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Pregonero en Madrid

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Una buena noticia

Una buena noticia

Manuel Jiménez García

Hace ya muchos años que comencé con mis hermanos de Corporación una singladura manantera que llega hasta nuestros días, desde entonces mucho ha llovido. Ha sido una historia forjada día a día, sin ruidos y sin pausas, desarrollando actividades en nuestro cuartel que me han permitido ir madurando en nuestra cultura manantera. Han sido años de aprendizaje, años de sentimientos, de vivencias, recuerdos que me han impregnado de una manera especial.

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Esto me ha hecho posible el poder plasmar sobre algunas hojas las sensaciones que he podido disfrutar a lo largo del tiempo con mis hermanos de Corporación, a los cuales les estoy eternamente agradecido, puesto que son y serán la fuente de donde obtengo mis conocimientos y educación manantera. El Pregón del Jueves Lardero en Madrid, fue mi sentir expresado en palabras, de los años convividos y compartidos con mis hermanos. Sentimientos que intenté revestir de imagen y de fe para llegar al corazón de algunas personas neófitas de nuestra Cuaresma Pontana. He intentado que el pregón fuese esa puerta que abre de par en par los corazones de los ausentes para que dejasen entrar todos y cada uno de los acontecimientos cuaresmeros y pudiesen degustarlos. Mis intenciones fueron transmitir sensaciones que mantuviesen, en estos hermanos, la llama cuaresmera que un día surgió en ellos y hoy es ascua impetuosa que mantiene viva la hoguera manantera fuera de Puente Genil. Hoguera que pretendí avivar con letras ,frases y poesía que explicaran con cariño todo aquello que hemos compartido, vivido, visto y oído y que estimulase sus sentimientos a la añoranza, al recuerdo, a los momentos que en ese instante estaban ocurriendo en nuestro querido pueblo, en Puente Genil. Siempre tuve en mente la permanente inquietud de encontrar la idea adecuada, el lenguaje apropiado, que el tañir de la campanita acompañada de la música llegase a sus oídos, que el olor de la bengala consumiéndose invadiese sus olfatos y que las ilusiones y los deseos motivaran a todos los presentes para vivir una vez más nuestra Cuaresma. Esta fue mi intención, no he perdido nada, sí he ganado amistad, cariño, hermandad y el haber alegrado los corazones de nuestros hermanos ausentes dando el fruto de una mirada conjunta puesta en el mismo punto de mira: nuestras tradiciones.

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