La Pecera 2011
Crisis de valores “Hay una crisis de valores”. En un principio uno piensa en los valores de la bolsa, pero no, te das cuenta que se refieren a otros valores, sin especificar cuales. Con harta frecuencia todo tipo de personajes de la política, intelectuales, de la cultura, ciencia y estamentos varios, al hilo de cualquier razonamiento, reflexión u ocurrencia, lanzan ese latiguillo para dar fuerza a sus argumentos sobre los males que nos a aquejan. Se ha ido abandonando por la clase dirigente y sus agentes sociales, con un plan que temo premeditado, el respeto y abandono de unos principios éticos universales, más allá incluso de los estrictamente cristianos y sustituidos por un hedonismo exacerbado. La sociedad actual, no parece promover una vida feliz, sino una vida cómoda carente de sentido. La solidaridad, honradez, hijos, fraternidad, esperanza, familia y educación, sobre todo estas dos últimas, las usa el poder para satisfacer sus intereses, y se han diluido como un azucarillo, con medidas inmorales y libertinas, sobre aborto, matrimonio, y enseñanza, alienantes e indignas, esta perversión nos lleva a la frustración tanto personal como colectiva de un alcance devastador. Esta crisis deriva de la incapacidad para cultivar los valores antes apuntados. Tenemos que tomar conciencia de nuestras actitudes y dar ejemplo coherente con nuestros principios. La sociedad moderna ha evolucionado a tal velocidad, que quizá no hemos asimilado la necesaria por otra parte, secularización producida, y sin los límites de la religión, los valores morales han de ser asumidos por la conciencia individual. "La crisis no es de valores en sí, sino del sentido de estos y de nuestra aptitud para gobernarnos y orientarlos" afirma Matsuura Director General de la Unesco, y quizá no le falte razón. Acudiendo a la ley del péndulo creo es necesario volver nuestra mirada un poco hacia el pasado y recuperar el rumbo perdido, como afirma Kierkegard, "La vida solo puede ser comprendida mirando para atrás, y solo puede ser vivida mirando para adelante". Si se anula la capacidad de amar, de sufrir, de sacrificio ante la adversidad, la vida pierde su sentido trascendente imprescindible para el ser humano y más aún para un cristiano. Escandaloso es por ejemplo, el mensaje que percibo en los medios de comunicación, y es, el de cuanto menos sepas mejor, cuanta más desvergüenza mejor, más cobrarás en la televisión, crece la incultura, avanza imparable la ignorancia, personajillos banales y abyectos todo lo enfangan, son en definitiva un insulto a la
inteligencia humana, con el apoyo en muchos casos, de unos supuestos intelectuales zafios y sectarios al servicio del poderoso, interesados en propagar cuanta más basura mejor, para control de la sociedad, que embrutecida es fácilmente manejable. Todo esto que digo, no es nuevo, y hasta se planteaba con ironía, ya en los años treinta del siglo pasado, vean lo que decía el tango "Cambalache", comienza así : " Que el mundo siempre fue y será una porquería ya lo sé...", y luego dice "todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor...." , "si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón".... para terminar afirmando: "Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura, o está fuera de la ley", su letra completa no tiene desperdicio al hilo de esta reflexión. La crisis nos afecta a todos, y debería renacer en nosotros el afán de luchar con todas nuestras fuerzas, abandonando la pasividad ante una sociedad opresora, que no distingue entre justo e injusto, y todo es valor de mercado. El humanismo cristiano que Europa está rechazando incomprensiblemente se traduce en una crisis de la instituciones, con la que parece estamos conformes y contemplamos con transigente ceguera. En relación al tiempo que vivimos, hay que abandonar posturas acomodaticias y pusilánimes. Un verdadero cristiano tiene que dar testimonio de sus creencias y su fe, predicando con el ejemplo en todo lugar, en el hogar, trabajo o en el bar si es necesario. No nos vale ignorar el ataque existente a nuestra fe y a la Iglesia en general, hay que combatirlo convencidos y sin miedo. Antonio García García Hº Hº Viernes 11 de marzo de 2011
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