
5 minute read
Acompañando a Jesús
AcAcompañando a Jesús Nazareno ompañando a Jesús Nazareno ompañando a Jesús Nazareno
En esta ocasión quiero que participéis conmigo de unas bonitas vivencias que se producen durante la procesión del Viernes Santo, y que son compartidas por muchos hermanos y devotos, haciendo de éstas que el transcurrir de nuestra vida adquiera un cierto sentido, que no son otras que la de acompañar a nuestro patrón. Pero antes de ir caminando por las calles de nuestro pueblo junto al “Terrible” se produce el primer contacto con Éste en la plaza del Calvario, en donde un gran número de personas esperan poderlo ver, aunque la espera se suele hacer muy larga, quizás por las ganas que tienes de que se abran esas puertas de su ermita y aparezca, pero una vez que va saliendo hacia el pórtico solo podrás apreciar sus potencias, ya que el gentío y la oscuridad no telo permite, pero poco a poco, entre un mar inmenso de personas se acerca hacia ti, y esta aproximación junto con las notas de la Diana, te hace ofrecerle una oración en donde pedirás por todos tus hermanos y al mismo tiempo recordarás tantos y tantos mananteros y familiares que en esta ocasión tienen la suerte de poder presenciar este encuentro desde el balcón del cielo. Cuando es ya casi de día, Nuestro Padre empieza a visitar las calles de nuestro pueblo, en donde lo acompañamos un gran número de penitentes, que por cierto hasta que se forma esa larga fila de cera, todos desean ir a su lado. El silencio de la calle San Cristóbal, te invita al recogimiento ya que apenas se oye ruido alguno, solamente el piar de las golondrinas que empiezan a revolotear en el cielo, los pasos de los bastoneros, en años anteriores la maravillosa música de capilla, y algún viva que otro, y con la seguridad de que en la esquina del Romeral, se oirá una saeta que en el silencio del amanecer imprime una fuerza especial en la que te querrás convertir en Cirineo para poder amortiguar los sufrimientos a Jesús. Un momento muy querido por mi, es cuando visitamos la calle Santa Catalina, ya que una simbiosis especial aparece en esos momentos, pues se puede apreciar la desorganización más organizada provocada por la cera, la estrechez de la calle, la innumerable cantidad de Figuras Bíblicas que convergen todo esto, hace que tenga un colorido muy característico, y dicho momento me colma de felicidad cuando en la
Advertisement
lejanía vio aparecer nuestros capillos color oro. Nada más otear aproximarse la señal de nuestra Corporación, ya comienza en mi esa envidia sana hacia los hermanos que visten nuestro personajes, ya que cuando se sitúan frente al Nazareno y les elevan los martirios siendo el deseo de que fuera yo el que le diera al bienvenida, pero estoy completamente seguro de que ya lo hacen estos componentes por todos y cada uno de nosotros. La calle Don Gonzalo, o mejor dicho de la plaza, la considera como la calle del reencuentro con un amigo, Rufino Rivas, quien tengo la certeza de que se encuentre lejos o cerca, ese día estará al lado del Nazareno y no le faltará algunas saetas suyas. Y después de rememorar como fue prendido Jesús, en la sentencia de Pilato, que tan bien lo están haciendo nuestros hermanos del Pretorio Romano, nos dirigimos hacia Miragenil, y al cruzar el puente se puede observar que la brisa y el río aparecen en la procesión, como si quisiera ese viento fresco y agradable subyugar los sufrimientos que está padeciendo nuestro patrón. Metidos de lleno en el barrio de los Tejares, como antaño fue conocido, es el sitio idóneo de la intimidad de la cofradía y sus hermanos, allí aparecerán las cuarteleras de los hermanos bastoneros mientras el “Terrible” marcha por esas calles estrechas y solitarias, también le brindaremos con numerosos himnos compuestos para El y finalmente le dejaremos descansar en su “casita” en otros tiempos en el paseo del Río. Pero no por estar reposando está solo, sino muy al contrario, no dejan de confluir personas a recogerse un poco ante Él, convirtiéndose ese trozo de calle en un gran templo. No solo en lo que llevamos de recorrido se han dejado oír saetas, sino que por la tarde en la subida por la calle Aguilar, nuevamente le brindan esas oraciones hechas música que son las saetas, y siempre hay una familia dispuesta a hacerla, se trata de Martín Flores, pero antes de que esto ocurra nuevamente el Imperio Romano ha hecho acto de presencia interpretando su salutación que no es otra que la entonación del Miserere. Quizás el momento más emotivo para mi, sea la subida de la calle Amargura, si bien durante toda la procesión he ido alumbrando en puestos de cabeza, cuando llego a la citada travesía siento la necesidad de colocarme junto a Él y allí mantendré mi más emotiva conversación, hablándolo de los problemas cotidianos, las preocupaciones, de la familia, incluidos los hermanos de la Corporación y otros temas; en fin es el diálogo que más espero durante todo el año, quizás será la predisposición que tanto deseo, la que me haga estos momentos algo especiales. Desgraciadamente poco a poco va transcurriendo el tiempo y cuando quieres
darte cuenta, aunque sí por el cansancio lo aprecias, ya está despidiendo a su pueblo desde el pórtico, por lo que con algo de tristeza y una gran felicidad interior le doy gracias por haberme concedido una año más haberlo podido acompañar y le pido, si El quiere, que me gratifique el poder recorrer la calles de nuestro pueblo juntos el año venidero. Una vez relatado la cantidad de emociones que se pueden vivir, al menos yo lo hago, animo a todos los hermanos a que algún día participen de estos emotivos momentos, con la seguridad de que no se les olvidarán mientras vivan y será una experiencia enriquecedora para el cuerpo y el alma.
Lorenzo Jurado
¡Ay, Jesús mío!.¡Ay, Jesús mío!. Mis culpas fueronMis culpas fueron las que te hirieron.las que te hirieron. Yo fui, yo fui.Yo fui, yo fui. Delirio insano,Delirio insano, amarga suerte,amarga suerte, yo dura muerteyo dura muerte mi bien te di.mi bien te di. Tantos tormentosTantos tormentos en esa Cruzen esa Cruz sólo por darnossólo por darnos vida y saludvida y salud