LA ESPE R A BINARD


¡Ánimo! ¡Ánimo! ¡Ánimo a todos!
El joven Souchi trabajaba muy duro cada día. Nosotros protegíamos sus manos mientras él transportaba tablas y derribaba columnas… Pero su trabajo era ingrato porque no estaba construyendo nada, al contrario, ayudaba a derribar edificios.
Los maestros y los soldados decían:
—A partir de ahora el enemigo nos arrojará muchas bombas que podrán ocasionar graves incendios, por lo tanto, como medida de precaución deberemos destruir casas y comercios. También aquel 6 de agosto de 1945, todo el alumnado del colegio de Souchi estaba obligado a trabajar en esas tareas desde primera hora del día. La bomba que fue lanzada esa mañana no era como las que habían caído hasta entonces. Llegó con ¡PIKAAAAA!, el gran fulgor.
Fue UNA sola bomba, cargada con apenas un kilogramo de uranio.
Explotó y destruyó por completo la ciudad.
Souchi, aunque intentó resistir con mucho ánimo, murió un día después de la explosión.
Nosotros seguimos a la espera de sus manos.


