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AÑO de VUELTA a la NORMALIDAD
Tras dos años de ausencia debido a la pandemia del coronavirus, las procesiones de Semana Santa vuelven a las calles de nuestra ciudad.
Esta circunstancia hace que todos esperemos con muchas más ganas de lo habitual la salida de cada una de las cofradías y su mensaje de verdad.
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Salamanca y Semana Santa son dos realidades inseparables que caminan juntas desde el año 1240 con la creación de la congregación de los Hermanos de la Penitencia en Cristo. Ya entonces se puso la primera piedra de una celebración que, sin discusión alguna, nos ha permitido conocer el arraigo de un sentimiento único que ha perdurado y mejorado con el paso del tiempo.
Esto ha sido posible gracias a la importante labor y al testimonio que muchas generaciones de salmantinos han escrito con letras de oro en el libro de la historia de una Pasión que hoy es reconocida como Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Paso a paso nos acercamos a esa normalidad que tanto anhelamos. Las situaciones tan duras y complicadas que nos han tocado vivir nos han fortalecido como sociedad. Sobre ellas ha podido el peso de la fe y la devoción desde las que afrontamos un tiempo nuevo lleno de futuro y de esperanza.
Salamanca va a poner toda su belleza al servicio de todas las cofradías, hermandades y congregaciones. Estoy convencido de que vamos a tener una gran Semana Santa. Es responsabilidad de todos engrandecer el legado que nos dejaron los primeros hermanos cofrades. Aprovechemos al máximo esta oportunidad para profundizar en la enseñanza del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección y para seguir acercando al mundo el sentimiento y las imágenes de una Semana Santa excepcional y en constante renovación.
