mercado, pero decidió presentarla en blanco y negro: “hay mucha gente, hay una multitud y mucho color suelto, así que al virarla apareció un resultado más artístico y que enfocaba más la mirada”.

La imagen de la entrada del Cristo de la Buena Muerte de Mario también tiene su versión a color, pero consideró que con la mañana “hay una mezcla de luces que produce un efecto extraño”, así que “probé a pasarla a blanco y negro y el resultado me sorprendió a mí mismo”. No es la única característica que comparten las tres fotos. También sus ángulos particulares. La subida del Cristo de la Humildad por Tostado aporta una imagen diferente. “Había ya hecho muchas fotos de cerca, de gente, de gestos, así que ya estaba en un momento de buscar algo distinto y me subí a las escaleras de Anaya para aprovechar ese alto y la luz hizo el resto”, explica Manuel.
“Mi abuelo, Dámaso de la Peña, fue hermano mayor del Nazareno y siempre he tenido la ilusión de lograr un cartel para esta imagen, pero es muy complicado porque es un paso con mucha amalgama de figuras”, reflexiona Pablo. “Pensé en otro punto de vista y Pepe Román me dejó usar una ventana que da a la plaza del Mercado y el resultado es ese disparo con mucho teleobjetivo que en gran medida mete al Nazareno entre la gente”. La de Mario es un ejemplo de sobreponerse a todo. Nació con espina bífida y durante algunos años tuvo que ir en silla de ruedas. “Esas semanas santas no participé en las procesiones y me dediqué a hacer fotos, muchas tienen ese punto de vista tan bajo porque están hechas desde la silla. Fueron momentos difíciles pero aprendí mucho de fotografía y descubrí que es mi gran pasión”. obispo de Salamanca JoSÉ LUIS RETANA
3. Entrada del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad Dominicana en el Convento de San Esteban. Imagen de Mario Hernández que estrena la categoría “Piedra dorada” del concurso.



(De izquierda a derecha) Mario Hernández, Pablo de la Peña y Manuel López ante el Centro Julián Sánchez “El Charro”, donde se expusieron las imágenes ganadoras del concurso.



