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Hermano Honorario
Hermano Honorario Antonio García García
A raíz del Pregón, habéis clavado en mi alma el inmisericorde aguijón del agasajo y la lisonja, con un cúmulo de acontecimientos y detalles increíbles, en tres días para mí inolvidables, insignia, regalos, y por encima de todo, el inesperado nombramiento de Hermano Honorario.
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Hasta esos días, mi cordial relación con los hermanos del Pez era simplemente de admiración y sana envidia sin más añadidura, que no es poco, lo que desconocía por completo, es que vuestro compañerismo, amistad, ternura, elegancia, y nobleza, tuviera como consecuencia, tanta generosidad.
Como primera consecuencia, no tengo más remedio que con la ayuda del Humilde, nuestro Patrón, al que me encomiendo, intentar honrar tal distinción e intentar hacer valer que soy digno de ella.
Es un grandísimo honor, que lo es, no cabe duda alguna, pero conlleva una enorme responsabilidad. El Hermano Honorario, con tal distinción, ha de seguir un camino que hasta ahora nadie ha recorrido, pero lo que sí tengo claro y he de procurar, es cumplir como el que más en mi comportamiento y hacerme acreedor a tal título. “Mucho darás aunque no des otra cosa que buen ejemplo” decía Séneca.
Aquellos tres días, fueron un frenesí, una oleada incontenible de sentimientos colectivos que aún hoy me estremecen.
Coincidieron las ganas y anhelos, los deseos, que son hijos del corazón, en una serie de momentos que nos llevaron a una conjunción de sentimientos de intensidad sublime inigualable; pues también Juanfe iniciaba su andadura como Presidente de la Agrupación de Cofradías, Hermandades y Corporaciones Bíblicas, y la entrega de la medalla inherente a su nueva función, deparó una emocionante despedida.
No tengo modo y manera para describir mi agradecimiento, para las palabras tan cariñosas de Jorge, de Juanfe, de Manolo, de Lorenzo, los abrazos y besos, los gestos...
Quiero reflejar mi experiencia íntima, idealizada en figuraciones poéticas:
Me emocioné, leyendo mi Pregón, un río de amor y sueños subía por mi garganta. Con Mario y sus cuarteleras, ¡me emocioné! Un vendaval de emociones voló por este cuartel, entre hermanitos cordiales Marea de vivos sentimientos colectivos ¡Arrebatadora emoción! ¡Bendita seas! Que me acompañes siempre Fui de emoción en emoción. Yo mismo fui emoción.
Al Hermano Juan Fernando
La Virgen de Guía te espera. El PEZ vibra, con ventura y alegría pleno de júbilo y regocijo, regado con gotas de pasión y orgullo, ¡Ha llegado el día!
Entre un manto de emoción ilusionada Juanfe se ausenta, una ilustre ausencia. Presidirá la Agrupación, una tarea esforzada. Echaremos de menos el calor de tu presencia.
Porque sé que estás ahí, querido y admirado seguiremos cogidos de tu mano. Aceptando tamaño desafío, si hiciera falta, El Pez te ayudará con amor de hermano.
Entre lágrimas, soñando con tu ejemplo, por tu amor y empeño manantero, por el cariño que pones en tu cristiana entrega de verdad te ilumine El Nazareno en esa hermosa tarea desde el cielo.
Antonio García García H. Hº 11 de marzo de 2006 3º Sábado de Cuaresma Transfiguración